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La intoxicación
por metales pesados y su eliminación a través de remedios
naturales
por Ulf Laubstein
Los metales pesados y otras toxinas cada vez amenazan más
nuestra salud. En estudios recientes se ha comprobado que hoy en
día tenemos de 400 a 1.000 veces más plomo en los
huesos que hace 400 años. Esto tiene graves efectos en el
cerebro y en la evolución mental de los niños, especialmente
en la formación de la inteligencia.
“Busca el origen de la enfermedad”
“No tapes los síntomas con medicamentos”
“Considera al paciente en su totalidad”
“Mejor pagar para la conservación de la salud, que
para curar la enfermedad”
Los metales pesados y otras toxinas cada vez amenazan más
nuestra salud. En estudios recientes se ha comprobado que hoy en
día tenemos de 400 a 1.000 veces más plomo en los
huesos que hace 400 años. Esto tiene graves efectos en el
cerebro y en la evolución mental de los niños, especialmente
en la formación de la inteligencia. Entre muchos otros síntomas
la intoxicación por plomo provoca una perturbación
de la formación de la sangre y así leucemias y anemias,
insuficiencias renales y enfermedades neurológicas.
Entre los metales pesados los más importantes en cuestión
de salud son el mercurio, el plomo, el cadmio, el níquel
y el zinc. Algunos elementos intermedios como el arsénico
y el aluminio, los cuales son muy relevantes desde el punto de vista
toxicológico, se estudian habitualmente junto a los metales
pesados.
El médico Dietrich Klinghardt M.D., Ph.D., quien está
investigando, junto con otros científicos, la desintoxicación
por metales pesados desde hace 30 años, ha desarrollado un
método de desintoxicación con remedios naturales muy
eficaz. Se ha comprobado que cuando eliminamos el mercurio del cuerpo
los otros metales tóxicos también se van, debido a
la liberación del transporte axional en las células
nerviosas. Dentro de estas células el mercurio está
destruyendo los microtúbulos, inhibiendo así la eliminación
de toxinas y otros residuos. Por eso quiero tratar especialmente
el mercurio, que además es el metal tóxico más
estudiado.
Las fuentes de los metales pesados
Las fuentes principales del mercurio son las siguientes: el pescado
(a causa de la contaminación de los mares); los insecticidas
(que contienen normalmente uno o dos metales pesados, que se cuelan
en la cadena alimentaria); el agua ‘potable’ (tenemos
que suponer que todo el agua contiene tóxicos a menos que
se haya comprobado mediante análisis lo contrario); algunos
medicamentos (especialmente los que regulan la alta presión
sanguínea y la vacuna contra el tétanos); y el aire
contaminado por la industria y los coches (por la tecnología
de combustión). Otra fuente de mercurio muy importante es
el traspaso de la madre al feto a través de la placenta y
al bebé a través de la leche materna por procesos
hormonales. Mediante estos procesos la madre traspasa del 40 al
60% de su carga al niño.
Pero la cantidad más grande entra en nuestros cuerpos por
los empastes de los dientes. La amalgama usada en éstos contiene
normalmente un 50% de mercurio.
¿Cómo entra el mercurio en nuestro cuerpo y dóndese
queda?
El mercurio es el único metal volátil; absorbido
por los pulmones y la piel. Del mercurio inhalado el cuerpo absorbe
un 82%, depositando gran parte en el sistema nervioso, mientras
que del ingerido sólo se acumula cerca del 7%. Por eso la
inhalación es la fuente más peligrosa.
Se sabe que después de comer el nivel de mercurio en la
sangre sube en las personas que tienen empastes con amalgama, porque
se sueltan iones de mercurio. Éstos primero son absorbidos
por la saliva y a través del sistema digestivo llegan a la
sangre, donde se pueden medir. Si esta saliva fuese agua estaría
prohibido su consumo. Muchas veces, por lo menos dos horas después
de comer, personas con 8 empastes tienen de 100 a 200 veces más
mercurio en el aire de exhalación de lo que está permitido
en instalaciones industriales. Estos vapores se ingieren parcialmente
a través de las vías respiratorias. Así pasan
también a la circulación sanguínea, donde se
transforma una parte del vapor de mercurio en óxido de mercurio,
una forma del mercurio aún más tóxica que el
vapor. Y puesto que órganos como el hígado, la bilis,
el corazón y el riñóntrabajan como un filtro
sanguíneo, es aquí donde se almacena principalmente
el metal tóxico.
