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Ejercicios
para mejorar la visión
La gimnasia ocular fortalece los músculos y mantiene ágiles
los ojos, su realización metódica es una práctica
de reeducación visual que permite mejorar la funcionalidad
de los ojos y mantiene la capacidad visual en buen estado. Son también
pues, beneficiosos para aquéllos que, a pesar de tener buena
visión, quieran tonificar este órgano tan castigado
en la vida moderna. Si bien son unos ejercicios que requieren tiempo
y paciencia, pueden conseguir prescindir de esas incómodas
prótesis que son las gafas. Es también un ejercicio
de voluntad que puede aportar grandes beneficios; deben ir incorporándose
a la vida diaria hasta que no comporten ningún esfuerzo,
es decir, hasta que la reeducación visual haya conseguido
su objetivo: recuperar la forma natural de mirar. A menudo el problema
que se plantea es de pereza disfrazada en forma de falta de tiempo:
siempre hay algo más urgente que hacer. Pero la simplicidad
de la mayor parte de estos ejercicios permite que sean realizados
en poco tiempo y en cualquier lugar y momento. Los hay que ni tan
sólo son ejercicios: dormir bien, con la luz apagada, evitar
malas posturas... Cuidar nuestros ojos es una cuestión de
atención y de tomar consciencia del propio cuerpo, observar
qué es lo que nos lleva a enfermar y qué es lo que
nos conduce a la recuperación. A la hora de cuidar de nuestra
visión, es fundamental ante todo evitar todas aquellas situaciones
que produzcan debilidad de la musculatura ocular: cansancio excesivo
de los ojos, forzar la vista, malas condiciones de iluminación,
bajar los ojos con frecuencia, falta de higiene de los ojos, uso
de substancias nocivas para el embellecimiento, etc.
Son medidas que conocemos todos pero que quizá por su simplicidad
se les otorga menos importancia de la que tienen. La prevención
es sumamente importante, tanto para los ojos como para el estado
general del cuerpo, es el primer paso ineludible hacia la curación.
Antes de adquirir nuevos hábitos que puedan llevar a la recuperación,
hay que ser consciente de aquéllos que nos han conducido
a la situación actual, y deshacerse de ellos.
Hay distintas actividades que pueden ser de gran ayuda a la hora
de llevar a término la reeducación visual, tales como
el Yoga, el Tai Qi, o el Qi Gong. Este último, incluso cuenta
con ejercicios específicos para mejorar la visión.
Todas aquellas prácticas que trabajan la energía vital
pueden resultar de gran ayuda, ya que tonifican y relajan todo el
cuerpo, y nos llevan al estado más propicio para la recuperación
y el mantenimiento óptimo de la salud y de los ojos.
En cuanto a los ejercicios, los hay de diferentes tipos: los activos,
que persiguen un objetivo determinado, y los de relajación,
que buscan este estado imprescindible para realizar los activos
y mantener la vista sana. También hay otros factores que
es importante a tener en cuenta y que es necesario combinar con
los ejercicios, tales como los baños de sol, el aire libre,
el agua fría, la gimnasia y una buena alimentación.
La óptima observación de la respiración es
otro elemento irreemplazable para la buena visión, no sólo
por su papel en la relajación sino porque aumenta la circulación
de sangre oxigenada que llega a los ojos. La poca importancia que
se le da a la respiración no responde a su capacidad para
ofrecernos una buena calidad de vida. Podría probarse durante
un tiempo, durante el cual tomar consciencia de la respiración
y probar qué diferencia hay si en un momento de nervios hacemos
una respiración entrecortada, o una profunda, lenta y regular.
