Los peligros ocultos
de cocinar con microondas
por Anthony Wayne y Lawrence Newell
¿Es
posible que por ignorancia millones de personas estén sacrificando
su salud a cambio de la comodidad de hornos microondas? ¿Por
qué la Unión Soviética prohibió el uso
del horno microondas en 1976? ¿Quién inventó
el microondas y por qué? Las respuestas a estas preguntas
podrían sorprenderte hasta el punto de tirar el tuyo a la
basura.
Más del 90% de los hogares norteamericanos tienen horno
microondas que se utilizan para preparar las comidas. Debido a el
microondas es tan cómodo y ahorra energía en comparación
con los hornos convencionales, son muy pocos los hogares o restaurantes
que no lo usan. En general, la gente piensa que sea lo que sea que
un microondas haga para cocinar los alimentos, no tiene efectos
negativos ni sobre la comida ni sobre los que la comen.
Resulta obvio que si el microondas fuera nocivo de verdad, las
autoridades nunca permitirían que se vendieran en el mercado.
¿No es así? ¿Permitirían su venta? Con
independencia de lo que 'oficialmente' se haya dicho en relación
a los microondas, nosotros (los autores de este artículo)
en particular hemos dejado de utilizarlos basándonos en las
investigaciones referidas en este artículo.
El propósito de este informe es dar prueba, demostrar que
cocinar con microondas no es natural ni sano y que es mucho más
peligroso para el cuerpo humano de lo que nadie podría imaginar.
No obstante, los fabricantes de microondas, los políticos
de Washington y la naturaleza humana elemental están suprimiendo
los hechos y las evidencias. Debido a esto, la gente sigue cocinando
con microondas - bendita ignorancia - sin conocer los efectos y
el peligro de lo que hacen.
¿Cómo funciona un microondas?
Las microondas son una forma de energía electromagnética,
similares a las ondas de luz o de radio y que ocupan una parte del
espectro electromagnético de la energía. En nuestra
era tecnológica moderna, las microondas se usan para emitir
señales telefónicas de larga distancia, programas
de televisión e información de ordenadores a través
de la Tierra o a un satélite en el espacio. Sin embargo,
a la mayoría, las microondas no son más familiares
como fuente de energía para cocinar alimentos.
Cada horno microondas contiene un magnetrón, es decir un
tubo en el cual los electrones son afectados por campos eléctricos
y magnéticos de tal forma que produce radiación de
microondas de alrededor de 2450 megahercios (MHz) o 2.45 Gigahercios
(GHz). Esta radiación de microondas interactúa con
las moléculas del alimento.
Toda energía de onda cambia la polaridad de positivo a negativo
con cada ciclo de la onda. En los microondas estos cambios de polaridad
tienen lugar millones de veces cada segundo. Las moléculas
de los alimentos -especialmente las moleculas del agua- tienen un
polo positivo y negativo de la misma manera que un magneto tiene
una polaridad norte y otra polaridad sur.
En los modelos comerciales, el horno tiene una potencia de entrada
de alrededor de 1000 vatios de corriente alterna. Cuando estas microondas
generadas desde el magnetrón bombardean los alimentos, hacen
que las moléculas polares roten en la misma frecuencia millones
de veces por segundo.
Todo este agitado crea una fricción molecular que calienta
el alimento. Esta forma inusual de calentar también causa
daños sustanciales a las moléculas circundantes, muchas
veces rompiéndolas o deformándolas.
En comparación, las microondas del sol se basan en principios
de corriente directa por pulsos (DC) que no crea calor por fricción;
los hornos microondas usa corriente alterna (AC) y por lo tanto
crean calor por fricción.
Un horno microondas produce longitudes de onda de energía
puntiagudas, con todo el poder entrando en una sola frecuencia estrecha
del espectro de energía. La energía del sol opera
en una frecuencia amplia del espectro.
La longitud de onda determina el tipo de radiación, es decir,
radio, rayos X, rayos ultravioletas, visibles, infrarrojos, etc.
La amplitud determina la extensión del movimiento medido
desde el punto de inicio.
El ciclo determina la unidad de frecuencia, como por ejemplo, ciclos
por segundo, hercios, Hz, o ciclos/segundo.
La frecuencia determina el número de sucesos dentro de un
tiempo dado determinado (generalmente 1 segundo); el número
de sucesos de un proceso recurrente por unidad de tiempo, es decir,
el número de repeticiones de ciclos por segundo.
La radiación es igual a propagar energía con ondas
electromagnéticas.
Nos han dicho que cocinar [o calentar]alimentos con microondas
no es lo mismo que radiarlos (tratarlos con radiación). Se
supone que ambos procesos usan ondas de energía completamente
diferentes y con intensidad diferente.
