Los Siete Principios Herméticos
"Los principios de la verdad son siete:
el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica
ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán
de par en par."
El Kybalion.
Los siete principios sobre los que se basa toda la Filosofía
Hermética son los siguientes:
1. EL PRINCIPIO DE MENTALISMO.
2. EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.
3. EL PRINCIPIO DE VIBRACIÓN.
4. EL PRINCIPIO DE POLARIDAD.
5. EL PRINCIPIO DE RITMO.
6. EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO.
7. EL PRINCIPIO DE GENERACIÓN.
1. El principio de mentalismo
"El TODO es Mente; el universo es mental."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que "todo es mente".
Explica que el TODO, que es la realidad sustancial que se
oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias
que conocemos bajo los nombres de "universo material",
"fenómenos de la vida", "materia",
"energía", etc., y en una palabra, todo cuanto
es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu,
quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero
que puede ser considerado como una mente infinita, universal
y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal
o universo es una creación mental del TODO en cuya
mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este principio,
al establecer la naturaleza mental del universo, explica fácilmente
los varios fenómenos mentales y psíquicos que
tanto han preocupado la atención del público,
y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían
toda hipótesis científica. La comprensión
de este principio hermético de mentalismo habilita
al individuo a realizar y conocer la ley que rige el universo
mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo. El
estudiante de la Filosofía Hermética puede emplear
conscientemente las grandes leyes mentales, en vez de usarlas
por casualidad o ser usado por ellas. Con la clave maestra
en su poder, el discípulo puede abrir las puertas del
templo del conocimiento mental y psíquico y entrar
en el mismo, libre e inteligentemente. Este principio explica
la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza
y de la materia, y el cómo y el porqué todas
estas están subordinadas al dominio de la mente. Uno
de los antiguos Maestros escribió largo tiempo ha:
"El que comprenda la verdad de que el universo es mental,
está muy avanzado en el sendero de la maestría".
Y estas palabras son tan verdad hoy en día como lo
eran cuando fueron escritas. Sin esta clave maestra la maestría
es imposible, y el estudiante que no la posea, en vano llamará
a la puerta del Templo.
2. El principio de correspondencia
"Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que hay siempre una
cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos
de los varios estados del ser y de la vida, y el antiquísimo
axioma hermético se refiere precisamente a esto, y
afirma: "Como es arriba, es abajo; como es abajo, es
arriba", y la comprensión de este principio da
una clave para resolver muchos de los más obscuros
problemas y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza.
Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos
esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra
manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra
conciencia. Este principio es de aplicación universal
en los diversos planos, mental, material o espiritual del
Kosmos: es una ley universal. Los antiguos hermetistas consideraban
este principio como uno de los más importantes auxiliares
de la mente, por cuyo intermedio se puede descorrer el velo
que oculta lo desconocido a nuestra vida. Su aplicación
puede desgarrar un tanto el Velo de Isis, de tal manera que
nos permita ver, aunque más no sea, algunos de los
rasgos de la diosa. De igual manera que el comprender los
principios de la geometría habilita al hombre para
medir el diámetro, órbita y movimiento de las
más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en
su observatorio, así también el conocimiento
del principio de correspondencia habilita al hombre a razonar
inteligentemente de lo conocido o lo desconocido; estudiando
la mónada se llega a comprender al arcángel.
3. El principio de vibración
"Nada está inmóvil; todo se mueve;
todo vibra."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que todo está
en movimiento, de que nada permanece inmóvil, cosas
ambas que confirma por su parte la ciencia moderna, y cada
nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba. Y, a pesar de
todo, este principio hermético fue enunciado cientos
de años ha por los Maestros del antiguo Egipto. Este
principio explica las diferencias entre las diversas manifestaciones
de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu,
las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios.
Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más
grosera forma de materia, todo está en vibración:
cuanto más alta es esta, tanto más elevada es
su posición en la escala. La vibración del espíritu
es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente
puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera
que una rueda que gira rapidísimamente parece que está
sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas
de materia densísima, cuya vibración es tan
débil que parece también estar en reposo. Entre
ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad
vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón,
desde el átomo y la molécula hasta el astro
y los Universos, todo está en vibración. Y esto
es igualmente cierto en lo que respecta a los estados o planos
de la energía o fuerza (la que no es más que
un determinado estado vibratorio), y a los planos mentales
y espirituales. Una perfecta comprensión de este principio
habilita al estudiante hermético a controlar sus propias
vibraciones mentales, así como las de los demás.
