El Asturcón
El
asturcón es uno de los caballos más antiguos
y puros del mundo. Se conservan referencias históricas
a los asturcones que datan hace más de 2.000 años.
Son abundantes los textos en los que los romanos mencionan
a los pequeños asturcones, que formaron parte, junto
con sus dueños, de tropas que sirvieron por todo el
Imperio. La raza asturiana de este mítico caballo se
ha conservado a lo largo de los siglos formando una unidad
diferenciable, constituyendo uno de los últimos exponentes
de raza autóctona equina de toda la Europa Meridional.
El Asturcón es una raza arcaica, que mantiene una morfología
que debemos suponer muy semejante a la que tenía cuando
se perfiló como tal raza, hace unos 2.800 años.
Dicen que el asturcón es un poni (en inglés
pony, en francés poney) o caballo de pequeño
tamaño (aquellos cuya alzada a la cruz es menor de
148 cm, criterio impuesto por la hipología francesa).
Se supone que tal término deriva de Epona, diosa céltica
de la caballería, a la cual se representaba siempre
montada sobre un pequeño caballo.
Durante la edad media y moderna el asturcón fue pieza
clave en la actividad económica del país. En
el siglo XV eran llevados a Irlanda, donde eran muy apreciados,
y en tiempos más cercanos incluso exportados a París,
donde se les hacía arrastrar pequeños carruajes.
Mientras perduró la tracción animal, grupos
de asturcones eran vendidos anualmente en distintas zonas
de España, para su uso en tareas agrícolas.
Los asturcones tienen una alzada de 1,25 m. de media, dependiendo
del sistema de cría. Su cabeza es de tamaño
mediano o pequeño, frente ancha y supranasales entrantes,
más marcados en los machos. Los ojos son grandes, negros
y vivos. Las orejas pequeñas y móviles. Los
ollares amplios y dilatados. Las crines largas y muy pobladas.
El cuello, de longitud media, moderadamente fino, tiende a
curvarse en los machos adultos. El pecho de anchura y musculatura
moderadas, posee una notable profundidad. Las extremidades
son finas y fuertes. Tiene espejuelos anteriores, pequeños
y ovalados, y los posteriores son muy pequeños o inexistentes.
Las cernejas son escasas. Los cascos pequeños y redondeados.
El tronco de costillares bien arqueados. La cola de nacimiento
bajo y muy poblada. La grupa inclinada, nunca doble. La capa
negra, castaña muy oscura, en la que sólo se
admite la presencia de una estrella muy pequeña.
Los asturcones viven en libertad todo el año. Paren
en el campo, siendo de una rusticidad asombrosa. Muestran
de forma natural unos aires vistosos y característicos,
junto a un vigor desproporcionado a su tamaño. Una
vez domados ponen de manifiesto un temperamento excelente,
lo que hace del asturcón un poni ideal para los niños.
Además su acción es suave, sencilla y muy cómoda,
a lo que hay que añadir la seguridad de su paso y su
disposición natural para el salto. Con el arnés
demuestra aptitudes excepcionales.
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