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Laberintos

Herejías y herejes de nuestro tiempo


 


21 de diciembre de 2012: el origen de un meme y la evolución de una ilusión colectiva

por Aleph de Pourtales

¿De donde proviene ese gran mito moderno, ese sueño colectivo, que hace creer a tantas personas que estamos por vivir una transformación planetaria o una revelación al fin de la historia?

No eternal reward will forgive us now for wasting the dawn.
-Jim Morrison

Pocas fechas en la historia de la humanidad habían sido tan anticipadas como el mítico 21 de diciembre del 2012. Esta especie de cita cósmica –ilusoria, manipulada o mística, según se vea– está aquí y su significado histórico se revelará en muy poco tiempo. Pronto sabremos si el tiempo en el que vivimos es un programa informático que tiene codificado una serie de ritmos, patrones y puntos de novedad –ciclos, muertes y renacimiento simbólicos y colectivos– los cuales pueden ser aprehendidos a través de un sistema de conocimientos –astronómicos, matemáticos y quizás por medios no-ordinarios, como la magia, las drogas psicodélicas o la canalización de de espíritus (¿ancestros, ángeles, aliens?). Esto es, ¿pudieron los mayas atisbar desde su ventana temporal al cosmos que existía un punto de inflexión en la historia y en la evolución de nuestra especie? ¿Pudieron algunas personas sintonizar un mensaje profético desde sus propias trincheras para acelerar y diseminar una tendencia, un proceso de conciencia y un influjo memético que forma una simbiosis con la matriz de la Tierra? ¿Esta vivo el planeta y nos habla, actualmente poniendo una llameante prueba al límite de la realidad? O ¿todo esto es sólo una prueba de cómo la información puede ser manipulada, explotando las creencias religiosas, los miedos, la ignorancia, para crear una ilusión enorme que finca su virus en millones de personas? Esto es, una fecha al final de una cuenta en un calendario, sin mayor definición que la interpretación que nuestra cultura y nuestra lejana mirada le puede dar, llevada a proporciones de una magnitud apocalíptica. Un día trivial que sueña con la épica. Un punto más en la línea del tiempo que sueña con la trascendencia. Una escapatoria divina.
Confieso que mi interés por esta fecha nació de la propagación de un virus informático (la expansión de un gen cultural) en mi adolescencia, con cierta falta de conciencia de cómo la información y las creencias pueden alterar la realidad que percibimos y el mundo en el que habitamos. Es decir la idea de que el mundo podía transformarse radicalmente el 21 de diciembre del 2012, hace unos 14 años, encontró un terreno fértil en mi psique. Los sueños del paraíso en la mente joven, a veces intoxicada por la filosofía y por los psicodélicos, son irresistibles. Comulgar con la Tierra en retro-páramos orgiásticos de luz divina revelada –aunque una remota posibilidad es una seducción que se expande sobre cabos sueltos . Una promesa que, aunque racionalmente podemos saber que es completamente improbable, seguimos torciendo para que ocurra. Una especie de amor cósmico primero, con toda su ilusión. Pero al pasar el tiempo mi interés por esta fecha, por este mito moderno, ha tomado la perspectiva del agnosticismo, que se maravilla y se interesa, pero que explora múltiples posibilidades y escenarios sin casarse con una, en una poligamia epistemológica que prefiere las preguntas que las respuestas.
En el presente artículo mi intención es hacer una síntesis de la información –desde conspiraciones, refutaciones científicas y creencias new age– con la que me he encontrado a lo largo de estos años con respecto a este tema –información que se ha convertido en un flujo desbordado y difícil de encauzar hacia una explicación clara o contundente: vivimos en la era de la desinformación a través de la saturación. De cualquier forma hay que voltear todas las cartas de esta baraja espectral sobre la mesa y quizás alguien pueda ver formarse un patrón que de sentido a este puzzle en una encrucijada.
El Origen del Fin: 21 de diciembre del 2012 la fecha elegida
Si bien existen tres sitios arqueológicos en los que los mayas hicieron mención del 21 de diciembre de 2012, fin de la cuenta larga de 13 baktunes, la importancia que se ha dado a esta fecha o su asociación con el fin del mundo/nueva era proviene de la interpretaciones de arqueólogos occidentales del significado que los mayas habrían dado al fin de su calendario. La única aparente interpretación propia de los mayas antiguos que podría–al menos que no sea parte de conocimiento esotérico que permanecen fuera del alcance de la materia periodística común– es la que se encuentra en el Monumento Tortugero, donde se hace referencia al regreso de un dios llamado Bolon Yokte-Ku que significa Dios Pie 9 o hasta Pie de Jaguar-Pie de Árbol –que en barrocas interpretaciones es relacionado con el centro de la galaxia (Xibalba).
