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El Quinto Acuerdo

por Don Miguel Ruiz

Extraido de El quinto acuerdo. Capítulo 8:

El Poder de la Duda

El quinto acuerdo es: Sé escéptico / pero aprende a escuchar

Sé escéptico porque la mayoría de las cosas que oyes no son verdad. Sabes que los seres humanos hablamos con símbolos y que los símbolos no son la verdad. Los símbolos son sólo verdad porque así lo acordamos, no porque sean realmente la verdad.

Pero la segunda parte del acuerdo es aprende a escuchar, y la razón es simple: cuando aprendes a escuchar comprendes el significado de los símbolos que la gente utiliza. Comprendes su historia y la comunicación mejora mucho. Entonces, quizás, en lugar de toda la confusión existente entre todos los seres humanos que habitan la tierra, habrá claridad.

Una vez que comprendas que prácticamente nada de lo que conoces a través de los símbolos es verdad, ser escéptico adquiere un significado mucho mayor. Sé escéptico confiere maestría porque utiliza el poder de la duda para discernir la verdad. Cuando oigas un mensaje que provenga de ti mismo, o de otro artista, sencillamente pregúntate: «¿Es verdad o no es verdad? ¿Es la realidad o se trata de una realidad virtual?». La duda te coloca detrás de los símbolos y te hace responsable de todos los mensajes que entregas y que recibes. ¿Por qué querrías invertir tu fe en cualquier mensaje que no sea verdad? Siendo escéptico, no te crees todos los mensajes; no depositas tu fe en los símbolos, y cuando tu fe no está en los símbolos, tu fe está en ti mismo.

Entonces, si la fe significa creer sin dudar, y dudar es no creer, sé escéptico. No creas. ¿Y qué es lo que no creerás? Pues no creerás en todas las historias que nosotros, los artistas, creamos con nuestro conocimiento. Sabes que la mayor parte de nuestro conocimiento no es verdad —la simbología entera no es verdad— de modo que no me creas, no te creas a ti mismo y no creas a nadie más. La verdad no necesita que tú creas en ella; la verdad sencillamente es y sobrevive tanto si crees en ella como si no. Las mentiras necesitan que creas en ellas. Si no te crees las mentiras, no sobreviven a tu escepticismo y simplemente desaparecen.

Pero el escepticismo puede ir en dos direcciones. Una de ellas es fingir que eres escéptico porque crees que eres demasiado listo para ser crédulo. «Mira qué inteligente soy. No creo en nada.» Esto no es escepticismo. Ser escéptico consiste en no creer todo lo que oyes, y no creérselo porque no es la verdad, eso es todo. El modo de ser escéptico consiste sencillamente en ser consciente de que toda la humanidad cree en mentiras. Sabes que los seres humanos distorsionamos la verdad porque estamos soñando y nuestro sueño es sólo un reflejo de la verdad.

Cada artista distorsiona la verdad, pero no es necesario que juzgues lo que alguien dice o que llames a esa persona mentirosa. Todos nosotros decimos mentiras de un modo u otro, y no es porque queramos mentir. Es a causa de lo que creemos; es a causa de los símbolos que aprendimos y la manera en la que aplicamos todos esos símbolos. Una vez que cobras conciencia de esto, el quinto acuerdo adquiere mucho sentido y puede cambiar mucho tu vida.

La gente acudirá a ti y te contará su historia personal. Te dirá cuál es su punto de vista, lo que cree que es verdad. Pero tú no juzgarás si es verdad o no es verdad. No tienes ningún juicio pero tienes respeto. Escuchas la manera en la que la gente expresa sus símbolos, sabiendo que cualquier cosa que digan está distorsionada por sus creencias. Sabes que lo que la gente te está diciendo no es más que una historia, y eso lo sabes porque lo puedes sentir. Sencillamente lo sabes. Pero también sabes cuándo sus historias provienen de la verdad, y lo sabes sin palabras, y eso es lo principal.

