AKHENATON:
Contacto Interestelar
¿Porqué la VERDAD permanece en la sombra?
“Me fueron dadas las alas del águila.
Pude viajar entonces en los anales del tiempo y esto fue cuanto
ví…”
EN LOS ORIGENES
Según las más viejas tradiciones esotéricas
y ocultistas, en nuestro sistema solar existían además
de los planetas que ahora mismo orbitan en torno a nuestro Sol,
otra enorme masa planetaria, de una tremenda densidad. En estado
primitivo, sin que la vida hubiera alcanzado los niveles de la inteligencia
humana, pululaban formas primigenias de animales enormes, groseros,
deformes, con instintos agresivos para evitar la selección
brutal de las especies.
Este planeta tenía un periodo orbital de 6666
años. Por tanto cada 3333 años se aproximaba a la
tierra y en otros tantos años se alejaba. Los Dioses, conocedores
de este ritmo orbital, ajustaban sus visitas y sus programas de
inseminación genética y cultural sobre la raza de
acuerdo a la influencia de dicho planeta.
La enorme densidad, su baja condición astral
y su influencia negativa, le hacía ser acreedor a un nombre
proscrito: “La bestia”. Es por eso que en la propia
Biblia se cita el número 666 como el número de la
Bestia.
Los señores del espacio; nuestros dioses, inseminadores
y tuteladotes de la vida sobre la tierra, sabían y aún
saben que el acercamiento de la Bestia producía sobre nuestra
morada cósmica, alteración de las mareas, terremotos,
cambios biológicos terribles, exaltación de la negatividad
de todos los seres vivos. Cambios, en definitiva, que exigían
de su parte todo un programa de ayuda, que aún hoy todavía
continúa operativo.
Fueron hace varios miles de millones de años
que el segundo Sol de nuestro Sistema; Júpiter, se apagó.
Es por esto que nuestro Sistema Solar, de ser de doble Sol, pasó
a una sola Estrella. Los planetas pasaron de recibir luz todo el
día, a un sistema binario, noche-día. De vivir en
un maravilloso paraíso, donde la noche era día y el
día esplendor, a vivir acompañado de los señores
de la noche y de los señores de la luz. De tener solo una
meta armónica feliz, progresiva y positiva a un modo donde
la sonrisa y la lágrima, la alegría y la tristeza,
el bien y el mal, formaron parte esencial de la naturaleza de todos
los seres vivos que pululan en nuestro planeta, y por ende en los
que forman nuestro Sistema Solar.
El apagamiento de Júpiter produjo un terrorífico
cambio en este rincón del cosmos. Todas las órbitas
y masas planetarias se alteraron y la “Bestia” se desintegró
en millones de fragmentos. Fue la muerte de un Gigante, pero no
así de su cuerpo astral. Pues toda materia viva al desintegrarse
deja su fantasma o cuerpo astral en el mismo lugar donde habitara.
Tal y como predijo Nostredamus, El séptimo
mes del año 1999, “Un gran Rey de Espanto….”
Se acercó a la Tierra. Es decir, la forma astral de la Bestia
siguiendo su vieja orbita llegó al punto más cercano
de influencia a nuestro planeta, produciendo uno de los periodos
mas oscuros y negativos que vivimos ahora mismo el ser humano.
Muchos esoteristas predecían la llegada de
una gran masa a la Tierra, pero solo los clarividentes, pudieron
comprobar que esa masa no era física, sino astral.
Conociendo la fecha de máximo acercamiento
a nuestro planeta, es obvio que hace 3333 años, estaba en
el punto más alejado. Y es precisamente hacia el año
1334 antes de Cristo, donde ubicamos una serie de acontecimientos
que constituyen la base narrativa de nuestra pequeña historia..
Concretamente el día 29 de Abril de ese año, se producía
una tremenda conjunción planetaria en Aries, que dio origen
al concepto monoteísta, liderado por Moisés, el propio
hijo de Akhenaton. En ese día –contado desde nuestra
concepción cronóloga del tiempo, que no de los Egipcios-
se conjuntaron en el signo de Aries: Sol, Luna, Marte, Júpiter,
Urano, Plutón y Luna Negra, en stellium, es decir, atrapando
a su vez a Venus y Mercurio, en el signo de Tauro. Todo ello en
trígono con el Nodo Lunar en Leo. Para los profanos en esta
ciencia de la Astrología, deberíamos decir que Aries,
representa la Unidad, el monoteísmo o la individualidad.
Y es por esto, que siguiendo la infalible Ley Cósmica, que
el máximo representante del signo de Aries, Moisés,
le fue revelada su misión en esta precisa fecha, cuando tenía
exactamente 21 años.
Y por seguir en la dinámica de la cronología
antigua y 3333 años antes, deberíamos situar otros
acontecimientos claves para la evolución humana, hacia el
año 4667 AC . En esta fecha anterior los últimos restos
del continente Atlantídeo se sumergieron en las profundas
aguas del Atlántico.
Solo dos grandes iniciados de esta mítica civilización
pudieron salvarse, trasladando el conocimiento a Egipto y a la India.
Thotek viajó a Egipto y Ramatek viajó a la India.
El primero llevó consigo la bendición de los dioses,
junto con todo el saber antiguo del continente extinguido y el segundo
a su vez depositó en la tradición sánscrita
Induísta la filosofía del yoga, la respiración
y la meditación como disciplinas para hallar la iluminación.
Ambos fueron adorados por sus respectivos pueblos como Dioses iluminados.
El primero fue conocido como Thot y el segundo como Rama.
Thot volvió a reencarnar en la Tierra 3333
años después en el propio Egipto como Akhenaton y
por supuesto, después del mismo periodo de 3333 años,
ya en nuestros días, volvió a revestirse de carne,
aunque no creo que sea bueno revelar su identidad por no crear expectación
banal. Pues no es importante el mensajero, sino el mensaje que porta.
Vamos a situarnos precísamele en el tiempo
de Akhenaton. Vamos a entrar en sus templos, en sus alcobas. Vamos
a descubrir su conocimiento y sus ritos iniciáticos. Vamos
a remover los viejos recuerdos inconscientes que aún hoy
se alojan en nuestras almas. Aquel tiempo fue decisivo para la creación
de una casta iniciática, que reencarnación tras reencarnación
ha aportado a la Humanidad el conocimiento y el saber. Antes, ahora
y después de este momento que estamos viviendo, los “Hijos
de Sol” iluminaron iluminan e iluminarán las sendas
humanas hacia la verdad suprema.
AMENOFIS III
Hacia el año 1408 AC, Egipto era sin duda la primera e insuperable
potencia mundial, constituida por la unión de “las
dos tierras” es decir el “Bajo” y “Alto”
Egipto. Fue precisamente en este año cuando Amenofis III
(en el lenguaje tradicional egipcio, Amenhotep, que significa: “Amon
esta satisfecho” ) comenzó a reinar sobre una sociedad
próspera, armonizada, con un orden político, económico
y social muy bien estructurado.
La casta sacerdotal era poderosa y rivalizaba en algunos
aspectos con el propio poder del Faraón. El ejército,
ocupaba un papel de perfecta sumisión a la figura de su Rey.
Hay que entender que el Faraón era considerado como un Dios,
aliado a su vez de los Dioses del Cielo. Amenofis III hábil
político y prudente hombre de estado había consolidado
sus fronteras mediante negociaciones inteligentes con sus reinos
vecinos. Egipto gozaba de un periodo excelente. Los viejos dioses
estaban satisfechos y el pueblo vivía sometido a la Ley de
Mat y al poder de su Rey. El arte, la música y el conocimiento
se desarrollaban en una de las mejores etapas de la larga historia
de Egipto.
Un excepcional equipo de colaboradores dieron a Egipto
un esplendoroso momento. Por un lado el Gran Maestro, iniciado,
arquitecto, filosofo y espiritualista, Amenhotep, hijo de Apu, que
formó íntegramente la conciencia de Akhenaton. Y por
otro lado, Suti y Hor magníficos constructores, junto con
Beki, organizador de la Hacienda Nacional, procuraron a su soberano
y a su pueblo estabilidad y entusiasmo.
Pero no todo eran bendiciones para el padre de Akhenaton,
puesto que los hititas, con su ambicioso soberano Suppiluliuma invaden
las vecinas tierras del reino de Mittani, que era un tradicional
aliado de Egipto. Todo el mundo espera que Amenofis III despliegue
su ejército para defender a su aliado, pero lejos de esta
acción, envía una serie de delegaciones que procuran
una paz estable, basada en una especie de guerra fría, donde
cada uno muestra sus armas, pero prefieren no llegar al momento
decisivo de la guerra.
El segundo peligro, más silencioso y a la larga
mas humillante, esta referido al creciente poder de los sacerdotes
de Tebas, ciudad esta consagrada a Amon, un Dios que en sus orígenes
era de poca relevancia pero que en este tiempo consigue alzarse
a la cabeza de las deidades egipcias.
El sumo sacerdote de Tebas, Mery, supera en poder,
dinero y autoridad a los sacerdotes de Menfis, Heliópolis
y del bajo Egipto. Controla la doble casa del oro, los graneros
reales, los rebaños de Egipto, incluso las relaciones comerciales
del país con los vecinos. Era como otro segundo Faraón
dentro del mismo Imperio.
A Mery le sucede un sumo sacerdote virtuoso y consagrado
al culto, Amenemhat, aliviando la rivalidad latente entre la casta
política y la sacerdotal. Por un tiempo el Imperio goza de
estabilidad, pero el joven Akhenaton vive día a día
las preocupaciones de su padre, aprendiendo de la prudencia, de
la ira contenida y sobre todo que el amor al pueblo debe estar por
encima de los deseos personales.
-Hijo mio; tu no eres sino el primero de los servidores
de tu pueblo. Serás Faraón no por la voluntad de los
hombres sino de lo dioses. Hónrales por tanto, imitando sus
virtudes. No te dejes llevar por la cólera, la venganza ni
la ruindad. Aprende de lo alto para reflejarlo en lo bajo.
Pero el joven príncipe solo veía las
preocupaciones de su padre y el tremendo esfuerzo que debía
realizar negando su ardiente carácter por servir a su pueblo.
En su alma comenzaba a anidar un sentimiento de repulsa hacia la
casta sacerdotal, que pocos años después le llevaría
una revolución no cruenta pero sin precedentes en la historia
de Egipto.
El Consejo de los Veinticuatro Ancianos se estaba
reuniendo. De todos los rincones de la Galaxia acudían seres
inteligentes, comprometidos con el plan de la Humanidad terrestre.
Hacia varios miles de años que los implantes neuronales en
el primate humano estaban dando los resultados apetecidos. Por otra
parte, las mejoras genéticas de los distintos rincones de
nuestro Universo local, habían propiciado un rápido
ascenso evolutivo desde la desaparición de la Atlántida.
Pero el último aporte de la raza amarilla, por parte de los
seres de Proción, además de mejorar la inteligencia
del antiguo poblador terrestre, habría subido la inteligencia
y mejorado el sistema inmune, pero sin desearlo se había
activado igualmente la superproducción de adrenalina. Este
extremo producía una cierta agresividad en la raza y las
previsiones de una constante belicosidad entre los humanos. Los
Ancianos de la Galaxia, los que en definitiva seguían el
plan de la inseminación genética de todos los planetas
de este rincón del Cosmos, habían convocado a todos
los espíritus comprometidos en este plan.
