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Ecoaldeas:
Alternativas urbanas y rurales
para el Siglo XXI
El Nacimiento de una Nueva Cultura Planetaria de Paz
Por Alberto Ruz Buenfil-(Subcoyote
Alberto)
Caravana Arcoiris por la Paz
URBANISMO
UNITARIO: DISEÑO DE ASENTAMIENTOS A ESCALA HUMANA
Como en un holograma en el que los sistemas subatómicos
girando entorno a un núcleo, obedecen a estructuras organizativas
similares a las del sistema solar, y este a su vez gira con su masa
de estrellas y lunas, la Vía Láctea, en algún
rincón de uno de los brazos galácticos, alrededor
de un núcleo cósmico, que los sabios astrónomos
Mayas llamaron Hunab Kuh, el “Corazón del Cielo”,
las estructuras humanas al organizarse en sociedades, obedecen también
a un sistema de ordenación copiado de las estructuras atómicas
y celestiales.
Como las moléculas y los sistemas galácticos,
las comunidades, aldeas, barrios, pueblos, ciudades o megalópolis
que no tomen en cuenta las leyes que gobiernan y sostienen la estructura
de la que dependen, acabaran autodestruyéndose y desintegrándose,
como lo hacen desde las mas pequeñas hasta las mas grandes
formas de existencia en el Universo. No en vano los sabios de todos
los tiempos nos han dejado como herencia el conocimiento de que
“como arriba, abajo...”
Para construir, reconstruir o regenerar un sistema
de convivencia o un tejido social, son imprescindibles ciertos criterios
que permiten que todos los aspectos de la vida de un individuo,
desde su nacimiento hasta su muerte, forman parte de una cadena,
cuyos eslabones tienen que estar unidos entre sí, manteniendo
una coherencia que permita a cada ser el sentirse y ser parte del
mundo en que vive. La desarticulación o sentido de separatividad,
provoca lo que una célula cancerosa produce en el tejido
orgánico, ya que esta lo que en realidad hace es actuar contra
el organismo que la sustenta, para acabar destruyéndolo.
De la misma manera que una célula cancerosa
al multiplicarse echa a andar un proceso de expansión, contagio
y eventualmente de autodestrucción, el sistema inmunológico
de todo organismo vivo, molecular, vegetal, animal, humano, social,
planetario o galáctico, por su mismo instinto de sobrevivencia
reproduce las células bióticas que aceleradamente
se aprestan para combatir el foco infeccioso y que buscan restaurar
la salud del organismo del que forman parte.
Así como las células blancas o leucocitos
se multiplican para defender al organismo humano del ataque de un
cuerpo viral o de un ejército bacteriológico, cancerígeno
o infeccioso, la sociedad humana genera un ejercito de células
blancas, células sociales bióticas cuya función
es, por un lado asegurar su propia sobrevivencia y por el otro contribuir
a la regeneración del tejido social contaminado, que a su
vez sustenta al organismo humano en su conjunto.
Las organizaciones civiles, Ong’s, fundaciones,
asociaciones sin ánimo de lucro, y las redes de personas
que buscan desde mediados del siglo pasado en la escala de sus posibilidades
de contribuir a crear una sociedad sustentable, permanente, ecológica,
pacífica y en armonía con su entorno, son el equivalente
social de esas células bióticas.
El conjunto de este tipo de células sociales
están creando, sobre todo desde finales del siglo recién
terminado, un tejido informal, orgánico, de proyectos ecológicos,
que más y más tienden a crear una estructura, o más
bien una multiplicidad de estructuras sustentables entre las cuales
podemos mencionar, las casas ecológicas y eco-granjas, los
eco-barrios, las eco-aldeas, las Ciudades Verdes, y un nuevo proyecto
de reordenación ambiental y social integral que fue bautizado
desde principio de los años setenta como BIORREGIONALISMO.
Estos aun noveles conceptos y centros de experimentación
se encuentran en este principio del siglo XXI en una fase de fortalecimiento,
multiplicación y sobre todo vinculación en el ámbito
local y planetario, para enfrentar una infección global,
en gran parte provocada por nosotros mismos, que esta poniendo en
peligro nuestra misma sobrevivencia como especie, que en última
instancia es tan prescindible para la vida de nuestro planeta como
cualquier otra.
El problema se agrava por el hecho de que nuestra
inconsciencia colectiva también esta provocando serios cambios
climáticos, desertificación de los suelos, envenenamiento
de los mantos acuíferos, destrucción de la biosfera,
y la extinción acelerada de numerosas especies y culturas
que han convivido por milenios, y de las que depende la sobrevivencia
de este ser vivo en el que habitamos y del que formamos parte, que
los pueblos antiguos respetaban, cuidaban y adoraban y que hoy llamamos
la Tierra, Gaia o la Pachamama.
Para poder fortalecer las células de un nuevo
tejido social, es imprescindible como mencionamos antes, tomar en
cuenta todos las fases de la vida de un ser humano, desde la concepción
hasta la muerte, y replantearnos un cambio de raíz de la
manera como vivimos cada una de las etapas intermedias.
REHABITAR NUESTRO PLANETA CON UNA CONSCIENCIA ECOLOGICA
A partir de la segunda mitad del Siglo XX, y como
consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y del inicio de la llamada
Guerra Fría, surge en la humanidad la necesidad creciente
de un organismo mundial para regular los conflictos entre naciones
y bloques de poder continentales, que se plasma con la creación
de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año
de 1949.
Con este primer paso, se hace evidente de que el concepto
del visionario comunicador norteamericano Marshal McLuhan de que
¨ La Tierra es una aldea global ¨ había dejado de
ser una previsión meramente futurista, para convertirse en
una realidad irrefutable. Los limites geopolíticos que hasta
entonces marcaban zonas de división y de aislamiento entre
naciones, están dejando de cumplir con esa función
histórica, ya que los logros y los problemas de nuestro planeta
han dejado de ser la fuente de orgullo o de preocupación
exclusiva de un solo pueblo, para convertirse en los logros o problemas
de toda la humanidad.
Nace así la primera generación de seres
humanos con una conciencia global, y paulatinamente, con el transcurso
de las últimas cinco décadas, el nacimiento de una
Nueva Cultura Planetaria de Paz, impulsado por una cadena de avances
tecnológicos cada vez mas acelerados y sofisticados, sobre
todo en los campos del transporte y de la comunicación.