Durante la realización de los ejercicios, hay que mantener
una respiración profunda y acompasada, ya que a menudo, cuando
se hace un esfuerzo ocular tiende a disminuirse o parar a intervalos
la respiración, como si de esta manera se atendiera mejor
lo que se está mirando, cuando es al contrario, ya perjudica
a los ojos. Si se está leyendo un texto que resulta pesado,
o extremadamente interesante, se tiende a minimizar la respiración,
pero también en el acto de lectura normal la respiración
acostumbra a ser poco profunda. Si durante una lectura se siente
dolor en los ojos, sólo hay que probar de leer haciendo respiraciones
profundas e inmediatamente se notará la diferencia, el dolor
prácticamente desaparece y mejora la capacidad visual. Asimismo,
los ejercicios de respiración son también un complemento
excelente para los ejercicios visuales ya que, ayudan a la vez a
la relajación. Los ojos se ponen en forma cuando el juego
visual es distendido, sin tensiones ni cansancio.
Estas sencillas directrices de prevención son un soporte
imprescindible, hay que, en contra de las clásicas afirmaciones
del oftalmólogo, hacerse cada uno responsable del desequilibrio
de sus ojos. Tomar consciencia y estar atento durante un tiempo
de todo aquello que afecta la visión, de aquellos factores
positivos y de aquéllos que agotan los ojos. Es posible que
en un principio sea difícil determinar las sensaciones sutiles
de los ojos, pero a medida que se vaya poniendo atención,
crecerá la sensibilidad.
Ejercicios activos
- Mirada analítica: Uno de los malos hábitos de los
ojos defectuosos es pretender abarcarlo todo en una sola ojeada,
hecho que provoca una fijación de la mirada. Los ojos de
los aborígenes de tribus en estado más primitivo tienen
una movilidad continua. No fijan los ojos en ningún punto,
sino que recorren todos los detalles y extraen una visión
de conjunto. Esta es la forma saludable de mirar. La sociedad industrial
ha propiciado la modificación de la visión natural
que se traduce básicamente en una fijación de la mirada.
Para impedirlo, es necesario que los ojos estén en continuo
movimiento, tomando cada vez un pequeño detalle del conjunto
y que la mirada se vaya moviendo rápidamente de un lugar
a otro. De esta manera, el conjunto se dibujará de una manera
más nítida a la vez que no representará un
esfuerzo extraordinario para los ojos. Hasta que no se adquiera
ese hábito, es un ejercicio muy beneficioso practicarlo con
una imagen, un paisaje o fragmento, analizando sus partes poco a
poco, moviendo rápidamente los ojos.
- Acomodación: Con una revista o un libro en la mano iniciar
la lectura manteniéndolo lo más cerca posible de los
ojos, empezar a alejarlo lentamente hasta tener el brazo estirado,
volver a aproximar la página sin interrumpir la lectura,
y así hasta veinticinco veces consecutivas. Después
dejar el libro y colocar el dedo índice entre los ojos, los
más cerca que sea posible de la cara, en posición
vertical, alejarlo paulatinamente. Finalmente volver a acercarlo,
pero siempre muy lentamente. Repetir unas veinticinco veces.
- Gimnasia directa: Este ejercicio tiene la finalidad de habituar
el ojo a mirar en todas direcciones y recuperar así la flexibilidad
de la musculatura, a la vez que afloja la tensión. Con la
cabeza y los hombros relajados pero sin moverse, empezar a mirar
primero a la derecha y después a la izquierda y viceversa.
A continuación de arriba a abajo. Seguidamente se mirarán
las cuatro esquinas de una habitación, i después de
unos cuantos días se pasará a la rotación visual
recorriendo un círculo con los ojos unas veinte veces en
cada sentido. Otra forma de gimnasia directa es cruzar los ojos.
En contra de las amenazas maternas de que podrían quedarse
así de por vida, mirarse la nariz es una forma de estirar
la musculatura. Estos ejercicios pueden resultar al comienzo un
poco dolorosos, incluso producir como una especie de mareo debido
a que los ojos se encuentran en tensión. Este dolor irá
desapareciendo a medida que avance el ejercicio, pero es importante
no forzar los ojos en exceso.