Fueron sobre todo los biólogos los que tomaron
la palabra, aconsejando reajustes futuros, mediante activación
de las glándulas superiores. Pero no todos se ponían
de acuerdo. Algunos pensaban que el proceso debía ser más
psíquico y no tan biológico. Otros aconsejaban la
implantación de nuevas colonias de otras galaxias, con el
fín de mezclar convenientemente diversos factores complementarios.
La reunión se prolongaba y no había
acuerdo. Era habitual llegar a estas situaciones en las frecuentes
reuniones que antes y ahora se siguen en el Cosmos. Determinaron
por tanto esperar. Pidieron consejo al gran Maestro de Saturno Luiin,
sobre la hora o la fecha propicia para seguir los debates y éste,
sacando una pequeña máquina de posiciones planetarias,
aconsejó seguir con la reunión, a pesar del cansancio,
dado que en cuatro horas de nuestro tiempo, se producía una
alineación muy propicia para recibir luz de las Esferas Superiores.
Efectivamente a las cuatro horas, todos los presentes,
sintieron con sutileza una mayor aceleración psíquica
en sus organismos. Ahora no había prisa, se trataba de encontrar
una solución guiada por luz del espíritu.
Tal y como lo habían hecho en el pasado decidieron
activar el factor “RH – “ a partir de una manipulación
genética de una mujer egipcia. Además, se contaba
con la próxima encarnación del Gran Asthar Sheran
(en la religión católica, el Arcángel San Miguel),
que requería de unas condiciones precisas para llevar adelante
sin violencia, el próximo plan sobre el Monoteísmo
en el planeta Tierra.
Es así, que la princesa Tiy fue la designada,
para tal plan, de cuyo vientre nacieron a su vez dos faraones, uno
de los cuales fue Akhenaton, que por el efecto de esta manipulación,
habría sacado el cuerpo algo deforme, y por ende, un carácter
exento de violencia y más predispuesto a la religiosidad,
el arte y la espiritualidad, pues sobre él cabalgaba el espíritu
de Asthar Sheran y de Thotek.
Antes y después de esta reunión, eran
conocidas las inseminaciones genéticas, sobre las vírgenes
de nuestro planeta. De hecho este conocimiento ancestral fue inspirado
por los Maestros del Cielo a los Iniciados Egipcios. Fueron estos
a su vez los que escribieron el Génesis, que Moisés,
después, entregara al pueblo hebreo como uno de los elementos
fundamentales de su doctrina. En dicho libro aparece claramente
una sentencia: “Los hijos de los Dioses se juntaron con las
hijas de los hombres y las fecundaron…dando origen a los Gigantes”.
Se estableció también que desde el planeta
Hoova se transportara genes de DNA mejorados genéticamente
y se implantaran en Abraham, y sobre todo en su nieto Jacob. Fue
este último el que fue inseminado con los valores de los
doce planetas de nuestro Sistema, de ahí que fueran doce
los hijos que tuviera. Como después se sabe por el relato
histórico, José, fue vendido por sus hermanos y alcanzó
prosperidad en Egipto, pero con Jose y sus hermanos se llevó
al Gran Reino los valores genéticos inseminados en su padre,
para mezclarse con los valores del RH- de la Reina Tiy.
La madre de Akhenaton, la princesa Tiy aparece históricamente
como un personaje en segundo plano, cuando realmente estamos ante
un ser absolutamente único y por otra parte clave, en el
nacimiento y desarrollo de toda una misión, no tanto por
ser la cobaya designada por el Consejo de los veinticuatro Ancianos,
sino por ser el apoyo moral de Amenofis III y de su hijo Akhenaton,
con el primero, por ser su principal esposa y con el segundo por
ser su madre, luego corregente y finalmente esposa real y madre
de Tuntankamon; pero esto es otra historia que contaremos oportunamente.
Vamos a hora a referir los hechos con un sentido cronológico
ordenado.
Yuya era sumo sacerdote del templo del dios Min, dios
de la fecundad y de la prosperidad. En la cultura judeo-cristina,
sería el Arcángel San Gabriel, o arquetipo de la Fecundidad
Divina, el que anuncia a las vírgenes el nacimiento de seres
divinos. Además de ser el sumo sacerdote, el padre de Tiy
era a su vez el encargado de los carros de guerra del Faraón
y consejero de Amenofis III.
Cierto día, cuando se disponía a encender
la lámpara de aceite del ofertorio del dios, tuvo una experiencia
sublime y a la vez trascendente: Eran las seis de la mañana,
las calles de Tebas estaban desiertas. Solo los sacerdotes de los
grandes templos madrugaban para renovar las ofertas a sus dioses
y para abrir las estancias al pueblo. Yuya portaba el aceite de
la lámpara, unas semillas de trigo, recién desgranado,
unos dátiles y una lechuga, a fin de que la energía
de los alimentos fueran degustados por la estatua de su dios. Min
ocupaba el centro del luminoso salón. La Luz de los amplios
y altos ventanales del tempo, que se sostenía por gruesas
columnas, proyectaban los primeros destellos luminosos de aquel
nuevo día. La estatua de Min, de fuerte color negro, con
corona con dos grandes plumas. El falo erecto, barbudo y con un
flagelo en la mano. Se mantenía erguido sobre una peana de
fino mármol blanco, donde se leía la siguiente inscripción:
"Salve, Min, señor de las procesiones, dios de altas
plumas, hijo de Osiris e Isis, venerado en Ipu, coptita, Horus del
fuerte brazo".
Yuya depositó con suavidad los alimentos, y
se disponía a salir de la estancia, cuando de los inertes
ojos del dios comenzaron a salir extraños resplandores. Todo
se iluminó con un suave fulgor plateado. El sacerdote comenzaba
a plantearse si aquello era real o simplemente se trataba de una
alucinación personal. Se acercó un poco más
a la estatua y contemplo con un inmenso pavor, como la fría
roca de su dios se tornaba carne. Los ojos que ahora le miraban
eran de un fuerte color verde. La tez casi de color aceituna iba
reflejando un ser bellísimo que emanaba vida y beatitud.
No te asustes, Yuya. He oído cada una de tus
plegarias y he aquí que el Cielo a dispuesto otorgarte su
favor. Tu esposa concebirá y dará a luz un gran ser,
que viniendo del cielo se revestirá de carne, para que de
su vientre nazca el espíritu de Thot.
Yuya se pellizco con fuerza la pierna, esperando confirmar
si aquello no era sino un sueño, pero de nuevo el hierofante
parlante replicó:
No estas dormido, hijo mio, alégrate por ser
designado con tal favor. También hablaremos a tu esposa,
para que prepare su vientre a tal fin. Tu sangre impregnada de la
fuerza del espíritu, estará en vuestra hija y desde
ella, se expandirá por la tierra. Será una sangre
preciosa, que hará que la raza humana crezca en sabiduría
y poder. Tu no puedes comprenderlo ahora, pero vendrá el
tiempo en que todo esto sea contado para que el hombre reverencie
la voluntad de los dioses.
¿Qué tengo yo para obtener tal favor?
Todos cumplimos un servicio en el Cosmos, todos trabajamos
para ganar conciencia individual, pero todos somos llamados, ahora
o luego, en esta vida o en otra, a servir el devenir de toda la
raza. Ahora te toca a ti, mañana a otro. No hay más
mérito para el servidor que simplemente hace su trabajo y
ve en cada pequeño gesto de servicio el milagro de su crecimiento
personal y el de sus semejantes. No podréis comer carne ni
beber vino a partir de este día. Limpiad vuestro cuerpo que
es el templo donde encarnará vuestra hija.
Poco a poco la luz del dios se fue apagando, hasta
que los nacientes rayos de Sol reflejaron solo piedra, donde antes
había habido carne. Yuya se quedó todavía un
buen rato absorto, contemplando los ojos de Min, como esperando
que volvieran a parpadear, pero solo el frío brillo de la
roca le hizo comprender, que todo había concluido. ¿Habrá
sido solo un sueño? –se preguntaba- y con esta incertidumbre
corrió a su casa para contarle a su esposa la tremenda vivencia
que había experimentado.
Tuiu, esposa de Yuya era la directora superior del
harem de Min, por lo que tenía a su cargo la administración
del palacio de las sacerdotisas del dios y el cuidado de la regla
de las mujeres que servían el misterio de Min. Pocos eran
los que entendían la misión de las sacerdotisas. El
vulgo entendía que eran misiones de limpieza del tempo o
de ornamentación de las estatuas, pero solo los iniciados
sabían el verdadero misterio que se desarrollaba en las ceremonias
de las vírgenes consagradas a este dios.
Tuiu, bella mujer, de fuerte contextura y sólidas
creencias, era hija a su vez de un viejo y aristocrático
linaje de hombres importantes de Egipto. Servía en el templo
con el pleno convencimiento de que su trabajo y el de sus vírgenes
consagradas al dios, ayudaba al crecimiento de las cosechas y a
la fecundidad de los campos.
Cada equinoccio las sacerdotisas se reunían
formando un gran círculo. Entonaban unas suaves notas musicales
que repetían viejos mantrams, heredados desde el principio
de los tiempos. Bellas melodías, acompañadas de pequeñas
percusiones de campanas de cobre, que producían altas vibraciones.
Estas vibraciones viajaban imparables impregnando cada brizna de
hierba o cada gota del Nilo para que la cosecha correspondiente
a cada estación atrajera la vida y la prosperidad sobre el
Reino de las dos Tierras.
Antes de cada ceremonia equinoccial las vírgenes
solo comían una vez al día fruta y agua. Se purificaban
con el baño ritual siete veces al día y ungían
su cuerpo con suaves perfumen de albahaca y nardo. Las ceremonias,
por otra parte tenían verdadera magia, puesto que se producían
verdaderos milagros que, como antes dijimos solo los iniciados conocían.
Se formaba un círculo con las sacerdotisas
unidas de la mano. En el centro se ponía una maceta con una
planta de mandrágora. Pero esta planta se había dejado
si regar varios días antes por lo que su estado solía
estar al límite de la supervivencia. En el transcurso de
la ceremonia se producía un pequeño milagro, puesto
que los cánticos reiterativos y armoniosos de todo el coro
virginal conseguía que la planta se moviera al son de la
música y se regeneraba plenamente hasta ponerse erecta. Una
vez que la planta conseguía su pleno vigor, la ceremonia
acababa con la alegría de toda la cofradía. El año
que no se conseguía resucitar la planta era una mala señal
y esto producía un mayor esfuerzo por parte de las vírgenes,
que empeñaba más ceremonias para armonizar a las fuerzas
primordiales de la naturaleza a lo largo de todo el año.
Muchos colegios de monjes, sacerdotisas, vestales,
etc,etc. Tuvieron y aún tienen como misión fundamental
el ayudar desde el plano del silencio al mundo astral; cooperar
con las entidades que viven al otro lado de la materia, como son
los gnomos, las fuerzas primordiales de la naturaleza, las musas,
las sirenas, el Dios Pan, etc, etc, Incluso hoy en día he
podido observa como una serie de monjes chinos, se han acercado
a recomponer el cuerpo etéreo de los asesinados en atentado
del 11-M en Madrid. Y en estas tareas no estaban solos, sino que
los señores del cielo con su astronave Cristal-Bell, también
estaban empeñados en esta tarea silenciosa e incomprendida
por parte del hombre.
