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Los descubrimientos de Alfredo Gamarra
por Jan Peter de Jong
de ancient-mysteries-explained.com
América no es el Nuevo Mundo, sino un mundo mucho más antiguo.
Alfredo y Jesús Gamarra estudiaron muchos documentos antiguos y todos los vestigios que se hallan en la ciudad de Cuzco, Sacsayhuamán, el Valle Sagrado de los incas (incluyendo Machu Picchu) y muchos otros lugares poco conocidos por el público. A partir de estas pruebas, y con la aportación de su profundo conocimiento de los mitos locales, leyendas y restos de culturas pretéritas, como los incas, llegaron a la conclusión de que Cuzco y sus alrededores son mucho más antiguos de lo que se supone (de ningún modo construidos por los incas), y que el continente americano no era realmente un Nuevo Mundo, como sostiene el paradigma histórico dominante, sino un mundo mucho más arcaico de lo que se acepta comúnmente.
El origen de muchas culturas de todo el mundo se encuentra en Perú.
Esta conclusión sobre América también se basaba en el descubrimiento de restos extraordinariamente antiguos dentro y cerca de lo que se supone que eran vestigios incas, así como en otros indicios procedentes de historias locales, topónimos, símbolos, archivos y crónicas del periodo colonial. Además, estudios posteriores centrados en libros antiguos —como las obras de historiadores griegos y romanos, o informaciones extraídas del Vaticano y de la Biblia— y en la semejanza de las lenguas locales, como el quechua y el aimara, con otras lenguas de todo el mundo, les inclinaron a pensar que muchas culturas pudieron haber tenido su origen en esta parte del mundo. Asimismo, la memoria global que parece que existió sobre antiguas civilizaciones como la Atlántida o Mu pudo haber estado relacionada con este mismo lugar.
Cuzco podría ser el lugar sagrado de los orígenes de la humanidad. Para Alfredo y Jesús Gamarra la presencia del estilo Hanan Pacha en Cuzco y sus alrededores significa algo especial, como si este lugar pudiera considerarse la cuna de Humanidad. Las construcciones en este estilo se encuentran en otras partes del mundo, también relacionadas con “El Origen”, pero no son tan abundantes como en la zona de Cuzco. Además, el estudio de la literatura, los topónimos y las antiguas lenguas, así como los indicios que Alfredo Gamarra percibió en sueños lúcidos, parecen confirmar esta sorprendente conclusión.
Los incas construyeron sobre vestigios ya existentes
Los Gamarra concluyeron que los incas fueron los responsables de las construcciones más simples de lugares como Sacsayhuamán o Machu Picchu, caracterizadas por el uso de pequeñas piedras —con marcas de martillo y cincel— o bien de ladrillos de adobe. Sin embargo, ellos no construyeron las estructuras más sofisticadas, dado que no poseían las herramientas adecuadas para producir tales resultados. Concretamente existirían dos estilos pre-incaicos:
- Del tiempo de Hanan Pacha, una época que según A. Gamarra coincidiría con el paraíso citado en la Biblia (según la mitología inca, el tiempo de la tierra con el cielo encima). Encontramos este estilo en la base de los vestigios, realizado sobre la roca viva, con el aspecto de haber sido tallado como mantequilla o queso. Las piedras presentan vitrificación y suelen hallarse en el centro o debajo de los muros de épocas posteriores.
- Del tiempo de Uran Pacha, que vendría a ser la época bíblica comprendida entre la expulsión del paraíso y la confusión de las lenguas. Se trataría del estilo típicamente megalítico con los bordes vitrificados y con un encaje perfecto de los bloques. Solemos encontrar estos muros encima o alrededor de las piedras del primer estilo.
Los mismos estilos constructivos anteriores a los incas aparecen en todo el mundo
Alfredo Gamarra identificó el estilo Hanan Pacha en varios monumentos antiguos de todo el mundo, como Malta, Egipto, Gran Bretaña o Japón. En muchos casos parece ser que este estilo fue utilizado por culturas posteriores. Así, en Egipto apareció este estilo en la cámara subterránea —una estructura supuestamente inacabada— que muestra algunas típicas características Hanan Pacha, como las esquinas interiores redondeadas y un aspecto moldeado. En Japón, las estructuras sumergidas de Yonaguni aún son objeto de debate sobre su artificialidad, pero para A. Gamarra estaba claro que mostraban los mismos rasgos típicos del estilo Hanan Pacha.