Ningún estudio oficial del FDA (Food and Drugs Administration)
o del gobierno ha probado que el uso actual del microondas es dañino,
pero todos sabemos que la validez de los estudios es -muchas veces
de forma deliberada - muy limitada. Muchos de estos estudios, con
el tiempo, se demuestra que no son exactos. Como consumidores, se
nos presupone un cierto grado de sentido común a la hora
de hacer nuestras valoraciones.
Toma por ejemplo los huevos y como a finales de los 60 se "probó"
que eran perjudiciales para nuestra salud. Esto trajo aparejado
la creación de productos que imitaban al huevo y grandes
beneficios para los que los fabricaban, mientras las granjas avícolas
se iban a pique.
Ahora, ciertos estudios recientes patrocinados por el gobierno
están diciendo que, después de todo, los huevos no
son tan malos para el consumo humano. Así que ¿a quién
debemos creer y qué criterio debemos usar para decidir sobre
asuntos que se relacionan con nuestra salud?
Como actualmente se difunde -a propósito- que los microondas
no producen fugas en el medioambiente cuando se usan adecuadamente
y tienen el diseño aprobado, la decisión acerca de
usarlos o no para cocinar los alimentos, o incluso, la decisión
de comprarlos, queda en cada consumidor.
Los instintos maternos son correctos.
Desde un punto de vista humorístico, con el sexto sentido
que toda madre tiene no se puede discutir. ¿Alguna vez lo
has intentado? Los niños nunca le podrán ganar la
partida a la intuición materna. Es como discutir con el brazo
que apareció como por arte de magia y te contuvo contra el
respaldo del asiento cuando tu madre pisó el freno del coche.
Muchos de nosotros venimos de una generación en la que madres
y abuelas que no confían en la cocina moderna del 'dentro
fuera' porque decían que no era adecuado para la mayoría
de los alimentos. Mi madre se negó incluso a cocinar algo
en un microondas. Tampoco le gustaba el sabor de una taza de café
calentada en un microondas. Tengo que darle la razón y no
puedo discutir ni una cosa ni la otra. Su propio sentido común
y sus instintos le decían que cocinar en microondas no podía
ser natural ni podía hacer que los alimentos tuvieran el
sabor que se suponía debían tener.
A contra gusto, hasta mi madre sucumbió a recalentar sobras
de comida en un microondas debido a su agenda de trabajo antes de
retirarse.
Muchas otras piensan del mismo modo pero se las considera una minoría
anticuada de la época anterior a los años 1970 cuando
los microondas inundaron el mercado por primera vez.
Como la mayoría de los adultos jóvenes de esa época,
cuando el horno microondas se hizo común, elegí ignorar
la sabiduría intuitiva de mi madre y me uní a la mayoría
que creía que las ventajas de cocinar con microondas eran
demasiadas para creer que pudiera tener algo perjudicial.
Apúntale un tanto a la percepción de mamá
porque aún sin conocer las razones científicas, técnicas
o sanitarias de por qué, sencillamente sabía que los
microondas no podían ser buenos, basada en cómo sabían
los alimentos cuando se los cocinaba en ellos. Tampoco le gustaba
cómo cambiaba la textura de esos alimentos.
Los microondas no son seguras para la leche de los niños.
Se han hecho públicas algunas advertencias pero han pasado
casi desapercibidas. Por ejemplo, "Young Families" (Familias
jóvenes), el Servicio de Extensión para Minessota
de la University of Minnesota, publicó lo siguiente en 1989:
"Aunque los microondas calientan los alimentos rápidamente,
no son recomendables para calentar los biberones. Puede que el biberón
parezca fresco al tacto pero el líquido en el interior puede
estar extremadamente caliente y quemar la garganta y boca del bebé.
También, la formación de vapor en un contenedor cerrado,
como el biberón, podría hacerlo explotar. Calentar
el biberón en un microondas puede producir pequeños
cambios en la leche. En fórmulas infantiles, puede darse
una pérdida de algunas vitaminas.
En el caso de que se trate de leche materna, algunas propiedades
protectoras podrían destruirse. Calentar el biberón
manteniéndolo bajo un chorro de agua caliente o en una ollita
y luego probar en la muñeca antes de alimentar al bebé
puede que tome algunos minutos más, pero es mucho más
seguro".
La Dra. Lita Lee de Hawaii publicó en Lancet, el 9 de diciembre
de 1989:
"Dar microondas a fórmulas infantiles convirtió
algunos aminoácidos de forma 'trans' en sus isómeros
sintéticos de forma 'cis'. Los isomeros sintéticos,
sean aminoácidos de forma 'cis' o de forma 'trans' no son
biológicamente activos.
Más aún, uno de los aminoácidos, la L-prolina,
se convirtió en su isómero-d, que es conocido por
ser neurotóxico (tóxico para el sistema nervioso)
y nefrotóxico (tóxico para los riñones). Ya
es suficientemente malo que muchos niños no sean amamantados,
encima ahora se les da leche falsa (fórmulas infatiles) que
se vuelve más tóxica al calentarla con microondas."