Tuiu estaba entrelazando sus manos con sus compañeras
en el circulo sagrado de Min, para activar la cosecha cuando en
su cerebro escuchó con una tremenda fuerza inusitada:
Mamá…mamá…mamá….
El sonido fue tan fuerte, que la suma sacerdotisa
volteó la cabeza pensando que una niña pequeña
estaba detrás suyo.
Tiy, ese es mi nombre,…mamá…..
Fueron varias las veces que siguió escuchando
la voz. Por un momento pensó que estaba enajenada o que sus
compañeras habían traído una niña al
templo y la tenían escondida.
Finalmente todo entró en el silencio interior
para dar paso a los suaves mantrams de sus hermanas. La mandrágora
se puso erecta y la ceremonia se dio por concluida.
Una vez en casa, los dos esposos se precipitaron el
uno hacia el otro con premura de contarse cuando habían vivido.
Hablaron por largo tiempo para llegar a la conclusión entusiasta
de habían sido designado por su Dios para una gran misión.
Pasaron los meses, hasta el nacimiento de su hija.
Tal y como lo había solicitado ella misma se le puso por
nombre Tiy. Era morena, de larga cabellera, grandes ojos y una fuerte
contextura. Fue educada con esmero, como correspondía a la
hija de unos padres nobles y principales del Reino. Frecuentó
los templos y fue instruida en los misterios de Min y de Mat por
su madre Tuiu.
A la edad de 17 años fue presentada al Faraón
Amenofis III que contaba ya con cuarenta años. Enseguida
vio en la jovencita un aire distinto del resto de las numerosas
mujeres de las que disponía en palacio. El Rey de Egipto
tenía plena potestad para disponer de la vida de las doncellas
de su reino. Normalmente solo se acercaban a él las familias
nobles, pero todo ciudadano se sentiría orgulloso de que
el Faraón dispusiera de alguna de sus hijas para su harén
personal. Por otra parte los reyes de los países aliados
de Egipto ofertaban a sus hijas con sus esclavas al Faraón,
de ahí que el harén real contenía cientos de
mujeres de varias razas, de diversas culturas, de distintas edades
y de diversa condición cultural y social. Era igualmente
numerosa la prole de hijos del Faraón, pero solo alcanzaban
el rango de príncipe, el que fuera engendrado del vientre
de su favorita, elevada a esposa principal.
Amenofis III se quedó prendada de aquella mujer,
no solo por su belleza, sino por el decidido además de su
rostro. Era una jovencita que emanaba poder y seguridad. Su presencia
en palacio solo pretendía cumplir con su inefable destino,
que no era otro que ser la esposa del Faraón y madre a su
vez de dos faraones más.
Tuvo varios hijos con su esposo entre ellos, Akhenaton,
Esmenkhare y finalmente Tutankhamon; pero este último no
con el faraón Amenofis III sino con su hijo Akhenatón,
en un matrimonio incestuoso, pero obligado por el destino y por
los dioses. Algunos se maravillarán de que Tutankhamon naciera
de la unión de un hijo y de su propia madre, pero esta era
la única manera de crear anticuerpos contra el valor RH-
que había sido alojado por los dioses en Tiy y que su hijo
asimismo heredó.
Fue una mujer de una tremenda fuerza personal, decidida,
con una clara intervención en los asuntos de estado. Asesoró
a su marido en las decisiones importantes de estado igual que lo
hiciera posteriormente con su hijo.
AMENHOTEP
Este gran personaje nació hacia el 1.418 antes de Cristo
en la ciudad de Atribis en el Delta del Nilo, fue hijo de Hapu (escriba
real y Superior de los sacerdotes del templo de Horus-Jety). Desde
niño su trabajo y actividad se vinculó al servicio
administrativo del templo de su padre. Poco a poco fue ganándose
el respeto y la consideración de sus superiores, no tanto
por sus cualidades y disciplina, sino por su innata inteligencia.
Contaba con aproximadamente treinta y tres años,
cuando le sucedió una extraña experiencia que nunca
pudo olvidar en el resto de su vida. Había sido delegado
por el Superior del Templo de Horus, para contar las rentas de varias
casas en los suburbios de Menfis. Eran propiedades de los sacerdotes,
pero aquel barrio no era precisamente un lugar acogedor por un funcionario.
Habían sido varios los asaltados, aporreados incluso alguno
se había encontrado con la muerte. Soldados retirados, prostitutas,
ladrones e inmigrantes de Mitanní, así como esclavos
nubios, formaban el grueso del vecindario. Amenhotep enfiló
la calle principal para cumplir con su cometido, era día
de mercado, por lo que la concurrencia era insoportablemente numerosa.
El olor del ganado, la fruta, los vendedores de inciensos y los
mendigos eran más que un pueblo, una jauría de despropósitos.
El escriba se abría paso con dificultad. En un momento determinado,
escuchó una fuerte voz en su cerebro:
Huy…Huy…..ven hacia mi.
El funcionario volvió rápidamente la
cabeza extrañado por que no había sido llamado por
su nombre, sino por el apodo popular que tenía asignado este
nombre tan común entre los egipcios. Intentó encontrar
a su posible interlocutor, pero todos iban a su aire. ¡Sin
duda no se trataba de mi! –pensó para dentro- pero
de nuevo volvió a escuchar aún con más fuerza
la misma voz: -Huy….Huy..ven hacia mi- Esta vez se paró
en seco lo que le propició más de un empujón.
Por una extraña razón, su vista y su mente se centraron
en un mendigo andrajoso que estaba sentado en el escalón
superior del portal de una de las caóticas chabolas de adobe
que pululaban por la calle. Sin saber como, atraído por una
especie de magnetismo animal, se encontró con los ojos de
aquel personaje. Eran ojos verdes, no comunes para aquellas latitudes,
muy brillantes. Le miraban fijamente, con ternura pero con firmeza.
Te ruego buen escriba me ayudes con un poco de comida,
pues hace días que no he probado bocado.
Amenhotep acercó la mano a su bolsa, donde
llevaba para el almuerzo un poco de queso de cabra y unos dátiles.
Se disponía a sacar parte de su comida, cuando el anciano,
fijando aún más la mirada le dijo.
No necesito pan sino el alimento de tu alma.
¿Cómo puedo darte mi alma, noble anciano?
Solo cuando no tengas nada. Solo cuando no desees
nada, Solo cuando ames a Dios sobre todas la cosas podrás
darme el alimento que yo necesito, que no es material sino espiritual.
Aquella respuesta lo desconcertó del todo,
pero era aún más fuerte la sensación interior
de plenitud que le embargaba por dentro. ¿Qué estaba
pasando?, ¿Quién era aquel anciano?...Como escuchando
sus vertiginosos pensamientos volvió a escuchar:
Mi nombre es Abu Smaely Swandy, pero este nombre nada
te dice. Aquí entre los tuyos soy mendigo, pero entre los
míos soy un príncipe. Ha llegado el tiempo, hermano,
en que comenzarás recordar de donde vienes y el compromiso
que tienes con tus hermanos.
Yo soy Amenhotep, hijo de Hapu. No tengo hermanos,
y tampoco recuerdo haber hecho ningún compromiso, sino es
con mi superior en el templo.
La venda de la carne ciega los ojos de tu espíritu,
pero poco a poco el velo irá cayendo para que recuerdes el
propósito de tu vida y la tarea que te ha sido encomendada.
Nosotros te guiaremos. Escucharás en tu cabeza mi voz y la
de mis hermanos. Se limpio de corazón y no te dejes seducir
por el poder temporal de los hombres, pues tu recompensa esta en
el otro lado.
No había terminado de decir estas palabras,
cuando repentinamente fue despertado de su breve letargo por las
risas de una vieja y unos niños que veían a un escriba
doblado sobre su espalda y hablándole a la esquina de la
casa. Estaba aturdido, no sabía el tiempo que había
estado así, el ridículo le hizo reaccionar saliendo
a todo correr del lugar. Pasaron dos horas más antes de que
pudiera asimilar aquella experiencia. Estaba profundamente turbado.
Sin duda los últimos días, en que estaba absorto por
el trabajo le habían trastornado. Se disponía a acudir
al médico, cuando de nuevo escucho la voz fuerte y nítida
en su interior: Huy…Huy….ánimo, no ha sido un
sueño, yo estoy hasta en el último rincón de
tu alma.
No volvió a escuchar esta voz hasta cumplidos
los cincuenta años, justo en el momento en que el Faraón
Amenofis III le confió la dirección espiritual y material
del país, así como la enseñanza e iniciación
de sus hijos, entre los que se encontraba Akhenaton, quién,
por otra parte prosiguió aún con más maestría
en la práctica de los sagrados misterios.
Una de las claves que nos puede dar una idea clara
del carisma de este personaje, se refiere a su calidad de iniciado.
En una de sus estatuas figura esta leyenda: “Yo penetré
entonces en la literatura religiosa y conocí los trabajos
útiles de Tot. Me convertí en conocedor de las ideas
inaccesibles al común de las gentes. Comprendí todos
los pasajes oscuros…” En definitiva, un iniciado en
los misterios. Un sabio que recogió las viejas enseñanzas
de los dioses antiguos para trasladarlas a su tiempo. De ahí
lo de “enseñanzas útiles”. Fruto de esta
utilidad consiguió todos los nombramientos más encumbrados
del reino, fue en un momento determinado quien regia los destinos
de la gran nación egipcia con el total beneplácito
del Faraón. Realizó infinidad de obras, como el templo
de Mut en Tebas del de Ja em Maat, del de Jonsú, Luxor, ciudad
palacio de Malkata, templo funeario de Amenofis III, templos jubilares
de Soleb y Sedeinga, los colosos de Memnon. Trabajos de canalización
y urbanismo. Artífice del censo de la población. Autor
de rituales y de celebraciones.
Una inscripción de una de sus estatuas en Karnac
dice: “…Soy un verdadero ser de élite en medio
de la masa de los humanos; un hombre cuya inteligencia comprende
todo cuanto recorre la sala del Consejo y a quien las cosas más
excepcionales le parecen naturales; saca las lecciones de los acontecimientos,
incluso cuando las conclusiones son oscuras; soy un maestro de perspicacia
que satisface el corazón de su soberano y que hace cosas
magníficas para su Horus..”
Tal fue su prestigio que mil años después
de su muerte, fue elevado a la divinidad siendo asimilado al dios
Ptha, dios de la medicina y de la sabiduría.
Esta profusamente ilustrada su biografía entre
los humanos, gracias a la multitud de testimonios pétreos
que se han conservado de su época y posteriores, pero pocos
o nadie conoce los verdaderos misterios esotéricos que jalonan
su casi centenaria vida. Veamos ahora alguno de estos hechos impresionantes:
Escucha o gran príncipe.
El inquieto y avispado Akhenaton volvía loco
a su maestro Amenhotep. Cada atardecer el niño acudía
a la presencia del maestro en el palacio de Malkata. Tal era la
orden explícita de Amenofis III respecto de la educación
de sus hijos. El joven príncipe parecía estar a menudo
en una profunda abstracción psicológica. No tanto
por que no atendiera, sino por que las palabras de su maestro le
transportaban sin desearlo a un estado de conciencia, en el que
el tiempo y el espacio se convertían en otras presencias
y otras sensaciones atemporales.
