La sexta extinción
- Texto extraido de RED VASCA ROJA
(Alfontso Martínez Lizarduikoa. Doctor en Ingeniería.
Filósofo)
La paleontología, la biología molecular
y las nueva síntesis de la teoría evolutiva y de la
tectónica de placas, nos confirman que hace unos 3.000 millones
de años se dio una de las más catastróficas
extinciones habidas en la evolución de la vida sobre la Tierra.
En aquellos lejanos tiempos la atmósfera terrestre no era
como la actual y el dióxido de carbono (veneno mortal para
la vida, tal como la conocemos en la actualidad) era el gas que
rodeaba al planeta. Había surgido la vida en los mares y
una gran cantidad de bacterias había colonizado ya aquel
primitivo mundo. Sin embargo, en aquellas circunstancias, unas bacterias
especiales, llamadas cianobac- terias, comenzaron a absorber la
energía solar y a emitir oxígeno al medio ambiente
como desecho meta- bólico. Aquel fue un invento mortífero
ya que la mayor parte de la masa bacteriana anaerobia sucumbió
ante aquella nueva e inesperada situación.
Pero aquélla no fue la última catástrofe
vital que se dio en nuestro planeta. Hace 440 millones de años,
a finales del Ordovícico, se dio otra formidable extinción,
en la que desaparecieron el 85% de las especies que poblaban los
mares. Entre las especies extinguidas figuraban numerosos trilobites,
braquiópodos y nautiloides. Tras esta extinción aumentó
de nuevo el número de especies, pero, de nuevo, a finales
del Devónico (hace 360 millones de años), una nueva
y masiva extinción de vida dejó al planeta con menos
de un 20% de las especies que en él vivían. Entre
las víctimas se encontraban abundantes invertebrados y peces
primitivos que vivían en los arrecifes coralinos.
Aún no sabemos bien la causa o causas que provocaron
estas dos extinciones, aunque hay fuertes sospechas de que pudieran
estar relacionadas con las subidas y bajadas del nivel del mar,
así como con los cambios de temperatura.
Sin embargo la más masiva y espectacular extinción
se dio a finales del Pérmico (hace 245 millones de años).
Casi todos los invertebrados marinos se extinguieron entonces. En
tierra desaparecieron el 78% de los reptiles y el 67% de los anfibios.
Tampoco los insectos escaparon a aquella masacre, desapareciendo
un 30% de órdenes (la mayor desaparición jamás
habida en dicha clase). Resumiendo, desapareció en total
la friolera del 96% de las especies. Al parecer, una gran actividad
volcánica, la alteración de los contenidos atmosféricos,
la lluvia ácida, la destrucción de la capa de ozono
y la variación de la altura de los mares; todos estos factores
combinados fueron los desencadenantes de aquella gran catástrofe.
La vida a duras penas fue retomada, pero con éxito,
ya que durante 180 millones de años los reptiles colonizaron
tierra, mar y aire, llegando a unos niveles de diversidad y adaptación
muy especializados.
Hasta que hace 65 millones de años, imprevistamente,
se da de nuevo otra formidable extinción. Esta es la famosa
extinción que acabó con los dinosaurios. Una lluvia
cometaria unida a una gran actividad volcánica dieron, al
parecer, fin a aquel prolongado reinado. En esta extinción
desaparecieron el 76% de las especies. Con este último acto
termina la historia de las cinco grandes extinciones de la evolución
de la vida sobre nuestro planeta.
Sin embargo, la ciencia actual ha comenzado a detectar
lo que puede ser una estremecedora sexta extinción ya en
marcha, causada no por los fenómenos naturales, sino debida
a la actividad humana. La destrucción actual de las selvas
tropicales, verdaderos laboratorios de innovaciones evolutivas y
sostenedores de la variedad biológica, está a punto
de alcanzar el punto de no retorno. La información enviada
por los satélites no deja lugar para la duda. A este ritmo,
para el año 2050 habrán desaparecido las selvas en
nuestro planeta. Entonces la diversidad biológica se derrumbará
y con ella el futuro de la civilización humana. Eminentes
científicos han calculado que el ritmo de extinción
de especies en la actualidad es equivalente (o incluso superior)
al de cualquiera de las cinco grandes extinciones que analizábamos
antes. Para entender dicha afirmación recordemos que las
extinciones se dieron en un corto tiempo geológico, pero
en un largo tiempo medido en términos humanos.
Si a este desolador panorama añadimos otros
factores, debidos éstos fundamentalmente a la estructuración
económica desarrollista (capitalista) con que se ha dotado
la humanidad en esta fase de la evolución, el panorama no
puede ser más desalentador. Destrucción de la capa
de ozono; calentamiento del planeta por el efecto invernadero; hambre,
guerras y enfermedades generalizadas en el tercer mundo; amenaza
nuclear (residuos incluidos); falta de agua potable y avance de
la desertización; superpoblación y agotamientos de
los recursos alimenticios y energéticos... Eminentes científicos
consideran que la humanidad no podrá superar esta conjunción
de problemas desde el marco de valores y relaciones humanas y económicas
del capitalismo, y que si no se da un cambio radical (estructural)
en el sistema económico mundial, la sexta gran extinción
es irreversible. El sistema capitalista es inviable técnicamente.
El problema es que si no somos capaces de levantar alternativa alguna
a dicho sistema nos llevará a todos por delante. Como afirma
Leakey: "La sexta extinción es hoy una amenaza para
la civilización sólo superada por la amenaza termonuclear".
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