La
Espiral: El ojo que todo lo ve
En
cuevas y cavernas, en rocas y montañas encontramos la impronta
de nuestros ancestros modernos en forma de espiral. Diseño
tan aparentemente simple y sencillo a nuestros aletargados sentidos
que pocas veces cuestionamos, así como nadie cuestiona ya
la consecución y manejo del fuego por el prohombre y de la
luz emanada de una bombilla incandescente a principios del siglo
XX y de la consecución a finales del mismo de cañones
de plasma capaces de hacer saltar en añicos el planeta y
su frágil e indefensa humanidad.
La espiral ha constituido para las diferentes humanidades, a través
de los tiempos, el ojo que todo lo ve. La física,
la astrofísica, las matemáticas, la mecánica
cuántica, la biología molecular y cuántica,
la cibernética, todas juntas y más indagan, obsesivamente,
sobre la que siempre se ha dado en llamar la Geometría
Sagrada y en la cual la espiral es su piedra angular
ya que en realidad en la Humanidad, en el planeta, en el sistema
solar y en la galaxia en la que nos encontramos viajando, es un
elemento constante y constituyente desde lo mas pequeño a
lo más grande.
Nuestra Vía Láctea, dentro del Universo más
próximo, constituye una majestuosa espiral en forma de lente
biconvexa cuya máxima compresión actual nos recuerda
la midriasis ocular (Parpadeo de Brahma).
La espiral constituye el patrón geométrico que más
abunda y se manifiesta en la Naturaleza incluida la humana.
Es la clave geométrica de la expresión de la vida.
Reflexionar sobre los Patrones Geométricos de la Naturaleza
tiene su interés desde muchos puntos de vista pero el que
más interesa resaltar por encima de cualquiera es el de la
información. Nos hemos atiborrado de tanta información
–desinformación científica lineal, mecanicista-
newtoniana que no nos detenemos a pensar por un solo instante que
es lo que tenemos enfrente y menos cuando no pertenecemos a la nueva
casta sacerdotal científica, ni tenemos libre acceso a la
verdadera información que se está produciendo a cada
instante en los principales centros de poder.
La mejor herramienta en el mundo caótico de la información
– contra información es el sentido común y es
la que vamos a utilizar en adelante.
La
Naturaleza como una manifestación mas o menos consciente
a nuestros sentidos permanece como una gran biblioteca con millones
de ejemplares escritos en diferentes idiomas, códigos, listos
a ser interpretados y transcriptos a medida que avanzamos en la
curva de la espiral evolutiva. La Humanidad en los últimos
25 años ha estado transcribiendo dicha biblioteca a una velocidad
exponencial.
La
espiralidad, con su singular estructura, se presenta a los ojos
del científico y del profano como el mensaje criptado de
una inteligencia superior. Además puede constatarse que tanto
la mayor galaxia como la partícula subatómica adoptan
formas espirales y entre ambos extremos del Cosmos se encuentra
el ADN: la molécula espiral de la vida.
El laureado científico canadiense-japonés, experto
en genética, David Suzuki, coherente
con la máxima “Como es el macrocosmos así es
el microcosmos” dirigió un telescopio hacia el cosmos
para contrastar y comprobar dicha máxima, observando una
disposición de cúmulos de estrellas en escalera similar
a la doble hélice en espiral del ADN. Actualmente dirige
la Fundación David Suzuki, cuyo esfuerzo está
concentrado en ayudar a conservar nuestro ecosistema.
Según
la sonda espacial Ulises el campo magnético del Sol se desarrolla
en espiral y las periódicas tormentas solares que se dirigen
hacia la Tierra lo hacen en forma espiral. Desde estas macro-dinámicas
manifestaciones astronómicas a las más de 80.000 especies
de moluscos, en la mayoría de las cuales se presenta parecido
patrón, y en la propia estructura anatómica humana
encontramos el magnífico caracol del oído interno
al que debemos la percepción de los sonidos gracias a las
células sensoriales, células ciliadas , que transforman
las vibraciones del aire en sonidos inteligibles.
La disposición de las fibras musculares del corazón
adoptan una estructura en espiral cuya complejidad dinámica
aún es centro de atención de científicos de
diferentes disciplinas. Igualmente nos encontramos con esta disposición
en el útero, órgano esencial y vital para el desarrollo
del feto, cuya sofisticada geometría permite el alumbramiento.