Escucha príncipe; estos son los misterios principales
que tendrás que aprender para adentrarte en el mundo de los
misterios absolutos. Solo viviendo estos principios podrás
traspasar los muros de la ignorancia de la carne. Solo traspasando
estas puertas podrás viajar a la morada de los dioses.
Todo es mente, querido hijo. Todo lo que ven tus ojos,
perciben tus sentidos o puedes aislar en este mundo es el resultado
de una idea, de una mente que lo ha diseñado, que los ha
pensado. Todo elemento manifestado tiene detrás un principio
no manifestado. Los ojos de la carne solo pueden ver el mundo de
la materia, pero los ojos del espíritu ven el espíritu
que compenetra hasta la más simple partícula de este
mundo. Todo tiene mente, todo piensa, todo se moviliza con una lógica.
No existe el azar. Todo sigue el plan del creador de cada elemento
y todos los creadores, siguen el plan del Profundo.
¿Lo has entendido, hijo mio?.
Si mi amado maestro.
Recuerda siempre que cuando golpeas una piedra o aplastas
una lombriz, golpeas una idea, un espíritu y el principio
de la continuidad. Todo está donde debe estar, siguiendo
un preciso plan.
¡He aquí el segundo de los sagrados principios
que nos enseñaran los antiguos dioses!: Lo que esta aquí,
y lo que perciben tus sentidos, es la replica exacta de lo que esta
allí y solo percibe tu espíritu. Lo que es arriba
es abajo. Dios y tu sois una perfecta réplica. Si matas a
tu vecino matas a Dios. Si desprecias a otro te desprecias a ti
mismo y desprecias a Dios. Este Universo es la consecuencia del
otro. Y los dos, son una misma cosa en el principio mental que antes
te he explicado.
¿Lo has comprendido hijo mio?.
Si amado maestro.
El tercer principio dice: Todo, absolutamente todo,
incluso las piedras más viejas que parecen inertes, tienen
movimiento, tienen vibración, tienen el hálito del
espíritu. Nada de lo creado deja de participar de Dios, todo
vibra, todo se dinamiza, todo se transforma con el paso del tiempo.
Esta roca mañana será una flor, esa flor será
un pez y ese pez mañana será un hombre, pues todo
es movimiento en la mente de Dios.
¿Has comprendido hijo mio?.
Si amado maestro.
Existe la noche y el día, la sonrisa y la lágrima,
El bien y el mal. Deberás entender por tanto que todo tiene
su opuesto o su contrario en este Universo bipolar en el que vives.
Pero recuerda, hijo mío que Dios es el uno y el otro, el
bien y el mal. Si solo integras un extremo en tu vida, serás
un adepto y un fanático de uno de los dos lados de la realidad,
La clave esta en el equilibrio. Recuerda que de la basura más
pútrida nace la más bella de las flores. Por tanto
la una y la otra son necesarias y viven juntas. Es así como
se manifiesta la vida. ¿Has comprendido hijo mío?
Si amado maestro.
El quinto principio que nos enseñaran los viejos
dioses es: Que todo tiene su ritmo, que todo vive en un eterno crecimiento
hacia una mayor y mejor evolución. Nada esta por casualidad.
Nada esta perdido. Todo esta caminando hacia una absoluta perfección.
El mosquito vive un día, la roca cientos de miles de años,
pero el uno y la otra se transformarán y de su muerte nacerá
otro ser más perfecto, que tendrá dentro la memoria
de los dos anteriores.
¿Has comprendido hijo mío?.
Si amado maestro
Es importantísimo que comprendas que, toda
causa desencadena un efecto, que si alteras el equilibrio de las
cosas se causan efectos y consecuencias. Si ahora siembras vientos,
mañana recogerás tempestades. Si ahora no quieres
trabajar, mañana te morirás de hambre. Si en esta
vida matas, en la siguiente morirás de la misma manera hasta
que comprendas que hay que respetar la vida. Piensa por tanto bien
tus acciones. No maldigas ahora tu penosa vida, puesto que es la
consecuencia segura de la errada vida anterior. Si ahora eres cojo,
ayer amputaste la pierna a tu semejante.
¿Has comprendido hijo mío?
Si amado maestro.
Por último debes recordad que siempre hay un
principio masculino y un orden ascendente y un principio femenino
y orden descendente. Esta el ángel y el diablo, pero los
dos son necesarios puesto que uno te enseña el bien y el
otro el mal. De la unión de los géneros, nace el tao,
nace la perfección. No juzgues por tanto por la aparente
realidad de un solo lado, de un solo principio, puesto que también
existe el otro.
¿has comprendido hijo mío?
Si amado maestro.
Aquellos principios, aquellas enseñanzas fueron
las que guiaron la vida y obras de Akhenaton, el Faraón hereje.
Eran las enseñanzas que el mismo, cuando fue Thot había
traído desde la Atlántida antes de hundirse. Eran
enseñanzas que recordaban en el niño, al viejo maestro
que había en su espíritu.
Y Akhenaton fue creciendo en el conocimiento de la
mano de Amenhotep, su venerado maestro.
EL MUNDO INTERNO
¡Huy…Huy!, repetía la voz en la cabeza de Amenhotep.
Y el sonido tan familiar para él le hizo escudriñar
inquieto cada rincón del palacio. Como siempre era su hermano
invisible. Era el cálido acompañante de sus meditaciones
silenciosas.
Busca, hermano en el corazón del león,
pues ha de abrirse el sello y la puerta del cielo.
Amenhotep no entendía nada de cuanto oía
en su interior. Estuvo mascullando esta frase día y noche,
hasta el punto de ser una verdadera obsesión, sin que acudiera
a su mente ninguna solución al enigma.
Pasaron dos semanas antes de despachar los asuntos
de estado con el Rey de Egipto Amenofis III. Inevitablemente el
Faraón vio inquieto a su Visir y no pudo por menos de preguntarle.
Que te sucede Hoy. Veo que no te concentras en lo
que te digo y estás ausente. ¿Estas enfermo?. ¿Necesitas
descansar?.
No mi Divino Señor, tan solo son mis propias
obsesiones interiores. Estoy descifrando un enigma y no encuentro
la solución.
Puedes contármelo a mi, mi buen amigo. Sabes
que eres como un hermano.
Debo buscar en el corazón del León.
Y no se si se refiere a preocuparme por mi salud o por que mi corazón
esta viejo o quiere significar otra cosa.
“Busca en el corazón del león”.
Esta frase esta en el testamento de mi padre, y en el de mi abuelo.
Es una frase que pasa de padres a hijos y tampoco yo he sabido encontrar
la solución.
La reina Tiy que se acercaba en ese momento a saludar
al visir replicó automáticamente:
Solo hay un león con un inmenso corazón
capaz de albergar a un hombre. Es la Esfinge. El monumento que nuestros
mayores dejaron como referencia de nuestra identidad. ¡Busquemos
en ella!.
Los tres callaron por un momento, a la vez que en
cada uno de ellos se iba haciendo la luz del conocimiento. Quizás
el enigma no era sino una puerta física que pudiera adentrarlos
en algún lugar sagrado o secreto.
Aquella noche, tres sombras vestidas de tupido negro,
con sendas linternas y un pelotón de guardia se acercaron
a la gran llanura donde moran las casas de los dioses; las pirámides.
Los guardias se preguntaban que extraña locura había
embargado a sus señores, para que en plena noche salieran
furtivos de palacio.
Los guardias formaron un amplio círculo alrededor
de la esfinge. Vigilaban atentamente, mientras que los nobles encapuchados
golpeaban suavemente alrededor de del monumento. El sonido era de
roca sólida. Sin duda se habían equivocado. Pero Tiy,
más perceptiva dijo:
Tenemos que ir más abajo, bajo la arena.
El tiempo pasaba mientras el jefe de la guardia traía
sendas palas. Eran las tres de la mañana y aquel extraño
comportamiento de sus soberanos le hacía divagar sobre las
ocultas intenciones.
Hicieron un pozo de un metro de profundidad junto
a la base de la esfinge por la cara anterior, buscando el corazón
del león tumbado. Esta vez los golpes sonaban huecos. Acercaron
las mortecinas lámparas de aceite hasta que en el lado izquierdo
de al roca apareció dibujado un corazón. Dieron un
golpe fuerte sobre el mismo y muy suavemente comenzaron a escuchar
un vaciado de tierra. Era como un filtro que dejara pasar partículas
de arena. Repentinamente los tres cayeron al fondo de un pozo de
base cuadrada. La arena impregnó sus cabellos y se vieron
revolcados en un suelo pedregoso extrañamente pulido. Tomaron
las linternas que yacían en el suelo y recorrieron un largo
pasadizo que bajaba hasta diez metros en rampa de cuarenta y cinco
grados. Luego se hacia plano y horizontal a la superficie.
Extrañas figuras aladas y raros vehículos
voladores se dibujaban en las paredes con colores cromáticos
brillantes y llamativos. Anduvieron durante media hora hasta desembocar
e una inmensa sala, de la que partían a su vez varias ramificaciones
de túneles semejantes al recorrido. Aquella sala contenía
infinidad de grabaciones en un extraño metal. Amenhotep conocía
aquella escritura, puesto que como escriba estaba familiarizado
con los viejos escritos de los antiguos padres.
Este lenguaje tiene mas de tres mil años. Ya
no se usa
¿Qué quiere decir?
Tendría que estar mucho tiempo estudiándolo,
pero parece que hace referencia a una puerta que viene de las estrellas
y de navíos celestes que van y vienen de lo alto.
Aquel descubrimiento además de ofertarles una
tremenda aventura debía ser tratado como un asunto secreto
de estado. Optaron finalmente por salir de las galerías,
dejando todo como estaba. Cerraron por tanto la entrada. Pusieron
una férrea guardia junto a la esfinge y montaron una enorme
tienda, infranqueable para todo ciudadano.
Amenhotep se trasladó a vivir a la tienda,
haciendo circular el rumor de que necesitaba recibir la fuerza de
la esfinge para tomar decisiones de Estado. Allí permaneció
por un periodo de dos meses. Finalmente nadie se preguntó
por aquel extraño comportamiento y por otra parte los oficiales
de la guardia que les habían escoltado en la noche del descubrimiento
fueron trasladados con una misión de vigilancia a Elefantia,
en el extremo Sur del país.
Amenhotep recorrió miles de metros de túneles,
observó cientos de pinturas, miles de libros, dejados allí
por el propio Thot, hacía más de tres mil años.
Observó extrañas máquinas incomprensibles para
él y su tiempo. Aquel era otro Egipto, más trascendente,
más profundo, más viejo, pero a la vez, más
incomprensible y majestuoso.
Aún hoy siguen allí miles de objetos,
miles de respuestas, esperando ser descifradas. (1)
AKHENATON
Al fallecimiento de Amenofis III, subió al poder, con la
regencia de Tiy, su hijo Akhenaton. Su hermano mayor Tutmosis había
fallecido previamente y fue él por orden de sucesión
quien heredó el trono. La aún joven y lozana madre
del Rey, conservaba toda la belleza y fuerza de una viuda que se
había entregado primero al servicio del padre y ahora al
servicio del hijo, pero en mayor medida al servicio de Egipto.
