Confirman que la
fotosíntesis es un proceso cuántico
La coherencia cuántica electrónica ondulatoria proporciona
extrema eficacia a la transferencia energética.
Un estudio realizado por investigadores del Departamento de Energía
del Lawrence Berkeley National Laboratory (Berkeley Lab) y de la
Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), ha confirmado
que bajo el proceso de la fotosíntesis subyace un mecanismo
cuántico.
La fotosíntesis, clave para la vida en la Tierra, consiste
en una serie de procesos por los que plantas y las cianobacterias
(bacterias acuáticas que producen su alimentación
por medio de la fotosíntesis) captan la energía de
la luz y la transfieren a los centros de las reacciones moleculares,
convirtiéndola así en energía química
con una eficiencia del casi el 100% y a una velocidad casi instantánea.
Según explican estos investigadores en un comunicado del
Berkeley Lab, los secretos del funcionamiento de la fotosíntesis
y de su alto rendimiento subyacen en el nivel cuántico de
la materia, es decir, en los efectos mecánicos de las partículas
subatómicas. Los resultados de la investigación han
sido publicados en la revista Nature.
En este artículo, los investigadores explican que han obtenido
evidencias directas de que el notable tiempo de vida de la coherencia
cuántica electrónica ondulatoria juega un importante
papel en este proceso de transferencia energética que supone
la fotosíntesis.
Según el líder de esta investigación, Graham
Fleming, las características ondulatorias del fenómeno
de la coherencia cuántica podrían explicar la extrema
eficiencia de la fotosíntesis porque capacita al sistema
para probar simultáneamente todos los “caminos”
o posibles vías de energía potencial antes de elegir
el más eficiente de ellos.
Coherencia cuántica
La coherencia cuántica es un término que hace referencia
a la condición de un sistema cuántico (es decir, de
partículas subatómicas) cuando sus constituyentes
reducen una función de onda en un estado físico de
partículas concretas. Cuando una función de onda se
concreta, estas partículas se relacionan de una determinada
manera unas con otras. Sus relaciones están descritas por
la mecánica cuántica.
Fleming y sus colaboradores han conseguido detectar, por medio
de mediciones electrónicas espectroscópicas realizadas
a una escala de tiempo de femtosegundos (un femtosegundo
es la unidad de tiempo que equivale a la milbillonésima parte
de un segundo), señales cuánticas u oscilaciones electrónicas
coherentes, tanto en las moléculas donantes como en las receptoras,
generadas por excitaciones energéticas inducidas por la luz.
Descubrieron, además, que dichas oscilaciones se encuentran
y se interfieren unas con otras constructivamente, formando movimientos
ondulantes de energía (estados de superposición) que
exploran todas las vías de energía potenciales de
manera simultánea y reversible, eligiendo aquellas vías
de mayor eficiencia energética.
Este hallazgo tropieza con la explicación científica
tradicional de la fotosíntesis ya que, en palabras de Fleming:
“La descripción de salto clásica de los procesos
de transferencia de energía es tanto inadecuada como imprecisa.
Nos da una imagen incorrecta de cómo funciona en realidad
el proceso, y pierde un aspecto crucial de la causa de esta eficiencia
extraordinaria”.
Imitar el proceso
Según los investigadores, la tecnología que implica
la fotosíntesis para transferir energía de un sistema
molecular a otro puede aprenderse de manera que seamos capaces de
reproducir artificialmente el proceso, lo que daría lugar
a un posible aprovechamiento de la luz del sol como fuente energética
eficiente, sostenible y no contaminante.
Para conocer a fondo el mecanismo, los científicos han desarrollado
una técnica denominada espectroscopia electrónica
de dos dimensiones, que les permite observar el flujo de excitación
energética provocada por la luz en complejos moleculares
y con una resolución temporal asombrosa.
Esta técnica implica la proyección secuencial, con
tres rayos láser, de una muestra de pulsaciones lumínicas.
Un cuarto rayo se usa como oscilador local para amplificar y detectar
las señales espectroscópicas resultantes cuando la
energía de excitación de las luces del láser
es transferida de una molécula a la siguiente (hay que tener
en cuenta que la energía de excitación cambia la forma
en que cada molécula absorbe y emite luz).
Los científicos pueden así rastrear la transferencia
energética entre moléculas conectadas a través
de sus estados electrónicos y vibracionales en cualquier
sistema fotoactivo, tanto a nivel de nanoestructuras como de macromoléculas.
Antecedentes y medidas
En el año 2005, Fleming y su grupo publicaron por primera
vez en Nature los resultados de sus investigaciones con la espectroscopia
electrónica. En este caso, la tecnología se usó
para observar el acoplamiento electrónico en una proteína
encargada de capturar la luz para la fotosíntesis (la proteína
Fenna-Matthews-Olson o FMO), formada por un conjunto de moléculas
presente en las bacterias verdes del azufre.
Según declaró otro de los autores del estudio, también
investigador del Berkeley Lab, Gregory Engel, la posibilidad de
que la energía fotosintética pudiese involucrar oscilaciones
cuánticas se sugirió por primera vez hace más
de 70 años, pero estas oscilaciones no habían podido
ser observadas hasta el momento.
También en la investigación de referencia se ha estudiado
la proteína FMO porque se considera un sistema modelo para
el estudio de transferencia energética de la fotosíntesis,
dado que consta de sólo siete moléculas de pigmento
y su química ha sido bien caracterizada.
Sus oscilaciones fueron observadas a partir de un espectro bidimensional
en 33 tiempos de población, con rangos de entre 0 y 660 famtosegundos.
Los espectros analizados mostraron que el excitón (estado
de salto de un electrón y una partícula imaginaria
llamada agujero-electrón) de menor energía, daba lugar
a un pico diagonal de unos 825 nanómetros que oscilaba claramente.
El latido cuántico duró todos los 660 femtosegundos
de la medición, lo que sorprende porque la suposición
científica general era la de que las coherencias electrónicas
responsables de estas oscilaciones se destruían rápidamente.
Consecuencias
Según los investigadores, la demostración de que
los procesos de transferencia energética implican la coherencia
electrónica y que ésta es más intensa de lo
que se esperaba, significa que este proceso es mucho más
eficiente de lo que imagina la visión clásica.
Aún se desconoce con exactitud el grado de beneficio que
conllevan para la fotosíntesis estos efectos cuánticos.
Los próximos pasos del grupo de investigación se centrarán
en analizar la influencia de los cambios de temperatura en dichos
procesos de transferencia energética.
Por otro lado, también serán investigados los pulsos
de luz y la manera de aplicar este funcionamiento de manera artificial
a medios útiles.
Viernes 20 Abril 2007
Yaiza Martínez
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