Nuestro planeta se ha transformado en menos de cincuenta
años, en una intrincada red de vías terrestres, marítimas,
aéreas y cada vez mas, de vías cibernético-satelitales,
que sumadas a las vías de correos, telegráficas, radiotelefónicas,
televisivas, electrónicas y de Internet, han establecido
un circuito de comunicación y de intercambio de información
inmediata y simultanea, entre prácticamente todos los habitantes
de la Tierra.
Es incuestionable que las ventajas que dicho proceso
nos han traído son incalculables, pero es de vital importancia
comprender y hacernos conscientes también, de que el concepto
de globalización trae consigo sin embargo enormes retos que
de no ser superados, ponen y pondrán cada vez mas en peligro
el futuro de nuestra especie.
Nuestras ciudades, y sobre todo las grandes capitales
del mundo, se han convertido en descomunales ollas de presión,
que ningún gobierno, por mejores intenciones que tenga, es
ni será capaz de controlar en las próximas décadas
de este siglo XXI. El crecimiento exponencial de la población
mundial, como todos sabemos, esta provocando un crecimiento exponencial
y completamente desordenado de los centros urbanos, que como verdaderos
cánceres en expansión, están contribuyendo
a la destrucción acelerada de todos los organismos que los
sustentan.
Como expusimos anteriormente, de la misma manera que
una célula cancerosa al reproducirse y crecer comienza a
infectar y destruir los órganos en los que se desarrolla,
y con ello termina matando el cuerpo en el que habita y del cual
depende, las grandes ciudades hoy en día están consumiendo
y destruyendo a una velocidad cada vez mayor todos los recursos
naturales a su alrededor, teniendo que recurrir cada vez mas a mayores
y mayores cantidades de insumos para tratar de satisfacer las necesidades
de una población que crece cada día de una manera
incontrolable.
Si no aprendemos de las lecciones del pasado y no
reaccionamos ante las serias señales de alerta que cada día
se hacen más evidentes en todo el planeta, llegará
el momento que la inconsciencia colectiva de nuestra especie no
podrá evitar que las tendencias autodestructivas del modelo
dominante de desarrollo que sustenta el paradigma actual lleven
a un fin dramático a nuestra civilización global.
Si tales previsiones parecen como catastrofistas para
algunos, basta que recordemos cual fue el destino de culturas grandiosas
que apenas ayer alcanzaron niveles enormes de progreso, que crearon
como los Mayas, los Incas, los Aztecas, los Griegos, los Romanos,
la misma España, los Hindúes y los Chinos o más
recientemente los Tibetanos, ciudades maravillosas donde se desarrollaron
arquitecturas, ciencias, formas de gobierno, centros educativos,
comerciales, artísticos y religiosos, logros materiales y
espirituales que aun hoy en día nos siguen asombrando.
La pregunta sin embargo, cuando nos damos cuenta que
de ese pasado glorioso tan solo quedan hoy vestigios y ruinas arqueológicas,
es: ¿Por cuáles razones desconocidas dichas civilizaciones
acabaron convertidas en el espacio de tan solo unas pocas décadas,
en montones de escombros semi cubiertos por las selvas, el polvo
y el olvido?
¿Cuántas de esas ciudades habrán
desaparecido como consecuencia de interminables y sangrientas guerras
civiles.? ¿Cuántas por efecto las fuerzas destructivas
o purificadoras de la Naturaleza? y ¿cuántas por la
falta de previsión de sus habitantes y sus gobiernos, que
al dejarlas crecer sin control ni planeación, acabaron depredando
todos los elementos que las sustentaban.?
Grandes capitales de imperios, -de los que orgullosamente
sus gobernantes se ufanaban de que el sol no se ponía, -que
se quedaron sin bosques por la tala indiscriminada; sin ríos
por la contaminación y el uso abusivo de agua para el riego;
sin animales por la cacería sin respeto a los ciclos de vedas;
sin tierras cultivables por la sobre-explotación, los monocultivos
y las prácticas no regeneradoras de los suelos.
No es muy difícil imaginar que con la escasez,
consecuencia de la imprevisión, habrán proliferado
los problemas sociales, la violencia, el hacinamiento, el hambre,
el fundamentalismo, la intolerancia y las guerras; se habrán
acentuado hasta grados insoportables las distinciones sociales,
y las ciudades habrán acabado siendo destruidas, quemadas
o abandonadas por sus mismos habitantes desesperados, o por la codicia
de sus propios vecinos.
Afortunadamente, no toda la humanidad padece de este
estado de amnesia colectiva, y no es por ello casual que también,
a partir de los años cincuenta, pequeños grupos de
seres humanos comenzaron a tratar de buscar algunas soluciones a
los crecientes problemas, algunos alejándose voluntariamente
de las grandes ciudades para construir sus propias aldeas rurales,
otros tratando de transformar las condiciones de sus hábitats
en el seno de las mismas, pero en todos los casos, tratando de encontrar
una visión integradora, para crear un nuevo tipo de asentamiento
a escala humana.
DE LAS COMUNIDADES INTENCIONALES A LAS ECOALDEAS: Evolución
y formación de la Red Global de Ecoaldeas
A través de los 1960´s, y hasta inicios
de este nuevo milenio, han ido proliferando más y más
una gran variedad de nuevos asentamientos, en los cuales todos los
aspectos humanos, la habitación, la producción, el
consumo, la organización del trabajo, el descanso, la vida
social, el gobierno, la educación y la espiritualidad buscan
integrarse de una manera más armoniosa y menos dañina
para con el mundo natural y el entorno.
Las fuentes de inspiración vienen de diversas
tradiciones de pensamiento y de experimentación como el socialismo
utópico y libertario del siglo XlX que dio origen a múltiples
tipos de comunidades igualitarias en distintos lugares del mundo
y las comunidades religiosas de distintas culturas, como los ashrams
en la India, los monasterios tibetanos o cristianos, los calpullis
entre los aztecas, los ayllus andinos y docenas de asentamientos
fundados en Norteamérica desde el siglo XVlll por grupos
disidentes espirituales protestantes, luteranos, shakers, amishes,
que en algunos casos persisten hasta nuestros días.
También es importante recuperar como antecedentes
los ejemplos de los países comunistas del siglo pasado, que
tanto en la Unión Soviética, como en China y Cuba
entre otros, fueron creados con bastante éxito en muchos
casos, al menos desde el punto de vista económico. Distintos
modelos de granjas colectivas, koljos, sovjos y comunas rurales,
como opciones, tanto productivas como sociales de agrupación
humana, han también logrado sobrevivir a todos los enormes
cambios producidos por sus posteriores desarrollos históricos.
