Gigantes en la Iberia
Una tradición avalada por la arqueología
En casi todas las regiones ibéricas se han descubierto restos
arqueológicos que apoyan las leyendas y tradiciones sobre
gigantes, aun vivas en el folklore. Sin embargo, a menudo estos
restos han desaparecido. 0 se han ocultado, no se sabe con que intenciones.
Nuestros antepasados tenían una estatura colosal.
«Es
de notar que en aquel tiempo había gigantes sobre la Tierra.
Después que los hijos de Dios se juntaran con las hijas de
los hombres y ellas concibieron, salieron a la luz estos valientes
de los tiempos antiguos»
Estas palabras de la Biblia son, presumiblemente, las primeras
noticias que tenemos sobre la posible existencia de una raza de
seres gigantescos que habitaron gran parte de nuestro planeta.
En
la mayoría de pueblos y culturas existen tradiciones que
nos hablan de estos seres gigantescos, y sus leyendas las podemos
encontrar desde América hasta las paradisíacas islas
del Pacifico.
Debido a la generalización del gigantismo, la Península
Ibérica cuenta también con un numeroso conjunto de
tradiciones y restos arqueológicos que nos hablan del paso
de estos titanes por nuestras tierras, aunque hemos de hacer una
diferenciación entre tradiciones y leyendas por un lado,
y restos arqueológicos, por lo tanto tangibles, por otro.
Es sin duda el norte peninsular donde mas crónicas tradicionales
podemos recoger. Si estudiamos su folklore observaremos que siguen
presentes en algunas fiestas y representaciones.
En
gran parte de Catalunya aun se pasean enormes figuras de «gegants»
(gigantes) par sus calles durante las fiestas populares, e incluso
en ciertas zonas, cada población a barrio tiene los suyos,
con diferentes formas y atributos, teniendo como denominador común
su elevada estatura y su regia estampa.
En ocasiones estos «gegants» tienen funciones que podríamos
denominar trascendentales o sagradas, como el homenaje que algunos
gigantes de cartón y madera hicieron a los difuntos del cementerio
de Girona, y que fue magistralmente descrito por el folklorista
Carles Vivo.
Es en el país Vasco donde existe mayor abundancia de tradiciones
que nos hablan de estos seres, Allí se les conoce como los
«gentiles» y se les describe como personajes de proporciones
descomunales que, según la leyenda, podían pasearse
par los mares con solo arremangarse los faldones. También,
dentro de la simbología a veces exagerada que da el pueblo
a viejas leyendas, podían orinar y formar de esta manera
verdaderas cascadas y torrentes que darían origen a una fuente.
Mucho más que una leyenda
En todo el conjunto del territorio vasco, sus habitantes se mostraban
muy benévolos con estos gigantes, y se dice que cuando morían
eran enterrados en túmulos, los cuales podrían ser
algo mas que una leyenda si nos atenemos a ciertas evidencias arqueológicas
que estudiaremos mas adelante. Estos túmulos eran seguidamente
cubiertos con piedras que los tapaban en su totalidad. Dice una
vieja tradición que el ultimo superviviente de esta raza
fue asistido por los vecinos del pueblo de Urdiain, los cuales,
para acercarle el alimento a los labios, se valían de una
pala de panadero. Una vez muerto, se cuenta que fue enterrado en
la zona, bajo un amontonamiento de piedras y rocas.
En Euskadi existen varios túmulos que se asegura son enterramientos
de gigantes; así encontramos los «harripila txikia»
o apilamiento pequeño y «harripila haundia" o
acumulación grande, que se hallan principalmente en la zona
de Urbasa, sistema montañoso situado entre Alava y Navarra.
Curiosamente, en esta zona unos obreros que trabajaban en la reconstrucción
de una iglesia, encontraron restos humanos de un tamaño ciclópeo.
En gran parte del norte de la Península Ibérica,
y principalmente en su parte oriental, existen tradiciones que nos
cuentan que estos seres inventaron el cultivo del trigo, así
como la minería (Las famosas minas de Arrola, par ejemplo).
Otros van mas lejos y los hacen descubridores del hierro.
Logicamente el pueblo relaciona a los grandes megalitos prehistóricos
con estos titanes, de ahí la denominación de «jentillari»
a los dólmenes y «jentilbaratza» a los cromlechs.
Este tema fue estudiado ampliamente por personalidades de la talla
de Caro Baroja o Barandiaran.
En la Rioja encontramos Navarrete, de rancia tradición jacobea,
donde se dice que habitó el gigante Ferragut, que según
la leyenda descendía del mismísimo Goliath.