- Alternancia: Dirigir la mirada a un lugar oscuro, mantenerla
allá unos segundos y mirar hacia un lugar muy iluminado.
Efectuar una pausa en esta posición antes de mirar otra vez
al lugar oscuro y así sucesivamente.
- Balanceo: Este ejercicio se practica de pie, con los pies separados
unos 30 cms. y dejando que los brazos caigan libremente, a continuación
se inicia un suave balanceo moviendo el cuerpo de un lado a otro.
Hay que mover todo el cuerpo, no sólo la cabeza o el tronco,
e ir levantando los pies alternativamente. Este ejercicio dispone
de dos posibilidades: el balanceo corto y el amplio. En el balanceo
corto los pies se separan unos 50 cm. aproximadamente. Hay que situarse
delante de una ventana o paisaje, de manera que se disponga de un
objeto cercano y otro más alejado. La oscilación debe
ser lenta y acompasada. Hay que mantener la mirada en el objeto
cercano. Al oscilar hacia la derecha parecerá que el paisaje
se mueve hacia la izquierda en relación con el objeto cercano.
Cuando se haya observado durante un buen rato, cerrar los ojos,
y, sin dejar el movimiento, evocar la imagen, con los mismos movimientos.
En el balanceo amplio los pies deben estar más separados
y la oscilación debe ser mayor oscilación mayor.
Este ejercicio es especialmente beneficioso para los miopes.
- El Guiño: Es uno de los ejercicios más sencillo,
y puede hacerse en cualquier momento, ya que simplemente se trata
de eso, de guiñar el ojo. Guiñar el ojo permite eliminar
los cuerpos extraños, al mismo tiempo que asegura una buena
distribución de las secreciones lagrimales, es como un masaje.
En el momento de cerrar el ojo, debe apretarse al máximo,
tensando toda la musculatura ocular, y en el momento de abrir, relajar.
- La puerta: Situar el dedo índice a un palmo de los ojos
y mirar a un punto lejano. Al cabo de un rato el dedo se desdoblará
y formará una puerta sin travesaño superior, es decir,
que el objeto lejano que se está enfocando quedará
enmarcado por la imagen de los dos dedos. En el momento en que intentemos
enfocar los dedos, la imagen doble desaparecerá y sólo
encontraremos uno de ellos. Probablemente una de las dos imágenes
aparecerá más borrosa que la otra, eso significa que
el ojo contrario está menos relajado o es más débil.
A medida que se vaya practicando este ejercicio, los dos dedos tienen
que ir adquiriendo la misma intensidad.
- Adaptación: En este caso son necesarios dos calendarios,
uno grande colgado en la pared y uno pequeño para tener en
la mano. Fijar la vista, primero con un ojo y después con
el otro, en el número uno del calendario pequeño y
seguidamente en el del grande, y así con cada número
de los dos calendarios. La adaptación resulta especialmente
beneficiosa para los ojos miopes, ya que les acostumbra a cambiar
de enfoque y visualizar, a partir del calendario pequeño,
los números del calendario mayor.
- Ojo de pirata: Las gafas acostumbran a graduarse para cada ojo
de forma separada. Esta práctica desajusta todavía
más el equilibrio y la coordinación de los ojos. Un
buen ejercicio para profundizar en el trastorno de cada ojo y posibilitar
así el restablecimiento de la coordinación es la utilización
de un parche durante espacios cortos de tiempo a lo largo del día.
Los parches para los ojos pueden adquirirse en cualquier farmacia.
Tapar un ojo con el parche y hacer los ejercicios visuales, o simplemente
efectuar las actividades cotidianas, siempre que el ojo descubierto
no fuerce su capacidad, ya que en este caso sería contraproducente.