Los Maestros también emplean este principio para conquistar
los fenómenos naturales. "El que comprenda el
principio vibratorio ha alcanzado el cetro del poder",
ha dicho uno de los más antiguos escritores.
4. El principio de polaridad
"Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par
de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo
mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero
diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades
son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que todo es dual; todo
tiene dos polos; todo su par de opuestos, afirmaciones que
son de otros tantos axiomas herméticos. Explica y dilucida
las antiguas paradojas que han dejado perplejos a tantísimos
investigadores, y que literalmente decían: "La
tesis y la antítesis son idénticas en naturaleza,
difiriendo sólo en grado"; "los opuestos
son idénticos en realidad, diferenciándose en
su gradación"; "los pares de opuestos pueden
conciliarse, los extremos se tocan"; "todo es y
no es al mismo tiempo", "toda verdad no es sino
media verdad"; "toda verdad es medio falsa",
etc. Este principio explica que en cada cosa hay dos polos,
dos aspectos, y que los "opuestos" no son, en realidad,
sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia,
simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el
frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa,
consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados
de aquella. Mirad un termómetro y tratad de averiguar
donde empieza el calor y donde termina el frío. No
hay nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente
ambos términos, frío y calor, diversos grados
de la misma cosa, y que ésta se manifiesta en esos
opuestos no es más que los polos de eso que se llama
Calor, o sea la manifestación del principio de polaridad
que nos ocupa. El mismo principio se manifiesta en la "luz"
y la "oscuridad", las que, en resumen, no son sino
la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad
de grado entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde
termina la oscuridad y dónde empieza la luz? ¿Cuál
es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál
entre duro y blando? ¿Cuál entre blanco y negro?
¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál
entre positivo y negativo? El principio de polaridad explica
esta paradoja. El mismo principio opera de idéntica
manera en el plano mental. Tomemos, por ejemplo, el amor y
el odio, dos estados mentales completamente distintos aparentemente,
y notaremos que hay muchos grados entre ambos; tantos, que
las palabras que nosotros usamos para designarlos, "agradable"
y "desagradable", se esfuman una en la otra, hasta
tal punto que muchas veces somos incapaces de afirmar si una
cosa nos causa placer o disgusto. Todas no son más
que gradaciones de una misma cosa, como lo comprenderéis
claramente por poco que meditéis sobre ello. Y aun
más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones
de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la
mente de los demás, lo que es considerado como lo más
importante por los hermetistas. Muchos de los que leéis
estas páginas habréis tenido experiencias en
vosotros mismos y en los demás de la rápida
e involuntaria transición del amor en odio y recíprocamente.
Y ahora comprenderéis la posibilidad de efectuar esto
por medio del poder de la voluntad, de acuerdo con las fórmulas
herméticas. El "Bien" y el "Mal"
no son sino los polos de una misma y sola cosa, y el hermetista
comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el
mal en el bien aplicando inteligentemente el principio de
polaridad. En una palabra, el "arte de polarizar"
se convierte en una fase de la alquimia mental, conocida y
practicada por los antiguos y modernos Maestros herméticos.
La perfecta comprensión de este principio capacita
para cambiar la propia polaridad, así como la de los
demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario
para dominar este arte.
5. El principio de ritmo
"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos
de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se
mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia
la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda;
el ritmo es la compensación."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta
en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo,
una oscilación de péndulo entre los dos polos
que existen de acuerdo con el principio de polaridad, descrito
un momento ha. Hay siempre una acción y una reacción,
un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso.
Y esta ley rige para todo; soles, mundos, animales, mente,
energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en
la creación como en la destrucción de los mundos,
en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la
vida, en las cosas todas, y, finalmente, en los estados mentales
del hombre, y es con frecuencia a esto último que creen
los hermetistas que este principio es el más importante.