Una muy vieja tradición hace fundador de Girona (Gerona)
al gigantesco Gerion, de aquí su nombre; pero curiosamente
observamos que en la zona gerundense se han dado bastantes noticias
sobre la existencia de yacimientos en los que se han encontrado
restos gigantescas. Ante todo hemos de hacer una diferenciación
entre gigantes y «hombres altos», de tal forma que pueden
descartarse del primer grupo los restos de hombres y mujeres que
se encontraron en las cercanías del principado de Andorra,
y que estaban enterrados junto a armas de hierro. Un posterior estudio
los identifico con vikingos nórdicos que a finales del siglo
VIII y principios del IX, llegaron a tierras pirenaicas, reclamados
por Carlomagno para repoblar la zona de la actual Andorra y cercanías.
Estos hombres nórdicos eran de elevada estatura; fácilmente
alcanzaban el metro noventa, frente a la media de los demás
habitantes, que difícilmente rebasaban el metro sesenta.
Este es un ejemplo, creemos que claro, de la distinción que
debe hacerse entre «hombres altos» y los seres que aquí
nos ocupan.
RESTOS de verdaderos gigantes hallados en los Pirineos parecen
haber sido ocultados deliberadamente
En toda la zona pirenaica se han encontrado restos de verdaderos
gigantes que es posible habitaran dicha cordillera en un época
que se nos escapa. Los mas famosos, sin duda, por la proyección
periodística que se les ha dado, son los numerosos esqueletos
gigantes que se hallaron junto al dolmen de Oren en la Cerdanya.
Estos restos, tras ser recuperados, se guardaron en la casa de un
vecino de la cercana localidad de Prullans, que los custodio hasta
que fueron entregados al Museo Arqueológico de Barcelona.
Allí se pierde la pista, pues aunque han intentado varios
grupos, incluido un equipo de televisión, fotografiarlos
o por lo menos observarlos, nunca les ha sido posible, por lo que
tendremos que añadir este episodio al grupo de los "yacimientos
malditos» que desaparecen y par lo tanto pasan al olvido algunos
años después.
En paradero desconocido
Se da la circunstancia que el yerno de la persona que los custodio
durante años es el escritor y colaborador periodístico
Fernando Ledesma, el cual se sintió atraído par estos
restos, lo que le llevó a hacer una investigación
de casos parecidos por el Pirineo, concretamente el extraño
suceso descrito, por primera vez, por el investigador catalán
Joan Obiols, que nos relata el hallazgo de un gigante de tres metros
de altura (logicamente muerto) en Garós (Pirineo de Lleida),
cuya particularidad era la macabra condición de tener clavado
en el Cráneo un hierro, posiblemente un antiquísimo
clavo.
Menhir fálico de la zona de la Murtra, en Gerona, construido,
según la tradición, por "seres de enormes dimensiones".
Este hallazgo fue estudiado también por el antiguo párroco
de la bella localidad aranesa, Mossen Jaquet, el cual hizo reconstruir
el ábside de la iglesia, cuyos trabajos permitieron encontrar
tales restos. Desgraciadamente, como en casi todos estos descubrimientos,
este esqueleto se halla en paradero desconocido, a pesar del seguimiento
que hemos realizado sobre el mismo. ¿Se le ha hecho desaparecer?
En esta misma zona pirenaica nos cuenta el estudioso Joan Bragulat
que cerca de la cueva de Anes se han encontrado varios fémures
que tienen unas dimensiones que van desde los setenta, hasta los
noventa centímetros de longitud.
Algunos descubrimientos nos hacen pensar que estos seres habitaron
también algunas zonas de Castilla, como lo demuestra el hallazgo,
cerca de Medinaceli, de un cráneo y varios huesos, posiblemente
tibias, de dimensiones gigantescas. Un cabrero de la zona fue el
afortunado que encontró los restos.
Cerca de Monreal de Ariza se halló el esqueleto de un ser
humane de colosal envergadura que parecía guardar la entrada
del cercano castro megalítico.
Curiosamente estos restos se hallaban acompañados de dos
inmensos ladrillos de adobe, colocados entre el cráneo y
los hombros, y su cuello se encontraba ladeado de manera que mirara
a poniente.
En esta misma zona se encuentra una cueva en la que existen unas
extrañas inscripciones efectuadas en un idioma totalmente
desconocido para nosotros. Cabria preguntarse si aquellos seres
colosales no tendrían incluso un alfabeto, por muy básico
que fuera, y una escritura que hoy desconocemos por completo.
Hace algunos años, en las cercanías de León,
concretamente en los alrededores de la iglesia visigótica
de Marialba, se encontraron los esqueletos de varios individuos
de unos tres metros de altura, los cuales fueron entregados a un
museo que desconocemos, aunque algunas investigaciones posteriores
lo sitúan en Madrid.
Actualmente, las tumbas se hallan cubiertas de tierra y piedras
formando túmulos para evitar su expolio, o quizás
(respuesta por la que nos inclinamos) para ocultar las dimensiones
de las tumbas, además del consabido desinterés de
las autoridades académicas. Actualmente esta investigación
la lleva a cabo el señor Ledesma Rubio, que se ha trasladado
a vivir a León y que a buen segura nos informara próximamente
sobre nuevos hallazgos.