La sangre calentada en microondas mata a un paciente.
En 1991, hubo un juicio en Oklahoma relacionado con uso hospitalario
de un horno microondas para calentar la sangre necesaria en una
transfusión. El caso involucraba a una paciente de cirugía
de cadera, Norma Levitt, que murió por una simple transfusión
de sangre.
Parece que la enfermera calentó la sangre en un microondas.
Esta tragedia destaca que hay mucho más en calentar con microondas
que lo que nos han dado a creer. La sangre para las transfusiones
habitualmente se calienta, pero no en horno microondas. En el caso
de la Sra. Levitt, las microondas alteraron la sangre y eso la mató.
Resulta obvio que esta forma de calentamiento por radiación
de microondas hace algo a las sustancias que calienta. También
es bastante evidente que las personas que procesan comida en un
microondas también están ingiriendo estos 'algos desconocidos'.
Debido a que el cuerpo es electroquímico por naturaleza,
cualquier fuerza que interrumpa o cambie los sucesos electroquímicos
humanos afectará la fisiología del cuerpo. Esto se
describe con más detalle en el libro de Robert O. Becker,
"The Body Electric" (La Eléctrica(1) del cuerpo),
y en el libro de Ellen Sugarman, "Warning, the Electricity
Around You May Be Hazardous to Your Health" (Cuidado: la electricidad
que te rodea puede ser peligrosa para tu salud).
Hechos y evidencias científicas.
En el "Comparative Study of Food Prepared Conventionally and
in the Microwave Oven" (Estudio comparativo sobre comida preparada
de forma convencional y comida preparada en horno microondas), publicado
por Raum & Zelt en 1992, 3(2):43, se dice:
"Una hipótesis básica de la medicina natural
establece que la introducción en el cuerpo humano de moléculas
y energías, a las que no está acostumbrado es mucho
más probable que causen daño que beneficio.
La comida de microondas contiene tanto moléculas como energías
que no están presentes en la comida cocinada de la forma
que los humanos lo vienen haciendo desde el descubrimiento del fuego.
La energía de microondas del sol y otras estrellas se basa
en corriente directa (DC).
Las microondas producidas artificialmente, incluyendo la de los
hornos microondas, se producen por corriente alterna y fuerzan un
billón o más de cambios de polaridad por segundo en
cada molécula de alimento que golpean.
La producción de moléculas antinaturales es inevitable.
Los aminoácidos naturales, se ha observado, pasan por cambios
isoméricos (cambios en su forma morfológica) y también
por transformaciones hacia formas tóxicas bajo el impacto
de las microondas producidas en hornos.
Un estudio de corta duración encontró cambios significativos
y preocupantes en la sangre de individuos que consumían vegetales
y leche cocidos o calentados en microondas. Ocho voluntarios tomaron
varias combinaciones de los mismos alimentos cocinados de formas
diferentes.
Todos los alimentos que fueron procesados usando microondas causaron
cambios en la sangre de los voluntarios. Los niveles de hemoglobina
descendieron y los niveles generales de células blancas y
colesterol aumentaron. Los linfocitos disminuyeron.
Se emplearon bacterias luminosas (que emiten luz) para detectar
los cambios energéticos en la sangre. Se encontraron aumentos
significatvos en la luminosidad de estas bacterias cuando se las
expuso a suero sanguíneo extraído después de
haber consumido alimentos cocinados en microondas".
El estudio clínico suizo.
El Dr. Hans Ulrich Hertel, que en la actualidad está jubilado,
trabajó durante muchos años como científico
de alimentos con una de las principales empresas de alimentación
suizas que opera a nivel internacional. Hace algunos años,
lo despidieron por cuestionar algunos de los procesos de producción
que desnaturalizaban los alimentos.
En 1991, él y un profesor de Universidad de Lausana publicaron
un artículo de investigación en el que decían
que los alimentos cocidos en hornos microondas podían suponer
un mayor riesgo para la salud que aquellos cocinados con métodos
convencionales.
También salió publicado un artículo en el
número 19 del "Journal Franz Web", en el que se
aseveraba que el consumo de alimentos cocinados en hornos microondas
tenía efectos cancerígenos sobre la sangre. A continuación
apareció el artículo de investigación. En la
portada de la revista había una foto de la personificación
de la muerte sosteniendo un horno microondas en una de sus manos.
El Dr. Hertel fue el primer científico en concebir y llevar
a cabo un estudio clínico de calidad sobre los efectos que
los nutrientes expuestos a microondas tienen sobre la sangre y la
fisiología del cuerpo humano.
Su estudio, pequeño pero perfectamente controlado, mostró
el poder degenerativo producido en los hornos microondas y en los
alimentos procesados en los mismos. La conclusión científica
demostró que cocinar con microondas alteraba los nutrientes
en los alimentos y, que hubo cambios en la sangre de los participantes
que podían deteriorar el organismo humano.
