Desaparecen las
abejas
En España se han perdido 9.000 millones de insectos en los
últimos años según un fenómeno universal,
atribuido a diversos factores aunque ninguno aún definitivo
Misterio.
Es la palabra que utilizan incluso los expertos a la hora de encarar
la desaparición masiva de abejas. En EE UU han dado la voz
de alarma recientemente, pero en España ya se conocía
bien el problema y se estima que han desaparecido 9.000 millones
de abejas. El cambio climático, los nuevos insecticidas y
los teléfonos móviles son tres candidatos entre docenas
a explicar el fenómeno que puede limitar drásticamente
la polinización y amenazar a la humanidad
La población gallega
de abejas cae un 25% en cuatro años
La mortandad, atribuida a pesticidas, llega en algún
área al 80%
ARCADIO SILVOSA - Lugo - 25/09/2008
El censo de colmenas descendió en Galicia un
25% en los últimos cuatro años, una merma
que afectó especialmente a las comarcas de Ferrolterra
y O Salnés donde la caída llega al 80%
y la presencia de abejas es casi nula. Los pesticidas,
la semilla tratada para la obtención de maíz
forrajero y los tratamientos que se aplican a las plagas
de los eucaliptos son algunas de las posibles causas
de esta gran mortandad y del descenso en un 50% de la
producción de miel con respecto a la década
de los noventa. Algunos estudios apuntan que en el año
2030 la presencia de abejas en Galicia podría
ser sólo testimonial.
Para los científicos las razones de este descenso
en la población de las colmenas son un enigma.
Los numerosos estudios al respecto no lo han desentrañado
pero sí han encontrado una coincidencia en el
tiempo entre la proliferación de siembra de maíz
forrajero y la muerte y falta de operatividad de las
abejas.
Jesús Asorey, miembro de la Asociación
Gallega de Apicultura, es una de las personas que ve
en el maíz sembrado con semilla tratada el gran
enemigo de las abejas. Esta semilla llega a acumular
en su tratamiento de 2 a 3 pesticidas, un fungicida
y un herbicida. Marcos Varela, apicultor lucense, admite
que la incidencia del maíz es "una de las
teorías" y que la semilla tratada es "una
bomba biológica" aunque no el único
problema. "Empecé con 250 colmenas y a día
de hoy me quedan unas 100. Al principio reponía,
pero ahora ya he dejado de hacerlo", comenta sobre
su apiario, enclavado en la alta montaña de Lugo.
Asorey sostiene que la situación es "mucho
más grave" en Galicia que en otras comunidades
y de nuevo focaliza el problema el maíz y los
eucaliptos. "En esta comunidad", aclara, "se
cultiva en 65.000 hectáreas el 50% del maíz
forrajero de España y los eucaliptos están
más afectados que en otras partes". El portavoz
de los apicultores asegura que si las abejas desaparecen
en Galicia en 2030, "a nosotros nos quedarán
4 o 5 años". "El 90% de las plantas
necesitan las abejas para reproducirse", esgrimió.
Varela apunta a otro aspecto que "desanima"
a los apicultores: la legislación que impide
la utilización de ahumadores en verano para extraer
miel. "¿Cómo vamos a trabajar sin
ahumadores?", se pregunta. "De momento van
haciendo la vista gorda, pero algún día
nos puede caer el mundo encima", se lamenta. En
Galicia sobreviven unas 80.000 colmenas manejadas por
3.500 apicultores de los que el 90% producen para autoconsumo.
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Las abejas desaparecen. Se diría que es un título
sacado de un relato de ciencia ficción, pero es así.
Y desde hace años. El fenómeno se produce con fuerza
últimamente en EE UU y quizá de ahí su popularización.
Pero en España es tan conocido como relativamente antiguo
y difícil de atajar. A la hora de las hipótesis explicativas
se barajan muchas, pero ninguna convincente.
En su día, Einstein dijo que «si desaparecieran las
abejas, al hombre sólo le quedarían cuatro años
de vida: sin abejas no hay polinización, ni hierba, ni animales,
ni hombres». Un pronóstico que sonaba a maldición
y que se está empezando a cumplir.
Pero ¿por qué desaparecen abejas? Unos afirman que
se debe a los insecticidas, a las nuevas modalidades de plaguicidas,
que afectarían a unos animales tan laboriosos y sociales
como sensibles a los cambios. También se considera como factor
de incidencia negativa el transporte comercial de colmenas para
polinizar diferentes territorios. Los transgénicos y la modificación
genética de las plantas para producir en mayor cantidad y
calidad los alimentos tampoco se escapan de las sospechas. En Alemania
especialmente se considera como causa más que probable de
la desaparición misteriosa de las abejas la creciente actividad
de los teléfonos móviles y de las ondas electromagnéticas
asociadas al funcionamiento de los celulares. Sobre todo se pone
el acento en las antenas, ya que administran elevadas potencias
que podrían interferir en el sistema natural de navegación
de las abejas, desorientándolas e impidiendo su regreso a
las colmenas. Y es que una de las opiniones más extendidas
es que las abejas, por la causa que sea, se pierden, no saben volver
y mueren agotadas.
En España el problema es bien conocido, aunque no muy popular.
En Castellón ya han alertado de que en diez años la
provincia se va a quedar sin abejas. Al ritmo actual, cada año
desaparecen cerca de 150 millones de insectos de las colmenas establecidas
en ese territorio. La opinión más extendida allí
es que el fenómeno es una consecuencia negativa más
del cambio climático. El experto Enric Simó destaca
que «10.000 panales al año se ven afectados por esta
situación, conocida como síndrome del despoblamiento»,
de forma que si el censo es de 100.000 panales, en sólo 10
años podrían desaparecer en su totalidad en Castellón.
Efectivamente, la provincia pierde cerca de 150 millones de abejas
al año, teniendo en cuenta que cada colmena debe tener, como
mínimo, 15.000 insectos para estar en equilibrio.
Pero hay más posibilidades. Una destacada es la barrosis,
enfermedad que afecta a la apicultura a nivel mundial desde 1985
y sigue siendo un azote. También el agente patógeno
conocido como «Nosema ceranae», que según investigadores
de Castilla-La Mancha, comunidad muy afectada, «ha saltado
de especie, de la asiática a la europea, y hasta que ésta
se acostumbre la está diezmando».
En España se han despoblado 300.000 colmenas que tenían
unos 9.000 millones de insectos. Francisco Puerta, especialista
en apicultura de la Universidad de Córdoba, destaca que «ningún
factor se basta por sí solo para explicar la mortalidad,
pero todos pueden contribuir. El origen del problema es sutil y
crónico, no agudo».
Por su parte, el biólogo Antonio Gómez Pajuelo apunta
el debilitamiento de las abejas debido a años de sequías
o heladas. «Los animales tienen que volar mucho para comer
y beber, lo que les genera un especie de estrés» que
les acorta su vida. Las abejas se renuevan continuamente. En invierno,
con poca actividad, pueden vivir hasta cuatro meses. En primavera,
no más de dos meses y medio, y en el otoño, normalmente
con mayor sequía, aumenta la mortalidad. «Una abeja
vive unos 800 kilómetros. En otoño llega a recorrer
hasta 20 kilómetros diarios y perece a los 40 días»,
explica el experto.
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