Verdad o ficción, no tienes por qué creer la historia de nadie. No tienes que formarte una opinión sobre lo que otra persona diga. No tienes que expresar tu propia opinión. No tienes que estar de acuerdo o en desacuerdo. Sencillamente escucha. Cuanto más impecable sea una persona con la palabra, más claro será el mensaje, pero las palabras que provienen de otro artista no tienen nada que ver contigo. Sabes que no se trata de nada personal. Escuchas y comprendes todas las palabras, pero las palabras ya no te afectan. Ya no juzgas lo que otras personas dicen porque comprendes lo que están haciendo. Solamente están dejando que sepas lo que está ocurriendo
en su mundo virtual.

Ya eres consciente de que todos los artistas viven en su propio sueño, en su propio mundo. En ese mundo, cualquier cosa que perciban es verdad para ellos y es posible que sea absolutamente verdad para los artistas que están expresando su historia, pero no es verdad para ti. La única verdad para ti es lo que percibes en tu mundo. Con esta conciencia no tienes que demostrar nada a nadie. No se trata de tener razón o de estar equivocado. Respetas cualquier cosa que diga otra persona porque se trata de lo que dice otro artista. El respeto es muy importante. Cuando aprendes a escuchar, eres respetuoso con los demás artistas, demuestras respeto a los demás artistas: demuestras respeto por su arte, por su creación.

Todos los artistas tienen derecho a crear su arte de la manera que lo deseen. Tienen derecho a creer cualquier cosa que quieran creer; tienen derecho a decir cualquier cosa que tengan que decir, pero si no aprendes a escuchar, nunca comprenderás lo que están diciendo. Escuchar es de suma importancia en la comunicación. Cuando aprendes a escuchar, sabes exactamente lo que quieren los demás. Una vez que sabes lo que quieren, lo que hagas con esa información depende de ti. Puedes reaccionar o no reaccionar, puedes estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que dicen y eso depende de lo que tú quieras. Que otras personas quieran algo no significa que tú tengas que darles lo que quieren. La gente está siempre tratando de captar tu atención porque, a través de la atención, pueden descargar cualquier información. Muchas veces sencillamente no quieres esa información. Escuchas; si no lo quieres, lo ignoras y cambias de dirección. Pero si esa información capta tu atención, entonces realmente querrás escuchar a fin de descubrir si lo que alguien está diciendo resulta importante para ti. Entonces, si lo deseas, puedes compartir tu punto de vista, sabiendo que sólo se trata de un punto de vista. Es tu elección, pero la clave es escuchar.

Si no aprendes a escuchar, nunca comprenderás lo que estoy compartiendo contigo ahora mismo. Sacarás precipitadamente una conclusión y reaccionarás como si se tratara de tu sueño cuando no lo es. Cuando otros artistas comparten su sueño contigo, simplemente sé consciente de que se trata de su sueño. Tú sabes lo que es tu sueño y lo que no lo es. Ahora mismo. estoy compartiendo la manera en la que percibo el mundo, el modo en que sueño, y mis historias son verdaderas para mí, pero sé que no son la verdad real así que no me creas. Cualquier cosa que te diga no es más que mi punto de vista. Por supuesto, desde mi punto de vista, comparto la verdad contigo. Hago lo máximo que puedo para utilizar las palabras de la manera más impecable a fin de que puedas entender lo que digo; pero incluso si comparto contigo una copia exacta de la verdad, sé que distorsionarás mi mensaje tan pronto como vaya de mi mente a la tuya. Oirás el mensaje y te dirás a ti mismo el mismo mensaje de un modo completamente distinto, según tu punto de vista.
Por consiguiente, quizá lo que yo digo es la verdad o no lo es, pero tal vez lo que tú crees no es la verdad. Yo sólo soy la mitad del mensaje; tú eres la otra mitad. Soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable de lo que tú entiendas. Tú eres responsable de lo que tú entiendes; tú eres responsable de cualquier cosa que hagas con lo que oigas en tu cabeza, porque tú eres quien da significado a cada palabra que oyes.