El estudio científico de Hertel fue llevado a cabo junto
con el Dr. Bernard H. Blanc del Swiss Federal Institute of Technology
(Instituto Federal Suizo de Tecnología) y con la University
Institute for Biochemistry (Instituto Universitario de Bioquímica).
Con intervalos de dos a cinco días, los voluntarios del
estudio tomaron una de las siguientes variaciones de alimento con
el estómago vacío: (1) leche fresca; (2) la misma
leche cocida con método convencional; (3) leche pasteurizada;
(4) la misma leche fresca cocida en horno microondas; (5) vegetales
ecológicos crudos; (6) los mismos vegetales, cocidos con
método convencional; (7) los mismos vegetales congelados,
descongelados en horno microondas; y (8) los mismos vegetales cocinados
en horno microondas.
Una vez que se aisló a los voluntarios, se les tomó
muestras de sangre inmediatamente antes de comer. Después,
se les siguió tomando muestras de sangre a intervalos definidos
después de consumir la leche o los vegetales indicados en
el párrafo anterior.
Se descubrieron cambios significativos en las muestras de sangre
de los intervalos siguientes a haber consumido alimentos cocidos
en horno microondas. Estos cambios incluían una disminución
en todos los valores de hemoglobina y colesterol, especialmente
la relación de los valores HDL (colesterol bueno) y LDL (colesterol
malo).
Los linfocitos (células blancas de la sangre) mostraron
una disminución a corto plazo más llamativa después
de haber consumido alimentos cocinados en microondas que después
de haber consumido cualquiera de las otras variantes. Cada uno de
estos indicadores señalaba degeneración.
Además, existía una relación altamente significativa
entre la cantidad de energía microonda en los alimentos de
prueba y el poder luminoso de las bacterias luminosas expuestas
a la sangre de las personas que consumieron dichos alimentos.
Esto llevó al Dr. Hertel a la conclusión de que estas
energías derivadas técnicamente podían, de
hecho, pasar al hombre inductivamente al comer alimentos cocidos
con microondas.
Según el Dr. Hertel:
"... Los hematólogos se toman muy en serio la leucocitosis,
que no pueden explicar por desviaciones normales diarias. Los leucocitos
son en muchas ocasiones signos de efectos patogénicos en
el sistema orgánico, como por ejemplo envenenamiento y daño
celular.
El incremento de leucocitos con los alimentos cocinados con microondas
fue más pronunciado que con el resto de variantes. Al parecer,
estos incrementos fueron totalmente ocasionados por consumir sustancias
expuestas a la acción del microondas.
Este proceso se fundamenta en principios físicos que han
sido ya confirmados en la literatura científica. El aparente
añadido de energía que mostraron las bacterias luminosas
fue simplemente una confirmación adicional.
La literatura científica sobre los efectos dañinos
de la radiación directa de microondas sobre sistemas vivos
es extensa. Por lo tanto, es sorprendente tomar conciencia del poco
esfuerzo que se ha puesto en reemplazar esta técnica perjudicial
de microondas con tecnología más acorde a nuestra
naturaleza.
Las microondas producidas técnicamente se basan en el principio
de corriente alterna. Los átomos, moléculas y células
golpeadas por esta radiación electromagnética se ven
forzadas a invertir polaridad 1-100 billones de veces por segundo.
No hay átomos, moléculas o células de ningún
sistema orgánico capaces de soportar semejante poder destructivo
y violento durante un período largo de tiempo, ni siquiera
a niveles de energía del marco de los milivatios.
De todas las sustancias naturales -que son polares- el oxígeno
de las moléculas de agua son las que reaccionan con más
sensibilidad. Así es como se genera calor al cocinar en microondas,
por fricción violenta en moléculas de agua.
Las estructuras moleculares se separan, las moléculas se
deforman por acción de la fuerza, llamado isomerismo estructural,
y por lo tanto su calidad queda dañada. Al contrario que
en los métodos convencionales de cocción en los que
el calor se transfiere por convección de fuera a dentro.
La cocción por microondas empieza desde dentro de las células
y moléculas donde hay agua y allí la energía
se transforma en calor por fricción.
Además de los efectos del calor por fricción violeta,
a los que se llama efectos térmicos, también están
los efectos atérmicos que casi nunca se han tomado en cuenta.
Estos efectos atérmicos no son medibles de momento, pero
también pueden deformar las estructuras de las moléculas
y tener consecuencias cualitativas.
Por ejemplo, el debilitamiento de las membranas celulares por microondas
se usan en el campo de la tecnología de alteración
genética. Debido a la fuerza involucrada, las células
se rompen, neutralizando de esta forma su potencial eléctrico,
es decir la propia vida de la célula, entre la parte externa
y la interna de las membranas de la misma.