En
la descripción de curvas organizadas hay un caso cuya figura
llama la atención y es el que tan bien conocen los criadores
de verracos. La anatomía del pene del verraco nos dice que:
“ su extremo se arrolla en barrena, se curva primero hacia
la derecha y dorsalmente después a la izquierda. Esta tensión
se acentúa en la erección y es debida a una asimetría
de la estructura del cuerpo cavernoso que traduce el trayecto espiroideo
del rafe del pene y de la uretra. El órgano sexual de este
macho es diestro y luego zurdo y podemos entender lo que la Naturaleza
nos quiere decir en el caso del animal mas parecido al ser humano
en sus necesidad de mantener la especie: en el acoplamiento el pene
del verraco pasa el cuello del útero de la hembra y que,
al revés de la mayor parte de los mamíferos, la eyaculación
proyecta directamente allí el esperma.
También
la Naturaleza nos presenta unos de los animales con más capacidad
de sobre vivencia y con unas características dinámicas
externas e internas poco comunes pero con la mayor de las eficacias,
el llamado zorro marino: el tiburón que oculta en su aparato
digestivo una válvula espiral, una especie de hélice,
que moviliza una forma geométrica muy económica espacialmente.
Es una corta espiral helicoidal, corta en proporción al intestino
que le permite ingerir grandes presas.
Esta hélice se apoya por uno de sus bordes en la pared intestinal.
Y ya el sabio médico y arquitecto francés, Claude
Perrault (1613-1688) miembro de la Academia de Ciencias
en 1666 propone acertadamente explicar su función: hacer
mas lento el avance del bolo alimenticio por razones de asimilación.
“El alimento se detien” dice, “ y tarda mucho
tiempo en pasar, aunque el camino es bastante corto”.
Considerando 100 la superficie intestinal se calculó que
las válvulas espirales obtenían una superficie absorbente
de 310 a 580, por tanto, de tres a seis veces más que la
de un intestino corriente sin válvula.
Los aparatos digestivos del tiburón y la raya son modelos
perfectos de una de las realizaciones más complejas en arquitectura:
las escaleras de caracol.
Aquí podríamos detenernos unos instantes para reflexionar
sobre el misterio de la espiral como la estructura geométrica
más dinámica e idónea para almacenar, procesar,
transmitir e irradiar información. En ella se inspiró
el científico francés Lavkhosky
construyendo un dispositivo radiónico que simulaba la estructura
geométrica de la carga cromosómica en su incesante
danza espiral en el interior del núcleo celular con el propósito
de armonizar el caótico giro de dichas estructuras cuando
han perdido el mando en la división celular. Como ha sucedido
desde la quema de Giordano Bruno por la
Inquisición, este gran hombre también fue vilipendiado
y relegado al ostracismo por querer entregar a la Humanidad una
herramienta para su armonización.
La historia de las espirales podría ser la del universo
y esto encaja ya que la espiral admite en su disposición
y conformación a todos los elementos de los que está
construido el universo.
Fue en 1869 cuando Mendeléeff
publicó el Sistema Periódico aceptado como
el patrón de clasificación para los elementos. Años
antes que el Sistema de Mendléeff fuera dado a conocer, John
Newlands había observado, en 1863, que si los
elementos, (a excepción del hidrógeno, el más
liviano) fueran clasificados en el orden de sus pesos atómicos,
el primero, el octavo, el quinceavo y así cada elemento ocupando
su lugar en una secuencia de siete, entre uno y otro, presentaba
una repetición aproximada de el primero, como la nota ocho
de una octava en música.
Paso a paso la Humanidad descifra y traduce su propia esencia a
través de la información encriptada en las formas
geométricas con que se han diseñado los tres Reinos
conocidos de la Naturaleza y así sabios como el matemático
naturalista escocés D´Arcy Thompson
(Edimburgo, 1860) con su magna y célebre obra On Growth
and Form publicada en 1917 nos facilita el camino hacia la
observación de la Naturaleza desde otra óptica.
Para el Nóbel de Biología, Peter Medawar
“se trata sin duda de la obra científica más
hermosa que se ha escrito en lengua inglesa”. En este libro
se estudia el modo en que crecen las cosas y las formas que adoptan.
