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ANTROPOLOGÍA E HISTORIA > EL ORIGEN DE LA CONCIENCIA

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El Origen de la Conciencia en la Ruptura de la Mente Bicameral

de Julian Jaynes

Julian Jaynes, psicólogo y pensador visionario, publicó en 1976 su obra más influyente: El Origen de la Conciencia en la Ruptura de la Mente Bicameral. En este libro, propuso una teoría radical y provocadora sobre la naturaleza de la conciencia humana, afirmando que la conciencia tal como la entendemos hoy no ha existido siempre, sino que es un fenómeno cultural reciente, emergente de una transformación neurológica y lingüística ocurrida hace apenas tres mil años. Jaynes argumenta que los antiguos humanos operaban bajo una forma de mente que él denomina "bicameral", en la cual las decisiones eran guiadas por alucinaciones auditivas interpretadas como la voz de los dioses. Este ensayo explorará los principales conceptos del libro, evaluará la validez de su hipótesis y discutirá su impacto en la psicología, la filosofía de la mente y las ciencias cognitivas.

Jaynes sugiere que, antes del desarrollo de la conciencia introspectiva, los humanos poseían una forma de organización mental en la cual las funciones cognitivas estaban divididas entre los dos hemisferios cerebrales. El hemisferio derecho generaba voces —órdenes auditivas internas— que el hemisferio izquierdo interpretaba como instrucciones divinas. Esta estructura mental bicameral —del griego bicameralis, “dos cámaras”— habría permitido a las civilizaciones antiguas funcionar sin conciencia tal como hoy la entendemos: sin introspección, autoconciencia o deliberación interna.

Para apoyar esta idea, Jaynes analiza textos antiguos como La Ilíada, donde los personajes no muestran signos claros de introspección. En cambio, sus decisiones son guiadas por voces de dioses que aparecen repentinamente. Según Jaynes, esto no sería simplemente un recurso literario o mitológico, sino una representación genuina de la estructura mental de la época.

A diferencia de la visión moderna que asume que la conciencia es una propiedad biológica e inevitable del cerebro humano, Jaynes plantea que la conciencia es una construcción cultural que emergió a medida que las sociedades se hicieron más complejas. Fue una respuesta adaptativa a una crisis civilizatoria: el colapso de los grandes imperios hacia el final del segundo milenio antes de Cristo (como la caída del Imperio acadio o el colapso de la Edad de Bronce en el Mediterráneo).

Cuando las condiciones sociales y ambientales se volvieron impredecibles, la mente bicameral —basada en la obediencia a voces internas supuestamente divinas— comenzó a fallar. La conciencia surgió entonces como una herramienta para la autorregulación, la planificación y la toma de decisiones autónoma, permitiendo una mayor flexibilidad en contextos inciertos.

Jaynes compara este proceso con el aprendizaje del lenguaje: así como una persona no nace hablando un idioma, tampoco nace con conciencia introspectiva, sino que la adquiere a través de una narrativa cultural y lingüística.

Uno de los aspectos más originales del enfoque de Jaynes es su uso de textos históricos para rastrear la evolución de la mente humana. Analiza obras literarias y documentos legales antiguos, encontrando un cambio gradual en la forma en que los seres humanos se representan a sí mismos. Por ejemplo, mientras La Ilíada muestra a héroes que dependen de las voces de los dioses, La Odisea —escrita pocas décadas después— presenta un protagonista con cualidades más introspectivas y autónomas. Jaynes interpreta esta diferencia como evidencia del surgimiento de la conciencia individual.

También examina el desarrollo del lenguaje y la aparición de palabras relacionadas con la introspección, como “yo”, “mente” o “pensamiento”, que antes no existían o eran extremadamente raras. Asimismo, señala cómo las primeras leyes y códigos (como el Código de Hammurabi) reflejan una sociedad basada en la obediencia a la autoridad, mientras que posteriormente surgen nociones de responsabilidad individual y conciencia moral.

La teoría de Jaynes ha sido aclamada por su originalidad, pero también duramente criticada. Muchos neurocientíficos y psicólogos argumentan que no hay evidencia empírica suficiente para sostener la existencia histórica de una mente bicameral. No se han encontrado estructuras cerebrales que respalden una división funcional tan radical, ni pruebas concluyentes de que las personas en la antigüedad carecieran de conciencia.

Desde la lingüística y la antropología, otros señalan que el análisis textual de Jaynes puede ser interpretado de múltiples maneras. Que los textos antiguos no muestren introspección explícita no significa que sus autores no fueran conscientes de sí mismos; podría deberse simplemente a convenciones narrativas o estilos culturales.

Aun así, incluso sus críticos reconocen el valor heurístico de su trabajo. La idea de que la conciencia es un fenómeno culturalmente moldeado, y no una constante biológica, ha inspirado investigaciones posteriores en áreas como la psicología evolutiva, la neurociencia cultural y la filosofía de la mente.

A pesar de las críticas, El Origen de la Conciencia en la Ruptura de la Mente Bicameral ha dejado una huella profunda en el pensamiento contemporáneo. La teoría ha influido en autores como Daniel Dennett, Richard Dawkins y Terence McKenna, y ha sido retomada en debates sobre inteligencia artificial, esquizofrenia, alucinaciones y disociación cognitiva.

En campos como la psicología del desarrollo, se han realizado estudios que sugieren que la conciencia de uno mismo no es innata, sino que se desarrolla gradualmente en la infancia, lo que podría respaldar parcialmente la idea de que la conciencia también surgió históricamente. En filosofía, el argumento de Jaynes ha contribuido a cuestionar las nociones clásicas de subjetividad y ha abierto nuevos caminos para pensar la relación entre mente, lenguaje y cultura.

Además, su libro se ha convertido en una obra de culto dentro de los estudios de conciencia, precisamente porque desafía las suposiciones más básicas sobre lo que significa ser consciente.

Julian Jaynes propone en su obra una teoría provocadora y profundamente original: que la conciencia humana es un fenómeno reciente, surgido tras la ruptura de una mente bicameral que dominó las civilizaciones antiguas. Aunque su hipótesis carece de confirmación empírica definitiva, su impacto conceptual ha sido significativo. Nos obliga a reconsiderar nuestra comprensión de la conciencia, a verla no como un atributo estático de la especie humana, sino como una construcción evolutiva, lingüística y cultural.

Más allá de su validez literal, el valor de la teoría de Jaynes reside en su capacidad para abrir nuevas preguntas: ¿Qué es realmente la conciencia? ¿Cómo se forma? ¿Podría desaparecer o transformarse en el futuro, como ocurrió según él en el pasado? Estas interrogantes siguen siendo esenciales en una época donde la inteligencia artificial y la neurociencia están redefiniendo los límites entre lo humano y lo artificial.

 

 

 

 

 
 
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