Pensemos que varios de estos yacimientos están ubicados
en caminos de la Ruta Jacobea, pues tanto los de la Cerdanya (Camino
catalán) como los de León o la leyenda de Ferragut
en La Rioja están en pleno Camino de Santiago. ¿Casualidad?
Plinio nos cuenta en sus crónicas que habitaban en Andalucía
un grupo de gentes de colosales dimensiones dedicadas a la depredación
y la piratería, y era tal su tamaño, que en ocasiones
uno solo de ellos podía hacer zozobrar alguna pequeña
embarcación con la misma fuerza de su peso.
Podemos decir que tenemos noticias del descubrimiento de otros
esqueletos o restos gigantescos en zonas como Las Comarcas de la
Selva y las Gabarras, o la localidad de Besalu (todas ellas en Gerona)
o del reciente hallazgo de un ser de tres metros aproximadamente,
que estaba enterrado bajo las losas de un antiquísimo dolmen
que a su vez y como en tantas otras ocasiones, se hallaba en el
suelo de una iglesia. Este ultimo descubrimiento esta ubicado en
las cercanías de Pena Sacra (Peña Sagrada), uno de
los lugares mágicos y misteriosos mas importantes de toda
la Cornisa Cantábrica.
Gigantes en las islas
Si la Península Ibérica esta llena de tradiciones
y restos que nos hablan de estos seres de dimensiones colosales,
no podemos olvidar las islas. Sobre los gigantes canarios, posibles
antecesores de los guanches, y por las noticias que continuamente
nos llegan no será la ultima vez. Y Baleares, con toda su
carga de misterio y sus enigmas arqueológicos, nos llenará
con toda seguridad de sorpresas a este respecto.
Conjunto megalítico de Trepucó (Menorca),
tal vez el hábitat de una raza de gigantes que ha dejado
huella de su paso en muchos pueblos de la isla
La mas misteriosa de todas las Baleares, la isla de las Taulas
y Navetas, Menorca, tiene una tradición sobre el gigantismo,
pues no en balde algunos de sus monumentos prehistóricos
nos hacen instantáneamente pensar en cíclopes y titanes,
con esas «Taulas» que algunos escritores de la antigüedad
vieron como mesas (de aquí su nombre en catalán) de
gigantes que habitaron las numerosas cuevas que existen en toda
la ínsula, algunas de ellas aun habitadas en esta ocasión
por «gigantes nórdicos» de bronceada piel (Calas
Coves) que ven en las cuevas un hábitat barato y maravilloso
a la vez.
El
floklore popular venera figuras colosales que, según la tradición,
hacen honor a la naturaleza gigante de los primeros pobladores de
la Península Ibérica.
Las cuevas encontradas en muchos puntos de ella, así como
el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en
lugares separados por grandes distancias geográficas, parecen
afirmar que los gigantes no son solo leyendas
Se cuenta que hace milenios llegaron a Menorca un grupo de gigantes
caldeos, probablemente acompañado a Tubal (una tradición
hoy muy desprestigiada par los científicos), y que construyeron
un buen numero de monumentos (los megalíticos actuales).
Estos colosos recalaron en Menorca después del diluvio.
Logicamente, esto no pasa de ser una tradición, pero la
verdad es que en la cercana Mallorca, hermana mayor de Menorca,
el historiador Baptista Benimelis encontró huesos de gigantes
en Cala Sant Vicens, lo que podría confirmar la llegada de
estos seres a la ínsulas en un tiempo que la tradición
sitúa tras el diluvia bíblico.
Tras la pista de Ulises
Hay un vieja leyenda que dice que Ulises llegó a Menorca
junto a sus compañeros. Aquí nos planteamos la pregunta
sobre si la isla habitada par el malvado cíclope caníbal
no seria la maravillosa Menorca, pues la descripción que
hace Homero sobre la llegada a «un puerto magnifico, rodeado
por ambas partes de escarpadas rocas y que tenia en sus extremos
riberas prominentes» nos recuerda inmediatamente el puerto
natural de Mahón.
Nos vemos en la obligación, antes de terminar, de plantearnos
dos preguntas a las que no vamos a encontrar una respuesta satisfactoria,
pero que vale la pena formularse:
¿Por que han desaparecido unos restos que con toda seguridad
aportarían algo de luz sobre el pasado de la Humanidad?
¿A quien beneficia la ocultación de pruebas que indiquen
que la Tierra fue habitada, en una antigüedad que actualmente
se nos escapa, por una humanidad que es diferente a la nuestra?
Las preguntas sin duda se quedaran en el aire, pero los restos
encontrados hasta ahora, ¿donde están?
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