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La biología numérica
La biología está basada en una concepción mecánica, según los principios de Descartes que alega que toda acción resulta de un contacto.
Así, la molécula activa de un medicamento actuará por contacto directo con la célula enferma, como una llave que se ajusta a una "cerradura", para transmitirle una "señal molecular" que provocará la reacción.
Pero hasta ahora, ningún biólogo ha podido explicar en qué consiste esta "señal molecular" de muy corto alcance.
A mediados de los años 80 un nuevo campo prometedor se descubrió. La biología numérica ha nacido de una de las mayores controversias científicas del siglo XX, el tema de la "memoria del agua".
Después de estudiar los efectos de altas diluciones, Dr.Jacques Benveniste y su equipo, a partir de fondos privados, han puesto en evidencia la "señal molecular" de característica electromagnética. Para la biología es una revolución tan grande como la revolución de Newton en física.
El Dr Jacques Benveniste, doctor en medicina, interno de los hospitales de París y director de investigaciones del INSERM, ha adquirido una fama mundial gracias a sus trabajos sobre los mecanismos de la alergia e inflamación.
En el año 1984, al experimentar sobre altas diluciones, pone en evidencia un nuevo fenómeno, la memoria del agua.
Sus experimentos demostraban que los sistemas hipersensibles reaccionaban incluso cuando la solución aguada estaba tan diluida que, teóricamente, no quedaba producto activo.
El agua había conservado la memoria de las moléculas de base con las cuales había estado en contacto inicialmente.
EFECTOS EN CELULAS Y TEJIDOS
Jacques Benveniste ha sido pionero en estudios inmunes empleando el modelo de corazón de cobayo aislado y en perfusión. La belleza de este sistema es que ofrece un medida precisa del flujo cardiaco, mismo que puede alterarse por varias mezclas de drogas, antagonistas, etc. Benveniste demostró que el corazón de cobayo puede ser sensibilizado, activación propia de una inmunización.
Una vez inmunizado con ovalbumina y luego aislado, entre el noveno y veinteavo día se puede incrementar el flujo coronario empleando diluciones extremas de 10-31 a 10-41 de ovalbumina. Aunque la observación es isopática, nos muestra la efectividad de sustancias en dinamizaciones superiores al numero de Avogadro (14, 15)
Es entonces que Benveniste emprende una investigación verdaderamente revolucionaria.
"Ampolletas con histamina, ovalbumina o LPS y agua (como control) se colocan dentro de una bobina que conduce una corriente. Luego un amplificador transporta esa corriente hacia otra bobina en donde se inserta una ampolleta cerrada pero con agua. El agua tratada con la corriente de las bobinas con histamina, ovalbumina y LPS se introduce por perfusion en el corazón de cobayo y consigue incrementar su flujo coronario. El agua tratada a partir de agua contenida en la bobina, tuvo un efecto minimo. La diferencia fue estadisticamente significativa (p<0.001)
(16, 17)
Durante una reciente plática en Stanford Medical School (junio 7, 1999) Benveniste reiteró estos resultados y agregó algunos refinamientos. En un ambiente protegido por una jaula de Faraday, se transmite "ruido blanco" por una fuente de osciloscopio a través de la muestra experimental sostenida en un tubo de ensaye de polietileno. La señal resultante modulada fue recogida al otro extremo y luego amplificada. Cuando se aplica en su forma amplificada hacia otro probeta con agua ordinaria, el agua fue agregada al corazón de cobayo para medición del flujo cardiaco.
El agua ordinaria no produce cambios en el output cardiaco.
Cuando la ovalbumina agitada se transmite osciloscopicamente hacia el agua ordinaria bajo estas condiciones, el agua resultante incrementa el flujo cardiaco, aunque tan solo fue expuesta a un campo electromagnético en un rango casi acústico de 10 a 100 Hz! No hay moléculas de ovalbumina presentes.
Finalmente la evidencia mas asombrosa reportada por Benveniste fue que el "ruido blanco" modulado puede ser digitalizado y colocado en un CD o computadora. -tal como la música se graba para tocar en un CD o computadora. Y por supuesto esta información sería transmisible por el Internet digamos desde Chicago a Francia, como demostró Benveniste!
El agua expuesta después de tal transmisión y amplificación fue capaz de incrementar el flujo cardiaco!