Dentro de esas mismas corrientes, al crearse el estado
de Israel en 1949, una gran cantidad de grupos sionistas, religiosos,
socialistas y comunistas judíos, desplazados de Europa debido
a las persecuciones nazis, comienzan a crear un nuevo tipo de asentamientos
a lo largo y ancho del territorio, tanto para sustentar la independencia
del nuevo estado, como por motivaciones espirituales e ideológicas,
buscando crear un nuevo tipo de sociedad más sana y sustentable.
Nacen así los kibbutz y los moshavs, comunidades
agrícolas de intención, que con el paso de las décadas
se van transformando en verdaderos semilleros de experimentación
social y económica, que no solo logran el milagro de convertir
parte del desierto en verdaderos oasis de producción agropecuaria,
sino que además aportan a la vida cultural de Israel, a algunos
de sus científicos, líderes políticos, artistas,
intelectuales, deportistas y militares más brillantes. En
la actualidad, cerca de medio millar de estos establecimientos,
que han además ampliado su radio de acción a la producción
industrial y turística, continúan siendo algunos de
los bastiones que mayormente contribuyen al sostenimiento de la
economía del país.
Todos estos modelos ofrecen además apoyo a
que el desarrollo humano se realice de una manera saludable, sustentable
y sostenible, permitiéndonos pensar en la posibilidad de
que los mismos puedan continuar indefinidamente en el futuro. Muchos
de estos pequeños centros de experimentación social
han logrado no tan solo sobrevivir los difíciles años
de prueba, sino que a últimas fechas, -con la crisis de la
mayor parte de los megaproyectos, -han comenzado a ser internacionalmente
reconocidos como modelos viables de crecimiento humano.
En efecto, las llamadas Comunidades Alternativas o
Comunas integrales, Centros de Experimentación vivencial,
laboratorios de utopía, kibbutzes y moshavs, granjas colectivas,
ashrams y comunidades intencionales, sobre todo las fundadas a partir
de los años sesentas y setentas, hoy en día son considerados,
aun por los gobiernos de algunos países, como un terreno
muy fértil de experimentación y como centros de entrenamiento
donde sus integrantes no tienen temor de poner a prueba nuevas ideas,
formas de vida, técnicas y tecnologías que eventualmente
podrán ser integradas al resto de la sociedad.
Ejemplos de esto los podemos encontrar en la Federación
de Comunidades Intencionales (Fellowship for Intentional Communities
o FIC), originada por una Red de grupos inspirados por la filosofía
conductista de B.F Skinner con su revista llamada precisamente COMMUNITIES,
que desde finales de los años sesenta comenzó a publicar
materiales relacionados a los procesos de formación y crecimiento
de una comunidad de intención, es decir, creada no por destinos
del azar o una misma identidad étnica o cultural, sino por
una visión colectiva que permite la cohesión conciente
de sus integrantes.
La FIC cuenta en nuestros días con un Directorio
Internacional de Comunidades Intencionales que enlista a más
de 500 experimentos sociales comunitarios tan solo en los Estados
Unidos y más de 100 en otras partes del mundo, y que convoca
periódicamente a encuentros nacionales e internacionales
de representantes de esta RED para compartir y fortalecer sus distintas
experiencias.
Otra Red de proyectos alternativos nació a
principios de los 1970’s, simultáneamente en los alrededores
de San Francisco, California y en los llamados Montes Ozarks en
el centro de los Estados Unidos, que se agrupó bajo el nombre
de Congreso Biorregional de Norteamérica (NABC) y que mantiene
en contacto a centenares de individuos, organizaciones e instituciones
comprometidas con la construcción de un modelo de crecimiento
armónico y sustentable a nivel local y planetario.
La palabra “ Biorregión” sirve
para definir un área geográfica por sus límites
naturales y no por las fronteras políticas y artificiales
creadas por el ser humano. Una biorregión se distingue tanto
por su fauna, flora, clima, cuencas de sus ríos, sus costas,
montañas y su tipo de suelo particular, como por las culturas
humanas que habitaron en ella desde hace siglos o milenios, hasta
los asentamientos más recientes que se ubican dentro de sus
límites naturales.
El biorregionalismo como movimiento de recuperación
de la conciencia de rehabitar, ser partes y ser responsables del
sitio donde vivimos, durante los últimos treinta años
ha ido creciendo a través de toda Norteamérica, incluyendo
Canadá y México, y cuenta con una red cada vez más
amplia de grupos, revistas, proyectos, directorios y movimientos
afines en Europa, Nueva Zelanda y Australia.
En el año de 1996, tuvo lugar el Primer Encuentro
Biorregional de las Américas, en el campamento de Metztitla,
Tepoztlán, México, que reunió a cerca de 1200
biorregionalistas no solo de Norte, Centro y Sudamérica,
sino a docenas de representantes de similares redes de Europa, Israel
y Australia. Con el propósito de extender esta red al sur
del continente, la Caravana Arcoiris por la Paz, fundada en México
en 1996, ha realizado en su recorrido por Suramérica un primer
encuentro biorregional en la Gran Sabana, Venezuela, en el invierno
de 1998, otro en el sudoeste Antioqueño, Colombia a finales
de 1999 y un tercero en el poblado de Paute, Cuenca, en Ecuador
en el verano 2001. Mas recientemente, la Caravana ha realizado un
Consejo de Visiones para la accion Biorregional en el valle de Urubamba,
Peru, en septiembre del 2003 y un Consejo de Accion Biorregional
en Santiago de Chile, en diciembre del 2004.
Igualmente tenemos el caso de la llamada Nación
del Arcoiris, movimiento social comunitario nacido a principios
de la década de los setenta, heredero de la generación
y filosofía hippie de los años sesentas y que a mas
de treinta años de su fundación en los Estados Unidos,
se ha extendido hoy en día a Canadá, México,
Brasil, Guatemala, Costa Rica, Bolivia, Chile, Argentina; a todos
los países de Europa incluyendo Rusia y la mayor parte de
los países de Europa Oriental, a Israel en el Medio Oriente,
Sudáfrica, la India, Turquía, Nueva Zelanda y Australia.
Cada una de las redes de la Nación del Arcoiris
es autónoma de las demás, y cuenta con sus propias
revistas, servicios de comunicación por Internet, sus directorios
de Comunidades Arcoíricas y sus encuentros locales, nacionales,
continentales e internacionales, en algunos de los cuales, cada
año, se reúnen mas de 25,000 personas para celebrar,
en un campamento ecológico en el corazón de la Naturaleza,
la viabilidad y continuidad de su visión y de su proyecto.