Amenhotep también había dejado este
mundo. Pero previamente a su marcha, había instruido a Akhenaton
en los misterios. El propio Faraón había estado en
el Egipto secreto del interior de la esfinge. Conocía secretos
que ningún mortal jamás pudiera haber soñado.
Era un joven sabio.
El viejo maestro había entregado al joven Faraón
la encomienda de crear la Gran Fraternidad de los Hijos del Sol.
Tal era el designio de los “Señores de las Estrellas”
y los años siguientes al fallecimiento de su padre y de su
maestro, el espíritu de Akhenaton se vio redimensionado del
conocimiento superior. La más grande las revoluciones espirituales
de todos los tiempos se había puesto en marcha.
Desde todos los confines del Imperio, incluso de otros
países fueron siendo despertados los espíritus de
diversos seres a fín de crear la Gran Fraternidad de los
Hijos del Sol. Finalmente Akhenatón logró formar setenta
y dos hermanos, que fueron iniciados en los misterios. Una vez al
año se reunían todos en la ceremonia de la “Recepción
del espíritu de Ra”. Luego en diversos grupos y en
diversas ceremonias, se sucedían encuentros, donde se trabaja
en el conocimiento y en la iluminación.
La Gran Ceremonia se realizaba en la Sala oval del
Egipto Interno. Bajo la Pirámide. La Guardiana del Sello;
la esposa principal del Rey, la bella Nefertiti, ostentaba el lado
femenino del Avatar y era a ella a quien correspondía guardar
el escarabajo sagrado. Dicho escarabajo era una talla en cristal
de roca pura, traído de la Constelación de Orión
por lo antiguos padres.
Se entonaban bellos cantos que partiendo del estómago
de los cofrades, se proyectaban al paladar, presionando la lengua
sobre el mismo, a la vez que los ojos volteaban cerrados a la glándula
pineal. Nefertiti ponía en escarabajo sagrado sobre una pequeña
ara de grafito. Se tocaba una campana y todos se concentraban sobre
aquella maravillosa joya. Poco a poco se producía una niebla
blanca y espesa que iba definiendo el rostro y el cuerpo de un “hierofante”.
Un Maestro que vive en el futuro y en otra dimensión, proyectaba
su alma ante el grupo y les instruía en los misterios y el
conocimiento.
Otras tantas veces eran convocados al gran hangar,
que aún hoy se sitúa bajo la pirámide de Keops.
Y ante todos ellos se producía el milagro de la materialización
interdimensional de seres de carne y hueso venidos de las estrellas.
A estos “Hermanos superiores” les gustaba
enseñar las habilidades propias del potencial humano. Se
ponían máscaras, como la del perro o la del gato,
incluso de algún pájaro, con objeto de producir en
el inconsciente del adepto el despertar de las facultades perceptivas
de estos animales. Ellos sabían que en cada ser humano esta
dormida la memoria del gato, del perro, de la planta o del propio
diplodocus. De esta práctica se popularizó por parte
de los no iniciados la idea de representar a los dioses con cara
de animales y cuerpo de hombres.
Todos los hermanos de la Fraternidad de los Hijos
del Sol conocían que Dios no necesita de intermediarios.
Que los dioses adorados por los hombres no eran sino representaciones
más o menos próximas de otros hermanos más
evolucionados que venían de las estrellas y que sembraron
la vida sobre el planeta. Todos los hermanos de la Fraternidad sabían
que Dios esta en todos y todo forma a Dios, y a su vez que Dios
es el “sin forma”.
Todos los hermanos se juramentaron por todas su reencarnaciones
el no adorar a estatuas y no crear cultos, templos e iglesias que
alejaran a Dios de la más íntima de sus moradas; es
decir, el corazón humano. Todos sabían que adorar
a un ser encarnado de carne y hueso era un gran pecado.
Cada uno de los setenta y dos había desarrollado
diversas habilidades de precognición, profecía, telequinesia,
desdoblamiento, pero se juramentaron para no mostrar estas habilidades
en público, a fin de no crear seres sometidos al fenómeno
y no a la esencia.
Todos los espíritus inmortales de la vieja
Fraternidad grabaron en la esencia de su ser, el crear la Sinarquía
de todos los hombres, de todas las razas, de todos los seres vivos
del planeta.
Ellos mostraron y aún muestran a los hombres
que Dios no necesita de intermediarios ni de templos, que basta
el corazón humano y práctica de la virtud para vivir
en la consciencia de Dios.
Es por eso que Akhenaton y los sacerdotes de Amon,
se enfrentaron en una lucha fratricida puesto que la doctrina de
los Iniciados del Sol era contraria a los macabros intereses de
una casta sacerdotal rica, desmotivada y alejada del espíritu
divino.
Pocos conocían que los iniciados en los misterios
se reconocían por llevar dibujada en sus mantos un corazón
púrpura y una rosa. Tenían también como norma
besarse tres veces en cada ceremonia, aunque no lo hacían
en público puesto que esto les podía dar verdaderos
problemas.
Los sacerdotes de Tebas que adoraban a Amon, levantaron
un bulo peligroso y a la vez vejatorio para los seguidores de Akhenaton.
Todos pensaron que las continuas visitas de gente joven a palacio,
tanto en Tebas como en Menfis hacia sospechar de inclinaciones homosexuales
por parte de Rey. Quizás la aristocracia espiritual y el
porte sutil de los iniciados del Sol, daba a entender que se trataba
de personas con inclinaciones afeminadas. Pocos podían entender
que Akheanton amaba a sus hermanos de Fraternidad, no en el cuerpo,
sino en el espíritu. Pocos podían entender que aquel
extraño atractivo no se debía tanto a su cuerpo físico
sino a lo que irradiaba sus almas.
NEFERTITI
Hija del gran cortesano y dignatario de la corte Hay, amigo personal
de Amenofis III, consiguió ya desde el principio romper el
protocolo cortesano y las tradiciones, puesto que lo normal hubiera
sido que Akhenaton se casara con su propia hermana Sit-Amón.
Pero la personalidad magnética, bella y seductora de Nefertiti
cautivó el corazón del Rey. Contaba solo doce años,
cuando la hija de Hay fuera entregada como esposa a Akhenaton, que
a su vez contaba con solo dos años más. Fueron una
pareja carismática, entregada por amor, al proyecto monoteísta
de instaurar un culto único, que pudiera hermanar al hombre
con un solo Dios.
Nefertiti había sido instruída en los
misterios y tenía compenetrada en su alma la parte femenina
de un Avatar. Ella sabía que Dios vive consciente, creativo
y directivo en los Soles del Universo. Que cada Sol contiene la
genética planetaria y los espíritus de cada individuo.
Ella sabía que en los Soles viven los Elohim, señores
creadores de vida. Que cada Sol es un Padre, un Cristo, un pequeño
delegado de la Suprema esencia Divina. Es por esto que enseguida
se incorporó como suprema sacerdotisa al culto a Aton.
Tuvo seis hijas con Akhenaton. Finalmente tuvo otro
hijo, pero teniendo el niño unos pocos meses murió
junto a su madre en una de las frecuentes plagas infecciosas que
golpeaban a la población.
Fue enterrada con su pequeño, pero los iniciados
de la Gran Fraternidad Solar cortaron su boca con objeto de que
no contara los secretos de los iniciados al llegar al otro mundo.
Nefertiti reencarnó posteriormente como Jose
de Arimatea, con la misma función de guardar el Grial.
Akhenaton y Nefertiti fueron, son y serán siempre
“La pareja Solar” y junto con sus iniciados cantaron
su dios Aton con amor y veneración el gran canto crístico
que igualara y rememorara dos mil años después el
propio Jesucristo cuando decía: “Yo soy la Luz del
Mundo”.
Nerfertiti fue compenetrada por los valores de Isis,
la Gran Madre e inspiró, incluso impulsó con más
fuerza que su propio esposo el culto carismático y monoteísta
de Aton. De hecho a su muerte, el faraón vivió una
tremenda crisis generando el final de su esplendor.
LOS SEÑORES DE LAS ESTRELLAS
Akhenaton fue un contactado de los seres provenientes de Orión.
El culto monoteísta y carismático que proponían
sus hermanos cósmicos trataba en todo momento de acercar
al ser humano a la esencia divina que cada uno portamos dentro.
Todo estaba preparado para el nacimiento del Avatar de la Era de
Aries, Moises. Se habían realizado muchas intervenciones
genéticas y todo estaba dirigido para conseguir un selección
de una calidad humana más elevada, más psíquica
y más intuitiva.
Pero los hijos de Set; los setánicos, también
se movían con planes contrarios. Una minoría de sacerdotes
del culto de Amon también practicaba sus ritos y sus oraciones
para derribar al Faraón y su culto. Estos iniciados setánicos
vestían de negro en sus ceremonias y su símbolo era
una pirámide invertida. Casi todos ellos están ahora
reencarnados en la casta sacerdotal de la Iglesia Católica.
Tal fue el combate entre unos y otros, que los Señores
de las Estrellas tuvieron que abortar varios planes para asesinar
al Faraón. Finalmente tuvieron que aconsejar al Rey que abandonara
su palacio paterno de Tebas y los de Menfis y Heliópolis
construyéndose una ciudad separada de las rutas y del bullicio
del pueblo.
Finalmente se puso en marcha la construcción
de la ciudad de Aton, en el desierto, a medio camino entre Tebas
y Menfis. Fue la ciudad de Amarna. Donde el Faraón, su esposa,
y sus seguidores mas directos se refugiaron no tanto por vocación,
sino para defenderse de las intrigas de la casta sacerdotal, que
tenía el dinero y los medios para conspirar en toda regla
contra el propio Faraón. Incluso se habían conspirado
con el propio ejército. Sobre todo el general Horenheb, hombre
conservador y seguidor de las viejas tradiciones, veía con
malos ojos, el que su soberano se entregara a aquellas extrañas
prácticas religiosas, apartándose de las tradiciones,
mientras que los Hititias y babilónicos, habían extendido
sus imperios por el Norte invadiendo Mittani y las fronteras del
propio imperio egipcio. Este general junto con otros cortesanos
estaba preparando un verdadero golpe de estado. Había conseguido
hacerse con la confianza de la casta sacerdotal y en los próximos
años, conseguiría hacerse con el poder, después
de que Tutankhamon, hijo de Akhenaton y de su madre Tiy, fuera asesinado
siendo prácticamente un niño. Horemjeb, se casó
finalmente con una de las seis hijas de Akhenaton, legalizando así
la toma del poder, dando origen a la saga de los Ramsémidas.
Volviendo a los “Señores de las Estrellas”,
sabedores de que el culto a Aton y por tanto el monoteísmo
no se podía instaurar en Egipto, idearon un plan asombroso
que en los próximos años, llevaría a todo un
pueblo a instaurar en forma rotunda el monoteísmo.
Por un lado, ordenaron la disolución de la
Fraternidad Solar, haciendo viajar a sus miembros con los misterios
a las distintas naciones del mundo entonces conocido. Todos estos
hombres crearon en cada cultura cultos y actividades iniciáticas
a semejanza de lo aprendido en Egipto.
