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El culto Zaddikim
por John Lamb Lash
Traducido del original en inglés por NodoSedna
Los Zaddikim, en Hebreo, “los justos, los más perfectos”, el nombre de un grupo escindido de judíos ultra-radicales cuyas creencias y prácticas están registradas en los Pergaminos del Mar Muerto. De la palabra Hebrea Tzaddik, “justo o recto”.
Los Pergaminos del Mar Muerto fueron descubiertos en unas cuevas al sur de Jerusalem en 1.947, pero la importancia de estos documentos, muchos de los cuales datan del siglo I de la Era común, fue mantenida oculta durante casi cincuenta años, en 1.991 un hombre llamado Herschel Shanks, editor de Biblical Archeology Review, que trabajaba de una manera estrecha con los eruditos bíblicos, suspendió el control del Vaticano sobre la investigación y la traducción de los Pergaminos del Mar Muerto. (La historia está contada en El engaño de los Pergaminos del Mar Muerto, enumerado en las lecturas recomendadas en Orientación Básica de Metahistory). El investigador principal cuyo trabajo sobre los Pergaminos del Mar Muerto condujo al descubrimiento, y que redefinió por completo los estudios bíblicos, fue Robert Eisenman. Su interpretación del contenido de los manuscritos e, incluso de manera más importante, de su autoría, descompone completamente todas las teorías previas de los orígenes del Cristianismo.
Una de las creencias más extendidas sobre la religión fundada sobre la persona del Jesucristo es que de alguna manera surgió del antiguo Judaismo, la religión tribal de los hebreos remontándose a los tiempos del patriarca Abraham (circa 1.800 a.C.). Como dice la historia, Jesús fue un rabino reformista que miró más allá del Judaismo doctrinario hacia las enseñanzas éticas que se aplican a la humanidad de una manera universal, más que a los judíos como raza separada, o incluso como “Los Elegidos”, pero no solamente fue eso. También fue (o vino a ser considerado, por influencia de San Pablo) como un agente de la voluntad de Dios superhumano o sobrenatural. De alguna manera, que continuamente explican los apologistas, el colérico Dios Padre del Antiguo Testamento ha sido equiparado con el Padre amoroso en el Cielo que mandó un mediador sobrenatural, su único hijo, Jesús, para redimir los pecados del mundo. Esta fórmula esquizofrénica es la base de la creencia salvacionista de las religiones Abrahámicas.
Aunque los judíos ortodoxos rechazan a Jesús como el esperado “Mesías” de su fe precristiana, y niegan el estatus sobrehumano atribuido a “Jesucristo”, la mayoría de los cristianos suponen que Jesús fue de verdad la figura mesiánica que los judíos antiguos estaban esperando, e insisten en su estatus único de divinidad.
Típico de la imaginería del “corazón sangrante de Jesús”. El mensaje codificado afirma que un ser divino, el hijo del creador, sufrió por el pecado humano en un acto salvador restaura la conexión de la humanidad con el dios padre. Este potente icono religioso ilustra, y marca, la ideología de víctima-verdugo de las religiones Abrahámicas. Hace del sufrimiento una llamada divina. Desafortunadamente, los antiguos Hebreos fueron la cultura a través de la cual esta ideología perniciosa, no única entre ellos, fue introducida a la historia mundial.
Tolerancia Cero
El trabajo de Eisenman, complementado por las investigaciones de otros eruditos como Hugh Schonfield y John Allegro, demuestra que los ritos, ética e ideología del Cristianismo no surgen del Judaismos convencional, sino de las creencias mantenidas por una pequeña secta del judíos ultrarradicales que se manifestaban violentamente en desacuerdo con su propia tradición. De
ninguna manera el Cristianismo fue un simple fruto del Judaismo cotidiano que floreció en la antigua Palestina, que mantenía una convivencia pacífica con la religión pagana en su coalición de todas las tendencias culturales y sectas locales. Los judíos devotos de la era pre-cristiana seguían normas estrictas de higiene y ritual, desde luego, pero no imponían su forma de vida a los no-judíos. Y no evangelizaron. Como el Paganismo, el Judaismo palestino era innatamente tolerante, adoptando una filosofía social de vida y permitiendo vivir. Los eruditos como Martin Hengel (Judaismo y Helenismo, 1.974) han demostrado que el Judaismo, incluso en su ortodoxia más estricta, coexistió pacíficamente con los Misterios greco-orientales en la antigua Palestina, incluyendo los centros de culto donde los Gnósticos enseñaban y se iniciaban.