Las células dañadas se vuelven presa fácil
de virus, hongos y otros microorganismos. Se suprimen los mecanismos
naturales de reparación y las células se ven forzadas
a adaptarse a un estado de emergencia de energía, cambian
de respiración aeróbica a respiración anaeróbica.
En vez de producir agua y dióxido de carbono, la célula
se envenena y produce peróxido de hidrógeno y monóxido
de carbono.
Las mismas deformaciones violentas tienen lugar en nuestro cuerpo
cuando nos exponemos directamente a microondas o a un radar, y también
tienen lugar en las moléculas de los alimentos cocinados
en horno microondas.
La radiación provoca destrucción y deformación
de las moléculas de los alimentos. La cocción por
microondas también crea nuevos compuestos, llamados compuestos
radiolíticos, que son fusiones desconocidas que no se encuentran
en la naturaleza. Los compuestos radiolíticos se crean por
descomposición (deterioro) molecular resultado de la radiación
directa.
Los fabricantes de hornos microondas insisten en que los alimentos
irradiados y cocinados en microondas no tienen ningún incremento
significativo en compuestos radiolíticos en comparación
con los alimentos cocinados, horneados o procesados por métodos
convencionales.
La evidencia clínica científica presentada aquí
demuestra que es sencillamente una mentira. En América, ni
las universidades ni el estado federal han llevado a cabo pruebas
sobre los efectos que tiene en nuestro cuerpo comer alimentos cocinados
en microondas. ¿No es un poco raro?
Les preocupan más los estudios sobre qué ocurre si
la puerta de un microondas no cierra bien. De nuevo, es el sentido
común lo que nos dice que en lo que deberían poner
su atención es en lo que sucede a los alimentos cocinados
dentro del microondas.
Como la gente consume alimentos alterados, ¿no resulta coherente
preocuparse por como esas mismas moléculas deterioradas van
a afectar nuestra propia estructura celular?
Las acciones de la industria van dirigidas a ocultar la
verdad.
Tan pronto los doctores Hertel y Blanc publicaron sus resultados,
las autoridades reaccionaron. Una organización comercial
poderosa, la Asociación Suiza de Comerciantes y Empresarios
de Aparatos Eléctricos de Uso Doméstico, conocido
como FEA, golpeó rápidamente en 1992.
Forzaron al Presidente del Tribunal de Seftigen, Cantón
de Berna, a emitir una orden de silencio contra los doctores Hertel
y Blanc. En Marzo de 1993, el Dr Hertel fue condenado por "interferir
con el comercio" y se le prohibió publicar los resultados
de sus estudios. El Dr. Hertel se mantuvo en sus trece y le plantó
cara a esta prohibición durante años.
No hace mucho, esta decisión fue revertida por una sentencia
dictada en Estrasburgo, Austria, el 25 de agosto de 1998. El Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, sostuvo que la decisión tomada
en 1993, constituía una violación de los derechos
del Dr. Hertel.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos también decidió
que la orden de silencio librada por el Tribunal Suizo en 1992 contra
el Dr. Hertel, en la que se le prohibía declarar que los
hornos microondas eran peligrosos para la salud humana, era contraria
al derecho de libertad de expresión. Además, sentenció
a Suiza a compensar económicamente al Dr. Hertel.
Carcinógenos en los alimentos expuestos a microondas.
En el libro de la Dra. Lita Lee, "Health Effects of Microware
Radiation-Microwave Ovens" (Efectos sobre la salud de la radiación
de microondas y los hornos microondas), así como en los números
de marzo y septiembre de 1991 de "Earthletter", ella afirmó
que todo horno microondas suelta radiación electromagnética,
daña el alimento y convierte las sustancias cocinadas en
él en productos tóxicos orgánicos peligrosos
y carcinógenos.
Subsiguientes investigaciones que se resumen en este artículo
revelan que los hornos microondas son mucho más peligrosos
de lo que a priori se creyó.
A continuación hacemos un resumen de unas investigaciones
rusas publicadas por el Atlantis Raising Educational Center de Portland,
Oregon.
- Se formaron carcinógenos virtualmente en todos los alimentos
testados.
- Ningún alimento fue expuesto a más cocción
por microonda que la necesaria para conseguir el propósito,
es decir, cocinar, descongelar o calentar. Esto es un resumen
de los resultados:
- Exponer a la acción del microondas carnes preparadas
durante el tiempo necesario para asegurar un consumo adecuado
provocó la formación de nitrosaminas, un conocido
carcinógeno.
- Exponer a la acción del microondas leche y granos
de cereales convirtió algunos de sus aminoácidos
en carcinógenos.
- Descongelar fruta congelada convirtió su contenido
de glucósidos y galactósidos en sustancias carcinógenas.
- Una exposición extremadamente breve de vegetales
crudos, cocidos y congelados convirtió los alcaloides
en carcinógenos.