En 1957 el astrónomo mayista de Maud Worcester Makemson escribió que “la compleción del Gran Periodo de 13 baktunes habría sido de la más alta importancia para los mayas”. Pero la primera gran interpretación –y algunos llamarían manipulación– de esta fecha con tintes cataclísmicos ocurrió en 1966 en un libro escrito por el arqueólogo Micheal C. Coe de la Universidad de Princeton, quien había trabajado para la CIA en la guerra contra Corea. Según Coe “existe una sugerencia… que el Armaggedon sobretomaría a las personas degeneradas del mundo y toda la creación en el últim día del trece baktun. Por lo que nuestro universo presente… [sería] aniquilado diciembre 23, 2012, cuando el Gran Ciclo de la Cuenta Larga llegue a su fin”. Ediciones anteriores de su libro The Maya habían publicado que la fecha era el 24 de diciembre (la primera persona en mencionar que el.13.0.0.0.0 sucedería el 21, de diciembre de 2012 fue Robert J. Sharer en su libro The Ancient Maya, así sincronizándose y cobrando mayor sigificado al ser el solsticio de invierno, fecha relacionada con el muerte y el renacimiento). Esta interpretación de Coe, sin una argumetación sólida, ha dado lugar a numerosas teorías de la conspiración, una de las más interesantes, aunque algo rebuscada, lo liga con Terence Mckenna y la familia Huxley. Quizás algún think-thank o algún poderoso círculo político viera una ventana de oportunidad en la interpretación de William Burroughs del calendario maya, al que consideraba un sistema de control. Aunque quizás el meme, como sostiene la teoría de Susan Blackmore, uso cualquier medio útil para propagarse –de la misma forma que los genes o la información misma nos usa, según esta teoría, para propagarse.
El otro gran precursor de que el 21 de dicimebre del 2012 tenía un significado de proporciones cósmicas fue el psiconauta Terence Mckenna, quien en la década de los 70, en sus libros The Invisible Landscape y True Hallucinations, expone su teoría del Timewave Zero, basada en la filosofía de Alfred North Whitehead, las matemáticas fractales y el I-Ching, en la cual Mckenna sugiere que el tiempo es un motor de “novedad” (definida como el incremento de la interconexión del universo o de su complejidad autoorganizada, usando aquí nocions de la teoría de sistemas como de la noósfera de Teilhard de Chardin). Comiendo hongos en La Chorrea con su hermano Dennis Mckenna, Terence supuestamente se comunicó con la inteligencia embebida en la naturaleza (el Logos de Gaia), la cual le reveló la existencia de este punto Omega que magnetiza el tiempo,”un extraño atractor” hacia una singularidad (“la puerta violeta al hiperespacio) el punto en el que todo ocurre al mismo tiempo (cuando la información se duplica cada instante hasta que estalla la Matrix o nos iluminamos, algo así)… Mckenna se asumía como un tecnochamán que había visto el código detrás de la Matrix:
La historia humana representa una ruptura radical con los sistemas naturales de organización biológica que la preceden, tal que debe de ser la respuesta a un tipo de atractor o morada que se encuentra adelante en la dimensión temporal, persistentemente las religiones occidentales han integrado en sus teologías la noción de algo como el fin del mundo y creo que mucha de la experimentación con psicodélicos confirma esta intuición y que no va a pasar conforme a los escenarios de la religión ortodoxa, sino la intuición básica de que el universo busca completar un fin en una especie de punto Omega de trascendencia; es como si este objeto brillando en el hiperespacio, emitiera reflejos de sí mismo, los cuales en realidad rebotan al pasado, iluminando a ese místico, a ese otro santo o visionario, y de estos fragmentos epifánicos de la eternidad podemos construir un mapa, no solo del pasado del universo y su egreso evolutivo hacia la novedad, sino también un tipo de mapa del futuro: esto es de lo que el chamanismo siempre se ha tratado. Un chamán es alguien que ha viajado al final.