Su autor, también humanista y poeta, nos habla de la forma
de los cuernos, dientes y colmillos. De las yemas y semillas, panales
de abejas y gotas de lluvia. Del salto de la pulga y la vida tranquila
de la lapa. Del pulgar del alfarero y de la tela de araña.
De películas de jabón y de burbujas de aceite y también
de la salpicadura del guijarro en el estanque.
Tradujo la Historia de los animales de Aristóteles,
empresa que le exigiría una treintena de años de trabajo
a tiempo parcial. Un día escribe a uno de sus colegas: “Me
he dedicado a las matemáticas y creo haber descubierto algunas
maravillas insospechadas sobre la espiral de los foraminíferos!”.
Esta es la primera mención de la gran obra que ocuparía
en adelante toda su vida: observar los seres vivos con ojos de geómetra.
Detrás de la espiral de los foraminíferos D´Arcy
veía claramente la acción de las leyes físicas.
El número y la periodicidad eran tan importantes para él
que contaba los pétalos de las flores, las ondulaciones de
la arena, las plumas de las alas de los pájaros, los escalones
de los campanarios de las iglesias.
El matemático Peter Saunders,
saliendo deliberadamente de su campo de competencia, no dudaba en
decir, durante una conferencia en 1995 :“Supongo que los evolucionistas
del futuro que se interesan por el final del siglo XX se preguntarán
por qué, con todo el saber y las técnicas que estaban
entonces a su disposición, la mayoría de los biólogos
seguían intentando explicar el conjunto del mundo vivo y
su evolución con la única herramienta de la selección
natural. Y considerarán Sobre el crecimiento y la forma no
como un libro que ha cambiado la biología, sino como un libro
que ha inspirado a alguno de los que la han cambiado”.
D´Arcy explora la arquitectura del mundo vivo en busca de
las fuerzas que lo modelan, sin preocuparse ni por asomo por su
modo de construcción. Explica que los seres vivos obedecen
las leyes físicas, pero que los biólogos “ven
un abismo tal entre el cristal y la célula” que permanecen
siempre ciegos a esta evidencia, prefiriendo remitirse a la sacrosanta
selección natural que es tan fácil de pervertir
el principio teológico. Remontándose a los orígenes
del método científico para justificar su empresa.
D´Arcy parafrasea a Francis Bacon
que deploraba en 1623 la obstinación de buscar en las ciencias
explicaciones finalistas. “Durante todo el tiempo que sigamos
anclados a conceptos tales como el de variación accidental
y de supervivencia de los mejor dotados y mientras estas hipótesis
básicas contenten a los filósofos de la biología,
estas “causas satisfactorias y engañosas” impedirán
una búsqueda rigurosa y asidua (...) haciendo un gran daño
a los descubrimientos futuros”.
Raros son los biólogos y los matemáticos que no le
han rendido homenaje . El biólogo Peter Medawar subraya que
d¨Arcy no fundó ninguna escuela – lo que no le
impidió tener, a título póstumo, discípulos
importantes, como Alan Turing, matemático,
quien contribuyó de manera decisiva a la construcción
de los primeros ordenadores y concibió el proyecto de una
teoría general de la morfogénesis.
El cuerpo humano refleja, todo él, la magnificencia del
Todo o el Creador, o el Gran Arquitecto ya que engloba la más
variada gama de formas con sus maravillosos contornos, figuras,
consideradas la máxima expresión del Patrón
Áureo.
En nuestra configuración corpórea vemos integrados
los poliedros de Platón y la sempiterna espiral. Echemos
una ojeada a esta magnifica arquitectura genialmente plasmada por
Leonardo da Vinci en sus frescos y esculturas
y ejecutada con maestría de Gran Artesano a través
de sus ingenios, máquinas voladoras, armas, sistemas hidráulicos,
óptica que le convirtieron en el prohombre de la llamada
Ciencia Moderna. Su máxima fuente de inspiración siempre
estaba en la Naturaleza y especialmente en la humana.
Amó sobre todo, y apasionadamente, el misterio que encerraba
la espiral quedando reflejada y de forma continua y patente en sus
dibujos, diseños, esculturas, inventos.
