Antropología
e Historia (desaciendo mitos)
Gitanos:
presos entre fronteras
Desde su arribo a Europa central y occidental a comienzos
del siglo XV, los pueblos sinti, rom, calé y manush fueron
objeto de persecuciones. Sin embargo, lograron sobrevivir como minoría,
en medio de las sociedades europeas.
2 El término "gitano" probablemente
fue acuñado por la mayoría no gitana tomando como
raíz la palabra "egipcio", a partir de la creencia
popular de que originalmente provenían de Egipto. Como en
su camino a Europa los gitanos pasaron a través de la antigua
Persia, Turquía y Grecia, su propia tradición oral
transmitió que su lugar de origen habría sido el "Pequeño
Egipto".
3 En realidad, parecería que son originarios
del subcontinente indio. Estudios linguísticos vinculan a
los gitanos rom -que significa "hombre libre"- con la
casta india dom, y demuestran la familiaridad de su idioma, el romaní,
con el sánscrito y lenguas modernas como, sobre todo, el
hindi, pero también, aunque en menor medida, el bengalí,
el panjabí, el gujarati y rajasthaní.
4 Según estudios recientes, los gitanos abandonaron
la región india del Punjab alrededor del año 900,
arribaron a Persia hacia el siglo XI y emigraron a diversos países
europeos en grupos pequeños entre 1405 y 1430. Su presencia
en el territorio actual de Alemania se registra a partir de 1407,
en Suiza desde 1418 y en Francia a partir de 1419. Llegaron a la
entonces colonia española de lo que hoy son los Países
Bajos y Bélgica en 1420, a Italia en 1422, a España
en 1425 y a Polonia en 1428. Al norte europeo y Rusia entraron a
principios del siglo XVI, y a Siberia en el siglo XVIII.
5 A pesar de su migración constante, no se
asimilaron y conservaron algunas leyes sociales fundamentales que
garantizaron su supervivencia como pueblo, tal como el carácter
sagrado de la palabra empeñada, la solidaridad entre los
miembros del clan y el respeto a los mayores, que representan la
memoria viva y la transmisión de la experiencia de una cultura
básicamente oral.
6 Desde su llegada a Europa, los gitanos -y su forma
de vida no sedentaria y en grupo- fueron rechazados por las autoridades
civiles y la Iglesia, que en primer lugar quisieron expulsarlos
o impedir su presencia y después intentaron su asimilación
y asentamiento. El punto culminante de esta cadena de persecución
fue el programa de exterminio del régimen nazi alemán.
7 En Europa central, en el caso del Sacro Imperio
Romano, ya en 1500 se había otorgado un permiso genérico
para matarlos. En 1721, este permiso se convirtió en política
concreta al ordenar el emperador Carlos VI su exterminio. Grupos
armados gitanos resistieron la orden. Desde mediados del siglo XVIII,
durante los reinados de María Teresa y José II (1740
- 1790) la política de persecución de los Habsburgo
fue remplazada por el intento de asimilación. Coincidió
este intento -finalmente abandonado- con la estrategia de sedentarización
empleada en España por Carlos III (1759-1788), quien al fracasar
su plan decidió deportar a los niños gitanos a las
colonias americanas, mientras que las niñas fueron enviadas
a las posesiones orientales de España.
8 La política del desarraigo forzoso, la persecución
y la asimilación forzosa de los estados fue perfeccionada
con los métodos del estado moderno a partir de 1870. Uno
de estos medios fue el registro de la población, el cual,
en el caso de Alemania, sirvió de base para que posteriormente
los líderes nazis pudieran instrumentar su genocidio no solamente
contra la población judía, sino también contra
cientos de miles de gitanos de Europa.
9 En la Europa de posguerra, para este pueblo las
políticas integradoras pueden resultar tan amenazadoras para
su supervivencia como las persecuciones abiertas del pasado. Así,
en la España de hoy, se está intentando que parte
de la población gitana se asiente, se dedique a trabajos
formales y proporcione a sus hijos e hijas una educación
formal. El precio a pagar puede ser el abandono de los valores tradicionales,
la tradición oral, el clan familiar, el papel de los ancianos.
11 Se estima que en la actualidad el número
de gitanos en Europa supera los 15 millones, concentrados en su
mayoría en el este y sureste del continente. Algunos especialistas
en el tema identificaron tres grandes grupos de gitanos: los kalderashes
(el grupo más numeroso, en su mayoría en los Balcanes
y Europa central, y predominantemente herreros); los gitanos (gitanos
franceses, en su mayor parte en la península ibérica,
norte de África y sur de Francia, con gran habilidad en las
artes del entretenimiento) y los manushes (manouches franceses,
también conocidos como sintis, preponderantemente en Francia,
Alsacia y Alemania, generalmente dedicados a los espectáculos
itinerantes y gente de circo). Cada una de estas grandes divisiones
se escindieron a su vez en dos o más subgrupos caracterizados
por la especialización en un oficio o por el origen territorial,
o por ambos elementos.
|