Además estos vapores de mercurio traspasan sin dificultad
la barrera hematoencefálica y llegan así directamente
al cerebro, perturbando en su camino esta barrera, lo que facilita
la entrada de otras toxinas, que normalmente no pueden entrar. Estas
toxinas provocan síntomas propios que no tienen que ver con
la intoxicación por mercurio, pero que éste facilita
indirectamente. Casi todas las enfermedades del sistema nervioso
conocidas no están provocadas primariamente por el mercurio
en el cerebro, sino por los venenos e infecciones secundarias que
llegan al cerebro por la defectuosa barrera hematoencefálica.
Eso quiere decir que para tratar enfermedades neurológicas
es imprescindible quitar el mercurio para estabilizar el funcionamiento
de la barrera hematoencefálica, inhibiendo así la
entrada de sustancias patógenas.
En unos estudios se han puesto empastes marcados con sustancias
radioactivas a unas ovejas y a unos monos para ver donde se queda
el mercurio. Después de 4 semanas se encontró este
metal en los riñones, el hígado, las glándulas
renales, el tubo digestivo, el hipotálamo, la hipófisis,
el sistema limbico, la tiroides, los ganglios espinales, la médula
espinal y en el cerebro. Después de 6 meses el funcionamiento
de los riñones se había reducido en un 60%. Un año
más tarde no se había reducido la carga de mercurio,
al contrario, esta había aumentado. Después de quitar
los empastes tampoco se reducía la cantidad. Esto significa:
una vez envenenado – siempre envenenado.
Cuando masticamos se desprenden partículas de amalgama en
su forma metálica todavía poco inocua, que se tragan.
La flora intestinal natural transforma estas partículas y
el vapor de mercurio en la forma más peligrosa del metal:
mercurio metílico (50 veces más venenoso). Este proceso
se llama metilación. Numerosos experimentos y estudios confirman
este proceso; aun así es desmentido por muchos dentistas
y odontólogos. Desde el intestino pasa el mercurio metílico
a la circulación sanguínea y finalmente a los órganos
y nervios. También se fija mucho mercurio en los huesos y
en las articulaciones. El mercurio también se difunde a través
de las encías, las raíces dentales y la mandíbula
hasta el sistema nervioso central y el cerebro (en 48 horas). El
nervio trigémino de muertos con empastes está lleno
de mercurio, plata y estaño (provoca el rechinamiento de
los dientes).
Enfermedades relacionadas o provocadas por el mercurio
El reconocido profesor de química doctor Alfred Stock, director
del instituto Max-Planck de Berlín, demostró en varios
experimentos que el mercurio sale de los empastes de amalgama y
puede ser acogido por el cuerpo. Dijo: “No hay ninguna duda
de que muchos síntomas, entre ellos fatiga, depresión,
irritabilidad, vértigo, amnesia, inflamación bucal,
diarrea, inapetencia, catarros crónicos (inflamación
de mucosa) son muchas veces ocasionados por el mercurio al que el
cuerpo está expuesto por sus empastes de amalgama, en cantidades
pequeñas pero continuas. Los médicos deben prestar
seria atención a este hecho. Entonces, probablemente se compruebe
que el uso despreocupado de la amalgama como empaste dental ha sido
un delito grave contra la humanidad.” (1926)
Los principales y primeros síntomas del envenenamiento con
mercurio son los siguientes: depresiones leves, temblores en las
manos, pies y manos fríos, perturbaciones del sueño,
entumecimiento, colesterol alto, pérdida de memoria, fatiga,
problemas de las articulaciones. Hay muchos más.
Los siguientes síntomas están extraídos del
libro: “Mercury and its effects on environment and biology
de Astrid & Helmut Sigel “
-Efectos psiquicos:
Ansiedad, instabilidad emocional, timidez, síndrome de cansancio
(crónico), disminución de la memoria, alteración
del sueño, depresiones, tendencia al suicidio, pérdida
de confianza en si mismo, negatividad, nerviosismo, falta de estímulos,
falta de energía, pasividad, adicciones, indecisión,
excitabilidad, epilepsia, hiperactividad de los niños, autismo,
disminución de la capacidad de reacción, esclerosis
múltiple, parkinson, alzheimer …
-Efectos fisicos:
Manos y pies fríos, sudor durante la noche, dolores crónicos,
dolores de cabeza, perdida de apetito, peso alto & bajo, herpes
(no hay sin Hg.), alzheimer (Hg.+Al.), perturbaciones de la fertilidad,
estreñimiento, problemas de las articulaciones (dolores),
pérdida de pelo, impotencia, artritis, sabor metálico
en la boca, debilidad general, resistencia a antibióticos,
anemia, asma, tensión sanguínea alta, eczemas en la
piel, perturbaciones hormonales, colesterol alto, problemas de audición,
problemas de visión, susceptibilidad a infecciones, enfermedades
del hígado (funcionamiento limitado), enfermedades de los
riñones (funcionamiento limitado), dislexia, palpitaciones
de la boca, neurodermitis, dolores de espalda, debilidad del sistema
inmunológico, temblor de las manos, sangrado de encías,
ulceras en la boca, glaucoma, enfermedades del intestino, enfermedades
del estómago, arritmia cardiaca, sensibilidad a comestibles,
enfermedades virales, enfermedades de hongos, candida, lupus, alergias,
perturbaciones en el funcionamiento del tiroides, vértigo,
transpiración abundante, ciática (dolores constantes),
lumbago, colitis, cáncer, enfermedades de las glándulas
suprarrenales, reuma, rechinamiento de los dientes, crohn…
Porque los metales pesados funcionan como antenas para la contaminación
electromagnética el Dr. Klinghardt aconseja vivir en casos
de enfermedades provocadas por metales pesados en sitios donde hay
poca o nula radiación (donde los móviles no tienen
cobertura).