Sabemos que inicalmente Mckenna, usando un programa informático para traducir su visión del “Escathon”, había hallado la fecha cúlmen en noviembre del 2012 y luego la ajustó para coincidera con el fin del calendario maya. Pero, ¿que tan serio era Mckenna, el gran sacerdote de las triptaminas, adicto casi a la verborrea (en ocasiones indudablemente genial), sobre esto? Una de las personas más enteradas de la contacultura psicodélica de Estados Unidos, es el periodista Richard Metzger (quien conoció tanto a Mckenna como a Leary y a Robert Anton Wilson). Metzger publicó en su sitio Dangerous Minds un notable artículo sobre este tema en el que cita a John Horgan, colaborador de la revista Scientific American, quien entrevistó a Mckenna sobre este tema antes de su muerte. Mckenna le dijo que era “la predicción de un evento impredecible” y que sería el re-arreglo imenso de todas las cosas, quizás “inventarían un computadora verdaderamente inteligente , una máquina para viajar en el tiempo” o quizás “seríamos visitados por un nave espacial o un asteroide”.
Pero Horgan cuestionó a Mckenna si realmente creía que llegaría el apocalipsis está fecha:
Mckenna titubeó. “No”, sólo había creado un modelo matemático del flujo y reflujo de la novedad en la historia. “Es un caso débil, porque la historia no es una entidad matemáticamente definida”, dijo [...] Después de que hizo su predicción de que el Apocalipsis ocurriría el 21 de diciembre del 2012, descubrió que astrónomos mayas habían predicho que el mundo acabaría ese mismo día: “Y ahora han habido académicos que estaban registrando el centro de la galaxia y el cambio en el camino precesional a lo largo del plano elíptico. ¿Qué significa todo esto?”. Mckenna se inclinó y me dijo…”Significa que vivimos atrapados en un software escrito por el fanastasma de Jorge Luis Borges”. Llevó su cabeza hacia atrás y se carcajeó. “Dile eso a la Academia Nacional de la Ciencia”.
Pero según Metzger, quien pudo convivir con Mckenna en varias ocasiones, el gran bardo psicodélico, a veces parecía “de plano cínico” al respecto cuando discutia su Teoría de TimeWave Zero, a fin de cuentas inspirada por la voz del hongo.
Después de Mckenna el otro gran referente en popularizar esta idea de que, en su caso, el fin del calendario maya detonaría una nueva era, una especie de ascensción planetaria, concretización de la noósfera de Teilhard de Chardin, es José Argüelles, el escritor y pintor mexico-estadounidense, quien creó el movimiento de las13 lunas –argumentando por la frecuencia sincrónica 13:20– y quien encabezó el hito astrológico new age de la Convergencia Armónica en 1987. Argüelles desarrolló una interpretación del calendario maya a la medida para las cultura occidental, en una mezcla de canalizaciones (en alguna ocasión jugó con ser el avatar del rey maya Pakal Votan) e intuiciones metafísicas que llamó Dreamspell (El Encantamiento del Sueño). Aunque quizás Argüelles no quiso darle este sentido a su versión del calendario maya –haciéndolo un juego cósmico de máscaras– resulta apropiado para el fenómeno: el meme del 21 de diciembre del 2012 fue lanzado a nuestra cultura como un sueño encantado, como un hechizo para producir en la fecha designada un cambio colectivo –quizás más que avalado con una profecía, con la energía de la ficción que busca apropiarse de la realidad: una divina ilusión. Casi como si fuera una de esas operaciones de agencias de inteligencia –quizás no solo de la Central Intelligence Agency sino de la Cosmic Intelligence– conocidas como psy-op, que buscan manipular la psique colectiva para que algo ocurra, por ejemplo, un levantamiento.
EL PLANO GALÁCTICO
Desde el trabajo de Giorgio de Santillana en Hamlet’s Mill, en el que se sugiere que una alineación con el centro de la galaxia y una precesión de los equinnocios ocurrirían alrededor de esta fecha, se ha creído ver en el 21 de diciembre del 2012 un evento astronómico que de alguna u otra forma tendría un efecto físico en la estructrura fundamental de nuestro planeta –o al menos en la conciencia del ser humano. Numerosos autores, como John Majaor Jenkins, han escrito que el 21 de diciembre ocurriría un alineamiento que sólo sucede cada 26 mil años –aúnado al simbolismo de que nuestro sistema solar estaría alinéandose el centro de la galaxia, y atravesando una zona oscura conocida como el Dark Rift, identificada por lo mayas como Xibalba (el inframundo), esta el hecho de que esto ocurriría en el solsticio de invierno, también símbolo del renacimiento. La interpretación cristiana apocalíptica ha encontrado en esto una versión de una mención a “tres días de oscuridad” que aparecen en la Biblia, algo que ha generado cierto pánico en Internet.
Todas estas teorías y muchas más, como la de un supuesto planeta que se acerca a la Tierra conocido como Nibiru han sido refutadas por la NASA, la agencia espacial que a lo máximo las ha calificado de anécdoticas. Sin embargo, habría que postular la posibilidad de que pese a su dominio de una versión de la realidad, aquella cuantificable y predecible, este evento sea impredecible o tenga una explicación sutil y elusiva para los métodos de la ciencia dominante.