Para el oído humano, tales sonidos suenan como un susurro. Pero metido dentro de estas frecuencias existen señales especificas perteneciendo a la ovalbumina potentizada. En un receptor preparado específicamente para recibir tales señales -corazon de cobay pretratado- el resultado es medible. Recuerden, no hay moléculas involucradas en esta traducción excepto el soluto original del proceso de dinamizacion.
Todo el resto existe en la forma de señales altamente especificas electromagnéticas.
(Benveniste, Junio 7, 1999, platica en Stanford Medical School) |
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Ante este descubrimiento sorprendente el clamor de indignación fue general. Algunos veían en ello el discrédito del conjunto de la física, química y biología.
La estructura discontinua de la materia parecía contradicha y 400 años de certidumbres científicas se venían abajo.
Los enlaces evidentes con la homeopatía eran una herejía y había que combatirla a toda costa, para justificar el empeño de los ataques contra esta nueva terapia, por parte de los integristas "partidarios de Descartes".
Como no comprendían el fenómeno, lo rechazaron con violencia.
A pesar de la polémica virulenta levantada por los experimentos, el Sr Benveniste siguió sus investigaciones para comprender.
La memoria del agua no era más que una primera etapa, hacía falta entender cómo las moléculas podían transmitir sus informaciones.
Así fue como consiguió poner en evidencia el hecho de que las moléculas comunican entre ellas, no por contacto, sino por el intermediario de un campo electromagnético de una frecuencia particular.
En el año 1991, con la ayuda de un detector electromagnético y un amplificador de baja frecuencia, podía transferir una señal molecular.
Una etapa suplementaria fue alcanzada en el año 1995, cuando consiguió grabar esta famosa señal molecular en un simple ordenador multimedia.
En el año 1996, la señal grabada fue transmitida a varios millares de kilómetros, entre Clamart, cerca de París y Chicago. La señal electromagnética recibida fue difundida en agua, que hizo de mediador, y provocó las mismas reacciones biológicas que si la molécula emisora hubiera estado físicamente presente.
Varios millares de experiencias, confirmadas en numerosos laboratorios en el mundo entero fueron efectuadas con éxito.
Así, no sólo los descubrimientos del Sr Benveniste no contradicen la física establecida, la química y todo lo que se ha aprendido en biología, sino que abren nuevas perspectivas fascinantes para el futuro, al permitirnos una mejor comprensión de los procesos biológicos.
El 30 de junio de 1988 la conocida revista científica Nature publicó un artículo firmado por trece estudiosos de diversas nacionalidades en el cual se confirmaba el principio básico de la homeopatía: que las sustancias diluidas en dosis infinitestimales presentan acción terapéutica. Esto significa que el agua tiene memoria y que cualquier sustancia que entre en contacto con ella dejará una especie de señal que modificará el campo electromagnético de algunas moléculas de agua.
Todo acabó complicándose un mes después cuando el director de Nature, John Maddox, publicó un nuevo artículo bajo la condición de que un equipo independiente, compuesto por él y dos investigadores de supuestos fraudes “insólitos” -Walter Stewart y el conocido mago James Randi - presenciaran la repetición de los experimentos. Los resultados, lógicamente, ya no fueron tan favorables.
El “apaño” de Maddox marginó al investigador francés, quien además tuvo que escuchar graves acusaciones. Una de ellas apuntaba a Boiron, una empresa homeopática gala que presuntamente habría financiado los estudios de Benveniste. Las sospechas desataron un grave escándalo científico que acabó con la clausura del laboratorio de inmunofarmacología de Benveniste. No obstante, prosiguió con sus investigaciones como director de una entidad privada, el Laboratorio de Biología Digital, en Clamart (Francia). Allí continua. Afirma que sus últimos descubrimientos demuestran que la memoria del agua puede transmitirse incluso por Internet mediante el correo electrónico.
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En el porvenir, la identificación de substancias biológicas, microorganismos, se hará con detectores electromagnéticos, por reconocimiento numérico de su frecuencia propia.
Por Internet se podrán transmitir y difundir señales moleculares con fines terapéuticos, por ejemplo.
Desde su casa, todos podrán controlar el contenido de su plato, si el prión está presente, si unos O.G.M. han sido introducidos, etc...
La práctica de métodos nacidos de la biología numérica tendrá una inmensa repercusión en el diagnóstico medical y la industria agroalimentaria, con un impacto tecnológico y comercial considerable.
Jacques Benveniste.
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