La soya: El Comercio
de un anti-nutriente
Por el Dr Cichowicz Emmanuelli, Médico Ortomolecular
de Puerto Rico.
Los beneficios de salud adscritos a la soya llevan a cientos de
miles de personas en el Occidente - preocupadas por la contaminación
de las carnes y los productos animales - a visitar un colmado naturalista
en búsqueda de productos basados en esa alternativa vegetariana
que han leído que es tan nutritiva. Encuentran que los anaqueles
de los "health food" están repletos de cuanta variación
de soya existe – leche, mantecado, yogurt, cereal, harina,
margarina, batidas, tofú y mucho más. Y si está
en un "health food," tiene que ser saludable.
El mercadeo de la industria de la soya es de admirarse en términos
capitalistas de generación de ganancias. Han cogido una porquería
de alimento barato, que por saber a ñoña y estar lleno
de antinutrientes, apenas se usa en el Oriente y lo han convertido
- en la mente consumidora occidental - en el alimento principal
asiático, responsable indiscutiblemente por la buena salud
de esas poblaciones. El mercadeo es intenso y constante en cuanto
magazín hay relativo a dieta, nutrición y salud. Se
le adscribe a la soya poderes de sanar problemas asociados al colesterol,
a la obesidad, a la menopausia, a la osteoporosis, al Alzheimer,
a la próstata, al riñón, al cáncer y
a la infertilidad. Los médicos, los "health food,"
muchos naturalistas y todos los vegetarianos se han tragado el cuento
completito.
Este artículo tiene como propósito destruir los mitos
del milagro nutricional que supuestamente es la soya y advertir
sobre el gran peligro a la salud inherente a su consumo, especialmente
entre los niños. Pueden encontrar el cuento verdadero completo,
con su base científica, en el libro de Kaayla T. Daniel,
The Whole Soy Story.
Punto comercial 1
- El uso de la habichuela soya como alimento especial tiene un
historial tradicional asiático de miles de generaciones.
Falso. Es verdad que los chinos de antaño
consideraban a la soya como un tesoro nacional – pero no como
un alimento – es más, lo consideraban incomible. Los
chinos sabían que la ingestión de la soya enfermaba
de muchas diferentes maneras. Para empezar, era casi imposible de
digerir, produciendo mucho aventamiento intestinal (el estar "abombao").
Hoy día sabemos que la soya está repleta de antitripsinas,
moléculas que no permiten la digestión más
elemental de la proteína en la dieta, y de ácido fítico
("phytic acid"), el cual interfiere con la absorción
de los minerales esenciales del alimento - ambas substancias son
consideradas antinutrientes. La razón por la cual los chinos
apreciaban la soya era porque habían descubierto que sus
raíces capturaban nutrientes del aire (fijan el nitrógeno)
y por lo tanto lo usaban como "estiércol verde"
para enriquecer la tierra. Por eso el símbolo escrito chino
referente a la soya es el de una raíz, no de una habichuela.
No fue hasta que los chinos descubrieron que la fermentación
prolongada podía neutralizar la mayoría de sus potentes
toxinas, que lo comenzaron a usar como el condimento chiang (en
Japón llamado miso). El natto aparece para el año
1000 AD y el tempeh en los 1600s.
Punto Comercial 2
- Las poblaciones de Asia consumen cantidades grandes de soya.
Falso. Esto es un invento de la industria
occidental de la soya. El consumo promedio de alimentos de soya
en la China es de 10 gramos (2 cucharaditas) al día, lo que
representa sólo el 1.5% de las calorías diarias (comparado
con 65% de las calorías provenientes de la carne de lechón).
Las poblaciones asiáticas consumen los productos de la soya
en pequeñas cantidades y como un condimento - no como un
reemplazo de los alimentos de carne. La leche de soya fue introducida
a la China por occidentales en el siglo 20.