El mejor de lo iniciados de la Fraternidad llamado
Jetró, se le ordenó viajar a la península de
Sinaí, en Madiam, con el fin de preservar el conocimiento,
que en su día debía ser entregado al Avatar de Aries,
Moisés.
Se le indicó al Faraón que debía
tener un hijo con su propia madre Tiy, a fin de que los anticuerpos
sembrados en él pasaran a su hijo Tutankhamon.
Se seleccionó una hebrea, que portaba los valores
genéticos de viejo padre Jacob, para que una vez en palacio
tuviera un hijo con Akhenaton, a fín de que naciera de esta
unión el propio Moisés.
Y finalmente se le ordenó al propio Faraón,
se preparara para dejar este mundo, pero no muerto, sino vivo y
consciente, puesto que el plan de monoteísmo se realizaría
no por si mismo, sino a través de uno de sus hijos. Pero
el estaría en el carro celeste (ovni) con los Señores
de las Estrellas, mientras que Moisés, sería guiado,
junto a su pueblo a realizar la utopía del monoteísmo
pero no en Egipto, sino en la Tierra Prometida.
Fue en la sala oval. Akhenaton había bajado
a los pasadizos interiores del Egipto oculto. Una vez al año
acudía el Farón en solitario a este lugar para el
rito de regeneración. Se trataba de purificar el cuerpo y
el alma en las estancias subterráneas de la Gran Pirámide,
para ascender después, por un angosto pasadizo hasta la cumbre
de la propia pirámide, donde se encontraba el monolito traído
por los viejos padre. El pasadizo contenía una pequeña
plataforma de madera donde solo cabía un hombre. Por el centro
de dicha plataforma pasaba una cuerda de esparto, que a su vez estaba
sujeta a un juego de poleas en la cúspide de la pirámide.
El propio Faraón tiraba de la cuerda hasta llegar a la cumbre
y allí en postura de loto recibía la energía
psicotrónica del cosmos. En estas prácticas, que duraban
hasta tres horas de contemplación se podía perder
hasta cinco kilos de peso corporal, a la vez que se llegaba casi
a un estado de deshidratación, por la pérdida de varios
litros de sudor.
Estaba en la sala oval, a punto de ascender por el
pequeño ascensor, cuando la inmensa sala se iluminó
con un extraño esplendor. El olor azufroso junto con un sinfín
de chispas estáticas, hicieron palidecer al Faraón.
De repente en el centro de la estancia se hizo presente una extraña
máquina plateada, parecida a dos gigantescas escudillas de
comida adheridas por el centro. Akhenaton había visto varias
veces estas anifestaciones de los dioses, puesto que en las reuniones
de la Gran Fraternidad eran frecuentes las visitas de los “Señores
de las Estrellas” en dicha sala. Pero a pesar de tales visitas,
nunca se terminaba de asombrar y de sorprender por la magnífica
presencia de los “dioses”.
La máquina voladora tenía unos veinte
metros de diámetro y cerca de seis metros de alto en la cúspide.
Del lado inferior de la misma comenzó a abrirse una costura
luminosa y casi al instante apareció ante el Rey, el gran
Ramerik; Maestro Supremo de Orión, que en los tiempos del
nacimiento del Viejo imperio, habría venido con el nombre
de Ra, para instruir a Thotek y los primeros Faraones. En estas
ocasión no venían con él sus hermanos, Osiris,
Isis y Anubis.
Maestro, ¿Qué deseáis de mi?
Vengo a prevenirte y a anunciarte que el plan que
te anunciamos por medio de nuestro hermano Amenhotep, “que
viva muchos años en el Paraiso”; va a ser modificado.
No es posible establecer entre tu pueblo el culto a una sola unidad
de conciencia. No se dan las condiciones sociales, políticas
y sobre todo espirituales que nos permitan romper las supersticiones
religiosas, el dominio de la casta sacerdotal y la ignorancia de
la mayoría de los educadores de tu pueblo. Dispersa la Fraternidad.
Y disponte a venir con nosotros.
¿Pero como puedo yo ser digno de tal honor?,
¿Y que pasará con mis hermanos y mis hijos?
Ellos tienen su propio programa de vida. Todos están
cumpliendo su propio devenir. A pesar de todo tu amor por ellos,
nada ni nadie puede alterar su recorrido evolutivo. Cada uno tiene
que realizar su verdad, sin que podamos alterarla. Incluso viendo
a tu propio hijo metiéndose en el peligro más grande,
y aún desgarrando tu corazón, el debe experimentar
por si mismo y establecer conciencia por dicha experimentación.
A partir de este momento no comerás carne,
no tomarás bebidas nocivas, y no vendrás a las ceremonias
de regeneración. Cuando la Ciudad del Sol este concluida
procurarás no salir a las fronteras ni permanecer mucho tiempo
en Tebas. Existe todo un programa humano y suprahumano que quiere
aniquilar nuestro proyecto y acabar con tu vida.
Esta a punto de nacer el Avatar del Carnero, y lo
hará de tu carne y de tu sangre.
¿Quién será la madre; gran Maestro?
No lo será tu amada esposa, ni tu madre, ni
ninguna de tus hijas. Ya esta designado el vientre que tendrá
tal honor. No será princesa ni hija de nobles. Será
humilde, callada y virgen. El más grande los Señores
de Cielo nacerá de una esclava, a fín de que se cumpla
el misterio por el cual, el Señor, servirá al esclavo,
a fin de que el esclavo aprenda a amar al Padre Creador de todas
las Cosas. ¡Pero escucha bien Akhenaton!. La mujer designada
no será de tu harén. Ni será obligada a engendrar,
ni poseída. Pues todo Avatar debe nacer del amor y del deseo
entre los dos principios.
¿Cómo sabré que es la mujer designada?
Tu no lo sabrás, sino tu corazón. El
te arrastrará hacia ella, pues la elección no la haces
tu, sino el que cabalga sobre ti.
Sea pues, así y hágase la voluntad del
cielo.
En muy pocos segundos, la figura de Ramerik se adentró
en el plato volador y casi al instante la sala oval se quedó
en un profundo silencio, con la pena del faraón, que pensaba
en tanto esfuerzo de su padre, de su maestro y de los hermanos de
la Fraternidad valdíos. ¿Cómo podía
decir a los suyos que la utopía y el propósito de
su vidas no se podía realizar?.
Desde aquel encuentro Akhenaton, se refugió
en una profunda tristeza interior, dejando el imperio en manos de
sus funcionarios. Ya no sería más el Rey, sino el
ermitaño del desierto.
La Fraternidad se reunió una vez más
bajo la Gran Pirámide. Se escondieron los símbolos
sagrados. Se ocultó el escarabajo de diamante límpido.
Se cerraron las galerías. Se ocultaron los libros de Thot;
de alguno de los cuales, se habían hecho copias en los años
anteriores. (muchos de estos libros fueron pasto de las llamas en
el incendio de la Biblioteca de Alejandría). Se inundaron
varios pasadizos. Los “Señores de las Estrellas”
dejaron en la sala oval el testimonio de su presencia, puesto que
uno de sus vehículos aún permanece allí en
nuestros días.
El llanto, y la impotencia de los setenta y dos hermanos
resonó en todo el Cosmos. Tembló la palmera, lloraron
todos los perros de Egipto. Se obscureció el cielo. Trepitó
la tierra. Los niños en las cunas gritaron al unísono
desconsolados. El tiempo paró y el espacio se encogió
en aquella ceremonia de la Fraternidad de los Hijos del Sol.
Nefertiti y Akhenaton abrazaron a cada uno de sus
hermanos. Todos se conjuraron para retornar unidos en las siguientes
vidas. En el centro de la sala oval se dibujaron las siluetas de
Ramerik, Isis, Osiris, Anubis. Era el “adios” de aquel
tiempo para adentrarse en “hasta la eternidad” del reencuentro.
Es por esto que nuestros corazones lloran todavía cuando
el espíritu inmortal rememora los símbolos del “Corazón
Púrpura”, “La Rosa” “La Cruz”,
ciertos sonidos, ciertas posturas, ciertas imágenes, que
siguen guardadas en nuestras almas. Es por esto que por miles de
años, nos quedamos sin familia, sin patria, sin hogar donde
descansar nuestros corazones. Es por esto que nuestros huesos se
duelen al no poder todavía verter entre “los cerdos”
las “perlas” de aquel “supremo conocimiento”.
Hubo más reuniones, pero no en Menfis, sino
en Amarna. Pero no se volvió a alcanzar la brillantez y la
plenitud de antaño. Los hermanos fueron poco a poco alcanzando
sus destinos en el mundo. Jetró, el mejor de todos ellos
terminó por destrozar el corazón del Farón
y de su esposa al marchar a Madiam.
Era el tercer año del comienzo de las obras
de Amarna. Akhenaton tuvo que viajar todavía una vez más
a Menfis. Razones de estado le obligaron a entrevistarse con la
plana mayor de sus ejércitos.
La historia de Egipto se centraba en dos centro de
poder fundamentales; por un lado Menfis y por otro Tebas. Amenhotep
III, el padre del Farón Hereje, había preferido Tebas,
pero una gran parte de los servicios administrativos del imperio
se ubicaban en Menfis.
El palacio del Rey era suntuoso, siempre lleno de
nobles, de funcionarios de diverso rango y escalafón. Cuando
el Faraón no estaba en él, se encendía una
lámpara de aceite en los aposentos reales como si el alma
del soberano estuviera acompañando a sus súbditos.
Dime Hatot, ¿Quién es la esclava que
cada mañana recoge los lienzos de mi lecho y renueva mi vestuario.
El mayordomo del palacio quedó un poco asombrado
de que el “hijo de los Dioses” se interesara por aquella
esclava hebrea.
Se trata de Betasbet; mi señor. Es una joven
hebrea que se ocupa de la lavandería de palacio. ¿La
deseáis para vos, Señor?.
No mi buen mayordomo. Tu señor, el hijo de
los Dioses, aún teniéndolo todo, debe mostrar desapego
a su pueblo.
Akhenaton recordaba las palabras severas de Ramerik.
A ninguna mujer podía poseer contra su voluntad.
Día a día. Betasebet esperaba tras el
lienzo de terciopelo la salida del Faraón para proceder al
aseo de su estancia. La mirada baja y sumisa, escondían una
bellísima cara morena, repleta de ternura y de candor. Jamás
hubiera imaginado que el Rey se había fijado en ella.
Pasa a mi estancia Betsabet.
Divinidad; ¿Qué deseáis de mí
y como sabéis mi nombre?
Os deseo a vos. Sería el ser más afortunado
del mundo si esta noche yaceis conmigo.
Akhenaton se quedó perplejo al comprobar la
osadía de su ruego. Incluso siendo el Faraón, y sobre
todo por esto mismo, debía guardar la compostura que correspondía
a su rango. Eran normalmente los mayordomos reales, los que acudían
al haren real para buscar la mujer a la que correspondía
yacer con el Faraón.
Vos sois mi señor. Tomad de mi cuanto deseéis.
Pero os ruego que consideréis mi condición de sirviente
y de fiel creyente en mi Dios y en mis tradiciones. Solo puedo entregarme
al hombre que sea mi esposo.
¿De que Dios hablas?
