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La Inquisición Farmacrática
por Jonathan Ott
Traducción del inglés de Pedro Tena
La defunción simbólica de la Edad de los
enteógenos
en la Antigüedad se produjo afinales del siglo IV de nuestra era, cuando, al arrasar el santuario de Eleusis, los godos pusieron punto final a una religión cuyos misterios, que tenían dos mil años deantigüedad, estaban organizados en torno a un rito anual en el que los iniciados o
mýstai
ingerían el
kykeón, una poción enteogénica que les transformaba en
epóptai, aquellos que habían visto
tá hierá, «lo sagrado». Corno comenta el arqueólogo G.E.Mylonas sobre Eleusis:Después de que las hordas de Alarico derribaran en el 395 d.c. las murallas del Santuario, estas quedaron reducidas a ruinas para siempre. El Emperador era hora un cristiano que había decretado medidas severas contra los cultos mistéricos [...] Unanueva religión controlaba las mentes y actos de los hombres. Los viejos ritos paganosdebían acabarse y sus templos debían ser sepultados en sus propios escombros. Asíse dijo, y así se hizo.
Este episodio concreto de la historia humana es un símbolo extraordinario de lamuerte de la religión antigua y del nacimiento de la
Inquisición Farmacrática. Pese aque el culto con enteógenos pervivió en la Antigüedad durante tal vez otro milenio, elfin de los misterios eleusinos había sido su golpe de gracia. La animosidad cristianahacia los mismos es fácil de explicar puesto que los cristianos promulgaban unareligión en la que su misterio esencial, el propio sacramento, brillaba por su ausencia -más tarde transformado mágicamente por los brillos y galas de la doctrina de laTransubstanciación en un engañoso símbolo, una sustancia intrínseca, un enteógeno placebo(3)-, para cualquiera que hubiera conocido el milagro del éxtasis, que hubieratenido acceso a experiencias religiosas personales, la impostura iba a resultardemasiado evidente. Por consiguiente, se hacía necesario un ataque premeditado aluso de sustancias de ebriedad, convirtiendo en suprema herejía la presunción de teneruna experiencia directa de lo divino que no fuese mediada por la cada vez máscorrupta y politizada casta sacerdotal. La Inquisición farmacrática era la respuesta dela Iglesia Católica al hecho comprometedor de haber expulsado toda la religión de lareligión y haber dejado en su lugar una cáscara vacía y huera sin valor intrínseco niatractivo para los seres humanos, que sólo podía mantenerse por la intimidación, eltráfico de culpa y el empleo de la fuerza bruta.
Al tiempo que el mundo estaba a punto de sufrir una increíble profusión de
inquisiciones organizadas y espontáneas a lo largo de los mil años siguientes, justamente llamados Edad del Oscurantismo, -dirigidas en algunos casos contra losvestigios de la filosofía pagana precristiana, y, en otros, contra credos rivales como el judaísmo, el maniqueísmo, el Islam, o contra los primeros indicios de racionalismo y ciencia-, siguió ejerciéndose una permanente y redoblada presión sobre losseguidores de las religiones extáticas y sobre los practicantes de los cultostradicionales. De este modo, adivinadores, sanadores y parteras, exponentes de lasartes chamánicas, fueron enviados a la hoguera junto con judíos, maniqueos,musulmanes, alquimistas, disidentes políticos y epilépticos (u otros cuya conductainspirase miedo), criminales, brujas, rivales en los negocios y cualesquiera cuyadesgracia pudiera servir de chivo expiatorio para los problemas del momento.
El jardín embrujado
fue sepultado por una fuerza maligna que concebía a los seres humanos
como carneros y utilizaba sus cuerpos para alimentar las hogueras de los ritualespurificadores(4). En los albores del siglo XVI Europa había sido sometida, el éxtasischamánico virtualmente extirpado de la memoria de los supervivientes, y lafarmacopea chamánica casi olvidada del todo.