Mas recientemente, Thomas Bertschi, un artista visionario
de nacionalidad suiza, con el apoyo de un grupo de entusiastas colaboradores
y después de diez años de investigación, logró
publicar en 1999 el Primer Catálogo del Arcoíris (Der
Erste Regenbogen Katalog), una bellísima recopilación
en lengua alemana, a todo color, que reúne información
actual de centenares de experiencias arcoíricas en los cinco
continentes, y datos biográficos de los principales artífices
de este movimiento de renovación de la conciencia planetaria
En Latinoamérica, uno de los grupos que ha
sido pionero en la búsqueda de nuevos modelos sociales alternativos
es la Comunidad del Sur, fundada en Uruguay en 1965, que continúa
existiendo hasta nuestros días y forma parte de una recientemente
creada Red de Comunidades Intencionales uruguatas llamada ¨7
GENERACIONES¨, cuyo objetivo es precisamente el de dejar un
mundo mejor a las generaciones venideras y que recoge experiencias
tanto en medios rurales como semi-urbanos y urbanos, que tienden
todas a encontrar formas de vida que sirvan de transición
hacia un gran cambio social donde la sustentabilidad sea uno de
los aspectos primordiales del nuevo paradigma. Esta Red forma parte
de la Red Americana de Ecoaldeas (ENA) de las cual trataremos un
poco más adelante.
En Brasil, el movimiento de comunidades intencionales
tiene sus orígenes a mediados de los setenta, cuando se creó
la red ABRASCA (Asociación Brasileira de Comunidades Alternativas)
y se comenzaron a realizar en distintos estados cariocas los Encuentros
Nacionales de Comunidades Alternativas (ENCA´s). En dichos
encuentros, organizados siempre por algunas de las comunidades de
esa red, los participantes conviven por una semana en un campamento
ecológico en medio de la Naturaleza, dedicándose a
debatir y aprender de temas como agricultura ecológica, sustentabilidad,
educación integral, terapias alternativas, salud a través
de la alimentación, energía solar, tecnologías
limpias y mejoras al medio ambiente.
Otro caso de gran interés para este creciente
movimiento de conciencia ecológica en Sudamérica tuvo
lugar en una pequeña ciudad llamada Bahía de Caraquez,
no lejos de Quito, Ecuador. En el año de 1998, como consecuencia
de una serie de catástrofes naturales, lluvias torrenciales
a causa del efecto del Niño, avalanchas, deslaves y temblores,
Bahía fue decretada zona total de desastre.
Con el apoyo de varias fundaciones pertenecientes
a la red Biorregional de las Américas, y en especial de la
Planet Drum Foundation de San Francisco, el Centro de Educación
Ambiental Eco-Bahía inició sus trabajos de reforestación,
y reconstrucción con tal éxito, que en el mes de febrero
de 1999 convocó y llevó a cabo un Eco-Encuentro internacional,
que concluyo con la creación histórica de la primera
eco-municipalidad y la primera Ciudad Verde del sur del continente.
El mismo título ya se le está aplicando a los poblados
de Cotacachi, también en Ecuador y Curitiba en el Brasil
Cerca de 6,000 representantes de muchas de estas nuevas
comunidades y proyectos de todas las distintas redes del mundo,
tuvieron la oportunidad de encontrarse por primera vez y conocer
sus mutuas propuestas en Brasil, en el año de 1992, cuando
la Organización de Naciones Unidas (ONU), convocó
a los lideres políticos de todo el mundo al Environmental
Earth Summit, el famoso RIO 92´, en el que estos se comprometieron
a organizar programas que llevarían a la humanidad hacia
la sustentabilidad en el siglo XXI.
Si bien el encuentro de Río no fue muy conducente
para llegar a un consenso entre los gobiernos en tópicos
fundamentales para que las propuestas de la llamada AGENDA 21 pudieran
implementarse, docenas de integrantes de los asentamientos a escala
humana, que desde entonces comenzaron a ser conocidos como Ecoaldeas
o Ecovillas decidieron continuar en contacto y comunicándose
entre sí, para comenzar a crear algún tipo de red
informal e internacional.
Más recientemente, la Red Global de Ecoaldeas
recibió el reconocimiento ante la ONU como Consultante ante
el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y en UNITAR (Instituto
de Entrenamiento e Investigación de la ONU), participando
en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sustentable (también
llamada RIO + 10) realizada en Johannesburgo, África del
Sur en el año 2002.
En dicha reunión diez y ocho miembros de GEN
montaron una exposición con libros, fotos, videos y talleres
para los delegados y asistentes, en colaboración con la iniciativa
Alianza EcoEarth, y participando en la asesoría del proyecto
de Eco-Ciudad en Ivory Park creado con el auspicio de la Oficina
Municipal de la Ciudad de Johannesburgo y la ONG sudafricana EcoCity
Trust. Este modelo de vida ecoaldeana es un ejemplo de fusión
de tecnologías vernáculas tradicionales e ideas y
tecnologías suaves, no contaminantes, desarrolladas en los
últimos años por el movimiento eco-comunitario en
todo el mundo.
Por varias décadas, la mayor parte de estos
tipos de nuevos asentamientos habían estado creciendo aislados
los unos de los otros, enfrentando cada uno por si mismo los enormes
retos de crear un modelo distinto en medio de una sociedad monocultural,
cada vez más global, homogénea y totalizante. Sin
embargo, en diferentes ocasiones, se llevaron a cabo intentos por
lograr unificar o al menos crear una red mundial que facilitase
el intercambio y el apoyo mutuo entre dichos proyectos, siendo la
Fellowship for Intentional Communities (FIC) una de las más
activas en tratar de lograrlo.
A resultas de esta y otras tentativas, un grupo de
activistas de diferentes comunidades alternativas comenzó
a reunirse a principios de la década de los noventa en Dinamarca
con el propósito de hacer algo para acabar con el aislamiento
entre biorregiones, naciones y continentes, con el apoyo de la fundación
Gaia Trust y de la Asociación Danesa de Ecovillas que facilitaron
los medios económicos y de comunicación para tejer
una nueva red de proyectos que fue llamada la Red Global de Ecoaldeas,
(Global Ecovillages Network o GEN)
En el año de 1995 GEN incluía ya a nueve
comunidades-oficina: La Comunidad Findhorn en Escocia; The Farm
en Tennessee, Estados Unidos; Lebensgarten en Alemania; Crystal
Waters en Australia; Ecoville en San Petersburgo, Rusia; Gyürüfü
en Hungría; el Proyecto Ladakh en India; el Instituto Manitou
en Colorado, Estados Unidos y la Asociación de Ecoaldeas
de Dinamarca, que fueron escogidas como integrantes de un grupo
semilla, tanto por razones geográficas, como por la conciencia
ecológica y espiritual de sus integrantes, por sus logros
y por sus contactos con otras experiencias similares en la biorregión
en que están ubicadas.