Del único Dios, Padre creador de todas las
Cosas, Yavhe.
Justo al pronunciar esta palabra, la mente del Rey
comenzó a girar a una tremenda velocidad. Estaba intentando
unificar a su pueblo en torno a un solo Dios, cuando entre las clases
más bajas ya existía esta semilla. Además se
trataba de un pueblo de esclavos, que por ser reprimidos, habían
fortalecido sus lazos de supervivencia mediante la unión
lógica de las especies amenazadas.
¡Háblame más de tu Dios!
Poco puedo contaros yo mi Señor, solo los rabinos
pueden hablar de El.
Ve en paz, Betasabet yo acallaré mi deseo en
nombre de tu Dios.
Los siguientes días, fueron intensos para Akhenaton,
no tanto por el trabajo propio de su reino, sino por las reuniones
diarias que mantuvo con los rabinos más viejos del pueblo
de Israel. Fue en ese tiempo cuando comenzó a valorar de
nuevo la construcción de la Sinarquía Solar pero de
la mano de su pueblo, sino de los esclavos. Iba finalmente comprendiendo
los planes de los “Señores de las Estrellas”
trasmitidos por Ramerik. Si efectivamente aquellos cientos de miles
de parias, conseguían un caudillo, se darían las condiciones
óptimas para comenzar un nuevo orden. El mayor problema estaba
en la promesa que su Dios, les había dado de recuperar la
tierra prometida, que al parecer estaba al Norte de su imperio.
Inevitablemente la Sinarquía Monoteísta se produciría
no en Egipto sino fuera.
Fueron días tormentosos para el Faraón.
El deseo de poseer a Betsabet no le dejaba descansar. Trataba de
retenerla junto a sí, pero volvía a su mente las palabras
de Ramerik, con la prohibición de no poseer a la mujer. Algo
en el corazón del Rey le decía que aquella era la
mujer. Pero ella no mostraba ningún deseo hacia su Señor.
Pasaron dieciocho días. Había Luna llena.
Aquella noche la joven virgen, dormía en su habitáculo,
en la parte posterior del palacio. En los arrabales de los esclavos
hebreos. Era una noche normal. Betsabet dormía plenamente,
la jornada de palacio la había extenuado. En un momento comenzó
a soñar. Se veía arrebatada por una extraña
luz que estaba encima del palacio. Aunque estaba dormida sentía
plenamente la suave brisa de las noches de Menfis, el vértigo
de ganar altura y el miedo a caerse.
Luego se vio reposando en un lecho blanco. Todo estaba
lleno de luz. Estaba desnuda, pero no sentía vergüenza
alguna. Pequeños hombrecitos con grandes ojos negros iban
y venían por la espaciosa sala, portando instrumentos o herramientas
que nunca había visto. En la sala entró un ser alto
que desprendía luz. Era bellísimo. Emanaba una beatífica
sensación de amor. La joven parecía vivir en el paraíso.
Pero este estado no duró mucho puesto que los seres pequeñajos
comenzaron a introducir una varillas metálicas por todo su
cuerpo. No sentía dolor alguno, pero se veía ultrajada
en su intimidad, sobre todo por que dos varillas entraron por su
vagina. El sueño se tornava tortuoso y comenzó a sentir
angustia. Pero no podía retornar a la vigilia, pues se sentía
prisionera de un estado cataléptico que nunca en su vida
había experimentado. Finalmente se despertó sudorosa,
jadeante, llorando. Todo parecía estar normal, pero comprobó
horrorizada que en los lienzos que cubrían la paja del lecho,
había sangre, que a su vez había salido de su sexo.
Miró su cuerpo y comprobó asimismo que su cuerpo tenía
marcas precisas de incisiones que se correspondían con la
ubicación de las varillas del sueño. ¿Lo había
soñado, o simplemente estaba loca?. ¿Qué habían
metido aquellos hombrecillos en su sexo?. No pudo responderse, no
solo por que no tenía respuesta alguna, sino por que la campana
de palacio le recordaba que estaba amaneciendo y comenzaba su tarea
habitual.
Corrió con suavidad la cortina de la puerta
que daba acceso a la estancia del Faraón. Akhenaton vio a
la doncella con una belleza inusitada, mordiéndose el deseo
como los días anteriores. ¿Cómo era posible
que el Rey de Egipto, que tenía miles de mujeres a su servicio
se había obsesionado con aquella esclava?.
Pero ocurrió el milagro. Inesperadamente Betsabet
dejó caer la túnica que le envolvía. Estaba
desnuda ante su Faraón. Era una autómata sin conciencia,
solo atada por un extraño deseo que jamás nunca había
sentido.
Comenzó a sentir el calor del primer hombre
de su vida. Era algo intenso, agradable, y a la vez deseado. Sentía
dentro de si el ardor del deseo del Faraón hasta llegar a
un clima de verdadero éxtasis. Perdió el sentido.
Una rarísima visión se le presentó en la cabeza.
Veía que su vientre era un campo y que una semilla caía
dentro. Esta semilla crecía hasta hacerse grande. Luego la
semilla se desgranaba y cada uno de estos granos crecía a
su vez repitiendo millones de veces la misma operación. Comprendió
entonces, sin ninguna dificultad que aquel acto incontrolado terminaría
en un embarazo. Volvió en si experimentando una mezcla de
deseo, placer y dolor a la vez. Sin duda estaba experimentando lo
que su madre le había explicado en muchas ocasiones. Ya no
era virgen, pero no le importaba.
Los quince días que siguieron a este acontecimiento,
Betsebet se entregó por deseo voluntario a su Rey. Luego
todo se terminó. Ambos sabían en su interior que habían
sido instrumentos de Dios. Ambos sabían que debían
seguir sus destinos.
Akhenaton llamó a palacio a Samuel, el Sumo
sacerdote de Israel.
Debo partir, sabio anciano. Pero te encomiendo una
tarea que deberás cumplir por ti mismo aceptándola
de buen grado o por la fuerza. Deseo que Betasebet sea liberada
de su obligación religiosa. La he tomado como una de mis
esposas. Nada ni nadie podrá ofenderla. Vivirá en
palacio por el resto de sus días. El fruto de su vientre,
lleva mi sangre (Akheanton sabía en su interior que Betsabet
estaba embarazada).
-¡Quien soy yo para oponerme a la voluntad
de mi Señor!. También nosotros sabemos que de una
de nuestras mujeres nacerá un príncipe que liberará
a nuestro pueblo. Cuidaré de la mujer y nada ni nadie ofenderá
su vida ni el fruto de su viente.
Luego llamó a Hatot y le dijo:
Debo partir. No se cuando retornaré. Pero te
encomiendo por tu propia vida, que Betsabet sea respetada y liberada
de cualquier tarea. Vivirá en palacio ocupándose de
mi estancia personal. Deberás entregar al escriba este edito
por el cual la libero de servidumbre y ordeno le sea entregada una
renta de por vida, y su hijo sea instruído en el templo como
un hijo mio.
Akhenaton no volvió más a Menfis, el
riesgo de ser asesinado se lo impedía. Se quedó en
Amarna. Nunca olvidó a Betsabet, pues sabía que era
la elegida. Se ocupó día a día de que el niño
nacido de su vientre fuera educado como un príncipe. Pero
no puedo disfrutar de su presencia, puesto que cuatro años
después Akhenaton se reunió con los Señores
de las Estrellas.
Nefertiti supo de la existencia de aquel nacimiento
y aunque el Faraón tenía varias decenas de niños
nacidos del harem real, algo le decía que aquella esclava
y que aquel nacimiento eran distintos. Nunca reprochó a su
esposo nada, entre otras cosas por que el Faraón tenía
derecho sin replica a poseer a toda mujer de Egipto.
Se esforzó Nefertiti en darle un hijo a su
esposo, y lo consiguió finalmente pero a los cuatro meses
de haber dado a luz a su hijo murieron ambos de un glaucoma vírico.
LA PARTIDA
-¿Qué sentido tiene mi vida?. Todo ha concluido. Nefertiti
nos ha dejado, mis hermanos están dispersos, las fronteras
han cedido y Egipto esta a merced de nuestros vecinos. El Faraón
es esclavo en su propio palacio y mis hermanos de la Fraternidad
han llegado a sus destinos. ¿Hasta cuando debo permanecer
entre los mortales?.
Todo ocurrió sin aviso alguno, sin premeditación.
Akhenaton no podía dormir. Aquella noche llena de luceros
le invitaba a salir de sus aposentos. Una de las estrellas comenzó
a moverse haciéndose cada vez más grande. El patio
de columnas se inundó de luz. Luego ya no estaba en tierra
en Egipto, sino con Ramerik, y no en Egipto, sino entre las estrellas.
Los próximos años fueron intensos y
de pleno aprendizaje.
Mientras tanto en Egipto se había dado por
fallecido al Faraón. Se le consideró un traidor. En
los años sucesivos todas las estatuas y representaciones
de Aton, de Akhenaton y de Nerfertiti fueron borradas de los edificios
públicos. Tutankhamon reinó muy pocos años.
Finalmente los planes de Horenheb y de los sacerdotes de Amon se
cumplieron y comenzó un nuevo tiempo en la Tierra del Nilo,
un tiempo esplendoroso de la mano de los Ramsémidas. La XVIII
dinastía había concluido y con ella. El más
grande de los misterios de todos los tiempos. Nunca encontrarán
la tumba de Akhenaton y nunca la encontrarán por que este
Faraón no murió entre los humanos, fue raptado, al
igual que lo fuera después su hijo Moisés, por los
“Señores de las Estrellas”.
En Menfis, Betsabet se esforzaba en vigilar a su inquieto
hijo. Una luz blanca le compenetraba arrastrándole hacia
el Nilo. Desaparecía ante los ojos de su madre, que comenzaba
a inquietarse. ¿Dónde estaba su hijo?. Finalmente
se había acostumbrado a aquellos raptos, que terminaban por
retornar al fruto de su vientre más guapo y mas sabio de
cuando había sido raptado por la bola de luz.
¿Dónde has estado todo este tiempo?
Con mi padre y mis hermanos del cielo.
Y Aquel niño fue llamado Moisés; el
salvado de las aguas, pero no por lo escrito en el libro sagrado,
sino por las numerosas veces que fue abducido en su bola de luz
(canepla) y retornado por las aguas del Nilo desde la nave de su
padre al hogar de su madre.
JETRO
El más aventajado de los hermanos de la Fraternidad, el hermano
más querido de Akhenaton, tuvo mucho trabajo. Después
de disolverse la Fraternidad de los Hijos del Sol, marchó
a Madiam. Allí estableció una base de contacto con
los “Señores de las Estrellas”. Tuvo un trabajo
casi idéntico al del Faraón. Puesto que de su unión
con una de las mujeres de Madiam, nació con intervención
genética de los “Señores de las Pléyades”
su hija Shefora. La parte femenina del Avatar de Aries. Es decir,
la parte femenina de Moisés. El sabía bien que cuando
un Avatar reencarna en la tierra necesita un macho y una hembra
puesto que el Dios que viene de la dimensión andrógina
del mundo astral, es macho y hembra a la vez y necesita de ambos
soportes en la tierra para expresarse. Lo mismo ocurriría
dos mil años después con Jesus y Maria Magdalena.