La Visión de los Mayas Actuales
En reiteradas ocasiones miembros de la cultura maya actual –en lo que esta continúa pese a cierta fragmentación de su origen– han refutado la creencia de que los mayas veían en esta fecha el fin del mundo –generalmente señalando que la fecha es importante.
“En cada período de Sol el planeta se ajusta habiendo cambios en el clima, al igual que en la vida social y política. El mundo y la vida se transforman y se entra en un período de entendimiento, convivencia en armonía, justicia social e igualdad para todos; hay una nueva forma de vivir. Cuando hay un nuevo orden social hay tiempos de libertad, un tiempo en donde caminaremos como las nubes, sin limitaciones y sin fronteras; viajaremos como las aves, sin necesidad de pasaportes; viajaremos como los ríos, todos hacia un mismo lugar, un mismo fin. Las profecías Mayas anuncian el cambio del tiempo. El Pop Wuj es el libro del Consejo y nos dice: ‘Es hora de amanecer y que se termine la obra’, dijo Don Alejandro Cirilo Pérez Oxlaj, encargado del Consejo Nacional de Ancianos Mayas de Guatemala.
Juan Carlos Romera, quien dice haber sido aceptado dentro de la tradición esotérica maya actual escribe sobre cómo recibir esta fecha:
Cuando anochezca en el día de hoy y el Abuelo Sol siga su travesía por el inframundo hasta alcanzar el nadir (punto contrario al cenit) se habrá completado el Oxlajuj B’ak’tun. Entre la diversidad de opiniones acerca del comienzo y término de un día del sagrado calendario, está aquella sostenida por muchos mayas de Guatemala y México en la que se considera la medianoche verdadera como el punto crítico en…tre el fin y principio de un nuevo Q’IJ.
Pero volviendo al Oxlajuj B’akt’un: lo que sucederá el 21 de diciembre (mañana) no es el principio de un nuevo ciclo y si su ASIENTO. Es decir, sobre el nahual 4 Ajpu’ o energía espiritual que sostiene dicho periodo se construye un nuevo TUN de 360 días, un nuevo K’ATUN de 7200 días y un nuevo B’AKT’UN de 144000 días.
Es un momento de transición que se explica desde el concepto maya de “cero”: un principio potencial semejante a una flor de la que viene un fruto, una semilla y un árbol. Hoy completamos el 13 B’ak’tun. Mañana habrá un nacimiento, una flor, un silencio espiritual en lo que todo es re-pensado por Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra desde lo profundo, desde su calma invisible de pura consciencia y vida. Este “re-pensar” pondrá (o ya puso, pues estamos hablando de niveles trascendentes en donde el “tiempo” no es aún expresado) las bases de construcción de todo lo que ha de emerger posteriormente [sigue leyendo el texto de Romera]
El director del Center for Archoastronomy, John Carlson dijo en un video para la NASA “Si pudieramos doblar el tiempo espacio y traer a un antiguo maya al presente, diría que el 21 de diciembre es una fecha muy importante. Muchos mayas creían que sus dioses que crearon el mundo 5,125 años atrás regresarían. Uno de ellos en particular, una enigmática deidad llamada Bolon Yokte’K’uh, conduciría viejos ritos de pasaje, para ordenar el tiempo y el espacio, y regenerar el cosmos”,
La recurrencia del Apocalipsis
Históricamente el hombre ha querido ver en el tiempo un instante definitivo que lo regrese a un idilio perdido en el fondo inemorial de los tiempos o que lo haga encarar a su creador (quizá otra forma de esto sería desubrirse por fin a sí mismo). Quizás como las teorías de la conspiración, creer en el fin del mundo o en una revelación apocalíptica sirva como un mecanismo de defensa que nos desvía de una realidad presente que nos nos satisface.
La escatología muestra que existen numerosos momentos de anticipación apocalíptica. Por ejemplo, en el año 156, el frigio Montanus declaró que era la encarnación del Espíritu Santo, acorde al cuarto evangelio, y que revelaría la llegada de reino de Cristo, quien descendería de forma física del cielo (¿en un OVNI?) para transformar Frigia en una Tierra de santos. Miles de cristianos emigraron a Frigia en espera de la llegada del Mesías. Asimismo, como se sabe, en el año 999 se generó el primer evento de milenarismo masivo, en el que una parte del cristianismo anticipó el fin del mundo. También cerca del 1200 la hermandad del Espíritu Libre, una comunidad de cristianos radicales, crearon una de las primeras comunas hippies rechazando la propiedad privada y se dedicaron al amor libre y al hedonismo, todo porque esperaban la inminente llegada del fin del mundo (¿cómo saber que el Apocalipsis no llegó para los que lo buscaban?). En 1666 el judío turco Sabbatai Zevi abandonó su autoproclamación como mesías cuando tenía ya un enorme grupo de seguidores ante la amenaza del Sultan Mehmet IV de hacer anatema de su doctrina.