Punto Comercial 3
- Los alimentos de soya modernos proveen el mismo beneficio a
la salud que proveen los alimentos de soya fermentados de manera
tradicional.
Falso. Lo que se consume como alimento
de soya en el Occidente ni se parece al producto tradicional oriental.
La falta de fermentación de los productos occidentales de
soya (lo cual no se hace porque le sale muy costoso a la industria)
hace que se retengan muchas de las toxinas del producto crudo, y
la manera en que se procesan entonces destruye las proteínas
beneficiosas y aumenta la cantidad de carcinógenos. El FDA
hasta incluye a la soya en su Banco de Datos de Plantas Venenosas,
citando 256 referencias que asocian a la soya con problemas serios
de la glándula tiroides, a problemas de crecimiento, a deficiencias
de aminoácidos, a la mala absorción de minerales,
a disrupciones hormonales y a la generación de cáncer.
Adicionalmente, el 99% de la soya hoy día ha sido genéticamente
modificada y contiene uno de los por cientos más altos de
contaminación por pesticidas entre todos los alimentos.
Dado que la soya no fermentada tiene niveles bien altos de una
substancia (ácido fítico) que impide la absorción
de minerales esenciales como el calcio, el magnesio, el cobre, el
hierro y especialmente el zinc, podemos anticipar que vegetarianos
que consumen muchos productos de soya manifestarán una variedad
de síntomas que confundirán a sus médicos en
vista de la dieta tan "natural" y "saludable"
que llevan. Por ejemplo, el zinc se conoce como el mineral de la
inteligencia porque se necesita para un desarrollo óptimo
del cerebro y del sistema nervioso. Los vegetarianos que reclaman
sentirse "espaciados" y lo atribuyen al haber logrado
una iluminación espiritual o trascendental – lo más
seguro están manifestando una deficiencia de zinc. El zinc
también sirve para controlar el azúcar, proteger contra
la diabetes y para tener un sistema reproductivo de alta fecundidad.
Por eso los japoneses siempre consumen una pequeña cantidad
de tofú o miso acompañado de un caldo de pescado rico
en minerales y seguido por una porción adicional de carne
o pescado.
Punto Comercial 4
- La leche de soya, como bebida tradicional china, es más
saludable para el ser humano que la leche de vaca.
Falso. Para empezar, no hay tal cosa
como "leche de soya" – lo que hay es una bebida
de soya, procesada de tal manera para que aparente ser una leche.
Los consumidores de leche de soya se sorprenden cuando descubren
que los chinos tradicionalmente nunca han valorado la leche de soya.
La referencia más antigua del uso de leche de soya es del
año 1866, y es al americano Harry Miller que se le da el
crédito de introducir el concepto de la leche de soya como
un producto comercial a los chinos. Nunca pegó por su sabor
tan fuerte a habichuela. Para disfrazar el sabor tan desagradable,
la industria de la soya hoy día le añade una gran
cantidad de azúcar al producto. La leche de soya es tan deficiente
en vitaminas y minerales, que la misma debe ser "fortificada"
con esas substancias, pero la industria usa los suplementos más
baratos disponibles.
Los productos derivados de la leche de soya, como los "yogurt",
los pudines, los mantecados y los quesos, son manipulados químicamente
más todavía. La mayoría de estos derivados,
por ejemplo, contienen una sustancia llamada "carrageenan"
para espesar el producto final. "Carrageenan" ha producido
ulceraciones y malignidades (cáncer) en el tracto intestinal
de animales de laboratorio.
Punto Comercial 5
- Los productos de soya fermentados pueden proveer la vitamina
B12 tan necesitada en la dieta vegetariana.
Falso. El compuesto en la soya que se
parece a la vitamina B12 no puede ser utilizado por el cuerpo humano.
De hecho, los alimentos de soya producen la necesidad de una ingesta
aún mayor de la vitamina B12 natural, la cual sólo
se obtiene de productos animales.
Punto Comercial 6
– Los alimentos de soya previenen la osteoporosis.