Tapar el mismo ojo cada día un rato, mientras se está
en casa tranquilamente o dando un paseo, tomando consciencia de
cuáles son las sensaciones y sentimientos que provoca. Al
cabo de una semana, o el tiempo que se crea necesario, cambiar el
parche al otro ojo, comprobando cuáles son las diferencias
en la percepción del mundo, las respuestas emocionales y
físicas. Es posible que un ojo tenga la capacidad visual
muy por debajo del otro, y por este motivo no realice determinados
movimientos a la hora de mirar. Con este ejercicio cada ojo realizará
de este modo todos los movimientos necesarios para la visión.
Relajación
La relajación es el componente indispensable que persiguen
muchos de los ejercicios destinados a mejorar la vista. Muchos de
sus trastornos se deben a la tensión y la fijación
de la mirada, por lo que la relajación constituye un paso
imprescindible para la curación. Los ojos, para su buen funcionamiento,
deberían estar siempre en un estado de relajación
dinámica, pero muchas veces eso resulta imposible ya que
el cuerpo no se encuentra relajado. Es por eso que debe atenderse
no sólo a la relajación de los ojos sino al estado
general del cuerpo. Si es posible, se recomienda hacer ejercicios
de relajación o meditación antes de los ejercicios
visuales para que el cuerpo esté y siga relajado.
Al ser éste un punto tan importante para el buen funcionamiento
de la vista, en los momentos en que los ojos no son necesarios en
la actividad que se esta efectuando, tenerlos cerrados o simplemente
en un estado de pasividad que permita que estén distendidos.
- Rotación del cuello: Los movimientos rotativos del cuello
constituyen una buena relajación, ya que a menudo ése
es un punto en el que se acumula tensión y queda agarrotado.
También un breve masaje en la nuca hace un efecto similar.
Es una buena manera de empezar los ejercicios, o también
durante un descanso en el trabajo o durante la lectura. También
pueden masajearse los puntos de acupresura de la nuca relacionados
con la visión. Éstos se encuentran las protuberancias
al final del cuello, donde empieza la cabeza; presionando estas
zonas se estimula la circulación de la energía de
los ojos.
- Palmeado: Este es un ejercicio básico destinado al descanso
de los ojos. Consiste en poner las palmas de las manos sobre los
ojos cerrados, con los codos encima de la mesa. Las manos no deben
efectuar ninguna presión, se trata e relajar, pero como más
oscuridad se consiga mejor. De esta manera durante unos diez minutos
se relajarán los ojos. En el caso de que la visión
sea normal o casi normal se verá el campo visual totalmente
negro, si no es así es probable que aparezcan manchas grises
o de color, franjas luminosas... pero a medida que mejora la vista,
estas franjas van desapareciendo. Sea como sea, no debe atenderse
a las manchas, ya que en ese caso los ojos no se relajarían.
- Parpadeo: Es un ejercicio que consiste en abrir y cerrar los
ojos, tal y como se parpadea normalmente pero a más velocidad.
Los párpados tienen un papel primordial en la protección
de los ojos, del buen funcionamiento de éstos depende en
gran parte de que la vista sea buena o mala. Parpadear tiene dos
funciones: conceder cierto descanso a los ojos, aunque sea de forma
instantánea, aislándolos de la luz, y humedecer los
ojos. Cuando la visión es normal, el parpadeo es constante,
aproximadamente cada cinco segundos, pero cuando se fuerzan los
ojos y se fija la mirada, la tendencia es a disminuir la frecuencia
del parpadeo. La práctica repetida estimulará su asimilación
insconciente. Este ejercicio, al ser tan sencillo puede practicarse
tan a menudo como uno quiera.
- Acupresura: Para mejorar la circulación y en contra de
las tendencias del endurecimiento del tejido muscular se ha demostrado
la eficacia de la acupresura diaria; estimula los nervios y los
puntos de energía relacionados con los ojos. Consiste en
realizar un masaje, apretando ligeramente con los dedos o los nudillos
en movimiento circular a los laterales del nacimiento de la nariz;
encima de la ceja, en la parte central; por debajo de los extremos
exteriores de las cejas, las sienes y la parte superior de los pómulos.