Jetró que conocía al detalle la metodología
de los “Señores de las Estrellas” inició
y ayudó a su vez a Moisés, a encontrar a Yavhe en
el Sinaí. Propició la unión de su hija y del
hijo de su amado hermano Akhenaton y con estos actos, terminó
por fallecer el último de los setenta y dos iniciados de
la Fraternidad de los Hijos del Sol.
Jetró viejo y cansado, agonizaba entre los
brazos y la admiración de los suyos. Una sonrisa emergió
junto con el último suspiro. La penumbra de la estancia se
iluminó de repente con una extraña luz.
¡Mirad…mirad…. Están todos
aquí. Vienen a buscarme. Solo falto yo….!
Akheanton, Nefertiti, Tiy, Amenhotep III, Ramerik
y setenta y un hermanos sonreían. Ya estaban todos otra vez
juntos. El plan había sido un éxito. Jetró
se unió a ellos y tomaron la senda de la inmortalidad.
Moisés fue guiado y ayudado por su padre desde
el Carro de Fuego. En los cuarenta años sucesivos murieron
todos los liberados de Egipto. Nació otra generación
en libertad, con orgullo y con un solo y único Dios.
Y este contacto y esa ayuda del padre y el hijo fue
contada así por el libro sagrado:
“ Y sucedía que cuando salía Moisés
al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual
estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés,
hasta que él entraba en el tabernáculo. Cuando Moisés
entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía
y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová
hablaba con Moisés. Y viendo todo el pueblo la columna de
nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba
cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. Y hablaba Jehová
a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”.
TÚNELES POR DEBAJO DE LAS PIRÁMIDES
EGIPCIAS
Diversas investigaciones sostienen que debajo de la
pata derecha de la Esfinge existen uno o más Cámaras
y túneles de conexión. Aún el Gobierno Egipcio
no autoriza a abrir las mismas.
Nótese el desgaste en el cuerpo de la Esfinge
producido por el agua y NO por la erosión del viento y la
arena, según las investigaciones científicas llevadas
a cabo. Además confirmaría una edad de más
de 10.000 años para este monumento.
(Julio-Agosto 2.001 G.D.G.)
(1) -TÚNELES POR DEBAJO DE LAS PIRÁMIDES
EGIPCIAS
Asha’s Mural Gallery. 4 Marzo 2000
Los cuentos pintorescos entretienen... pero lo que
me interesa es un cuadro más conciso de lo que está
teniendo lugar en Gizeh, y en cualquier otro sitio relacionado con
lo mismo. Ayer, tuve la suerte de conseguir un vídeo donde
el Dr. James Hurtak que hablaba en 1999 en una conferencia de NEXUS
en Sydeney, Australia. Me acuerdo de aquel material interesante
sobre el emplazamiento de Kent Steadman, del cual se dice que el
equipo de Hurtak participó en unas excavaciones arqueológicas
de Alto Secreto en Gizeh. Bueno, Hurtak no estaba perdiendo el tiempo,
sino haciendo negocios. Debido a lo delicado de estos proyectos
no pudo más que enseñarme un poco de todo lo filmado;
mucho de ello era para los espectadores normales. Por lo menos,
para mí estaba claro que Hurtak estaba diciendo mucho menos
de lo que a él le hubiera gustado decir, pero dijo que era
realmente para hacer reflexionar. Según él, existe
un laberinto de túneles y cámaras enormes, algunas
del tamaño de una catedral, debajo de Gizeh, que fueron puestas
allí por una civilización avanzada, y había
un equipo de científicos de Japón, Europa y de los
Estados Unidos trabajando en los artefactos y los descubrimientos
allí, en lo que parece ser un proyecto secreto.
Cuando Zawi Hawass puso en escena aquel vídeo
Fox, en el que él descubre el esqueleto (que habían
puesto previamente allí) y afirma haber descubierto la Tumba
simbólica de Osiris, al buen doctor le tomaron el pelo como
de costumbre. No fue Hawass, sino el equipo de Hurtak, bien equipado
con luces portátiles y otros aparatos, el que desenterró
el sarcófago, lo cual es tan sólo la punta del iceberg.
Hurtak no entró en detalles sobre qué tipo de artefactos
fueron descubiertos allá abajo en las cámaras, llenas
de agua (que fueron vaciadas con bombas). Dijo que los antepasados
tenían un sistema de auto-iluminación que provenía
de una fuente de energía; ¿qué clase de fuente
de energía? No lo sé. Y mostró una estantería
que parecía haber sido puesta con un taladro. Mostró
un túnel en el interior de la Esfinge y lo que parecían
ser dos entradas por la parte de atrás, una vaciada por el
equipo. Dijo que éstas se comunicaban con las Pirámides
y con un enorme sistema laberíntico de túneles. También
enseñó pruebas hechas con un radar especial, las cuales
muestran cámaras rectangulares debajo de la Esfinge. Hizo
muchas referencias a lo que él llamó los “Señores
del Tiempo”, y sobre una raza avanzada de seres superiores
versados en formas geométricas codificadas por medio de la
luz. Esas mismas formas geométricas y “números
impares” están presentes en los fractales en los círculos
de las cosechas cerca de Stone Henge (Inglaterra) y por todas partes.
Son un lenguaje Enoquiano de luz y de influjo creciente espiritual.
Según él, la humanidad es un “experimento”
que está a punto de ser “cosechado”, a medida
que nos acercamos a un profundo cambio en la consciencia mundial,
acompañado por descubrimientos que cambiarán totalmente
los parámetros científicos; cambios como el punto
cero de energía.
Según Hurtak, una raza avanzada de extraterrestres
o seres superiores de la orden de Melchizedek, dejó una red
de centros de poder, o cápsulas del tiempo, en el planeta,
de la cual la red subterránea ubicada debajo de Gizeh es
una parte. Se refirió también a una excavación
más importante que tuvo lugar bajo el Pacífico, donde
se encontraron pirámides y cámaras parecidas. Y en
China, donde también estuvo, mostró unas secuencias
sorprendentes de personas momificadas que han sido ocultadas al
público. Para ser exacto, una de ellas fue denominada como
“criatura”, ya que no se parecía a los humanos.
Parte de esta filmación era de una zona conocida como “Shambala”.
Una ampliación fotográfica de lo que parecía
un Tibetano momificado, con una marca extraordinaria, mostrando
un motivo de una espiral tridimensional que parecía estar
marcada, o ser una parte de su rostro, similar a una extraña
mancha de nacimiento de color rojo. Hurtak también mostró,
una fotografía sacada por un colega, de una forma luminosa
triangular sobre Stonehenge, con el vértice hacia arriba.
A esto se refirió como una forma luminosa o Merkaba, que
como la pirámide en sí misma, es una representación
simbólica de la ascendencia espiritual y el florecimiento
de la consciencia. Después dijo bastante más, pero
su forma de hablar era difícil de entender a veces, y tendré
que volver a repasarla otra vez. Me recuerda a una especie de profeta
salvaje Enoquiano, un atributo bastante encantador el cual sin duda
será usado contra él por los mercaderes espantosos
de la desinformación de este mundo, que mejor sería
que se cocinaran en su propio estiércol, queridos y dulces
idiotas.
Al parecer, hay una segunda parte donde revelará
más, ¿cuanto más?, ya se verá. Pero
no hay ninguna duda, según mi opinión, de que él
mismo cree lo que está diciendo, y si alguien ha estado en
una posición de saber lo que está pasando, probablemente
es el Dr. Hurtak.
UN RADAR CUYAS ONDAS PENETRAN EN EL TERRENO
ENCUENTRA CIUDADES OCULTAS
8 Junio 2000, por Paul White
Justo después del Diluvio, al principio del
actual ciclo de nuestro tiempo, una era a la cual los Egipcios llamaron
“Zep Tepi” o “Los Primeros Tiempos”, apareció
un misterioso grupo de “dioses” para iniciar a los supervivientes
en los rudimentos de la civilización. Desde Thoth y Osiris
en Egipto, hasta Quetzacoatl y Viracocha en las Américas,
todas las tradiciones del mundo subscriben los orígenes de
la civilización actual a ese sofisticado grupo.
A pesar de la engañosa popularidad del periodismo
tipo Von Däniken, evidencias repartidas por todo el mundo indican
que esas personas fueron supervivientes de una civilización
anterior poseedora de una gran tecnología. Fueron los “patriarcas
antidiluvianos”, como Enoc y Matusalén, los “gigantes
y los héroes de la antigüedad”, mencionados en
el Génesis. Los enigmáticos dioses de la antigua Sumeria,
Egipto y la India, todos provienen de los fabulosos tiempos antes
del Diluvio.
Es el legado de una civilización y una tecnología
superior a la nuestra. Una tecnología capaz de crear un enorme
ciudad subterránea, de la cual la Esfinge y las Pirámides
son solamente unos marcadores en la superficie. El científico
del proyecto, el Dr. James J. Hurtak, asemeja este descubrimiento
al impacto del contacto con una cultura extraterrestre avanzada.
El Dr. Hurtak lo describió como el descubrimiento de la cultura
de la Cuarta (raza) Raíz, la denominada civilización
Atlante, destruida por el último cataclismo terrestre. Presenta
evidencias inequívocas de que todos los idiomas, culturas
y religiones se remontan a un origen común, al cual el Dr.
Hurtak se refiere como la “Civilización Madre”.
La tecnología descubierta está más
allá de la tecnología de las máquinas, tal
y como la conocemos. Como Arthur C. Clark una vez bromeó:
“cualquier tecnología superior a la nuestra nos parecería
magia”. Según el Dr. Hurtak, fue una cultura que descifró
el código genético y poseía las claves del
espectro físico, la “Física de la Luz Superior”
de los antepasados... todo lo que el antepasado Gilgamesh fue a
buscar en su famoso viaje a la “Ciudad Perdida de los Dioses”
eran los túneles situados debajo del “Monte Mashu”
en las tierras desérticas.
Hurtak hace referencia al “Idioma de la Luz”
y a un gran sacerdote-científico del ciclo del tiempo anterior,
llamado Enoc, que está asociado con la construcción
del Complejo de la Gran Pirámide. Hurtak habla también
de una gran ciencia espiritual, una ciencia que describe una escalera
genética a las estrellas.
El Dr James J. Hurtak tiene distintos doctorados en
Física, Matemáticas, Lingüística, Filosofía,
etc. Trabajó en la NASA y además asesoró a
la Ex-Unión Soviética en el lanzamiento de satélites
y sondas espaciales. Participó en el lanzamiento de dos sondas
Soviéticas que desaparecieron misteriosamente antes de tocar
tierra marciana. También Hurtak es uno de los creadores y
precursores en la tecnología de los Super-Conductores, además
de descifrar jeroglíficos egipcios que nadie antes lo había
podido hacer. Dentro de su currículum esta el haber descubierto
una civilización en Asia que databa de millones de años
atrás y es asimismo director de la “Academia para las
Ciencias Futuras”. Además fue quién aconsejó
a la NASA estudiar cierto sector del planeta Marte donde están
las supuestas pirámides. Cabe señalar que en referencia
a la esfinge o “cara de Marte”, el Dr. Hurtak señala
que se trata solamente de un efecto visual geográfico.
Fundación Nuevatlantida
www.nuevatlantida.com
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