Templo del Osireion en Abydos, Egipto
Gracias al análisis comparativo de imágenes de algunos yacimientos de todo el mundo, se ha podido observar estructuras similares en todos los rincones del planeta, formando en muchas ocasiones la base de antiguos monumentos sagrados. En este sentido, cabe destacar el sensacional descubrimiento de que la estructura pétrea en el interior de la mezquita de la Cúpula de la Roca en Jerusalén, llamada la piedra fundacional, es una típica piedra Hanan Pacha. El tipo de construcción del Hanan Pacha forma parte de la base de los vestigios. Los muros se erigen alrededor de esas estructuras, como si necesitaran ser protegidas o fueran consideradas de vital importancia, si bien todavía no hemos sido capaces de asignar una función conocida a tales estructuras, al menos desde nuestra lógica actual. También está claro que estas estructuras, hasta el día de hoy, son utilizadas por la población local para hacer ofrendas. En todo caso, hay que reseñar que no se han identificado canteras para estas construcciones, como algunos han propuesto. Lo mismo ocurre con el estilo de construcción del Uran Pacha: muros compuestos de piedras perfectamente unidas, tan típico de Cuzco, y algunas veces con enormes bloques. Como ya comentamos, este estilo se detecta muchas veces encima o alrededor del estilo Hanan Pacha. Gracias a Internet podemos ver hoy en día que este estilo aparece en varios yacimientos en todo el mundo; así, otros ejemplos de esta construcción, aparte de Perú, los encontramos en la Isla de Pascua, Egipto, Malta y Grecia. El tercer estilo pertenece sin duda a los incas, según los Gamarra, y es el más tardío, edificado siempre encima de los otros dos estilos. Algunos podrán argüir que los diferentes estilos se superponen en fluida armonía, pero resulta obvio que cada estilo se corresponde con una tecnología diferente, y que el último de ellos presenta una tecnología muy simple. Asimismo, las piedras utilizadas en cada estilo son de diferentes tipos, lo que puede representar diferentes fases. También hay que considerar que en los muros con piedras perfectamente encajadas, aun de gran tamaño, no vemos nunca piedras mal colocadas: siempre apreciamos juntas perfectas, lo cual hace más probable la afirmación de los Gamarra de que en aquel tiempo les era fácil hacerlo así, gracias a algún tipo de tecnología desconocida.
Esta tecnología parece ser que se basaba en piedras moldeables. En todos los vestigios examinados se aprecia que los constructores de los estilos Hanan y Uran Pacha eran capaces de hacer cualquier forma que quisieran en la piedra. Así, hallamos bloques con la forma de esquina, juntas perfectas con superficies irregulares en todos los bordes de la piedra, formas caprichosas de la piedra -como si pudieran hacer movimientos rápidos- y diáfanos cambios en la superficie de la roca, como si ésta fuera blanda. El estilo Hanan Pacha se muestra como si hubiera sido moldeado con una cuchara, siempre con esquinas interiores cóncavas, redondeadas, lo que descarta que hubiera sido realizado con un rayo láser, como algunos indican. Una buena analogía de este estilo sería nuestro moderno material de protección de porexpan, hecho con moldes y calor, que tiene la misma apariencia de esquinas redondeadas. De nuevo encontramos que esta manera de trabajar la piedra es la misma en otros yacimientos a nivel mundial.