Una de las estructuras más maravillosas de adaptación
en el cuerpo humano es la arquitectura de la extremidad superior
del fémur y concretamente la del cuello que tiene que transferir
el peso del tronco a las extremidades inferiores
Examinando los rayos X podemos observar las principales líneas
de fuerza que se alzan como arcos góticos y si observamos
estereoscópicamente con rayos X las láminas óseas
están dispuestas en espiral con formación levógira
unos haces y otros con formación dextrógira comparable
con las columnas cilíndricas espirales empleadas por los
ingenieros en la construcción de puentes y otras empresas,
obteniendo la mayor resistencia con el menor material empleado.
Similar conformación de los osteoblastos en su desarrollo
espiral también se da en los pájaros y en los mamíferos.
El húmero presenta, también una disposición
en espiral que es dextrógira en el brazo derecho y levógira
en el izquierdo. En el caso de las costillas hay un buen ejemplo
de torsión lo que le confiere unas ventajas bien reconocidas.
La parte posterior de la costilla ( la cabeza, cuello y ángulo)
sirve como eje alrededor del cual rota cuando respiramos. La formación
espiral del cuerpo o caña de la costilla facilita su movimiento
hacia fuera y arriba ensanchando el tórax y facilitando la
entrada de aire.
El
cordón umbilical nos presenta la disposición de las
arterias en una espiral levógira y en el colédoco
la disposición es dextrógira como también lo
es el conducto de las glándulas sudoríparas. La conformación
de una espiral cónica se puede apreciar en las fibras musculares
del corazón humano. Estas fibras forman una espiral dextrógira
que comienza en la base del ventrículo y terminan en remolino
en la cúspide introduciéndose con las fibras profundas.
Las articulaciones nos facilitan más ejemplos de formaciones
espirales. Los cóndilos de la extremidad distal del fémur,
que entran en juego en la articulación de la rodilla, son
de carácter espiral lo que permite el radio más largo
del cóndilo que entra en acción cuando la rodilla
es extendida y además da estabilidad en varias posiciones
de la pierna.
Los movimientos conocidos como supinación y pronación
en los dos huesos del antebrazo son de naturaleza espiral. La columna
vertebral puede ser rotada en espiral en cualquier dirección.
Toda danza conlleva movimientos en espiral.
El
ser humano, desde los tiempos más remotos, en su continua
y permanente reflexión sobre todo lo que lo rodea ha extraído
siempre las máximas enseñanzas que la Naturaleza le
refleja y la arquitectura del cuerpo humano le ha servido de modelo
sin igual para construir la realidad cotidiana en la que nos movemos
habitualmente. Las magníficas columnas y pilares de nuestras
catedrales expresan la incomparable estructura de las líneas
de tensión diseñadas en el interior de las trabéculas
de nuestras extremidades óseas. Debemos desgranar la naturaleza
de la anatomía humana para intentar comprender la grandeza
y genialidad de Leonardo da Vinci y el impulso que ejerció
en la evolución humana en medio de las tinieblas del medioevo.
Sus obras permanecen como huellas perennes a seguir en el continuo
deseo del ser humano por comprender y alcanzar sus orígenes
celestiales.
Nuestras reflexiones sobre los Patrones Geométricos de la
Naturaleza discurren semejantes al vaivén de las aguas de
un río que por unos momentos se estira y en otros se contrae
convulsivamente y de nuevo entra en una pausa sosegada. El comportamiento
de la espiral en cualesquiera de sus posibilidades de manifestarse,
refleja la Vida misma en una infinita ejecución de movimientos
y estados vibratorios. El macro y microcosmos permanece cual perfecta
orquestación de infinitos modos de la expresión de
la Vida.
Cuando verdaderamente reflexionamos sobre lo que sentimos y percibimos
al observarnos y observar a la Naturaleza nos damos cuenta de las
falacias en las que se sustenta la llamada Ciencia y a las conclusiones
a las que siempre llegan sus científicos en su rigidez sempiterna
y sus leyes inmutables hasta que fenecen gracias a las evidencias
del sentido común. Voceros de una Naturaleza que desprecian
y desprestigian a quienes se atreven a mover los cimientos de sus
obsoletos paradigmas y luego con el menor y más preclaro
de los oportunismos aceptan el nuevo paradigma para permanecer luego
como parásitos en la cresta de la ola evolutiva.
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