Los Zaddikim fueron cualquier cosa menos tolerantes, sin embargo. Pretendieron imponer sus ideas al mundo entero -o que el mundo se fuera al diablo-. De hecho, esta secta poco conocida introdujo en la vida religiosa de la humanidad la noción de un estándar superhumano para el comportamiento humano, un estándar imposible de conseguir en términos humanos y corpóreos. Tzaddik, “la secta absoluta”, no es solamente un ideal de comportamiento humano: es una exigencia cruel de conformidad a un estándar imposible de pureza y autocontrol, un ideal inhumano. La pequeña secta que vivía en auto-exilio en las cuevas junto al Mar Muerto estaba infectada con la creencia de que eran, si no mejores que el resto de la humanidad, al menos eran conscientes de lo que se requería para ser mejores, sobresalir y superar a la raza humana, para ser tzaddik, puro y recto. Este ideal fue incorporado por el Cristianismo en la figura del híbrido humano/divino, Jesucristo.
Ideal Transhumano
Por supuesto, el mundo judío entero esperaba la llegada del Mesías, su liberador racial- religioso, desde los días del exilio Babilónico (circa 600 a.C.). Pero la secta Zaddikim tenía unas nociones especiales en relación con la identidad de tan esperado Rey. Según las enseñanzas secretas del electo zaddikita1, incluso el Mesías (que de hecho eran dos mesías en uno, pero eso es otra historia) no era el máximo modelo, pues había un poder oculto tras el Mesías, y solamente aquel poder era la máxima fuente de autoridad espiritual para el zaddikita electo. El nombre de esta entidad raramente era mencionado, y sus actividades estaban celosamente protegidas desde los tiempos del primer rey judío, Saul.
Sin embargo, Saul de Tarso, que vino a ser conocido como el Apóstol Pablo, anunció de forma arrogante la enseñanza secreta que había recibido en Damasco cuando fue secuestrado, adoctrinado, y convertido a la causa zaddikita (como Robert Eisenman explica o como puede deducirse de sus explicaciones de las características políticas de los Pergaminos del Mar Muerto). Es extremadamente extraño que los teólogos y los devotos laicos de la fe cristiana cuidadosamente ignoren la extraña divulgación de su ideología más grande, San Pablo. Aparece en los Hebreos, capítulo 5, donde Pablo analiza la autoridad del sacerdocio que espera establecer a través de la fe en el híbrido divino/humano, Cristo/Jesús:
Porque cada sumo sacerdote escogido entre los hombres es ordenado para los asuntos concernientes a Dios... Y ningún hombre toma su honor para sí mismo. Así también Cristo no se glorificó a sí mismo para que lo convirtieran en sumo sacerdote; pero aquel que le dijo, Tú eres mi Hijo, hoy yo te he engendrado. Y él dijo en otro lugar, Tú eres sacerdote para siempre para la orden del Melchizedek... Y siendo hecho perfecto, se convirtió en el autor de la salvación eterna para todos los que obedezcan, llamado por Dios un sumo sacerdote para la orden de Melchizedek (5,1-10).
Pablo explica que para tener un mesías, literalmente “el consagrado”, uno debe tener un consagrador. La palabra hebrea “messiah” fue aplicada al rey judío ungido con aceite sagrado, según el modelo de coronación de los reyes sagrados por todo el Oriente Medio. (La adopción de los ritos de reinado sagrado realizados por los antiguos hebreos era una anomalía, una aberración de su vida religiosa -pero eso, también, es otra historia. Ver No a Su Imagen). Cristo, del verbo Khrio, “ungir”, es la sustitución de Pablo para “messiah”. Cristo y messiah significan “el ungido”, pero con el cambio del hebreo al griego este término adquiere un giro sobrenatural. O para decirlo de otra manera, en el Cristo paulino se revela la identidad secreta, sobrehumana del mesías zaddikita.