Ahora mismo estás interpretando lo que yo estoy diciendo según tu conocimiento personal. Estás reordenando los símbolos y transformándolos de una manera que mantenga un equilibrio con todo lo que contiene tu sistema de creencias. Una vez que alcances ese equilibrio, quizás aceptes o no aceptes mi historia como la verdad. Y puedes suponer que lo que te estás diciendo a ti mismo es lo que yo me propuse decir, pero eso no significa que tu suposición sea verdad. Puedes interpretar mal lo que digo. Puedes utilizar lo que oyes para culparme, para culpar a otra persona, para culparte a ti mismo, para culpar a tu religión o tu filosofía, para enfadarte con todo el mundo, y principalmente, contigo mismo. También puedes utilizar lo que oyes para encontrar la verdad, para encontrarte a ti mismo, para hacer las paces contigo mismo y tal vez para cambiar el mensaje que te transmites.

Lo que hagas con mis palabras depende de ti. Es tu sueño y yo respeto tu sueño. No tienes que creerme, pero si aprendes a escuchar, comprenderás lo que estoy diciendo, y si la información que estoy compartiendo contigo tiene sentido para ti, entonces, si lo deseas, puedes hacer que forme parte de tu sueño. Puedes tomar todo lo que funcione para ti y utilizarlo a fin de modificar tu sueño, y lo que no funcione para ti, simplemente ignóralo. Eso no cambiará nada para mí, pero podría cambiar las cosas para ti, porque hago la suposición, sabiendo que es una suposición, de que quieres convertirte en un artista mejor y ésa es la razón por la cual estás desafiando tus propias creencias.

Así que sé escéptico. No me creas, no creas a nadie más, pero, especialmente, no te creas a ti mismo. Cuando digo que no te creas a ti mismo, ¿puedes ver lo que implica? Dios mío, no te creas todo lo que has aprendido! No creerte a ti mismo tiene una enorme ventaja, porque la mayor parte de las cosas que has aprendido no son la verdad. Todo lo que sabes, tu realidad entera, no es nada más que símbolos. Pero tú no eres ese puñado de símbolos que hablan en tu cabeza. Lo sabes, y por esa razón eres escéptico y no te crees a ti mismo.

Si tus creencias te están diciendo: «Estoy gordo. Soy feo. Soy viejo. Soy un perdedor. No soy suficientemente bueno. No soy lo bastante fuerte. Nunca lo conseguiré», entonces no te creas a ti mismo, porque no es verdad. Estos mensajes están distorsionados. No son más que mentiras.

Una vez que puedes ver las mentiras, no hay razón para creerlas. Utiliza el poder de la duda para cuestionar todos los mensajes que te transmites. «¿Es realmente verdad que soy feo? ¿Es realmente verdad que no soy suficientemente bueno?» ¿Es este mensaje real o es virtual? Claro que es virtual. Ninguno de estos mensajes proviene de la verdad, de la vida; provienen de las distorsiones en nuestro conocimiento. La verdad es que no hay personas feas. No existe algo que no sea suficientemente bueno o no sea lo bastante fuerte. No existe un libro de ley universal en el que cualquiera de esos juicios sea verdad. Estos juicios son sólo acuerdos que establecen los seres humanos.

¿Puedes ver las consecuencias de creerte a ti mismo? Creerte a ti mismo es una de las peores cosas que puedes hacer, porque te has estado mintiendo toda tu vida, y creerte todas esas mentiras es la razón por la que tu sueño no es un sueño agradable. Si crees lo que te dices a ti mismo, quizás utilices todos esos símbolos aprendidos para hacerte daño. Quizá tu sueño personal sea incluso un infierno puro, porque creas tu propio infierno creyendo en mentiras. Si estás sufriendo, no es porque alguien te esté haciendo sufrir, es porque obedeces al tirano que gobierna en tu cabeza. Cuando el tirano te obedezca a ti, cuando ya no exista ni un juez ni una víctima en tu mente, no sufrirás más. Tu tirano es despiadado. Está abusando siempre de ti utilizando todos esos símbolos en tu contra. Medra con el veneno emocional generado por las emociones negativas, y genera esas emociones en ti emitiendo juicios y dando opiniones. Nadie te juzga más de lo que tú te juzgas a ti mismo. Por supuesto, tratas de escapar de ese juicio, de la culpa, del rechazo, del castigo. Pero ¿cómo puedes escaparte de tus propios pensamientos? Si no te gusta alguien, puedes dejarlo atrás.