Las piedras moldeadas y vitrificadas fueron usadas antes de la época inca
La vitrificación es un fenómeno que aún es negado sistemáticamente por la ciencia ortodoxa. Los arqueólogos se refieren a esta característica como “piedras exquisitamente pulidas”. Sin embargo, Alfredo Gamarra identificó hace mucho tiempo esta técnica de la vitrificación en diversos vestigios de Cuzco y sus alrededores, en los dos estilos antes mencionados y en diferentes tipos de piedra. La última información, a partir del análisis de una muestra, confirma que Alfredo estaba en el camino correcto. Los resultados demuestran que la composición de la capa superior de la muestra es muy diferente del resto de la piedra, que es una típica piedra caliza. La capa superior contiene significativamente más silicio y la composición es muy similar a la de la pintura cerámica. Así pues queda justificado afirmar que esta piedra debió ser tratada con una tecnología basada en la aplicación de calor. La existencia de piedras vitrificadas se confirma en los clásicos tipos de piedra de los estilos Hanan Pacha y Uran Pacha. Se puede observar muchas veces una capa suave, delgada y uniforme, especialmente en aquellas piedras que de alguna manera han estado mucho más protegidas de la erosión, por ejemplo las que se encuentran dentro de las cuevas. En el caso de los muros con las juntas perfectas del estilo Uran Pacha vemos este fenómeno particularmente en las esquinas, donde las piedras parecen haber estado selladas juntas, mientras que otras piedras de esos mismos muros parece como si hubieran sido planchadas en algunos puntos. Cuando se analizó en Europa una muestra de un monumento del Hanan Pacha se pudo apreciar que la capa superficial delgada tiene otra composición química, con una alta concentración de silicio, al igual que la composición de la pintura cerámica, lo cual confirma prácticamente el uso de calor. Asimismo, el análisis visual confirmó el efecto de refracción, muchas veces presente en la vitrificación, según había indicado Jesús Gamarra. Analizando este fenómeno en otras partes del mundo, ejemplos claros son los encontrados en las piedras de lugares como Egipto y Malta.
El quechua y el aimara son las lenguas más antiguas del mundo
Alfredo Gamarra conocía la relevancia de las lenguas quechua y aimara. Recientemente se ha propuesto la especial estructura del aimara como técnica de traducción automática informatizada, dado que el aimara no está basado en una lógica dual (verdadero o falso), sino en una lógica de tres valores. De este modo, es capaz de expresar sutilezas modales donde otros lenguajes han de recurrir a complejos circunloquios. Así pues, el aimara facilitaría la traducción de idiomas, tal como ha confirmado el investigador boliviano Iván Guzmán de Rojas, inventor del programa informático Atamiri. El aimara es tan perfecto que se ha llegado a sugerir que se trataría de una lengua artificial. Alfredo dijo que el aimara, junto con el quechua, desciende directamente del primer lenguaje existente sobre la Tierra, lo que tendría confirmación a través de las semejanzas regulares que se dan entre el quechua y el aimara y otras lenguas de todo el mundo. Siguiendo la lógica de un solo lenguaje originario común, Alfredo consideró que ese origen estaba en Cuzco y que el quechua y el aimara eran los restos de ese primer lenguaje, la lengua que la Humanidad tuvo que aprender después de la “confusión de lenguas”. Antes de ese tiempo, según Alfredo, los hombres se podían comunicar telepáticamente. Asimismo, referente a este tema, existe una larga lista de libros que tratan este tema y establecen una similitud entre estas lenguas y otras de Europa y Asia. Durante mi primera visita a Cuzco, incluso antes de conocer las investigaciones de los Gamarra, conocí a un hombre que hablaba ocho lenguas, y según él esto se debía a que tenía el conocimiento del quechua, lo que le facilitaba hablar en las otras siete lenguas restantes. También argumentaba que el quechua debió de haber sido una especie de lengua raíz, lo que parece confirmarse por otras fuentes. Jesús Gamarra escribió un pasaje interesante sobre esto, llamado “La Primera Lengua”.
En tiempos arcaicos existían otras condiciones físicas en el planeta
Una menor gravedad en el pasado es algo que puede resultar increíble para mucha gente, pero podría explicar muchos misterios del pasado. Después de oír esta propuesta de Jesús Gamarra, se investigó más allá y llegué a la conclusión de que existen varias indicaciones y pruebas que confirman una menor gravedad en tiempos remotos. Alfredo Gamarra sostenía que, a causa de una menor gravedad y menor presión atmosférica, las formas de vida en el pasado pudieron haber sido más grandes, como por ejemplo durante la era de los dinosaurios. Asimismo, estableció una relación entre el tamaño de los seres humanos y una gravedad menor, tomando como base las numerosas referencias a los gigantes en el pasado y a algunos hallazgos de huesos gigantes. Otro rasgo peculiar serían los cráneos alargados —aunque también existen las deformaciones artificiales—, que aparecen el Perú (Cuzco, Nazca, Paracas…), así como en otros lugares como Malta o Rusia.