En Octubre de 1995, este grupo de comunidades colaboró
en la coordinación de una conferencia internacional sobre
¨Ecoaldeas y Comunidades Sustentables¨ en Findhorn, que
reunió a mas de 400 personas de cuarenta países, representando
a centenares de proyectos alternativos en distintos grados de evolución
y con distintas historias cada uno. A raíz de este histórico
encuentro, y constatándose el enorme interés que el
concepto despertaba, el movimiento mundial de Ecoaldeas comenzó
a expandirse inmensamente.
Actualmente, existen tres Secretariados Internacionales
de GEN: Uno para Oceanía, Asia y Sudáfrica con sede
en Australia; otro para Europa y Medio Oriente con sus oficinas
en Italia; uno para las Américas en los Estados Unidos (Red
de Ecoaldeas de las Américas -ENA), un Subsecretariado para
Oceanía, con sede en Sarvodaya en Sri Lanka, y una oficina
con sede en Dinamarca que actúa hasta el momento como grupo
de enlace con la Fundación Gaia Trust
En años más recientes nuevos proyectos
eco-comunitarios biorregionales se han afiliado a GEN, como la Asociación
Gaia de Argentina; la Ecoaldea Huehuecóyotl de México;
el International Institute for Sustainable Future en Bombay, India;
la Sirius Community en Massachusetts, la red de ecoaldeas del movimiento
de paz Sarvodaya, inspirada por el modelo de Ghandi localizadas
en Sri Lanka en el Sudeste Asiático, una oficina en Turquía
en conjunto con el Movimiento Nacional de Kibutzes Verdes de Israel
en el Medio Oriente que sumados a una gran cantidad de otros, se
están integrando poco a poco la Red Global. Además
de las reuniones de GEN anuales, las distintas redes continentales
realizan también encuentros periódicos para tomar
decisiones autónomas con respecto a las necesidades de las
ecoaldeas ubicadas en cada biorregión
En su encuentro anual realizado en Ontario, Canadá,
en el otoño de 1998, la Red de Ecoaldeas de las Américas
(ENA) optó por crear ocho sectores regionales en el continente,
correspondiendo uno para Mesoamérica, con un miembro de Huehuecóyotl
actuando como su representante provisional; otro para el Caribe;
uno para el Este y otro para el Oeste de los Estados Unidos; uno
para el Norte de América del Sur, con sede en la Reserva
Integral Sasardi, en el Uraba Antioqueño de Colombia; otro
para el sur del continente con dos representantes localizados en
Argentina y Uruguay, uno para el Brasil y el octavo para Canadá.
Durante la reunión de ENA que tuvo lugar en
Colorado, en el otoño de 1999, por la primera vez las ocho
regiones tuvieron la oportunidad de enviar a sus representantes,
para crear un Consejo Coordinador de Ecoaldeas en las Américas,
cuyo propósito es el de fortalecer, vincular entre sí
y ampliar el movimiento a nivel continental, y asegurar un mejor
entendimiento y cooperación Norte-Centro-Sur.
La siguiente reunión, en el año 2000,
convocada por la Caravana Arcoiris por la Paz y la Red Colombiana
de Ecoaldeas tuvo lugar por primera vez en América del Sur,
en Colombia, teniendo como sede la Reserva Integral Sasardí,
en el Chocó Colombiano. Este proyecto fue fundado a mediados
de la década de los 1980´s y constituido como Fundación
Darién en 1993 y como Ecoaldea desde 1999. En este país
existen además otros proyectos históricos, entre los
cuales él mas conocido y más antiguo es el de Gaviotas,
situado en los Llanos Orientales, fundado en 1971 por Paolo Lugari
y por un grupo de visionarios y técnicos colombianos.
En Venezuela, a partir del encuentro de ENA en Colombia,
fue creada la Red Venezolana de Ecoaldeas, que agrupa a varios centros,
grupos e individuos, capacitados por los integrantes de la Caravana
Arcoiris por la Paz, y que a su vez, a través de cursos,
conferencias, convivencias, encuentros y publicaciones, están
realizando una labor importante de difusión de esta visión
por todo el país.
Igualmente, en estos últimos años en
el Caribe se han ido identificando proyectos locales para fortalecer
las redes biorregionales alternativas y las futuras Redes de Ecoaldeas
en Cuba, Puerto Rico, Jamaica y la república Dominicana.
En el mes de septiembre del 2003, la Caravana Arcoiris,
con el auspicio de GEN y ENA, convoco y realizo dos encuentros a
los que acudieron representantes de ambas redes internacionales,
en el valle sagrado del Urubamba, Peru. Dicho evento se hizo en
conjuncion con el Llamado del Condor, un Consejo de Visiones para
la Accion biorregional, al que asistieron mas de 700 personas de
35 paises del mundo. Una ecoaldea temporal de paz fue creada para
recibir y hospedar por una semana a los participantes, y de dicho
evento surgieron, entre otras iniciativas de este genero, la Red
Biorregional del Peru y la Red Arcoiris de Chile.
Un ano mas tarde, en diciembre del 2004, la Red Arcoiris
Chilena, con el apoyo organizativo y logistico de la Caravana Arcoiris,
realizo un primer Consejo de Accion Bioregional en una Aldea de
Paz situada en el Apu Wechuraba, un parque metroplitano y centro
ceremonial de las culturas originarias aymara, mapuche y rapa nui
en el corazon de la ciudad de Santiago de Chile. Para tomar parte
de las muchas actividades que tuvieron lugar a lo largo de nueve
dias, en este Llamado del Arcoiris, desfilaron y participaron mas
de 600 personas de distintas redes alternativas y movimientos sociales
de Chile.
En el mes de septiembre del 2005, la red de Comunidades
Alternativas de Brasil (ENCA), los representantes de ENA/Brasil,
del Instituto de Permacultura del mismo pais, del Movimiento de
Paz de 13 Lunas y de un amplio espectro de grupos provenientes de
sus distintas biorregiones, con el apoyo de la Caravana Arcoiris,
han convocado a otro encuentro internacional denominado El Chamado
do BeijaFlor, que tendra lugar en una ecoaldea situada en la biorregion
de Alto Paraiso.
