Las bombillas de bajo consumo “contienen elementos químicos cancerígenos”
Daily Mail
por Victoria Ward,
20 de abril 2011-04-23
Se repiten las advertencias sobre la seguridad de las bombillas de bajo consumo tras el aviso de un grupo de científicos de que contienen productos químicos cancerígenos.
El informe de los científicos advierte que estas bombillas no deben permanecer encendidas durante mucho tiempo, especialmente cerca de la cabeza, ya que emiten materiales peligrosos mientras están en funcionamiento.
Peter Braun, quien llevó a cabo las pruebas en el Laboratorio Alab de Berlín manifestó: “Estas sustancias cancerígenas deben mantenerse tan lejos del medio ambiente humano como sea posible”.
Estas bombillas ya se utilizan en el Reino Unido siguiendo la directiva de la Unión Europea que eliminará las bombillas incandescentes tradicionales a finales del presente año 2011.
Los científicos alemanes afirman que cuando las bombillas de bajo consumo están encendidas, emiten varias sustancias cancerígenas, como fenol, naftalina y estireno, entre otras.
Andreas Kirchner de la Federación de Ingenieros Alemanes declaró: “alrededor de estas bombillas se genera un “smog” eléctrico. Por eso que no las utilizo casi nunca. No deben utilizarse en zonas poco ventiladas y definitivamente jamás cerca de la cabeza.”
Los expertos británicos insistieron en que era necesario hacer más investigaciones, e instaron a los consumidores a no entrar en pánico. La Dra. Michelle Boor, académica de la Universidad de Portsmouth declaró al Daily Express: “Se deben realizar otros estudios para confirmar esta investigación alemana”.
El Ministerio de Medio Ambiente británico insiste en que estas bombillas son “seguras”, a pesar de que contienen pequeñas cantidades de mercurio que se escaparían al romperse el cristal.
En su sitio web se señala: “Las bombillas de bajo consumo no representan un peligro para la población. Aunque contienen mercurio, como máximo 5mg por bombilla, éste no puede escaparse de una bombilla intacta. En cualquier caso, esa pequeña cantidad no es probable que ocasione ningún daño incluso al romperse la bombilla.”
Esta investigación alemana aparece tras las declaraciones de Abraham Haim, profesor de biología en la Universidad de Haifa en Israel, en las que decía que estas bombillas pueden causar un incremento de cáncer de mama si se utilizan durante la noche.
Explicó que la luz más azulada de estas bombillas se parece mucho a la luz diurna, lo que altera la producción de la hormona melatonina mucho más que las bombillas incandescentes tradicionales que emiten una luz mucho más amarilla.
La Asociación Acción contra la Migraña ha advertido que estas bombillas pueden disparar los episodios de migraña; mientras que especialistas en dermatología han afirmado que su utilización intensiva pueden empeorar en gran medida un buen número de problemas dermatológicos ya existentes.
Las bombillas ecológicas representan un peligro para la salud para bebés y embarazadas debido al mercurio que contienen.
Por David Derbyshire
23rd December 2010
Las bombillas de bajo consumo protagonizaron otro escándalo en el tema salud la noche pasada cuando un grupo de investigadores desveló que pueden liberar cantidades peligrosas de mercurio al romperse. Los noveles de vapores tóxicos que rodean a una bombilla de
bajo consumo rota superan 20 veces el límite de seguridad para zonas interiores, concluyó el estudio.
Añadieron que al romperse, presentan un importante riesgo de salud para embarazadas, bebés y niños pequeños.
De la bombilla normal a las de bajo consumo.
Existen temores de que las bombillas “ecológicas” representen un serio riesgo para la salud. La Unión Europea está eliminando las bombillas incandescentes tradicionales que hemos estado utilizando durante más de 120 años y obligando a los europeos a comprar estas bombillas para conseguir alcanzar sus objetivos de ahorro energético.
Una bombilla de bajo consumo (CFL, sus siglas en inglés, de Compact Fluorescent Lamp)usa una quinta parte de la energía de una bombilla convencional y puede representar unos 10 € de ahorro al año en la factura eléctrica. Sin embargo, sus críticos se quejan de que su luz es “áspera” y parpadeante. Fuentes médicas afirman que pueden iniciar ataques epilépticos, migrañas y erupciones cutáneas, y han exigido una opción para las personas vulnerables.
Las bombillas incandescentes no contienen mercurio, igual que otras variantes de bajo consumo, como los LED y lámparas halógenas. El estudio, realizado para la Agencia Federal del Medio Ambiente de Alemania, probó dos CFL, uno que contenía 1 miligramos de mercurio y otra que contenía 5. Ambas se
rompieron calientes, es decir, en uso normal.
Los científicos del Fraunhofer Wilhelm Klauditz Institute encontraron que liberaron al aire 7 microgramos por metro cúbico de aire. La cifra considerada segura es de 0.35 microgramos por metro cúbico. Es decir superaron dicho límite 20 veces.
Durante las pruebas, los investigadores de la agencia gubernamental alemana quedaron alarmados al descubrir que muchas de estas bombillas carecían de algún tipo de cubierta protectora y que se rompían fácilmente estando calientes. Se midieron altas concentraciones de mercurio en el suelo hasta 5 horas después de haberse roto.
Un portavoz de la agencia declaró: “los niños y embarazadas deben alejarse de estas bombillas rotas todo lo que puedan. No recomendamos su uso en zonas de mayor riesgo, como las habitaciones de los niños, a menos que las bombillas estén dentro de una envoltura protectora hermética”.
Sin embargo, el gobierno británico insistía que las CFL no representan un riesgo importante para la
salud.
La Agencia de Protección de la Salud (Health Protection Agency) dice que aunque no creen que
al romperse una de estas bombillas presenten un riesgo importante, recomiendan que la
habitación donde se rompa una CFL debe ventilarse inmediatamente, y evacuarse totalmente durante al menos 15 minutos. Luego quien haga la limpieza de la zona, debe usar guantes y usar un trapo húmedo para recoger los cristales y limpiarlo todo, y que luego tanto trapo, guantes y cristales deben
meterse en una bolsa de plástica y sellarla bien.
Las CFL no pueden tirarse en los contenedores normales, ya estén rotas o intactas, sino que han de tratarse como residuos peligrosos y llevarse a un centro de recogida adecuado.
Un portavoz del Ministerio del Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales declaró: “Las normas de la Agencia para la Protección de la Salud dicen que el mercurio que contienen las CFL no supone un riesgo inmediato si se rompe una de éstas bombillas.”
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