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"EL SISTEMA SANITARIO
ES UNA VERDADERA MAFIA QUE CREA ENFERMEDADES Y MATA POR DINERO Y
PODER"
GHISLAINE LANCTOT
Por Laura Jimeno Muñoz de la revista Dyscovery Salud
Quien hace tal afirmación es Ghislaine Lanctôt, la
polémica autora del best seller mundial La mafia médica.
En él, esta doctora a la que se ha desposeído de su
título de Medicina denuncia el actual sistema sanitario y
la corrupción que hay tras el mismo, permitida y amparada
por médicos y gobiernos en beneficio de las grandes empresas
farmacéuticas y en detrimento de los ciudadanos. De ahí
que propugne la vuelta a la soberanía individual sobre la
salud como forma de acabar con esa mafia.
ACTORES DE LA MAFÍA MÉDICA
Para Ghislaine Lanctôt, los actores de La mafia
médica son los siguientes:
-El paciente. Es el explotado por
excelencia. Cuanto más enfermo esté mayores
beneficios para la industria farmacéutica. En
consecuencia, hay que mantenerlo enfermo y medicado.
-El médico. Es el vendedor
inconsciente de los productos de la industria así
como su instrumento de promoción. Las autoridades
le forman de tal manera que estará al servicio
de sus fines al pie de la letra, sin cuestionar jamás
la sacrosanta verdad que se le inculca como doctrina.
Según los casos, también se le puede sobornar
con privilegios económicos, jerárquicos
o ambos. En cuanto al terapeuta, simplemente es declarado
ilegal y se le elimina, o bien se le integra y se le
controla.
-Los hospitales, clínicas, laboratorios
y farmacias. Son los distribuidores del fabricante,
sus cómplices. Para eso se les paga bien. La
recompensa por su buena disposición suele ser
de orden crematístico.
-La industria. Es el explotador. El
Padrino del sistema sanitario, el Gran Dictador y beneficiario
de la enfermedad. Su inmenso poder oculto hace que se
le sometan todos los niveles de "autoridades",
ya sean del gobierno, médicas o mediáticas.
Después de todo, es la industria la que concede
el acceso al poder y la notoriedad. Lo que se pide,
en contrapartida, es que nadie muerda la mano que le
da de comer. Su lema es "Cuantos más pacientes
enfermos, con mayor frecuencia y durante más
tiempo, más rentabilidad". Todo vale para
conseguirlo.
-Las autoridades. Son el usurpador.
Han creado las instituciones y las leyes para apropiarse
y desposeer al paciente de sus legítimos derechos
sobre su salud. Para no despertar sospechas las autoridades
se ocultan tras un biombo:
el Gobierno. Las instituciones y los seguros se sitúan
bajo su control directo o indirecto. Lo elegimos y financiamos
nosotros pero nos traiciona vendiéndonos a la
industria. En realidad, el gobierno y sus organismos
("las autoridades") son generalmente asalariados
de la industria.
-La mafia de las mafias. El poder
establecido no es sólo nacional. Por encima del
sistema sanitario de cada país hay un sistema
sanitario mundial, la Organización Mundial de
la Salud (OMS), que dicta la política sanitaria
global a seguir por todos los gobiernos del planeta.
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Ghislaine Lanctôt ha ejercido la Medicina durante 27 años.
Ahora no ejerce... aunque quisiera. ¿El motivo? Hace ocho
años la retiraron la licencia de médico. ¿Por
qué? Por publicar La mafia médica (Ed. Vesica Piscis).
¿Y qué contiene ese libro -se preguntará el
lector- para que haya provocado tal sanción? Pues -como fácilmente
se entiende a juzgar por el título- una descripción
exhaustiva del "sistema de enfermedad" -y no sanitario-
que actualmente existe.
MEDICINA SIGNIFICA NEGOCIO
La autora de La mafia médica acabó sus estudios
de Medicina en 1967, una época en la que -como ella misma
confiesa- estaba convencida de que la Medicina era extraordinaria
y de que antes del final del siglo XX se tendría lo necesario
para curar cualquier enfermedad. Sólo que esa primera ilusión
fue apagándose hasta extinguirse.
-¿Por qué esa decepción?
-Porque empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar.
Por ejemplo, que no todas las personas respondían a los maravillosos
tratamientos de la medicina oficial. Además en aquella época
entré en contacto con varios "terapeutas suaves"
-es decir, practicantes de terapias no agresivas- que no tuvieron
reparo alguno en abrirme sus consultas y dejarme ver lo que hacían.