El concepto de montar campamentos ecologicos temporales
disenados como ecoaldeas ceremoniales de Paz, que la Caravana ha
venido poniendo en practica a lo largo de sus viajes, esta siendo
replicado en estos ultimos anos por distintas redes de cambio de
las Americas.
Los organizadores de eventos como el Primer Foro Social
Chileno, que tuvo lugar en noviembre del 2004 en Santiago de Chile,
como contrapropuesta a la reunion de la APEC, y del Foro Social
Mundial, realizado en enero del 2005 en Porto Alegre/Brasil han
ofrecido recientemente espacios para materializar ese “otro
mundo posible,” experiencias que estan contribuyendo de una
manera didactica a la tarea colectiva de reconstruccion planetaria
con la que una parte cada vez mayor de seres humanos estamos comprometidos.
CRITERIOS BÁSICOS PARA EL DISEÑO
DE UN PROYECTO DE ASENTAMIENTO ECOLÓGICO Y SUSTENTABLE.
Los asentamientos de la mayor parte de la población
en el mundo, tanto en zonas rurales como en las zonas urbanas, pueden
clasificarse en: comunidades indígenas tradicionales, fincas
o granjas aisladas de campesinos, veredas, aldeas, pueblos con sus
barrios, ciudades de distintos tamaños y metrópolis
o megalópolis.
Con excepción de un numero cada vez mas reducido
de las primeras, esencialmente compuestos de una población
que se dedica a la pesca, caza y en pequeña escala a la agricultura
de subsistencia, y que conservan todavía una relación
armónica y equilibrada entre sus habitantes nativos y su
medio ambiente, y de las pequeñas comunidades agrícolas,
veredas o aldeas que todavía no han sido demasiado contaminadas
por la cultura dominante, la mayor parte de los pueblos, barrios
y ciudades del mundo difícilmente podrían catalogarse
como asentamientos humanos sustentables. A mayor densidad y tamaño,
mayor grado de desorden, mayor consumo de recursos, mayores problemas
sociales y ambientales y menor grado de conciencia ecológica
de sus habitantes.
Tal aseveración puede fácilmente ser
comprobada con una medición correcta de los niveles de contaminación
y la calidad de los cuatro elementos componentes de toda forma de
vida en nuestro planeta; el agua, el aire, los suelos y los tipos
de energía utilizados en cada asentamiento humano.
No viene al caso en este estudio hacer hincapié
en los datos y estadísticas que arrojan esas mediciones en
la casi totalidad de las ciudades del mundo. Nuestro propósito
es el de tratar de establecer cuales criterios podrían ser
aplicados para planificar nuevos asentimientos ecológicos
o cómo iniciar un proceso paulatino de recuperar y reordenar
los existentes con el propósito de lograr su reconversión
sustentable en un futuro que no puede ser muy lejano, tareas que
pueden ser realizadas con la aplicación de un sistema de
diseño arquitectónico integral que se denomina la
PERMACULTURA .
La Permacultura es un concepto práctico,
aplicable desde el diseño del jardín de un simple
hogar hasta el de una finca integral, desde la creación de
un poblado o una ciudad, hasta para promover la restauración
de los ecosistemas de las regiones más remotas de la selva.
Inspirada por las ideas y prácticas de Masanobu Fukuoka y
de su libro “ La Revolución que inicia en una brizna
de paja”, la Permacultura es definida y desarrollada posteriormente
por Bill Mollison y David Holmgren en Tasmania, Australia, a mediados
de los 1970’s.
El sistema de Permacultura nace originalmente como
un modelo de agricultura sustentable, que con el paso de los años
se ha convertido en una forma de organizar el conocimiento humano
en un sistema de conexiones que integra las artes, la ciencia, la
política, la antropología, la sociología y
la sicología, para nutrir y diseñar ecosistemas productivos
que tengan la estabilidad, diversidad y flexibilidad de los sistemas
naturales.
La filosofía básica de la Permacultura
es la de trabajar con la naturaleza y no contra ella, e implica
la conciencia de que el ser humano no es superior al mundo natural
sino una expresión mas de la vida, y que lo que le hacemos
a las demás formas de vida nos lo estamos haciendo a nosotros
mismos. Su meta es la de recrear modelos de asentamientos humanos
que sean ecológicos, económicamente viables, que provean
para la mayor parte de sus necesidades, que no exploten o contaminen
su medio natural y que sean sustentables y sostenibles a largo plazo.
De ahí su nombre perma-cultura, es decir una serie de métodos
para crear ecosistemas que permiten la subsistencia de una cultura
permanente.
La Permacultura se ha convertido en estos últimos
veinte años en un movimiento internacional cada vez más
extendido, con sus centros de entrenamiento, cursos y talleres,
sus revistas, consultorías, literatura y asociaciones en
los cinco continentes. Solamente en América Latina, existen
Institutos de Permacultura en Argentina, Brasil, México,
Uruguay, El Salvador, Chile, Cuba, Bolivia y Perú.
En 1996 fue creado en Bolivia en Instituto Latinoamericano
de Permacultura, con la intención de agrupar todos los Institutos
nacionales en una misma Red. En el mes de marzo del año 2000,
la asociación Gaia de Argentina realizó el primer
encuentro continental de instructores de permacultura en ese país,
colaborando así en la difusión de una de las más
importantes herramientas para crear una comunidad ecológica
sustentable a largo plazo.
A continuación enumeraremos algunos criterios
básicos para poder definir un asentamiento como ecológico,
que sin ser necesariamente todos los existentes, nos pueden servir
para darnos una orientación del grado de sustentabilidad
del lugar en el que estamos o que queremos construir.
1- Construcciones ecológicas
o aplicación del concepto de bio/arquitectura para todo tipo
de habitaciones, familiares y de uso comunitario tanto desde el
punto de vista de los materiales utilizados, como de su localización,
orientación, ventilación, termicidad, uso de tecnologías
domésticas apropiadas y equilibrio en cuanto a la densidad
de población que las habiten o utilicen.
2- Uso de la Permacultura como la
principal herramienta para el diseño de espacios, análisis
y planeamiento del lugar, usos del terreno para optimizar su uso,
observación de los patrones y ciclos de la naturaleza, áreas
verdes protegidas y de reserva, áreas de alto y bajo impacto
ambiental, planeación biorregional, corredores y senderos
como partes integrales de un concepto de Urbanismo Ecológico
Unitario. Mejoramiento de suelos, control de erosión y reforestación.