Falso. Los alimentos de soya son más
dados a causar deficiencias de calcio y vitamina D – dos claves
para huesos saludables. La mayoría de los productos de soya
son fortificados con la variante vitamínica D2, la cual se
ha asociado a hiperactividad, a enfermedad de las arterias coronarias
y a reacciones alérgicas. Las personas asiáticas padecen
de menos osteoporosis por su consumo de caldos de hueso (fuente
de calcio) y de pescado, manteca y carne de órganos (fuentes
de vitamina D) - no por su consumo de productos de soya.
Punto Comercial 7
– Existe un consenso científico en que los productos
modernos a base de la soya protegen en contra del cáncer.
Falso. Éste es uno de los puntos
de mercadeo más enfatizado por la industria, reconociendo
el gran miedo que existe entre la población referente al
cáncer y el deseo de las personas reducir su riesgo mediante
cambios dietéticos. Pero no existe tal consenso científico.
Es más, el mismo FDA advierte con relación al potencial
carcinogénico de la soya en exceso. Los "soya isoflavones"
- moléculas propias de los productos de soya - son muy parecidas
al estrógeno humano y son las más frecuentemente citadas
por la industria como protegiendo contra el cáncer. Esto
es todo lo contrario a lo que dicen muchos libros de texto de toxicología
- que tienen a los "soy isoflavones" en las listas de
substancias mutagénicas (que causan daño al material
genético), "teratogénicas" (que causan daño
al embrión y al feto) y carcinogénicas.
Las mujeres que consumen productos de soya buscando prevenir el
cáncer del seno pueden estar exponiéndose a un mayor
riesgo de contraer la enfermedad. El Dr. Helferich de la Universidad
de Illinois ha expuesto ratas de laboratorio a "soy isoflavones",
observando que entre más "isoflavones" ingieren,
más alta la incidencia de cáncer del seno, y la relación
era más notable en ambientes de estrógeno natural
bajo como ocurre en la menopausia humana. Estudios más recientes
en mujeres en la Universidad de California han confirmado el aumento
en riesgo de cáncer del seno.
Punto Comercial 8
– Los alimentos de soya protegen en contra de las enfermedades
cardiovasculares porque bajan el colesterol.
Falso. Una de las mentiras más
grandes que la industria agrícola y farmacéutica sigue
propagando es la del colesterol, las grasas saturadas y las enfermedades
del corazón. La ciencia ya claramente establece que una cosa
no tiene que ver con la otra. Lo que sí ahora está
claro es que lo que daña las arterias del corazón
son las grasas contenidas en los aceites vegetales omega-6 procesados
- como el de maíz, el de canola y especialmente el de la
soya. Casi el 80% de todo el aceite vegetal consumido en Estados
Unidos y Puerto Rico viene de la soya – esto incluye el aceite
embotellado, la margarina, la mayonesa, los aderezos, las papitas
fritas congeladas y todo producto imaginable de repostería
en el colmado. Lo que se usa en la mayoría de estos productos
es el aceite parcialmente hidrogenado de la soya – lo cual
es una alteración química y mediante mucho calor del
aceite natural de la soya, produciendo un producto menos aceitoso
y más cremoso que no se pone rancio. A cambio de esa gran
ventaja comercial está la gran desventaja de enfermedad -
esa sustancia sintética es el agente oxidante más
potente en cuanto a dañar la integridad de las membranas
celulares del corazón y por lo tanto de obstruir las arterias
coronarias. Si quieren proteger su corazón, olvídense
de los cuentos del cuco del colesterol y de las grasas saturadas
y eliminen todo aceite vegetal omega-6 procesado y todo aceite parcialmente
hidrogenado de su dieta.
Punto Comercial 9
– Los estrógenos naturales de la soya "phytoestrogens"
elevan las habilidades mentales del consumidor.