Candelabro de Paracas en la Península de Paracas, Perú
La población de la era Hanan Pacha pudo haber tenido cartílagos en vez de huesos (insinuado también en los trabajos de Madame Blavatsky), lo que haría muy improbable encontrar ningún tipo de resto. Estas gentes de los periodos Hanan Pacha y Uran Pacha pudieron haber sido los dioses y gigantes de los que nos hablan los mitos, leyendas y religiones. En esos tiempos sería más fácil para los humanos materializar el pensamiento, dado que toda la materia sería menos densa. En este sentido, los humanos tendrían más poder sobre la materia y los animales, y la comunicación sería por vía telepática. Además, una gravedad menor supondría un menor consumo de energía para superar los efectos de ésta. Así, según Alfredo, un proceso de regeneración celular más lento y un bajo consumo de energía serían factores que facilitarían una vida más larga en tiempos arcaicos. De este modo, en la era Hanan Pacha la duración de la vida podría haber sido casi eterna, y de más de mil años en la era Uran Pacha, lo que no haría preciso corregir la extensa duración de las vidas mencionadas en la Biblia. Este fenómeno podría explicar la gran longevidad de los personajes de la Biblia y de Egipto. La gravedad es la fuerza que a lo largo de nuestra vida nos tira hacia abajo, una fuerza contra la que tenemos que luchar las 24 horas al día. Si esta fuera menor, consumiríamos menos energía y ello comportaría que nuestro cuerpo envejecería con más lentitud. Asimismo, podría explicar también la diferencia de escala que vemos en ciertos vestigios antiguos comparados con otros más modernos. La diferencia de escala entre los estilos Hanan Pacha, Uran Pacha y el Ukun Pacha es obvio. Primero, se edificaba sobre las laderas de montaña o sobre enormes bloques de piedra. Más tarde, se construía sobre el estilo anterior con bloques perfectos, a veces gigantes, del estilo Uran Pacha. Y finalmente encontramos el estilo inca de piedras pequeñas o adobe. Y, una vez más, hallamos estas características en otras partes del mundo.
Ollantaytambo, Valle Sagrado, Perú
Otro de los elementos que podría solucionar es la diferencia de escala de los seres vivos en el pasado. Existe una importante literatura que confirma la idea de un decrecimiento del tamaño de los seres vivos con el paso del tiempo, desde las formas gigantes (dinosaurios) a las más pequeñas; de hecho, de todas las criaturas de la Tierra existen ejemplares más grandes en el pasado. Esto también se aplicaría al ser humano, a partir de supuestas evidencias. Obviamente, este hecho está muy presente en todo tipo de leyendas, mitos y religiones de todo el mundo. En el ámbito geológico, la teoría de la Tierra en expansión –como por ejemplo constata el científico alemán Konstantin Meyl– muestra que todos los continentes encajan perfectamente en un globo terráqueo mucho más pequeño, que comprendería toda la extensión de la Tierra. Esto no puede ser una coincidencia. El encaje de los continentes del globo terráqueo en su tamaño de hoy no es tan perfecto; de hecho, Pangea, el súper continente primigenio, pudo haber estado realmente en un globo terráqueo mucho más pequeño. A pesar de que la física no puede demostrar con argumentos cómo pudo haber sucedido semejante evento —lo que constituye la principal razón por la que no se acepta esta teoría— tampoco podemos rechazar o negar la evidencia arguyendo que no sabemos cómo sucedió. Una gravedad menor también podría explicar por qué los humanos podrían haber tenido más poder cerebral y capacidades especiales como la telepatía, ya que estas circunstancias diferentes parecen haber tenido gran influencia en el ser humano a nivel espiritual y mental. Mi interpretación, basada en la manera de pensar de Alfredo Gamarra, es la siguiente: en el presente, debido a un mundo con más gravedad y más densidad de todos los materiales, nos es más difícil tener acceso al Campo (término utilizado por la autora Lynn McTaggart en su libro del mismo nombre). Según McTaggart: “…la conciencia humana era una sustancia fuera de los confines del cuerpo. Una energía ordenada elevada capaz de cambiar el mundo físico”. El Campo, en este sentido, es el Universo Interconectado, donde todo y todos