Y llegué pronto a la conclusión de que las medicinas
no agresivas son más eficaces, más baratas y, encima,
tienen menores efectos secundarios.
-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la
Facultad nadie le había hablado de esas terapias alternativas
no agresivas
-Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé
a cuestionarme cómo era posible que se tratara de charlatanes
a personas a las que yo misma había visto curar y por qué
se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por
otra parte, como médico había participado en muchos
congresos internacionales -en algunos como ponente- y me di cuenta
de que todas las presentaciones y ponencias que aparecen en tales
eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser
primero aceptadas por el "comité científico"
organizador del congreso. ¿Y quién designa a ese comité
científico? Pues generalmente quien financia el evento: la
industria farmacéutica. ¡Si hoy son las multinacionales
las que deciden hasta qué se enseña a los futuros
médicos en las facultades y qué se publica y expone
en los congresos de medicina! El control es absoluto.
-Y eso fue clarificador para usted...
-Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a
la que están sometidos los médicos -y los futuros
médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender claramente
que la Medicina es, ante todo, un negocio. La Medicina está
hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual-
porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre
el tipo de medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más,
los seguros determinan incluso el precio de cada tratamiento y las
terapias que se van a practicar. Y es que si miramos detrás
de las compañías de seguros o de la seguridad social...
encontramos lo mismo.
-El poder económico.
-Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina. Y lo
único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio
es ganar dinero. ¿Y cómo ganar más? Pues haciendo
que la gente esté enferma... porque las personas sanas no
generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos
crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos,
es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos
para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación...
pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso
no es rentable, no interesa. La medicina actual está concebida
para que la gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre
fármacos; si es posible, toda la vida.
UN SISTEMA DE ENFERMEDAD
-Infiero que ésa es la razón de que en su libro
se refiera al sistema sanitario como "sistema de enfermedad".
-Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema
de enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad y no de
la salud. Una medicina que sólo reconoce la existencia del
cuerpo físico y no tiene en cuenta ni el espíritu,
ni la mente, ni las emociones. Y que además trata sólo
el síntoma y no la causa del problema. Se trata de un sistema
que mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia, y al
que se estimula para que consuma fármacos de todo tipo.
-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las
personas...
-Está al servicio de quien le saca provecho: la industria
farmacéutica. De manera oficial -puramente ilusoria- el sistema
está al servicio del paciente pero, oficiosamente, en la
realidad, el sistema está a las órdenes de la industria
que es la que mueve los hilos y mantiene el sistema de enfermedad
en su propio beneficio. Se trata, en suma, de una auténtica
mafia médica, de un sistema que crea enfermedades y mata
por dinero y por poder.
-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?
-El médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad-
la correa de transmisión de la gran industria. Durante los
5 a 10 años que pasa en la Facultad de Medicina el sistema
se encarga de inculcarle unos determinados conocimientos y de cerrarle
los ojos a otras posibilidades. Posteriormente, en los hospitales
y congresos médicos, se les refuerza en la idea de que la
función del médico es curar y salvar vidas, de que
la enfermedad y la muerte son fracasos que debe evitar a toda costa
y de que la enseñanza recibida es la única válida.
Además se les enseña que el médico no debe
implicarse emocionalmente y que es un "dios" de la salud.
De ahí que incluso exista caza de brujas entre los propios
profesionales de la medicina. La medicina oficial, la "científica",
no puede permitir que existan otras formas de curar que no sean
serviles al sistema.
-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única
medicina válida es la llamada "medicina científica",
la que usted aprendió y de la que ha renegado. Precisamente
en el mismo número en que va a aparecer su entrevista publicamos
un artículo al respecto.
-La medicina científica está enormemente limitada
porque se basa en la física materialista de Newton: tal efecto
obedece a tal causa. Y, por ende, tal síntoma precede a tal
enfermedad y requiere tal tratamiento. Se trata de una medicina
que además sólo reconoce lo que se ve, se toca o se
mide y niega toda conexión entre las emociones, el pensamiento,
la conciencia y el estado de salud del físico. Y cuando se
la importuna con algún problema de ese tipo le cuelga la
etiqueta de "enfermedad psicosomática" al paciente
y le envía a casa tras recetarle pastillas para los nervios.
-Es decir, que a su juicio la medicina convencional sólo
se ocupa de hacer desaparecer los síntomas.
-Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos
y algunas pocas cosas más, como los modernos medios de diagnóstico,
sí. Da la impresión de curar pero no cura. Simplemente
elimina la manifestación del problema en el cuerpo físico
pero éste, tarde o temprano, resurge.
-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves
o no agresivas.
-Son una mejor opción porque tratan al paciente de forma
holística y le ayudan a sanar... pero tampoco curan. Mire,
cualquiera de las llamadas medicinas alternativas constituyen una
buena ayuda pero son sólo eso: complementos. Porque el verdadero
médico es uno mismo. Y cuando uno es consciente de su soberanía
sobre la salud deja de necesitar terapeutas. El enfermo es el único
que puede curarse. Nadie puede hacerlo en su lugar. La autosanación
es la única medicina que cura. La cuestión es que
el sistema trabaja para que olvidemos nuestra condición de
seres soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y dependientes.
En nuestras manos está pues romper esa esclavitud.
-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades
políticas, médicas, mediáticas y económicas
lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no acaban con
este sistema de enfermedad, costosísimo por otra parte?
-A ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás
no saben que todo esto está pasando... pero es difícil
de aceptar porque la información está a su alcance
desde hace muchos años y en los últimos veinte años
son ya varias las publicaciones que han denunciado la corrupción
del sistema y la conspiración existente. La segunda hipótesis
es que no pueden acabar con ello... pero también resulta
difícil de creer porque los gobiernos tienen el suficiente
poder.
-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema.
-Pues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis,
ésa parece la más plausible. Y si un Gobierno se niega
a acabar con un sistema que arruina y mata a sus ciudadanos es porque
forma parte de él, porque forma parte de la mafia.
LA MAFIA MÉDICA
-¿Quiénes integran, a su juicio, la "mafia
médica"?
-A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto,
la industria farmacéutica, las autoridades políticas,
los grandes laboratorios, los hospitales, las compañías
aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de médicos,
los propios médicos, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la ONU- y, por supuesto,
el gobierno mundial en la sombra del dinero.
-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial
de la Salud es "la mafia de las mafias".
-Así es. Esa organización está completamente
controlada por el dinero. La OMS es la organización que establece,
en nombre de la salud, la "política de enfermedad"
en todos los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente
las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De hecho, desde 1977,
con la Declaración de Alma ATA, nadie puede escapar de su
control.
-¿En qué consiste esa declaración?
-Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para
establecer los criterios y normas internacionales de práctica
médica. Se desposeyó así a los países
de su soberanía en materia de salud para transferirla a un
gobierno mundial no elegido cuyo "ministerio de salud"
es la OMS. Desde entonces "derecho a la salud" significa
"derecho a la medicación". Así es como se
han impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la población
del globo.
-Una labor que no se cuestiona.
-Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas
intenciones de la Organización Mundial de la Salud? Sin embargo,
hay que preguntarse quién controla a su vez esa organización
a través de la ONU: el poder económico.
-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan
a ese control?
-Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también
dependen de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y,
por tanto, sus actividades están igualmente controladas.
Organizaciones como Médicos sin fronteras creen que sirven
altruistamente a la gente pero en realidad sirven al dinero.
-Una mafia sumamente poderosa...
-Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy
día a los investigadores se les "orienta". Los
disidentes son encarcelados, maniatados y reducidos al silencio.
A los terapeutas "alternativos" se les tilda de locos,
se les retira la licencia o se les encarcela también. Los
productos alternativos rentables han caído igualmente en
manos de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS
y a las patentes de la Organización Mundial del Comercio.
Las autoridades y sus medios de comunicación social se ocupan
de alimentar entre la población el miedo a la enfermedad,
a la vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por vivir
más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho prosperar incluso
el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones
humanos. Y en muchas clínicas de fertilización en
realidad se "fabrican" multitud de embriones que luego
se almacenan para ser utilizados en cosmética, en tratamientos
rejuvenecedores, etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos,
se modifican los genes, el agua está contaminada, el aire
envenenado...
Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas
antes de ir a la escuela. Y así, cada miembro de la familia
tiene ya su pastillita: el padre, la Viagra; la madre, el Prozac;
el niño, el Ritalin.
Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es conocido:
los costes sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando
y muriendo igual.
LAS AUTORIDADES MIENTEN
-Lo que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad
que cada vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido
algunas de sus afirmaciones respecto a lo que define como "las
tres grandes mentiras de las autoridades políticas y sanitarias"...
-Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas
nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten
cuando dicen que el cáncer es un misterio.
-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista
no compartimos algunos de sus puntos de vista. Si le parece, podemos
empezar hablando de las vacunas. A nuestro juicio, afirmar que ninguna
vacuna es útil no se sostiene. Otra cosa, que sí compartimos,
es que algunas son ineficaces y otras inútiles; a veces,
hasta peligrosas.
-Pues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad
auténtica es la natural y ésa la desarrolla el 90%
de la población antes de los 15 años. Es más,
las vacunas artificiales cortocircuitan por completo el desarrollo
de las primeras defensas del organismo.
Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar de
lo cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la misma
enfermedad para la que se pone. ¿Por qué no se advierte?
También se oculta que la persona vacunada puede transmitir
la enfermedad aunque no esté enferma. Asimismo, no se dice
que la vacuna puede sensibilizar a la persona frente a la enfermedad.
Aunque lo más grave es que se oculte la inutilidad constatada
de ciertas vacunas.
-¿A cuáles se refiere?
-Pues a las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos
(vacunas que no confieren ninguna inmunidad), la rubéola
(de la que el 90% de las mujeres están protegidas de modo
natural), la difteria (que durante las mayores epidemias sólo
alcanzaba al 7% de los niños a pesar de lo cual hoy se vacuna
a todos), la gripe y la hepatitis B (cuyos virus se hacen rápidamente
resistentes a los anticuerpos de las vacunas).
-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?
-Las innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde trastornos
menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas;
por ejemplo, la muerte súbita del lactante. Por eso hay ya
numerosas protestas de especialistas en la materia y son miles las
demandas judiciales que se han interpuesto contra los fabricantes.
Por otra parte, cuando se examinan las consecuencias de los programas
de vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.
-Le agradecería que mencionara algunas.
-Mire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los
estados un gasto de miles de millones de dólares al año.
Por tanto, el único beneficio evidente y seguro de las vacunas...
es el que obtiene la industria. Además, la vacunación
estimula el sistema inmune pero, repetida la vacunación,
el sistema se agota. Por tanto, la vacuna repetida puede hacer,
por ejemplo, estallar el "sida silencioso" y garantizar
un "mercado de la enfermedad" perpetuamente floreciente.
Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica
y refuerza la creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz.
Aunque lo más horrible es que la vacunación facilita
los genocidios selectivos pues permite liquidar a personas de cierta
raza, de cierto grupo, de cierta región... Sirve como experimentación
para probar nuevos productos sobre un amplio muestrario de la población
y es un arma biológica potentísima al servicio de
la guerra biológica porque permite intervenir en el patrimonio
genético hereditario de quien se quiera.
-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer
un buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e intención
de quien las utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda
"gran mentira" de las autoridades: usted afirma que el
sida no es contagioso. Y perdone, pero así como el resto
de sus afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas
y razonables no hemos visto que argumente esa afirmación.
-Yo afirmo que la teoría de que el único causante
del Sida es el VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es
falsa. Ésa es la gran mentira. La verdad es que tener el
VIH no implica necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no
es sino una etiqueta que se "coloca" a un estado de salud
al que dan lugar numerosas patologías cuando el sistema inmune
está bajo. Y niego que tener sida equivalga a muerte segura.
Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos imponen
a la fuerza la idea de que el sida es una enfermedad causada por
un solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto
Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció
ya en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo para causar
el sida. Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de
sida sin virus VIH y numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos).
Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar que el virus
VIH cause el sida, lo cual es una regla científica elemental
para establecer una relación causa-efecto entre dos factores.
Lo que sí se sabe, sin embargo, es que el VIH es un retrovirus
inofensivo que sólo se activa cuando el sistema inmune está
debilitado.
-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente
en un laboratorio...
-Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican
que el VIH fue creado mientras se hacían ensayos de vacunación
contra la hepatitis B en grupos de homosexuales. Y todo indica que
el continente africano fue contaminado del mismo modo durante campañas
de vacunación contra la viruela. Claro que otros investigadores
van más lejos aún y afirman que el virus del sida
fue cultivado como arma biológica y después deliberadamente
propagado mediante la vacunación de grupos de población
que se querían exterminar.
-También observamos que ataca duramente la utilización
del AZT para tratar el sida...