Si no te gustas a ti mismo, dondequiera que vayas, sigues estando ahí. Puedes ocultarte de todos los demás, pero no te puedes ocultar de tu propio juicio. Parece como si no hubiera escapatoria. Esa es la razón por la que tantas personas comen en exceso, consumen drogas, abusan del alcohol y se vuelven adictas a distintas sustancias y comportamientos. Tratan de hacer lo que pueden para evitar su propia historia, para evitar su propia creación que está distorsionando todos esos símbolos en su cabeza. Algunas personas sufren tanto dolor emocional que deciden quitarse la vida. Eso es lo que las mentiras pueden hacernos a cualquiera de nosotros. La voz del conocimiento puede llegar a distorsionarse tanto y a crear tanto odio hacia uno mismo que mata al ser humano. Y todo esto es sólo porque nos creemos todas esas opiniones que aprendimos a lo largo de muchos años.

Tan sólo imagina que todas tus propias opiniones, más las opiniones de todas las personas que te rodean, son como un enorme huracán dentro de ti. Imagina creerte todas esas opiniones! Bueno, pues si eres escéptico, si no te crees a ti mismo, si no crees a nadie más, entonces ninguna de estas opiniones pueden molestarte o desviarte de tu centro. Cuando adquieres el control sobre tu propia simbología, siempre estás centrado, siempre estás relajado y tranquilo, porque es tu yo real quien hace las elecciones
en tu vida y no los símbolos. Cuando quieres comunicar algo, ordenas los símbolos y ésa es la manera en la que salen de tu boca. Tú eres el artista y puedes disponer los símbolos de la manera que quieras, en la dirección que quieras, porque todos esos símbolos están a tus órdenes. Puedes utilizar los símbolos para pedir lo que necesitas, para expresar lo que quieres, lo que no quieres. Puedes expresar tus pensamientos, tus sentimientos, tus sueños con la prosa o la poesía más bella. Pero sólo porque utilices una lengua para comunicarte no significa que te lo creas. ¿Por qué necesitas creer lo que ya sabes? Cuando estás solo y te hablas a ti mismo, no tiene el menor sentido. ¿Qué puedes decirte que no sepas ya?

Si comprendes el quinto acuerdo, verás la razón por la que no necesitas creer lo que puedes ver, lo que ya sabes sin palabras. La verdad no viene con las palabras. La verdad es silenciosa. Es algo que simplemente sabes; es algo que puedes sentir sin palabras y esto se llama conocimiento silencioso. El conocimiento silencioso es lo que sabes antes de depositar tu fe en los símbolos. Cuando te abres a la verdad, y aprendes a escuchar, todos los símbolos pierden su poder y lo único que permanece es la verdad. No hay
nada que saber; no hay nada que justificar.

Lo que estoy compartiendo contigo no es fácil de comprender, y a la vez, es tan sencillo que resulta obvio. Al final, comprenderás que las lenguas son símbolos que son únicamente verdad porque piensas que lo son, pero si los dejas aparte ¿qué es lo que queda? La verdad. Entonces verás una silla y no sabrás cómo llamarla, pero podrás sentarte en ella y la verdad está ahí.

La materia es verdad. La vida es verdad. La luz es verdad. El amor es verdad. El sueño humano no es verdad, pero que no sea verdad no significa que sea malo. Ser malo es simplemente otro concepto que tampoco es verdad.

Una vez que comprendes que creas una simbología entera para comunicarte con los de tu propia especie, descubres que los símbolos no son realmente ni buenos ni malos, ni correctos ni incorrectos. Los conviertes en correctos o incorrectos con tus creencias. Ese es el poder de tu creencia, pero la verdad está más allá de la creencia. Cuando vas más allá de los símbolos, lo que encuentras es un mundo de perfección en el que todo el mundo y todas las cosas de la creación son perfectos. Incluso el hecho de depositar tu creencia en cada palabra es perfecto. Incluso tu enfado, tu drama y tus mentiras son perfectos. Incluso el infierno en el que habitas en ocasiones es perfecto, porque sólo existe la perfección.