- En plantas expuestas a la acción del microondas,
especialmente vegetales raíz, se formaron radicales
libres carcinógenos.
Disminución del valor nutricional.
Los investigados rusos también informaron de una marcada
aceleración de la degradación estructural que lleva
a una disminución del valor alimenticio de entre 60 y 90%
en todos los alimentos testados. Entre los cambios observados se
encuentra:
- Disminución de la biodisponibilidad del complejo de vitamina
B, vitamica C, vitamina E, minerales esenciales y factores lipotrópicos
en todos los alimentos testados.
- Distintas clases de daño en varias sustancias de las
plantas, tales como alcaloides, glucósidos, galactósidos
y nitrilósidos.
- Degradación de las nucleoproteínas en carnes.
Se descubre la Enfermedad del Microondas.
Los investigadores rusos hicieron investigaciones en miles de trabajadores
que habían sido expuestos a microondas durante el desarrollo
del radar en los años 1950. Sus investigaciones mostraron
problemas de salud tan serios que los llevó a establecer
límites tan estrictos como 10 micro-vatios de exposición
para trabajadores y 1 micro-vatio para civiles.
En el libro de Robert O. Becker, "The Body Electric"
(La eléctrica(1) del cuerpo), él describe la investigación
llevada a cabo por los investigadores rusos acerca de los efectos
sobre la salud de la radiación de microondas, que ellos denominan
"enfermedad del microondas". En la página 314 de
su libro, Becker dice:
"... Sus primeros signos (de la "enfermedad del microondas")
son presión baja y pulso lento. Las manifestaciones siguientes,
mucho más conocidas, son excitación crónica
del sistema nervioso simpático (síndrome de estrés)
y presión alta.
Esta fase también incluye dolor de cabeza, mareos, dolor
de ojos, insomnio, irritabilidad, ansiedad, dolor de estómago,
tensión nerviosa, incapacidad de concentrarse, pérdida
de cabello, más una creciente incidencia de apendicitis,
cataratas, problemas reproductivos y cáncer.
A los síntomas crónicos, suceden crisis de agotamiento
adrenal y enfermedad de corazón isquémico (bloqueo
de arterias coronarias y ataques al corazón)..."
Según la Dra. Lee, los cambios se observan en la química
de la sangre y en el índice de ciertas enfermedades entre
los consumidores de alimentos expuestos a microondas. Los síntomas
mencionados pueden fácilmente ser causados por las observaciones
que se relacionan más abajo. A continuación hay un
ejemplo de esos cambios:
- Se observaron desórdenes linfáticos, que conducen
a una disminución de la capacidad de prevenir determinado
tipo de cánceres.
- Se observó un incremento en el índice de formación
de células cancerígenas en la sangre.
- Se observó un aumento en el índice de cánceres
de estómago y de intestino.
- Se observaron índices más altos de desórdenes
digestivos y un deterioro gradual de los sistemas de eliminación.
Conclusiones de las investigaciones sobre microondas.
Estas fueron las investigaciones alemanas y rusas más significativas
en relación a los efectos biológicos de las microondas:
El estudio inicial fue llevado a cabo por los alemanes durante
la campaña militar de Barbarossa, en la Humbolt-Universitat
de Berlín (1942-1943).
Desde 1957 a la actualidad (hasta el final de la guerra fría),
las investigaciones rusas se llevaron a cabo en el Instituto de
Radio Tecnología de Kinsk, en la Región Autónoma
de Bielorusia y en el Instituto de Radio Tecnología en Rajasthan,
en la Región Autónoma Rossiskaja, ambas en la antigua
URSS.
En la mayoría de los casos, los alimentos usados para los
análisis de investigación fueron expuestos a propagación
de microondas a un potencial energético de 100 kilovatios/cm3/segundo,
hasta el punto considerado aceptable para consumo humano normal.
Los efectos observados por los investigadores alemanes y rusos se
presentan en tres categorías:
Categoría I, Efectos que producen cáncer.
Categoría II, Destrucción de los nutrientes de los
alimentos.
Categoría III, Efectos biológicos de la exposición.
Categoría I
Efectos que producen cáncer.
(Los primeros dos apartados de la Categoría I no son legibles
en nuestra copia del informe. El resto de apartados del informe
están intactos)
3. Creación de un efecto vinculante a la radioactividad
en la atmósfera causando por lo tanto un marcado aumento
en la cantidad de saturación de partículas alfa y
beta de los alimentos;
4. Creación de agentes productores de cáncer dentro
de los compuestos(*) de proteína hidrolizada en leche y granos
de cereales (*)=se trata de proteínas naturales que se dividen
en fragmentos antinaturales por la adición de agua.
5. Alteración de sustancias elementales de los alimentos,
que causan desórdenes en el sistema digestivo debido a un
catabolismo(*) inestable de los alimentos expuestos a microondas.