Falso. Un estudio reciente demostró
que las mujeres con los niveles más altos de estrógeno
en su sangre manifestaban los niveles más inferiores de función
cognoscitiva. Y en americanos de extracción japonesa, el
consumo de tofú entre las edades de 40-60 años se
asocia al desarrollo más tarde de la enfermedad de "Alzheimer".
También es que en el procesamiento de la soya, se llevan
a cabo baños de ácido muy potentes dentro de cilindros
gigantes de aluminio. El ácido disuelve el aluminio y el
aluminio se concentra en los productos de soya, y de ahí
al cerebro y al "Alzheimer".
Punto Comercial 10
– Los alimentos de soya son beneficiosos para tu vida sexual.
Falso. Hay numerosos estudios en animales
que demuestran que los alimentos a base de soya producen infertilidad.
Estudios con mujeres en edad reproductiva que consumen mucha soya
demuestran alteraciones en sus niveles de hormonas reproductivas
afectando adversamente el ciclo menstrual. Se conoce también
desde hace muchos años que el consumo de soya en hombres
baja el recuento de espermatozoides y hace que los espermatozoides
tengan menos habilidad de fertilizar el óvulo. A base de
este efecto contraceptivo conocido de los estrógenos en la
soya, muchos especialistas en infertilidad le recomiendan de inicio
a sus parejas eliminar todo producto de soya.
El consumo de soya no solamente aumenta los niveles de estrógeno
en la sangre de los hombres y las mujeres, sino que disminuye los
niveles de testosterona libre en la sangre de ambos – y sabemos
que la testosterona libre, tanto en hombres como en mujeres, es
responsable por el deseo sexual. Los monjes budistas rutinariamente
consumen tofú para reducir el libido.
Punto Comercial 11
– Los productos de soya son buenos para un embarazo saludable
y las fórmulas de leche de soya son tan o más nutritivas
para el bebé que las fórmulas a base de leche de vaca.
Falso y falso. Sabemos que la soya contiene unas
substancias estrogénicas muy potentes. ¿Podrán
esos estrógenos adicionales ingeridos durante el embarazo
afectar el sistema reproductivo del feto? Los estudios indican que
sí.
Para entender esto, hay que repasar brevemente el desarrollo sexual
del feto. Resulta que todos los fetos desarrollarán anatómicamente
como hembras a menos que estén expuestos a las hormonas masculinas,
y a tales efectos la testosterona ya se produce durante el primer
trimestre del embarazo por las glándulas sexuales del varoncito.
El estrógeno – la hormona femenina – sea natural
o en la forma de "soy isoflavones," puede interferir y
suprimir la producción de testosterona del feto en momentos
que la testosterona está guiando y programando todo el desarrollo
sexual masculino a todos los niveles – desde el cerebro hasta
los genitales.
Hoy día están naciendo más y más varoncitos
con anomalías genitales causadas por una exposición
prenatal excesiva a substancias estrogénicas – sean
ambientales (pesticidas y plaguicidas) o por vía de la dieta.
Los defectos más comunes observados son las hipospadias (un
defecto del desarrollo del pene donde la apertura del meato urinario
sale más abajo de lo normal), el criptorquidismo (donde los
testículos no han descendido al escroto) y varones con genitalia
predominantemente femenina.
Con exposiciones menos intensas, la manifestación de un varoncito
estrogenizado puede que se observe más tarde en la vida –
como un pene de menor tamaño, testículos que no producen
buenos espermatozoides y hasta cáncer testicular y cáncer
de próstata. Mientras tanto, la nena estrogenizada puede
manifestar un desarrollo sexual precoz y luego tumores dependientes
del estrógeno - como lo son el cáncer del seno, del
ovario y del útero.
Niveles inapropiadamente altos de substancias estrogénicas
pueden también afectar la programación cerebral del
feto y del bebé varón. Se ha demostrado que los niveles
y tipos de hormonas sexuales presentes a temprana edad influyen
en el desarrollo de las células del cerebro que controlan
la reproducción, el comportamiento sexual y posiblemente
hasta la preferencia sexual.