Cristo es el “Ungido”, como todos los cristianos saben. Pero ¿quién realizó la consagración? Para que una persona sea consagrada, debe haber alguien de una posición espiritual más alta, una autoridad mayor que consagra. La unción o consagración es un rito de empoderamiento, pero la transferencia de poder debe de provenir de la persona que unge, que lo otorga, al ungido, que lo recibe. En su asombrosa revelación, Pablo manifiesta algo obvio: Cristo, el Mesías, debe recibir su poder y autoridad de otra parte: “Cristo no se glorificó a sí mismo para que lo hicieran sumo sacerdote”. La mayoría de teólogos argumentarían que viene de Dios Padre, Jehovah, de donde deriva el poder consagrador, y que era representado simbólicamente a través del bautismo por Juan en Jordania, pero Pablo cuenta una historia diferente. Atribuye el poder de consagrar (u ordenar) a Cristo de manera específica a un agente secreto, Melchizedek. Este nombre significa “príncipe o regente” (melchi-) de la “rectitud” (zaddik). Pablo continúa su divulgación de la doctrina secreta zaddikita describiendo de una manera específica la naturaleza del “Ungidor”, Melchizedek:
Siendo primero interpretado como Rey de la Rectitud, y después de esto también, Rey de Salem, que es Rey de la Paz; Sin padre, sin madre, sin tener principio ni final de vida; pero hecho el Hijo de Dios; permaneciendo como sacerdote continuamente (Romanos 7: 2-3).
Busca donde quieras, y raramente encontrarás una referencia a Melchizedek como la autoridad espiritual detrás de Cristo. Aparte de en la increíble revelación de Pablo, esta figura solo es mencionada unas cuantas veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento (Génesis, 14), Melchizedek, acompañado por dos figuras angélicas, se aparece a Abraham en el bosque de Manre. Este encuentro ha sido ampliamente interpretado como un encuentro extraterrestre “del cuarto tipo” en la sabiduría Extraterrestres/OVNI y en la ufología bíblica. Cualquiera que lea detenidamente la descripción que hace Pablo de Melchizedek puede bien preguntarse que tipo de entidad está siendo indicada. Una forma humana o humanoide que ni nace ni muere, no tiene linaje ni genética en términos humanos, y vive de manera perpetua, es decir, en posesión de inmortalidad virtual -¿Qué tipo de criatura es ésta? Hoy en día tenemos una palabra para ello, una palabra que comienza, como Cristo, con una c.
Melchizedek es el agente secreto tras la ideología zaddikita de perfección imposible, que también implica el castigo para todos aquellos que no cumplan el ideal transhumano, los fieles que
lo miran para su salvación, para su liberación de la condición humana.
El Ideal Transhumano
La fuente de lo que George Steiner llamó “el chantaje de la trascendencia”, fue el sistema de creencias inhumano que surgió, no de la religión judaica tradicional, sino de los ultraconservadores Zaddikim (El castillo de Barbazul, citado en Naturaleza y locura de Paul Shepard, p. 58). Steiner escribió que “la creación de Sinaí rompió en mil pedazos la psique humana en sus más antiguas raíces” (p. 38), pero la ideología zaddikita de perfección fue incluso más devastadora que el complejo de culpa incurrido por las normas ordenadas de una manera divina del Código de Moisés. Los “llamados zaddikitas a la perfección” (Shepard) han puesto una maldición en el mundo entero.
El ideal transhumano es la principal herramienta psicológica de la mentalidad del dominador (cf. Terence McKenna, Riane Eisler) que opera en la alianza religioso-política del juego del poder global. Es el complejo de manejo tras la agenda del Nuevo Orden Mundial de dominación piramidal de la sociedad humana en la escala planetaria. Tanto si aquellos que propagan el ideal son Nazis o Neocon. Últimamente es muy difícil ver la diferencia, si es que existe -pero el efecto es el mismo: la disociación de la condición humana y la alienación del cuerpo (“la posición básica esquizoide”, Shepard, p. 85).
Melchizedek acecha en la larga y oscura sombra del patriarcado y el engaño teocrático global del Nuevo Orden Mundial.
Pero los Gnósticos, que podían permanecer en la oscuridad incluso cuando “descargaban” la Luz Orgánica, eran conscientes de lo que se esconde en la psique humana. Entre los centros del Misterio en Palestina estaba el campamento de los Arcónticos, justo debajo del Qumran Khirbet en la orilla oeste del Mar Muerto. (Ver el mapa en Las Escrituras Gnósticas de Bentley Layton). Los videntes Gnósticos detectaron a los Arcontes por las facultades paranormales que adquirieron mediante el entrenamiento en los Misterios. Tal era su pericia como parapsicólogos. Pero como psicólogos sociales, también percibieron la infección de una mentalidad alienígena en las doctrinas de los zelotes o zaddikitas. Reconocieron un elemento sobrenatural o extrahumano en el paradigma socio-religioso de los Zaddikim, que puede ser comparado al culto de salvación OVNI. Como el culto de Puerta del Cielo de Applewhite y Nettles, cuyos miembros (incluyendo a una amigo personal cercano de este escritor) se suicidaron en masa en marzo de 1.997, los Zaddikim del Mar Muerto también fueron suicidas. Hicieron su última parada en Masada en el 73 d.C. Pero el impulso zaddikita aún vive, infectando a la humanidad de una manera global con una manía suicida disfrazada de creencias religiosas y corrompida en una guerra contra el terrorismo.