Los hermetistas han descubierto este principio, encontrándolo
de aplicación universal, y han asimismo descubierto
ciertos métodos para escapar a sus efectos, mediante
el empleo de las fórmulas y métodos apropiados.
Emplean para ello la ley mental de neutralización.
No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han
aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, grado
que depende del dominio que se tenga de dicho principio. Saben
como usarlo, en vez de ser usados por él. En este y
en otros parecidos métodos consiste la ciencia hermética.
El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde
desea quedarse, y entonces neutraliza la oscilación
rítmica pendular que tendería a arrastrarlo
hacia el otro polo. Todos los que han adquirido cierto grado
de dominio sobre sí mismos ejecutan esto hasta cierto
punto, consciente o inconscientemente, pero el Maestro lo
efectúa conscientemente, y por el solo poder de su
voluntad alcanza un grado tal de estabilidad y firmeza mental
casi imposible de concebir por esa inmensa muchedumbre que
va y viene en un continuado movimiento ondulatorio, impulsada
por ese principio de ritmo. Este, así como el de la
polaridad, ha sido cuidadosamente estudiado por los hermetistas,
y los métodos de contrabalancearlos, neutralizarlos
y emplearlos, forman una de las partes más importantes
de la alquimia mental hermética.
6. El principio de causa y efecto
"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su
causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más
que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos
planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que todo efecto tiene
su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente
y que todo ocurre conforme a la Ley.
La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos
de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores,
aun así ninguno escapa totalmente a la Ley. Los hermetistas
conocen los medios y los métodos por los cuales se
pude ascender más allá del plano ordinario de
causas y efectos, hasta cierto grado, y alcanzando mentalmente
el plano superior se convierten en causas en vez de efectos.
Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio
ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de
los demás, si éstos son superiores a las de
ellas. La herencia, las sugestiones y otras múltiples
causas externas las empujan como autómatas en el gran
escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado
el plano superior, dominan sus modalidades, sus caracteres,
sus cualidades y poderes, así como el medio ambiente
que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes,
en vez de ser los dirigidos.
Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego
de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas
movidos por ajenas voluntades. Utilizan el principio, en vez
de ser sus instrumentos. Los Maestros obedecen a la causalidad
de los planos superiores en que se encuentran, pero prestan
su colaboración para regular y regir en su propio plano.
En lo dicho está condensado un valiosísimo conocimiento
hermético: que el que sea capaz de leer entre líneas
lo descubra, es nuestro deseo.
7. El principio de generación
"La generación existe por doquier; todo tiene
su principio masculino y femenino; la generación se
manifiesta en todos los planos."
El Kybalion.
Este principio encierra la verdad de que la generación
se manifiesta en todo, estando siempre en acción los
principios masculino y femenino. Esto es verdad, no solamente
en el plano físico, sino también en el mental
y en el espiritual. En el mundo físico este principio
se manifiesta como "sexo", y en los planos superiores
toma formas más elevadas, pero el principio subsiste
siempre el mismo. Ninguna creación física, mental
o espiritual, es posible sin este principio. La comprensión
del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han confundido
la mente de los hombres. Este principio creador obra siempre
en el sentido de "generar", "regenerar"
y "crear". Cada ser contiene en sí mismo
los dos elementos de este principio. Si deseáis conocer
la filosofía de la creación, generación
y regeneración mental y espiritual, debéis estudiar
este principio hermético, pues él contiene la
solución de muchos de los misterios de la vida. Os
advertimos que este principio nada tiene que ver con las perniciosas
y degradantes teorías, enseñanzas y prácticas,
que se anuncian con llamativos títulos, las que no
son más que una prostitución del gran principio
natural de generación. Tales teorías y prácticas
no son más que la resurrección de las antiguas
doctrinas fálicas, que sólo pueden producir
la ruina de la mente, del alma y del cuerpo, y la Filosofía
Hermética siempre ha alcanzado su verbo de protesta
contra esas licencias y perversiones de los principios naturales.
Si lo que deseáis son tales enseñanzas, debéis
irlas a buscar a otra parte: el hermetismo nada contiene sobre
ellas. Para el puro todas las cosas son puras; para el ruin
todas son ruines.
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