-Ya en el congreso sobre sida celebrado en Copenhague en mayo de
1992 los "supervivientes del sida" afirmaron que la solución
entonces propuesta por la medicina científica para combatir
el VIH, el AZT, era absolutamente ineficaz. Hoy eso está
fuera de toda duda. Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir
al sida... pero no al AZT. Este medicamento es más mortal
que el sida. El simple sentido común permite entender que
no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema
inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran negocio.
Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da mucho
dinero a la industria farmacéutica.
Es así de simple.
-Hablemos de la "tercera gran mentira" de las autoridades:
la de que el cáncer es un misterio.
-El llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación
anómala de células, es algo tan habitual que todos
lo padecemos varias veces a lo largo de nuestra vida. Sólo
que cuando eso sucede el sistema inmunitario actúa y destruye
las células cancerígenas. El problema surge cuando
nuestro sistema inmunitario está débil y no puede
eliminarlas. Entonces el conjunto de células cancerosas acaba
creciendo y formando un tumor.
-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del "sistema
de enfermedad"...
-Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece
de inmediato al paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija
entre estas tres posibilidades o "formas de tortura":
amputarle (cirugía), quemarle (radioterapia) o envenenarle
(quimioterapia). Ocultándosele que hay remedios alternativos
eficaces, inocuos y baratos.
Y después de cuatro décadas de "lucha intensiva"
contra el cáncer, ¿cuál es la situación
en los propios países industrializados? Que la tasa de mortalidad
por cáncer ha aumentado. Ese simple hecho pone en evidencia
el fracaso de su prevención y de su tratamiento. Se han despilfarrado
miles de millones de euros y tanto el número de enfermos
como de muertos sigue creciendo.
Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como
sabemos quién la ha creado y quién la sostiene. En
el caso de la guerra todos sabemos que ésta beneficia sobre
todo a los fabricantes y traficantes de armas. Bueno, pues en medicina
quienes se benefician son los fabricantes y traficantes del "armamento
contra el cáncer"; es decir, quienes están detrás
de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la
industria hospitalaria.
LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA
-Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica
es una necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué quiere
decir con esa afirmación?
-Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su
pecera. Mientras tiene agua y comida todo está bien pero
si le empieza a faltar el alimento y el nivel del agua desciende
peligrosamente el pez decidirá saltar fuera de la pecera
buscando una forma de salvarse. Bueno, pues yo entiendo que la mafia
médica nos puede empujar a dar ese salto individualmente.
Eso sí, habrá mucha gente que preferirá morir
a saltar.
-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinado.
-Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente.
La información que antes se ocultaba ahora es pública:
que la medicina mata personas, que los medicamentos nos envenenan,
etc. Además, el médico alemán Ryke Geerd Hamer
ha demostrado que todas las enfermedades son psicosomáticas
y las medicinas no agresivas ganan popularidad. La mafia médica
se desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de
la población pierda su confianza en ella. Basta que ese porcentaje
de la población mundial sea consciente de su propia divinidad.
Entonces decidirá escapar de la esclavitud a la que le tiene
sometida la mafia y el sistema actual se derrumbará. Tan
sencillo como eso.
-¿Y en qué punto cree que estamos?
-Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente
en menos de 5 años todo el mundo se dará cuenta ya
de que cuando va al médico va a un especialista de la enfermedad
y no a un especialista de la salud. Dejar a un lado la llamada "medicina
científica" y la seguridad que propone para ir a un
terapeuta es ya un paso importante. También lo es perder
el respeto y la obediencia ciega al médico. El gran paso
es decir no a la autoridad exterior y decir sí a nuestra
autoridad interior.
-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad
exterior?
-El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el
miedo, por sí mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos
morimos de miedo. Se nos olvida que la naturaleza humana es divina,
es decir, concebida para comportarnos como dioses. ¿Y desde
cuándo los dioses tienen miedo? Cada vez que nos comportamos
de manera diferente a la de un dios nos ponemos enfermos. Esa es
la realidad.
-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación
para contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia?
-Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar
a la gente hacer lo que quiera con la información. Porque
intentar convencerles sería imponer otra verdad y de nuevo
estaríamos en otra guerra. Se necesita sólo dar referencias.
Basta decir las cosas. Luego, la gente las escuchará si resuenan
en ellos. Y si su miedo es mayor que su amor por sí mismos
dirán: "Eso es imposible". En cambio, si tienen
abierto el corazón escucharán y se cuestionarán
sus convicciones. Es entonces, en ese momento, cuando quieran más,
cuando se les puede dar más información.
Laura Jimeno Muñoz
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