Sin embargo, la Edad de los enteógenos estaba aún viva en la Modernidad y losnavegantes europeos tuvieron que enfrentarse de repente con su propia herenciapagana, con pueblos que tenían una experiencia directa de lo sagrado a través de lamediación, no de sacerdotes ignorantes, sino de un asombroso repertorio de plantasenteógenas, «maestras naturales», que fumaban, esnifaban, ingerían y tomaban hastaen lavativas (5). En todo ello los eclesiásticos velan con desagrado una preocupanteparodia diabólica de su estimada «Santa Comunión», pero no cayeron en la cuenta deque era más bien su
propio
placebo sacramental lo que era una parodia claramenteprofana de la comunión que desde tiempos inmemoriales los hombres habíanmantenido con las sagradas «maestras naturales»(6). Podríamos datar el principio dela Inquisición farmacrática en la Edad Moderna en 1521, cuando Hernán Cortés, almando de una patulea de forajidos conquistadores, establece su dominio sobre losaztecas, consumados virtuosos de las artes y las ciencias enteogénicas. Sin embargo,como consecuencia de este cataclismo histórico, al igual que sucede en el conceptochino de
yin-yang
la semilla de la Reforma enteogénica quedó en barbecho espiritual.
El 19 de junio de 1620, en la ciudad de México, la Inquisición decretó formalmente queel uso de plantas de ebriedad era herético, declarando de un modo no poco precisoque:El uso de la planta o raíz llamada «peyote» [...] es una actividad supersticiosa yreprobable por atentar contra la pureza y sinceridad de nuestra fe católica. Porconsiguiente, declaramos que nadie podrá usar dicha planta llamada peyote, nininguna otra de iguales o parecidos efectos [...] advirtiéndosele, que en caso de obraren contrario, además de incurrir en los delitos v faltas mencionados, podrá serperseguido y procesado por rebelión o desobediencia o por poner en entredicho la santidad de la fe católica. Testimonia la sinceridad e integridad de los indios mesoamericanos el hecho de quecontinuarán su comunión con las alimentos sagrados tradicionales, desafiando así eldecreto anterior y arriesgándose a ser objeto de torturas y de espantosas ejecuciones.Durante los siguientes 265 años se incoaron por parte de la inquisición 90 autos de fepor uso del péyotl numerosos autos de fe por uso del
teonancatl
, el hongo sagrado, y el
ololiuhqui, las semillas enteogénicas de la trepadora que, aún más que el
péyotl
o el
teonanácatl, se atrajeron la hostilidad de inquisidores como Hernando Ruiz de Alarcóno Jacinto de la Serna. La Inquisición acabaría perdiendo fuerza y fracasando en supropósito de acabar con el uso de las plantas sacramentales en México, peroconsiguió que fuese relegado a las catacumbas. Sin embargo, los misionerosprotestantes continuaron la Inquisición farmacrática con inquebrantable celo. Al igualque sus predecesores católicos, ignoraban alegremente la ironía que se ocultaba trasel rito oficial, pues, tal como ha subrayado un misionero, «la participación en el rito delhongo divino suponía problemas potenciales respecto al concepto cristiano de laÚltima Cena». Y eso es decir poco...
La prohibición contemporánea de drogas enteogénicas y psicoactivas comienza el 1de marzo de 1915, cuando entró en vigor el HR6282 o Ley Harrison sobre Narcóticosque el Congreso americano aprobó el 14 de diciembre de 1914 y el presidente Wilsonfirmó tres días más tarde. Aunque tuvo que alterarse incluso la Constitución paraprohibir el alcohol, en 1919 el Tribunal Supremo americano apeló a esta ley federal
para prohibir los «narcóticos» y reclamar amplios poderes policiales a nivel federal enmateria de «drogas peligrosas». La idea ha conseguido incorporarse a la tradiciónamericana, que ha exportado su cruzada antidroga a todo el mundo, y la normativaactualmente en vigor, como la Ley Nacional 91-513 o el Plan General de Prevención y Control del Uso Indebido de Drogas, proporciona el marco legislativo para una fácilprohibición de cualquier sustancia que el gobierno desee añadir a sus "proyectos". Hasta tal punto esto es así que el control gubernamental defendido por la Iey Nacional 99-570, la Ley de Control de Sustancias Análogas, de 1986, penetra audazmente enáreas de la investigación que jamás habría soñado