Imagínate vivir toda tu vida sin introducir todas las mentiras en tu conocimiento, sin sufrir por haber depositado tu fe en mentiras, supersticiones y opiniones. Seguirías la vida como el resto de los animales y esto significaría que mantendrías tu inocencia durante toda tu vida.

En el proceso de domesticación pierdes la inocencia, pero al perderla, empiezas a buscar lo que has perdido y esto te conduce de nuevo a cobrar conciencia. Una vez que recuperas la conciencia, te haces completamente responsable de tu propia evolución: de cada elección que haces en la vida.

Cuando eres educado por el sueño del planeta, no tienes elección; son tantas las mentiras que aprendes. Pero tal vez es el momento de desaprender esas mentiras y reaprender de qué manera seguir la verdad, siguiendo tu propio corazón. Desaprender, o lo que yo denomino des domesticación, es un proceso muy lento pero muy poderoso. Como hemos mencionado anteriormente, cada vez que retiras tu fe de un símbolo, ese poder regresa a ti y continúa regresando a ti hasta que, finalmente, la simbología completa deja de tener poder sobre ti.

Cuando le quitas el poder a cada símbolo y te lo entregas de nuevo el sueño entero resulta impotente. Y cuando todo ese poder ha regresado a ti, eres invencible. Nada puede derrotarte. O quizá debería decir que ya no puedes derrotarte a ti mismo, porque es exactamente lo mismo.

Una vez que recuperas todo el poder que invertiste en los símbolos, no te crees todos los pensamientos que aparecen en tu cabeza; no te crees tu propia historia. Pero escuchas tu historia y, como respetas tu propia historia, puedes disfrutar de ella. Cuando vas al cine o lees una novela, no te la crees, pero puedes disfrutarla, ¿no? Una vez que puedes ver la diferencia entre la realidad y la realidad virtual, sabes que puedes confiar en la realidad y que no tienes que confiar en la realidad virtual, pero puedes disfrutar de ambas. Puedes disfrutar lo que es y puedes disfrutar de tu creación.

Aun cuando sepas que tu historia no es verdad, puedes crear la historia más bella y puedes guiar tu vida a través de esa historia. Puedes crear tu cielo personal y vivir en ese cielo. Y si eres capaz de comprender las historias de otras personas, y ellas pueden entender la tuya, entonces juntos pueden crear el sueño más maravilloso. Pero primero tienes que desaprender mucho y el quinto acuerdo es otra herramienta perfecta para conseguirlo.

Dondequiera que vayas, oirás todo tipo de opiniones e historias de otra gente. Encontrarás grandes contadores de cuentos que querrán decirte lo que deberías hacer con tu vida: «Deberías hacer esto, deberías hacer aquello, deberías hacer lo que sea». No les creas. Sé escéptico, pero aprende a escuchar y entonces elige. Sé responsable de todas las elecciones que hagas en tu vida. Ésta es tu vida; no es la vida de nadie más y descubrirás que lo que tú haces con tu vida no es asunto de nadie más.

Durante siglos ha habido gente que afirmaba conocer la voluntad de Dios y que iba por todo el mundo predicando la virtud y la rectitud, y condenando a todo el mundo. Durante siglos, ha habido profetas que predecían grandes catástrofes en el mundo. No hace tanto tiempo, hubo gente que predijo que en el año 2000 toda las computadoras fallarían y la sociedad, tal como la conocemos, desaparecería. Algunas personas pensaron que volveríamos a la época de las cavernas. El día llegó, celebramos el nuevo siglo, el año nuevo, y ¿qué ocurrió? No ocurrió nada.

Hace miles de años, igual que hoy en día, había profetas que esperaban el fin del mundo. En aquel entonces, un gran maestro dijo: «Habrá muchos falsos profetas que afirmarán hablar en nombre de Dios. No les crean». Como ves, el quinto acuerdo no es realmente nuevo. Sé escéptico, pero aprende a escuchar.

 

 

 

 


 
 
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