En este último siglo hemos visto numerosas fechas que han sido servido para agrupar a cultos new age o sectas cristianas donde supuestamente ocurriría la tan ansiada revelación. Pero ciertamente ninguna ha tenido la fuerza multitudinaria, ni en este y quizás en ningú otro momento, que esta fecha. En gran medida esto se debe a la percepción que se tiene de los mayas, una civilización que desapareció más o menos misteriosamente y que igualmente logró misteriosamente una precisión matemática y astronómica insólita. Este aspecto dota a la fecha del fin del calendario maya de una especie de cualidad supernatural, haciéndonos creer por momentos en que podrían haber tenido una especie de iluminación clarividente, entendiendo los secretos de la naturaleza del tiempo.
Quizás más apropiado que la concepción apocalíptica lineal de un progreso hacia un fin propia de Occidente que se la ha imbuido al calendario maya, la concepción cíclica del tiempo nos podría hacer entrever la tenencia central de la filosofía “new age”. Pero no son solamente los hipsters espirituales o las masas manipuladas por iluminación de bolsillo que consideran parte del engrane de nuestra dimensión evolutiva un tiempo cíclico que, de la misma manera que la primavera en un hemisferio representa un tiempo de mayor luz y vida que el invierno, podría representar una primavera a escala planetaria o incluso galáctica. Una especie de edad de oro. Personajes como Platón, William Blake o Carl Jung (quein proponía la llegada de la Era de Acuario) creyeron ver los destellos previos de una nueva era. ”El fin de una era, que siempre recibe la revelación del carácter de la siguiente era, es representado por la llegada de un giro en la espiral a su lugar de mayor expansión y de la otra a su lugar de mayor contracción… La revelación que llega tomará su carácter del movimiento contrario al interior de la espiral”, escribió W.B. Yeats en las notas sobre su poema “The Second Coming”. El mismo James Joyce habló sobre el deseo de “despertar de la pesadilla de la historia”.
A esta permanente ansía por hallarse en el punto de inflexión de la mutación o de la revelación –”oír el grito de la mariposa”, habría que cotejar la idea de que en realidad la iluminación –el hallazgo de oro espiritual– sólo puede ocurrir en el persente. Como dijo Ralph Waldo Emerson: “Una de las ilusiones de la vida es que la hora presente no es la hora crítica decisiva. Escribe en tu corazón que cada día es le mejor día del año. Ningún hombre ha aprendido nada en verdad, hasta que no sabe que todos los días son el Fin del Mundo”.
Todo este largo camino textual para llegar al punto en el que ya no queda nada que decir, todo se ha dicho (y en este tema como quizás ninguna sea ha dicho demasiado saturando los procesos coognitivos) y sólo en el silencio, en la percepción de lo presente, si acaso, está lo místico. En este sentido como una forma de atestiguar lo que está ocurriendo hoy, si en realidad existe un proceso energético tangible a escala planetaria, la llegada de una nueva etapa o un nuevo sol o se trata de una mera manipulación memética (¿podremos comprobar la gran ilusión del pensamiento new age?), quizás lo mejor que podamos hacer es entregarnos a lo que sentimos, tratando de dejar prejuicios y atavismos a un lado. Sentir el sol sin palabras. Sentirnos a nosotros mismos y a las personas con las que estamos y navegar las caudas de los instantes que vivimos hasta donde lleguen. Es una buena oportunudad, un pretexto quizás, para borrar el cassette, regresar la cinta, limpiar el pizarrón y dejar que la luz y el viento escriban una nueva narrativa. Ir con el viento y con la luz, con pasos seguros y ligeros. Sentir hasta que punto somos nosotros o es el mundo lo que nos hace percibir las cosas de tal forma… En un universo como el nuestro, en el que posiblemente existan infinitos mundos paralelos, no sólo todo es posible, sino que todo sucede todo el tiempo. ¿Qué quieres que suceda? Cada acto, cada decisión, cada paso podría estar creando un nuevo universo –el secreto reverso del Apocalipsis es que es también la Creación (el Big Bang). Esto tal vez sea uno de los grandes aprendizajes de la conciencia: la cita cósmica hoy –que es siempre– es contigo mismo.

Twitter del autor: @alepholo



 
 
 
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