(*)Proceso metabólico de desintegración.
6. Debido a alteraciones químicas en los componentes del
alimento, se observó mal funcionamiento dentro del sistema
linfático, causa de una degeneración de la capacidad
inmune del cuerpo respecto de determinadas formas de neoplasias
(crecimientos anormales de tejido).
7. El consumo de alimentos expuestos a microondas causó un
incremento en el porcentaje de células cancerosas dentro
del suero sanguíneo (células tumorales tales como
sarcoma).
8. Las emisiones de microondas causó alteración en
el comportamiento catabólico (proceso metabólico de
desintegración) de glucósidos y galactósidos
en frutas congeladas cuando se las descongeló de esta manera.
9. La emisión de microondas causó alteración
del comportamiento catabólico de los alcaloides de plantas
cuando vegetales crudos, cocidos o congelados fueron expuestos a
microondas aunque la exposición fuera mínima en duración.
10. Se formaron radicales libres causantes de cáncer dentro
de determinadas formaciones moleculares de minerales traza en algunas
sustancias de la planta, especialmente vegetales-raíz crudos.
11. En un porcentaje estadísticamente alto de personas, los
alimentos expuestos a microondas causaron crecimientos cancerígenos
en estómago e intestino, así como una degeneración
generalizada de los tejidos celulares periféricos, con una
destrucción gradual de la función de los sistemas
digestivo y de excreción.
Categoría II
Destrucción de los nutrientes de los alimentos.
La exposición a las microondas provocó disminuciones
significativas en el valor nutritivo de todos los alimentos investigados.
Los siguientes son los hallazgos más importantes:
1. Una disminución en la biodisponibilidad (capacidad del
cuerpo de utilizar el nutriente) de vitaminas del complejo B, vitamina
C, vitamina E, minerales esenciales y lipotrópicos en todos
los alimentos.
2. Una pérdida entre el 60 y el 90% del contenido de energía
vital de todos los alimentos testados.
3. Una reducción en el comportamiento metabólico y
capacidad de integración de alcaloides, glucósidos,
galactósidos y nitrilósidos.
4. Destrucción del valor nutritivo de las nucleoproteínas
en las carnes.
5. Una marcada aceleración de la desintegración estructural
en todos los alimentos.
Categoría III
Efectos biológicos de la exposición.
La exposición a la emisión de microondas también
tuvo un efecto negativo impredecible sobre el bienestar biológico
general de los seres humanos.
Esto no se descubrió hasta que los rusos experimentaron
con equipos muy sofisticados y hallaron que ni siquiera hacía
falta que una persona ingiriera los alimentos expuestos a microondas:
simplemente la exposición a su campo energético era
suficiente para causar tales efectos secundarios. En 1976 se prohibió
por ley el uso de tales aparatos de microondas en la URSS.
Estos son los efectos secundarios enumerados:
1. Una desintegración del campo de energía vital
humana en aquellos que fueron expuestos a hornos microondas durante
la investigación, con efectos secundarios sobre el campo
energético humano de creciente y más larga duración.
2. Una degeneración de los paralelos de voltaje celular durante
el proceso de utilización del aparato, especialmente en sangre
y zonas linfáticas.
3. Una degeneración y desestabilización energética
en la utilización del alimento dentro de los procesos metabólicos
humanos.
4. Una degeneración y desestabilización de la capacidad
de la membrana celular interna durante la transferencia de procesos
catabólicos al suero sanguíneo desde el sistema digestivo.
5. Degeneración e interrupciones de los impulsos eléctricos
nerviosos dentro del cerebro (la porción frontal del cerebro
donde reside el pensamiento).
6. Degeneración y destrucción de circuitos nerviosos
eléctricos y pérdida de la simetría del campo
energético en los plexos nerviosos tanto en la parte anterior
como posterior de los sistemas nervioso central y autónomo.
7. Pérdida de equilibrio y circulación de las fuerzas
bioeléctricas dentro del sistema de activación reticular
ascendente (el sistema que controla la función de conciencia).
8. Una pérdida acumulativa a largo plazo de energía
vital en humanos, animales y plantas localizadas dentro de un radio
de 500 metros del equipo operativo.
9. Efectos residuales de larga duración [es decir, permanentes]
de "depósitos" de magnetismo se localizaron a lo
largo de todo el sistema nervioso y linfático.
10. Desestabilización e interrupción de la producción
de hormonas y del mantenimiento del equilibrio hormonal en sujetos
femeninos y masculinos.
11. Niveles marcadamente más elevados de alteración
de ondas cerebrales en los patrones de señal de onda alfa,
theta y delta en personas expuestas a campos de emisión de
microondas.