Como hemos visto el mercurio se fija en diferentes partes del
cuerpo humano. Principalmente afecta a órganos como el hígado,
los riñones y el corazón, provocando diferentes alteraciones
en ellos. Pero también afecta a las articulaciones, al tracto
intestinal, a los huesos, a la sangre y especialmente a todo el
sistema nervioso incluido el cerebro. Hay muchos síntomas
que están relacionados con el mercurio pero no directamente
provocadas por el mismo, debido a la perturbación de la barrera
hematoencefálica. En las células nerviosas el mercurio
es responsable de la destrucción parcial de los microtubulos,
inhibiendo así el transporte axional adecuado. Así
estas células no pueden deshacerse de otras neurotoxinas
y otros residuos. Esto provoca cambios emocionales (sistema límbico),
perturbaciones del sistema auditivo y visual y otros síntomas
del sistema nervioso, no siempre provocados por el mercurio mismo.
En el espacio intracelular el mercurio provoca daños en las
mitocondrias, nuestras fábricas de energía (fatiga).
En unos estudios (Vimy y Lorscheider) se podía comprobar
que los microorganismos que están constantemente en contacto
con el mercurio en la boca no sólo desarrollan una resistencia
contra el mismo, sino también contra antibióticos.
Los mecanismos de cómo funciona este proceso no se conocen
todavía. Además estos microorganismos desprenden plásmides,
ADN extracelular, que salen mediante la expiración al aire,
provocando la misma resistencia en otros seres vivos. La resistencia
a los antibióticos es uno de los grandes obstáculos
en la medicina moderna hoy en día.
El traspaso de mercurio de la madre al feto y al bebé provoca
un crecimiento retrasado del tejido nervioso, un cerebro más
pequeño, menos peso corporal y un sistema inmunitario incompleto.
Eso significa que el potencial genético de los bebés
que crecen bajo estas condiciones tiene menos posibilidades de evolucionar
(también parece relacionado con el autismo). Gracias a los
métodos de desintoxicación este retraso se puede recuperar
en el primer año de vida.
Entre los científicos que se dedican a estos temas existe
la hipótesis de que muchos cánceres y enfermedades
infecciosas son un intento del cuerpo de inmovilizar las neurotoxinas
que tenemos todos en nuestro cuerpo (Yoshiaki Omura). En el centro
de muchos tumores se han detectado concentraciones elevadas de neurotoxinas,
especialmente mercurio. También enfermedades provocadas por
streptococcus, staphylococcus, cándida y herpes están
relacionadas con la intoxicación por metales pesados. Parece
que muchas curaciones o mejoras de estas patologías a través
de la desintoxicación de metales pesados están corroborando
estas afirmaciones.
Diagnosis y desintoxicación
Las cantidades de mercurio en el cuerpo no se pueden medir mediante
análisis de sangre o de vello. El mercurio se fija rápidamente
en las diferentes partes de nuestro organismo mencionadas arriba,
y ahí se queda; no es evacuado espontáneamente. Por
eso seis semanas después de poner empastes de amalgama los
altos niveles de este metal producidos por este tratamiento han
desaparecido casi por completo y no se ven elevadas cantidades ni
en las heces ni en la orina, la sangre o el vello.
