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ANTROPOLOGÍA E HISTORIA > CHOZA, MAXILAR, PISADAS, AGUJA MUCHO MÁS ANTIGUAS

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Laberintos

Herejías y herejes de nuestro tiempo


 


Choza, maxilar, pisadas, aguja mucho más antiguas


Ha habido muchos descubrimientos que datan al Homo sapiens incluso con anterioridad a los 800 mil años. Uno de esos descubrimientos fue el hecho por Louis Leakley a principios de 1970 en Olduvai Gorge. Allí, en el segundo estrato del yacimiento, descubrió que hubo una coexistencia entre las especies Australopiteco, Homo habilis y Homo erectus. Pero resultó más interesante una estructura que encontró en el mismo yacimiento y estrato: los restos de una choza de piedra. El aspecto llamativo era que dicha construcción, que aún se usa en algunas partes del Africa, ¡podía ser erigida solamente por el Homo sapiens! De ese modo, de acuerdo con el descubrimiento de Leakey, el Australopiteco, el Homo habilis, el Homo erectus y el ser humano moderno deben haber coexistido hace aproximadamente 1,7 millones de años(83). Este hallazgo seguramente debe invalidar la teoría de la evolución que pretende que el ser humano evolucionó desde alguna especie de mono como el Australopiteco.
En realidad, algunos otros descubrimientos también remontan los orígenes del ser humano a 1,7 millones de años. Uno de ellos constituye las pisadas humanas en Laetoli (Tanzania) encontradas por Mary Laekey en 1977. Se calculó en 3,6 millones de años de antigüedad el estrato en que se ubican las pisad??? ?as, pero lo más importante es que esa huellas no difieren en nada de la de un ser humano contemporáneo.

Maxilar humano moderno que tiene una edad de 2,3 millones de años
Otro ejemplo muestra la invalidez del árbol genealógico imaginario inventado por los evolucionistas: una mandíbula de humano moderno (Homo sapiens) que tiene una edad de 2,3 millones de años. Dicha mandíbula, desenterrada en Hadar (Etiopía), lleva el código A.L. 666-I. Las publicaciones evolucionistas buscan quitarle importancia refiriéndose a ello como "un descubrimiento que provoca sobresaltos".

Esas impresiones fueron examinadas después por una serie de conocidos paleoantropólogos, como Don Johansons y Tim White. Llegaron a la misma conclusión. Escribe White: "No hay ningún error al respecto… Son iguales a las huellas de los seres humanos modernos. Si (una de esas huellas) hubiese sido hecha en la arena de la playa de California y se le pregunta a un chico de cuatro años qué era eso, diría inmediatamente que alguien anduvo caminando por allí. Sería incapaz de distinguir esa pisada de otras cientos marcadas en la playa, cosa que tampoco podría hacer usted".

Después de examinar??? ? las huellas, Louis Robbins, de la Universidad de Carolina del Norte, hizo el siguiente comentario: "El arco está elevado --los individuos más pequeños tenían un arco más alto--, el dedo grande del pie es amplio y está alineado con el segundo dedo… Los dedos se prenden al suelo como los de los humanos. Esto no se ve en otras formas animales".

Ingenieros navales que tienen 700 mil años. Marinos antiguos
"Los primeros humanos eran mucho más ingeniosos que lo que sospechábamos…"
Noticias publicadas en "New Scientist" del 14 de marzo de 1998 nos dicen que los humanos llamados Homo erectus por los evolucionistas, eran marineros profesionales hace 700 mil años. Esos humanos, que tenían suficiente conocimiento y tecnología como para construir una embarcación y que disponían de una civilización que utilizó el transporte marítimo, difícilmente pueden ser llamados "primitivos".

Exámenes hechos sobre la morfología de las pisadas mostraron repetidamente que tenían que ser aceptadas como impresiones humanas y, más aún, de un ser humano moderno (Homo sapiens). Russell Tuttle, quien examinó las pisadas, escribió: "Las pudo haber hecho un Homo sapiens pequeño que iba descalzo… En todos sus rasgos morfológicos discernibles, los pies de los individuos que dejaron esos rastros no pueden distinguirse de pies de humanos modernos".

Estudios imparciales de las pisadas revelaron quienes las hicieron. Se trata de veinte pisadas fosilizadas de un humano moderno de 10 años y 27 pisadas de otro chico aún más joven. Ciertamente, era gente moderna como nosotros.

Una aguja de 26 mil años de antigüedad
Un interesante fósil enseña que los Neanderthales tenían conocimiento de costura.

Esta situación puso las pisadas de Laetoli en el centro de las discusiones durante años. Los paleoantropólogos evolucionistas intentaron desesperadamente encontrar una explicación en tanto les era difícil aceptar que un hombre moderno hub??? ?iese caminado sobre la Tierra hace 3,6 millones de años. Durante 1990 empezó a tomar forma la "explicación" de ese hecho. Los evolucionistas decidieron que las pisadas correspondían a un Australopiteco porque, según la teoría en la que se basan, era improbable que hace 3,6 millones de años existiese una especie homo. Russell H. Tuttle escribió un artículo en 1990: "En resumen, los rastros de pisadas de 3,5 millones de años en el asiento 'G' de Laetoli se asemejan a los de humanos modernos que andan normalmente descalzos. Ninguno de sus rasgos sugiere que los homínidos de Laetoli fuesen menos capaces que nosotros. Si no se supiera que las huellas del asiento 'G' son tan antiguas, concluiríamos de buena gana que fueron hechas por un miembro de nuestro género Homo. De todos modos, deberíamos archivar la liviana suposición de que las huellas fueron hechas por un pariente de Lucy, un Australopiteco afarensis".

Para decirlo de manera breve, esa impresiones de pies a las que se suponen de 3,6 millones de años de antigüedad, no podrían haber perteneci??? ?do a algún Australopiteco. La única razón por la que se pensó eso es que el estrato volcánico en el que se encontraron las huellas tenía esa edad, época en la que se asumió no podían haber vivido los humanos.

Estas interpretaciones de las huellas de Laetoli nos muestra una realidad muy importante: los evolucionistas no sostienen esa teoría en consideración de los descubrimientos científicos sino a pesar de ellos. Estamos frente a la defensa de una teoría de manera obsecada, sin importar a que se recurra, pues se ignoran o distorsionan todos los nuevos descubrimientos, con tal de salirse con la suya.

En síntesis, la teoría de la evolución no es científica sino un dogma que se mantiene vivo a pesar de las evidencias científicas.

 

 

 
 
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