Violando su voto sagrado de anonimato, algunos Gnósticos se manifestaron públicamente y protestaron contra la ideología judeo-cristiana del Redentor Divino, el Cristo-Mesías ungido por Melchizedek. Advirtieron del “espíritu de falsificación” (antimimon) de los Arcontes, “que llevan a Adam por el mal camino para que así se pierda su conexión con el Pléroma” (El Apócrifo de Juan, II, 21). Para los Gnósticos, “Adam” era la palabra-clave para la verdadera humanitas, así como para nuestras perspectivas divina y humana. Atribuyeron las virulentas y odiosas emociones de los fanáticos zaddikitas, terriblemente evidentes en el lenguaje de los Pergaminos del Mar Muerto, a la locura debida a la desviación arcóntica:
Del dolor [y la desesperación, que hace que los humanos se entreguen a los Arcontes] vino la evidencia, los celos, la angustia, la dificultad y el sufrimiento, la insensibilidad, ansiedad, el duelo, y más. [Por el placer de los Arcontes] tal crueldad surge, junto con el orgullo vacío, y todo lo que eso conlleva. Y del deseo [de ser otra cosa diferente a ser humano] viene la ira, la rabia, la amargura, y las pasiones resentidas. Y del miedo [de fracasar siendo humanos] viene el temor, la condición servil, la agonía y la culpa. Y estas son cosas útiles, así como espantosas. (El Apócrifo de Juan, II, 18).
Este fragmento tiene una lectura como un inventario de las emociones violentas, xenofóbicas expresadas página tras página en los escritos Qumranitas. Termina con la astuta observación de que, tan horribles como son estas emociones, son útiles para algunas personas. Me pregunto quiénes podrían ser.
Las creencias de los Zaddikim presentan algunas de las ideas más intolerantes y odiosas jamás engendradas por la mente humana. En el lenguaje y su contenido, los Pergaminos del Mar Muerto literalmente bullen con odio. En pasaje tras pasaje, estos escritos sectarios incitan a la violencia racial y religiosa. Son evidentes testamentos de la rabia virulenta y genocida. Alternativamente gritan la maldición y abogan por el castigo. Llaman a la destrucción del mundo por poderes sobrenaturales para que los fieles al ideal del tzaddik puedan ser “seleccionados” del montón,
rescatados de la bien merecida maldición de la raza humana. Los Tzaddikim parecen una combinación de la Congregación Davidiana de Waco y del culto Heaven’s Gate (Portal del Paraíso), con todas las peores características de estas sectas magnificadas hasta un grado máximo.
Y esta locura fue el germen ideológico del la religión Cristiana. Los espías Gnósticos del Mar Muerto que intentaron alertar a la población general de los peligros de la ideología salvacionista zaddikita fueron silenciados, y las Escuelas del Misterio fueron destinadas a la erradicación, “limpieza espiritual”. Pero en los fragmentos de las enseñanzas gnósticas que sobreviven, la advertencia está lo suficientemente clara:
Otros [que declaran conocer los Misterios] cambiarán el significado por métodos malvados, palabras distorsionadas, e impondrán misterios engañosos. Aquellos que no entienden la verdadera experiencia de los Misterios hablarán como si lo entendieran, y se jactarán de que la verdad les pertenece solo a ellos... En su arrogancia, y llenos de orgullo antinatural, envidiaran al alma inmortal... pues el deseo de los Arcontes es apropiarse de lo que carecen desde la creación de este mundo [nous, la dosis de inteligencia divina], el espíritu intelectual. Y así se unen a las fuerzas de aquellos a los que han engañado.
Muchos otros, también, que se oponen a la verdad y son mensajeros del error instalarán sus errores en el sistema de leyes para trabajar en contra del conocimiento puro del corazón y, mirando desde su perspectiva distorsionada, creerán que el bien y el mal vienen de la misma fuente [el Dios Padre].
Y propagaran un duro destino para el mundo entero.
El Apocalipsis de Pedro, 11 ff.
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