Para medir el mercurio es necesario utilizar sustancias que movilizan
y echan a éste del cuerpo. Para esta tarea sirven algunos
productos farmacéuticos como el DMSA y el DMPS, los cuales
movilizan y echan grandes cantidades de metales pesados de diferentes
partes del cuerpo a través de la orina. Las grandes desventajas
son los efectos secundarios y que sólo sueltan los metales
de los tejidos pero no del sistema nervioso. Además existe
el gran peligro de la reabsorción porque estas sustancias
sueltan más toxinas de las que echan del cuerpo. En la desintoxicación
con remedios naturales se usa la alga chlorella, el cilantro y el
ajo silvestre. Tomando estos remedios se pueden medir las toxinas
en las heces. Porque los metales pasan de los tejidos a la sangre;
antes de ser absorbidos por la chlorella, se pueden detectar en
ella y así también en el vello. Es muy importante
entender estos procesos. Para diagnosticar el envenenamiento por
metales pesados es conveniente un historial de las personas, dando
especial atención al número de empastes, ahora o antes
(también de la madre), al consumo de pescado y a otras influencias
ambientales como tener la residencia cerca de industrias contaminantes
(p. ej. incineradoras de basura o otras). También los síntomas
mencionados arriba, como la disminución de la memoria a corto
plazo, enseñan una posible intoxicación por metales
pesados. Especialmente el nivel de colesterol se ve elevado, cuando
el cuerpo trata con mercurio. Otra posibilidad de diagnosis es dada
por la kinesiología.
La chlorella tiene dos efectos: moviliza metales pesados y radioactivos
y otras toxinas, como p. ej. dioxina, especialmente en los espacios
extracelulares, para echarlas después del cuerpo con las
heces. El cilantro es capaz de movilizar muchos tóxicos del
espacio intracelular, especialmente de las células nerviosas
y de los huesos. Estudios recientes con animales demuestran que
el cilantro efectúa una movilización rápida
de aluminio y plomo del cerebro y del esqueleto, superior que con
cualquier otro remedio. Aunque el animal fue envenenado constantemente
con aluminio el contenido de este metal en los huesos disminuía
significativamente durante el periodo de observación. Para
una eliminación de las toxinas movilizadas por el cilantro
es imprescindible tomar también la chlorella en cantidades
suficientes para inhibir una reabsorción de las sustancias
liberadas. El ajo silvestre protege las células rojas y blancas
de la sangre contra daños por oxidación, provocados
por los metales pesados en su camino hacia fuera. También
tiene propiedades de desintoxicación. Además el ajo
silvestre contiene el mineral más importante en la protección
contra la toxicidad del mercurio: el selenio bioactivo. Es muy importante
dosificar estos productos correctamente para inhibir la reabsorción
de las toxinas, que puede provocar un empeoramiento de diferentes
patologías.
Advertencia: Solo hay que usar chlorella y aceite de pescado libres
de toxinas (garantía del productor).
Para reparar los daños provocados por las toxinas en el
sistema nervioso es necesario tomar aceite de pescado en cantidades
suficientes.
Este artículo está basado en los estudios y las conferencias
del médico Dietrich Klinghardt M.D., Ph.D., que lleva investigando
ya muchos años en estos temas, apoyándose además
en los cerca de 10.000 estudios relacionados con la toxicidad del
mercurio. Dr. Klinghardt ha estudiado medicina y psicología.
Además tiene formación en homeopatía clásica
y acupuntura. Ha dirigido una clínica de pacientes con dolores
crónicos en los Estados Unidos durante 12 años. Dr.
Klinghardt se sentía muchas veces decepcionado con los tratamientos
naturales, porque su eficacia en muchos casos era deficiente. Después
de desintoxicar a los pacientes, para su propia sorpresa, todos
los tratamientos naturales funcionaban mucho mejor, debido a la
eliminación de focos de toxinas las cuales directa o indirectamente
provocan un ambiente patógeno en su alrededor. Como consecuencia
de este descubrimiento vuelve a sentirse gratificado con su labor
de medico al poder realmente curar a sus pacientes y mejorarles
la calidad de vida. Así en su trabajo solo usa excepcionalmente
medicamentos convencionales. Actualmente tiene su consulta en los
Estados Unidos y trata mayormente a niños.
En el norte de Europa y los Estados Unidos hay mucha gente dedicándose
a la desintoxicación de metales pesados y otras neurotoxinas,
mientras aquí en España es casi imposible conseguir
informaciones fiables. Esto es en parte debido al nulo interés
de la industria farmacéutica, que no puede ganar dinero con
la desintoxicación, porque es imposible conseguir patentes
para los remedios naturales. Según el doctor Klinghardt todas
las dolencias que duran más de seis semanas están
relacionadas con la intoxicación por metales pesados u otras
toxinas. Una desintoxicación es muchísimo más
barata que comprarse medicamentos para toda la vida. Estos investigadores
han curado ya muchos casos de alzheimer, parkinson, esclerosis múltiple,
autismo y otras enfermedades graves con las cuales la industria
farmacéutica gana muchos millones de euros en los tratamientos.
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