3- Abundancia de calles peatonales y ciclovías,
y calles estrechas y cerradas para evitar la afluencia de vehículos
motorizados. Parqueaderos colectivos que incluyan servicios de partes,
de reparación y de abastecimiento de combustible para los
vehículos. Fomentar la investigación, producción
y uso de transportes colectivos y no contaminantes, control efectivo
de emisiones vehiculares, industriales y de empresas de servicios
para mantener la calidad del aire.
4- Sistemas energéticos renovables.
Paneles y calefacción de agua solares, molinos de viento,
plantas hidroeléctricas, geotérmicas, mecánicas,
cuando es posible, y sobre todo conservación de energía.
Reducción del uso de hidrocarburos y sustitución por
combustibles más limpios como el gas natural, hidrógeno,
alcohol, baterías solares y recargables, etc.
5- Tratamiento biológico de aguas grises
y negras, reutilización de las mismas en jardines
y huertos, acuacultura y plantas acuáticas comestibles. Paisajismo
comestible y estético en las áreas comunes, drenajes
naturales para aprovechar mejor el escurrimiento de las aguas de
lluvia, cisternas y sistemas domésticos y colectivos de captación
de las mismas, redes de distribución bien planeadas y mantenidas.
Protección de manantiales, ríos, arroyos, costas y
manto freático para evitar su contaminación. Substitución
de sistemas de letrinas y fosas sépticas, por biodigestores,
letrinas composteras o letrinas gato y otros sistemas alternativos.
Uso de detergentes biodegradables y eliminación de fuentes
de producción y uso de desechos químicos o radioactivos.
6- Centros de acopio y programas eficientes de sensibilización
y educación de la población para lograr un
sistema de reciclaje apropiado. Separación de metal, vidrio,
papel, baterías, telas, plásticos y compostas y reaprovechamiento
de dichos desechos en la fabricación de artesanías,
nuevos productos, reparación de aparatos, tiendas de segunda
mano, etc. Ley de las tres “R”: reducción, reciclaje
y reuso.
7- Producción local de alimentos orgánicos,
uso y recuperación de espacios comunales, corredores verdes,
abonos orgánicos de las compostas para hortalizas, huertos
familiares y comunales, viveros, panaderías, producción
de conservas, apicultura, piscicultura, y cuando es posible, producción
de leche, quesos, huevos y carne orgánica también.
Protección de zonas de reserva de bosques primarios en las
inmediaciones del asentamiento, regeneración y recuperación
de zonas desertificadas. Restricción de producción
y uso de substancias contaminantes en las zonas agrícolas:
pesticidas, insecticidas, defoliantes, y regulación de plagas
mediante métodos naturales para mantener la calidad de los
suelos. Diseño de cortinas de viento y producción
de árboles para leña y construcción.
8- Economías sustentables.
Impulso a las microempresas y empresas familiares, tiendas cooperativas
de bienes y servicios, artesanías, financiamiento de campañas
comunitarias de reforestación y recuperación de ríos
y barrancas, sistemas de cajas de ahorro comunitarias, mercados
del trueque, talleres colectivos, centros de acopio y reciclaje
de materiales de construcción. Implementación del
sistema de LETS (sistema de trueque e intercambio local) que permite
un comercio de bienes y servicios sin uso del dinero, por medio
de un esquema de créditos y puntos en una base de datos computarizada.
Impulso al diseño y utilización de tecnologías
apropiadas y de bajo impacto ambiental.
9- Organización comunitaria y administrativa.
El concepto de escala humana permite una participación de
todos los miembros de una comunidad y su compromiso responsable
como partes integrantes del proyecto de Ecoaldea, Ecobarrio o Ciudad
Verde donde habitan. De esa manera, la comunidad se apropia del
proceso de toma de decisión por métodos democráticos
como el consenso, para planear la construcción de sus nuevos
edificios, determinar sus políticas comunitarias, resolver
sus conflictos y acordar sobre la prioridad de todo tipo de proyectos
materiales para el beneficio común.
10- Educación integral con
énfasis en implementar programas y estrategias que enseñen
a niños, maestros y padres de familia igualmente a relacionarse
de una manera armónica y respetuosa consigo mismos, unos
con los otros y con el medio ambiente. Implementación de
formas educativas alternativas, casas-hogar y hogares comunitarios
para madres que trabajan; talleres, escuelas de oficios, telesecundarias
y centros de formación de adolescentes; recuperar los sistemas
tradicionales de enseñanza entre aprendices y maestros, capacitación
extramuros, becas e intercambios, centros de documentación,
bibliotecas, videotecas.
11- Centros comunitarios, clubes,
jardines, parques, restaurantes y cafés para actividades
artísticas, culturales, recreativas, deportivas y espirituales,
ni sectarias, ni agresivamente competitivas y para todas las edades.
Promoción de festivales, celebraciones, actividades deportivas,
carnavales, desfiles, paseos organizados, bailes y ceremonias que
en un contexto de respeto mutuo por la diversidad de pensamiento,
creencias, gustos, permita una mejor calidad de vida de los habitantes
del asentamiento.
12- Centros de salud integral, que
utilicen y estén abiertas a todo tipo de escuelas de medicina,
alopáticas, bioenergéticas, homeopáticas y
alternativas. Reconocimiento del saber tradicional indígena
y de las nuevas terapias para diagnosticar, prevenir y curar enfermedades
físicas, emocionales y mentales. Centros especializados y
de rehabilitación para la mujer, l@s niñ@s y l@s ancian@s.
Centros de educación y prevención de la salud y la
drogadicción. Lugares y personal entrenado para cuidar a
las gentes de la tercera edad, y para prepararlas a tener una muerte
digna. Jardines Zen y camposantos para el descanso final de los
pobladores de la comunidad.