fiscalizar ninguna dictaduranacional-socialista, comunista de cualquier otro signo, pues declara presumiblementeilegal «cualquier investigación realizada con drogas», a no ser que sea aprobadaexplícitamente por el Gobierno federal. La situación ha degenerado hasta tal punto queel último juez federal, J.G. Burciaga, en su Fallo en contra del Gobierno de los EstadosUnidos durante un caso penal relativo a la legislación sobre drogas, declaró:El ya maltratado derecho a no ser objeto de registros injustificados, sancionado por la Cuarta Enmienda, el hoy día precario derecho contra la privación de libertad o laconfesión de culpabilidad sin el debido proceso, que consagra la Quinta Enmienda,han sido atropellados durante el curso de esta 'guerra contra las drogas". Hoy la'guerra' coloca en su punto de mira a uno de nuestros derechos fundamentales másbásicos: el derecho, consagrado en la Primera Enmienda de la Constitución, aprofesar la propia religión (7).Pese a que el origen de la avalancha legislativa antidroga en Estados Unidos estabarelacionado con una cuestión de luchas imperialistas por el dominio mundial, sinmencionar otras motivaciones económicas y racistas, su triunfo coincide con lacorriente de celo reformista que proclamaban las minorías religiosas fundamentalistasintolerantes. No obstante, como ha observado sagazmente Justice Burciaga, laprohibición contemporánea sobre drogas, camuflada bajo el rótulo de «Leyes queregulan la Salud Pública» referidas a «delitos contra la Salud Pública», no es sino laexpresión moderna de la milenaria Inquisición farmacrática bajo un disfraz deambages seculares.
No debemos perder de vista el hecho de que, al igual que el decreto de la Inquisiciónespañola en México en 1620, la legislación contemporánea sobre drogas, al margende cuál sea su justificación, tiene el efecto inexorable de prohibir la religión extática yexperiencial al mismo tiempo que promueve simulacros de religión desprovista desustancia y sacralidad. Es evidente que el Estado civil americano se encuentracómodo con una pseudo-religión puramente simbólica y cristiana, y se siente justamente amenazado por una religión extática que enjuicie sus propios principios ymotivaciones, así como los de sus Iglesias y Gobiernos: la diferencia está en elegirentre la promesa de obediencia ciega o el escepticismo razonado y la desconfianzaeternas ante la autoridad.
La Inquisición Farmacrática no sólo está viva y bien instalada en el umbral del nuevomilenio, sino que ha sido entronizada por las leyes civiles de uno de los Estados dederecho por excelencia, cuya Constitución respeta la libertad individual, y se estáutilizando como pretexto, no simplemente para atacar las religiones extáticas, sinopara atacar la investigación científica y a los mismos principios fundamentales de laConstitución, destruyendo la libertad religiosa y científica y las garantías judiciales queprotegen a los ciudadanos de la arrogancia y tiranía del Gobierno.
Fragmento del libro Jonathan Ott
The Age of Entheogens and the Angels' Dictionary
,Natural Products, Co, Kennewick, WA, 1995.
1.
Enteógenos (dios dentro de uno o endiosamiento, entusiasmo), denominaciónempleada por los teóricos de Las substancias visionarias para aludir a lasdrogas psicodélicas.
2.
[...] En 1977 R. Gordon Wasson, Albert Hofmann y Carl P. Ruck desvelaron elreverenciado secreto de los misterios de Eleusis atesorado durante 3.500 años,con su propuesta de que el
kykeón
era en realidad un poción enteogénica quecontenía alcaloides del hongo llamado ergot (cf. su libro:El camino a Eleusis,PCE, Madrid, 1980, trad. de Felípc Garrido).
3.
Resulta irónico que el término "pIacebo" que hoy día se refiere en farmacologíaa «una substancia que no contiene ninguna medicina y que se administratambién sólo para mejorar el ánimo del paciente», proceda dc las Vísperaslatinas del Oficio de Muertos en la liturgia católica. En latín significa «Yo serécomplaciente y digno»> y en inglés. tras haberlo empleado Chaucer comonombre de un personaje en su obra Tales of Canterbury, de 1386 (OxfordEnglish Dictionary, edición compacta.. p. 2192)> ha adquirido la denotación de"sicofante, parásito y adulador".
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