están conectados. La razón y causa de menos interconexión y de la vida de separación y aislamiento del hombre moderno se debe especialmente a las circunstancias de mayor gravedad y densidad. Así pues, en un pasado remoto, con menos gravedad, sería mucho más fácil tener contacto con el Campo, lo que se traduciría en mayores capacidades telepáticas, acceso más fácil a un conocimiento común, y resultados de intención más inmediatos. Lynn McTaggart intenta probar el efecto de la intención humana con sus experimentos sobre la intención, ya que está convencida de que tenemos la capacidad de fabricar nuestro propio futuro e influenciar en la materia con nuestros pensamientos. En mi opinión, la situación actual de la densidad/gravedad es la que impide ver un efecto inmediato en nuestras intenciones, pero en el pasado, con otras condiciones, sería mucho más fácil hacer cosas de este tipo.
En el pasado existieron diferentes calendarios, según las órbitas de la Tierra
Alfredo Gamarra relacionó las épocas Hanan Pacha y Uran Pacha con calendarios inferiores a 365 días por año, cuando la Tierra estaría más ceca del Sol. Así, Alfredo pensaba que la Tierra habría formado parte del Sol y que poco a poco habría incrementado su órbita, alejándose cada vez más. Las tres últimas, incluyendo la actual, serían las que permitirían la vida humana sobre el planeta.
Machu Picchu, Valle Sagrado, Perú
La primera órbita con presencia humana habría sido en el Hanan Pacha, con un año de 225 días, un calendario que Alfredo identificó en la Puerta del Sol de Tiahuanaco (Bolivia). Esta época, caracterizada por un clima tropical en todo el globo, habría permitido la vida casi eterna (el paraíso terrenal) en una Tierra más pequeña, con los continentes más juntos y con menos gravedad. La segunda órbita, la del tiempo Uran Pacha, habría tenido un año de 260 días, lo que sería el calendario maya Tzolkin. Las dos veces en que la Tierra cambió de órbita en la historia humana se corresponderían a la expulsión del paraíso y luego a la confusión de lenguas. Ambos momentos representaron un cambio en la gravedad, así como cambios físicos y mentales para la humanidad. Según Alfredo, el motivo decorativo de los tres lados escalonados, un símbolo que se encuentra en toda la cultura inca, sería un reflejo de este concepto de tres periodos/órbitas/mundos. Lo mismo se aplicaría al concepto de los tres círculos hallado en vestigios de todo el mundo como los tres círculos de Stonehenge, los tres círculos en la cima del Borobudur y los tres círculos del Moyuc Marka, en la parte alta de Sacsayhuamán. Con respecto a otros calendarios en el pasado, resulta interesante retomar las investigaciones de Alfredo Gamarra en lo referente a que mucha información del pasado se podría interpretar literalmente. Así, al igual que la longevidad de las personas en el pasado, los gigantes, las personas con capacidades espirituales y mentales mucho mayores que las de ahora, también sería factible la existencia de calendarios más cortos en el pasado, como el Calendario Tzolkin y el Calendario de la Puerta del Sol de Tihuanaco. Normalmente se considera el Calendario Tzolkin como un calendario lunar, que habría sido modificado artificialmente a 365 días para hacerlo encajar con nuestro mundo moderno. A su vez, el Calendario de Tihuanaco ha sido interpretado por Erich von Däniken como un calendario de Venus, de 225 días. Pero en el pasado, estos ciclos más cortos tal vez reflejaban la órbita real de la Tierra, lo cual encajaría en la teoría general de una Tierra que se va alejando del Sol y que se expande mientras orbita. De este modo, la extinción de especies —especialmente las criaturas gigantes— pudo haberse debido a este proceso y no a las inversiones de los polos u otros desastres naturales. Asimismo, tomando la historia humana relatada en la Biblia, tendríamos aquí una explicación para la reducción de la longevidad del hombre, ya que con cada cambio de órbita la Tierra habría incrementado su masa y su gravedad. Alfredo tenía una explicación interesante de cómo los seis días de la Creación están reflejados en los monolitos de Ollantaytambo; concretamente dijo que fueron seis órbitas diferentes, antes de que empezara la historia humana.