Hay otro punto situado en la mano, en el pliegue entre los dedos
pulgar e índice, allá donde con la mano cerrada, acaba
la arruga. Cuando hay tensión acumulada, se nota una pequeña
bola. La acupresura afloja la tensión de la musculatura,
y es una buena práctica para relajar los ojos durante largos
períodos de lectura o esfuerzo ocular.
No es necesario hacer todos los ejercicios que se han descrito.
Cada persona debe elegir aquéllos que le parezcan más
adecuados a sus circunstancias y que pueda practicar con más
facilidad. Es conveniente realizar cada día dos de los ejercicios
como mínimo, dependiendo de la disponibilidad de tiempo.
Cuando se domina perfectamente un ejercicio, es oportuno pasar a
otro o alternándolos de manera adecuada. Muchos de ellos
pueden asimilarse en la vida cotidiana y llevarlos a término
a ratos perdidos o mientras se lleva a cabo otra actividad.
Por otro lado, hay más factores que benefician la capacidad
visual y resultan de gran ayuda durante el proceso de recuperación.
- Baños de sol: La moda de las gafas de sol empezó
hacia 1914, antes de aquella época había muy poca
gente que llevara, y el que lo hacía despertaba la compasión
de los demás, ya que consideraban que padecía alguna
enfermedad o que era ciego. Mantener el sol alejado nos lleva al
aislamiento de nuestro entorno y aumenta el abismo entre el mundo
interior y el exterior. Además, impide la carga del hipotálamo
al cerebro a través de los nervios de la vista, que se abre
al mundo exterior al globo ocular. De manera que el uso de las gafas
de sol no es nada recomendable, ni para los ojos sanos, a no ser
en casos excepcionales.
El sol es un regenerador del cuerpo en general, y muy beneficioso
para los ojos. Aumenta la vitalidad y relaja los órganos.
Para los baños de sol oculares, se cierran los ojos y se
dirige la cara hacia el sol, desplazando muy lentamente la cabeza
de derecha a izquierda y viceversa. Después palmear durante
unos segundos y se repite la exposición al sol. También
se pueden abrir los ojos muy levemente de vez en cuando, como en
un flash. Los baños de sol son recomendables con bastante
frecuencia y de corta duración.
- Agua fría: Es recomendable lavar los ojos con agua fría
varias veces al día. Así se estimula la circulación
sanguínea de los ojos y su entorno de una manera similar
como con la acupresura.
- Alimentación: La nutrición juega un papel preponderante
en las enfermedades de la vista. Es pues, un elemento imprescindible
para la recuperación, así como también para
el mantenimiento de una vista sana. En principio, debería
hacerse un replanteamiento general que condujera a un proyecto de
cambio, o simplemente ajustar la dieta para mantener un régimen
de alimentación saludable. Dependiendo de las condiciones
de cada uno, la adaptación tendría que ser mayor o
menor. Actualmente se consume una cantidad desmesurada de proteínas,
por tanto es recomendable efectuar una dieta de eliminación
de proteínas o un ayuno de proteínas. Eso se puede
hacer durante un período de unas 8 ó 10 semanas, en
el que se excluirán de la dieta la carne, el pescado, los
huevos y los productos lácteos de cualquier tipo. A partir
de entonces será suficiente efectuar una modifición
de la dieta normal, ingeriendo estos productos de forma moderada
(1 ó 2 veces por semana) procurando que éstos sean
de la mejor calidad. Así se cubre la necesidad de proteínas
sin producir acumulación. Es necesario evitar grasas de origen
animal, conservas, preparados a base de harina blanca, pasteles,,
bombones y dulces en general, productos congelados, la sal refinada,
el tabaco y el alcohol. Consumir frutas, verduras y hortalizas frescas
y de temporada; cereales, especialmente integrales; frutos secos,
hierbas aromáticas, ajo y perejil, miel pura.
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