Los infantes varoncitos normalmente exhiben un repentino y dramático
aumento de testosterona durante los primeros meses de vida, produciendo
niveles de las hormonas masculinas comparables con un hombre adulto.
Esta carga de testosterona es necesaria para pre-programar a todos
los órganos del cuerpo para que puedan llevar a cabo los
cambios físicos y emocionales asociados al próximo
brote de hormonas que surgirá durante la adolescencia. Esto
es el equivalente a "downloadear" un programa de software
a la computadora – al final del "download" la información
está ahí esperando ser activada – lo cual no
va a ocurrir hasta que cliquees el icono de "setup" y
procedas a la instalación del programa. En el adolescente
varón, los cambios físicos de la adolescencia –
cambio de voz, crecimiento del pene, desarrollo de pelo facial,
etc. – y los cambios de comportamiento sexual de la adolescencia,
presuponen que ya el "programa" había sido "downloadiado"
durante esos primeros meses de vida. Si hubo un desequilibrio hormonal
durante esos primeros meses, el programa no se instalará
correctamente en la adolescencia.
Con relación a esto, padres que les están ofreciendo
una fórmula de leche de soya a sus bebés recién
nacidos deben saber que – dada la cantidad de "soy isoflavones"
en las fórmulas de soya - sus bebés están ingiriendo
una cantidad de estrógeno equivalente a tres a cinco pastillas
anticonceptivas al día. (Cálculos basados en cifras
y advertencias proporcionadas por el Boletín de la Oficina
Federal de Salud Pública de Suiza.) Estos niveles de estrógeno,
como hemos visto, pueden hacerle un daño irreversible al
futuro desarrollo sexual del niño.
En cuanto a qué efecto tienen los químicos estrogénicos
de la soya sobre la maduración sexual de las niñas,
resulta que el estudio científico más importante jamás
publicado al respecto – y el cual nunca es citado por la industria
de la soya - fue hecho en Puerto Rico. ¿Se acuerdan que unos
20 años atrás la prensa comenzó a resaltar
el gran número de nenas jovencitas en Puerto Rico con un
desarrollo precoz de los senos o telarquia prematura? Pues la investigación
que se hizo para descubrir la causa del fenómeno reveló
que la asociación más fuerte que había cuando
la telarquia ocurría antes de los dos años de edad
era con el uso de fórmula de soya. El otro factor que demostró
una correlación, pero en muchísimo menor grado, fue
el consumo de pollo. El poder corporativo de la industria de la
soya americana logró que sólo se resaltara en los
medios de comunicación la asociación con el consumo
de pollo del país – o sea, el problema éramos
nosotros los puertorriqueños y lo que les estábamos
inyectando a nuestros pollos. Y eso es precisamente lo que refleja
la memoria colectiva de nuestro pueblo sobre ese incidente –
"no se les debe dar de comer mucho pollo a las nenas porque
los pollos de aquí están llenos de hormonas y les
pueden hacer crecer los senos antes de tiempo." Lean el estudio
otra vez (Lambertina W, Freni-Titulaer et al. Premature thelarche
in Puerto Rico, AJDC, 1986, 140, 1263-1267). El problema era la
ingesta de las fórmulas de soya americanas. Y la situación
persiste hoy día. Bebés alimentados con fórmula
de soya tienen de 13,000 a 22,000 veces más compuestos de
estrógeno en su sangre de lo que tienen bebés que
están tomando fórmulas de leche de vaca.
En síntesis, busca evitar consumir todo producto de soya
no fermentado, especialmente durante el embarazo, y jamás
le des a tu bebé fórmula de soya.
El autor es médico con práctica de Nutrición
Ortomolecular en Santurce, Puerto Rico. Tel. 787-724-7674. Comunicarse
a drC@muriendoporlaboca.net
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AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
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