La Gran Torre de Babel, en Sacsayhuamán
En cuanto a los lugares sagrados del origen en el Perú, Alfredo Gamarra tuvo una experiencia de tipo paranormal cuando estaba en frente de los monolitos de Ollantaytambo. Parece ser que recibió un mensaje, como una voz de su interior, con estas palabras: “Esta es la primera edición del génesis de las sagradas escrituras”. Sus investigaciones posteriores, tras esta experiencia, le inclinaron a pensar que muchos de los escenarios de las sagradas escrituras judeo-cristianas sucedieron en Perú, especialmente cerca de Cuzco. De hecho, hay muchas indicaciones que coinciden con las antiguas descripciones, tal y como confirmé con Jesús Gamarra.
Sacsaywaman, Cuzco, Perú
Mi propia visión coincide con la reivindicación de Alfredo Gamarra de que Cuzco fue la Gran Babilonia, la ciudad que gobernaba todo el mundo, y que Sacsayhuamán, encima de Cuzco, podría haber sido la Gran Torre de Babel. Y aunque esta afirmación sea más bien atrevida, existen bastantes razones para pensar y creer así. Babilonia en Irak es una ciudad relativamente moderna, mientras que Cuzco, originalmente entre dos ríos, tal y como afirman los mapas antiguos de la ciudad, podría ser mucho más antigua siguiendo la lógica de Alfredo Gamarra, con sus dos estilos de construcción extraordinariamente arcaicos. Además, las descripciones de Babilonia y de la Torre de Babel (Etemenanki) de los historiadores griegos y los romanos coinciden con las características de Sacsayhuamán. Y recordemos que nunca se ha encontrado en Mesopotamia nada parecido a la Torre de Babel, donde se supone que debería estar. Aparte de estas referencias, existen en la Biblia otros escenarios que bien podrían haber tenido lugar en el continente americano. Por ejemplo, según el explorador Gene Savoy, Ophir debía de haber estado en Perú. El documental Etemenanki y el libro Parawayso de Jesús Gamarra dan más detalles de este tema en concreto.
Conclusiones
Mis experiencias personales, que arrancan del rodaje del documental La Cosmogonía de los Tres Mundos, un trabajo que produje junto a Jesús Gamarra sobre la obra de su padre, son de alguna manera la confirmación de las conclusiones de Alfredo, que, aunque puedan sonar un poco desubicadas, están mayormente respaldadas por pruebas objetivas, como hemos expuesto. Y, ante todo, cabe destacar que los descubrimientos de Alfredo permiten explicar muchos misterios del pasado, gracias a que conectan muchos elementos concretos. Así pues, no hay necesidad, por ejemplo, de caer en la hipótesis alienígena por falta de explicaciones sobre fenomenología extraña o sobre determinados objetos o tecnologías. Todas estas investigaciones, teorías y afirmaciones de los descubrimientos de Alfredo Gamarra deben ser evaluadas, desarrolladas y elaboradas con mayor profundidad, un trabajo que está llevando a cabo su hijo Jesús Gamarra. Las afirmaciones de Alfredo Gamarra son como poco atrevidas, pero podrían servir para atar los cabos sueltos de algunas teorías oficiales que todavía están por demostrar. Sea como fuere, el trabajo de Alfredo Gamarra es de gran valor, y esperemos que dentro de un tiempo se conviertan en la base de futuras investigaciones que nos hagan entender mucho mejor el pasado remoto de la historia del ser humano.
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