12. Debido a esta alteración de las ondas cerebrales, se
detectaron efectos fisiológicos negativos, incluyendo pérdida
de memoria, pérdida de la capacidad de concentración,
supresión del umbral emocional; enlentecimiento de los procesos
intelectuales y episodios de sueño interrumpido en un porcentaje
estadísticamente mayor de individuos expuestos de manera
continuada a los efectos de campos de emisión de aparatos
de microondas, tanto si se trata de aparatos para cocinar o de estaciones
de transmisión.
Conclusiones de la investigación forense.
De las veintiocho indicaciones enumeradas más arriba, se
desprende que el uso de aparatos de microondas es definitivamente
no recomendable y con la decisión del gobierno soviético
en 1976, la opinión científica actual en muchos países
en lo relativo al uso de tales aparatos queda claramente en evidencia.
Debido al problema de los residuos magnéticos aleatorios
y su condición vinculante dentro de los sistemas biológicos
del cuerpo (Categoría III:9), que en última instancia
pueden afectar los sistemas neurológico, principalmente el
cerebro y los plexos nerviosos, puede producirse una despolarización
a largo plazo de los circuitos neuroeléctricos de los tejidos.
Debido a que estos efectos pueden causar virtualmente daño
irreversible a la integridad neuroeléctrica de los distintos
componentes del sistema nervioso (I.R. Luria, Novosibirsk 1975a),
la ingestión de alimentos expuestos a microondas está
claramente contraindicada en todos los aspectos.
Su efecto magnético residual pueden volver a los componentes
receptores psico-neuronales del cerebro más susceptibles
a influencia psicológica por medio de campos de frecuencia
de microonda inducida artificialmente desde estaciones de transmisión
y redes de emisión de TV.
Investigaciones neuro-psicológicas soviéticas realizadas
en Uralyera y Novosibirsk (Luria y Perov, 1974a, 1975c, 1976a) sugieren
la posibilidad teórica de una influencia psico-telemétrica
(es decir la capacidad de afectar el comportamiento humano mediante
señales de radio transmitidas a frecuencias controladas),
que puede causar un campo de energía psicológica subliminal
involuntaria en consonancia con aparatos de microondas en funcionamiento.
Documento de investigación forense
Preparado por William P. Kopp
A.R.E.C. Research Operations
T061-7R10/10-77F05
Prioridad: Clase I R001a
Diez razones para tirar tu horno microondas.
Las conclusiones de los estudios científicos clínicos
suizos, rusos y alemanes, no nos permiten seguir ignorando el horno
microondas que está en nuestra cocina. Basados en esta investigación,
concluiremos este artículo con lo siguiente:
- El consumo continuado de alimentos procesados en horno microondas
causa daño cerebral permanente a traves de poner en cortocircuito
los impulsos eléctricos en el cerebro (despolarizando y
desmagnetizando el tejido cerebral).
- El cuerpo humano no puede metabolizar los productos desconocidos
que se crean en los alimentos expuestos a microondas.
- El consumo continuado de alimentos procesados en horno microondas
detiene y/o altera la producción de hormonas femeninas
y masculinas.
- Los efectos de los nuevos productos formados en alimentos expuestos
a microondas son permanentes en el cuerpo humano.
- Se reducen o alteran los minerales, vitaminas y nutrientes de
todos los alimentos procesados en microondas de forma que el cuerpo
humano se queda con poco o nada, o absorbe compuestos alterados
que no pueden asimilarse.
- Los minerales de los vegetales, cuando se los cocina en horno
microondas, se convierten en radicales libres cancerígenos.
- Los alimentos procesados en microondas causan crecimientos cancerosos
en el estómago y los intestinos. Esto puede explicar el
rápido incremento en la tasa de cáncer de colon
en América.
- El consumo prolongado de alimentos procesados en microondas
causa un aumento de células cancerosas en la sangre humana.
- El consumo continuado de alimentos procesados en microondas
causa deficiencias en el sistema inmune a través de alteraciones
en la glándula linfática y suero sanguíneo.
- El consumo de alimentos procesados en microondas provoca pérdida
de memoria, de concentración, inestabilidad emocional y
reducción de la inteligencia.
¿Ya has tirado tu microondas?
Después que lo hayas hecho, puedes usar un horno eléctrico
en su lugar. Va bien en la mayoría de los casos y es casi
tan rápido.
La utilización de transmisiones de microondas artificiales
para control psicológico subliminal, o "lavado de cerebro",
como se lo conoce mejor, también ha sido probada. Estamos
intentando conseguir copias de los documentos de investigación
rusos y de los resultados de los doctores Luria y Perov, detallando
sus experimentos clínicos en ese campo.
NOTA DE TRADUCCION:
(1) Igual que se habla de la 'química' del cuerpo en relación
a los procesos químicos que tienen lugar en el organismo,
en este caso 'eléctrica' se refiere a los procesos eléctricos.
© Anthony Wayne y Lawrence Newell
http://www.ecclesia.org/forum/topic.asp?TOPIC_ID=66
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© de la traducción, 2006. Mónica P. Vazquez
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