13- Fomento del intercambio cultural
dentro de la comunidad, con las comunidades vecinas y las de las
distintas biorregiones y el resto del mundo a través de la
radio y los sistemas de televisión comunitaria, periódicos
y revistas locales, Internet y radio de onda corta, y mediante todo
tipo de actividades culturales y deportivas. Apoyo mutuo en caso
de desastres, participación en sus fiestas, etc. Igualmente
con la creación de espacios comunitarios para albergar visitantes,
posadas, hoteles, etc., y para impulsar, cuando las condiciones
físicas y naturales del lugar son apropiadas, el Ecoturismo
como fuente “limpia” y cada vez más importante
de ingresos para la comunidad
ESCALAS DE LOS ASENTAMIENTOS HUMANOS
Una posible forma de definir la escala de un asentamiento
humano de acuerdo a la densidad de su población, buscando
de mantener los criterios de sustentabilidad sería la siguiente:
Casa ecologica (urbana o rural). De 1 a 7 habitantes
Ecogranja familiar. Entre 7 y 15 habitantes
Ecogranja multifamiliar. Entre 15 y 50 habitantes
Ecoaldea intencional. Entre 50 y 500 habitantes
Ecobarrio o ecourbanizacion. Entre 500 y 1,500 habitantes
Ecopueblo tradicional. Entre 500 y 5,000 habitantes
Ecociudad o Ciudad Verde (pequeña). Entre 5,000 y 50,000
habitantes
Ecociudad o Ciudad Verde (mediana). Entre 50,000 y 500,000 habitantes
Ecociudad o Ciudad Verde (grande). Entre 500,000 y 2,000,000 de
habitantes
Metrópolis. Entre 2,000,000 y 10,000,000 de habitantes
Megalópolis. Más de 10,000,000 de habitantes
Las premisas para la existencia de una Ecociudad o
una Ciudad Verde, de acuerdo a Tony Dominsky, especialista californiano
en la planeación de las mismas, son: justicia social y prosperidad
para sus habitantes y un ambiente natural saludable. Pensar en una
ciudad de mas de 2,000,000 habitantes que pueda ser un asentamiento
sustentable parece muy difícil de concebir, lo cual no implica
que una metrópolis no pueda tener docenas de ecobarrios y
de proyectos sustentables, y que mediante un proceso de multiplicación
de los mismos pueda transformarse en un espacio vivible y que proporcione
a sus habitantes una buena calidad de vida combinada con un bajo
impacto ambiental.
Lo mismo puede decirse de las megalópolis,
aunque sea aun más difícil de concebir los mecanismos
apropiados para revertir sus procesos autodestructivos de crecimiento
descontrolado. No olvidemos que una de las leyes de la ecología
para tener una sociedad armónica y saludable son que “Lo
Pequeño es Bello”, como lo indica el titulo y contenido
del libro del filosofo y economista inglés E.F. Schumacher,
publicado a mediados de los años ochenta.
La justicia social es la puerta de entrada a la sustentabilidad,
ya que permite relaciones de confianza mutua y de cooperación
entre los vecinos. La clave de la prosperidad comunitaria reside
en la capacidad de crear empresas no competitivas y complementarias
entre sí, que permitan que los insumos de las primeras provengan
de la producción de las segundas, y que los desechos de las
terceras, sirvan como insumos para las cuartas. Impuestos más
altos a empresas contaminantes y consumidoras de recursos no renovables,
e impuestos bajos y apoyos a las que fabrican artículos usando
energías renovables y productos de reciclaje no contaminantes.
La salud humana y la salud del medio ambiente están
directamente relacionadas, y por lo tanto, una mala salud del ser
humano y de su medio repercuten en la salud de la economía
y de la vida social de los mismos. Reducción, reuso y reciclaje
siguen siendo las bases de una sociedad saludable y la concientización
de estos principios esta comenzando a ganar aceptación en
diversas ciudades del mundo.
Si bien no podemos todavía hablar de la existencia
de una Ciudad Verde modelo en el mundo hoy en día, existen
ciudades donde existen más espacios verdes que en otras,
más ecobarrios o ecourbanizaciones, corredores ecológicos,
centros de reciclaje, empresas sustentables, organizaciones no gubernamentales
ecologistas y mayor conciencia ciudadana que en otras. Como dicen
los sabios chinos, un largo camino empieza con pequeños pasos,
y lo principal para realizar un cambio, es antes que nada tener
la confianza en que este es posible.
CARAVANA ARCOIRIS POR LA PAZ: LA ECOALDEA
NOMADA
Actualmente, se encuentra en el Sudamérica
la Caravana Arcoiris por la Paz, un proyecto nacido en la Ecoaldea
de Huehuecóyotl, México, en los años 1995-96,
auspiciado parcialmente por el Consejo Biorregional de las Américas,
por la Red de Ecoaldeas de las Américas y por la Red Global
de Ecoaldeas. Uno de sus principales objetivos es el de servir como
un grupo de enlace entre las distintas realidades alternativas y
complementarias de Centro y Sudamérica, detectando individuos,
grupos y organizaciones que estén trabajando en esta misma
óptica, y el de colaborar en la ampliación de la red
global de ecoaldeas y en el fortalecimiento de las redes biorregionales
e internacionales.
La Caravana Arcoiris por la Paz, es un original modelo
de ecoaldea nómada, reconocido desde la reunión en
Colombia de ENA en el año 2000, tanto por la Red Americana
como por la Red Global de Ecoaldeas como un centro internacional
de experimentación y de entrenamiento. Desde hace mas de
ocho años, (2004) y con el apoyo de instituciones publicas
y privadas, biorregionales, nacionales e internacionales, la Caravana
realiza cursos, talleres, conferencias, encuentros y presentaciones
artísticas a lo largo del continente. Actualmente, los tripulantes
y sus autobuses se encuentran en Chile (enero del 2005), para contribuir
en la sensibilización y la capacitación de personas
y grupos en temas tales como el diseño de permacultura, diseño
de ecobarrios y de ecoaldeas, la toma de decisión y resolución
de conflictos por el método del consenso.
Parte fundamental de su labor, -como lo han venido
realizando en 14 países de Centro y Sudamérica, -es
la de fomentar la multiplicación de asentamientos con conciencia
ecológica, que puedan transformarse en espacios más
armónicos y que proporcionen a sus habitantes una buena calidad
de vida combinada con un bajo impacto ambiental.
La Caravana Arcoiris por la Paz, en conjunto con especialistas
locales e internacionales, organismos civiles, instituciones privadas
y públicas, busca contribuir a dar esos primeros pasos, en
la medida de sus posibilidades, ya que estamos convencidos de tener
el privilegio y la enorme responsabilidad de ser co-actores de una
época de transición histórica, que esta marcando
el nacimiento de una Nueva Cultura de Paz a nivel Planetario. Los
integrantes de la Caravana, un grupo variable de voluntarios de
distintas edades, intereses y profesiones, estamos al servicio de
aquellos proyectos que consideremos están encaminados a ese
mismo propósito.
El autor de este texto, el Subcoyote Alberto Ruz,
representante de la Novena Región del Consejo Coordinador
de ENA, miembro del Consejo Coordinador del Congreso Biorregional
de las Américas, co-fundador de la ecoaldea de Huehuecóyotl
y asociado a la organización internacional Ashoka desde el
año 2002, es también fundador y coordinador de la
Caravana Arcoíris por la Paz.
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