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Las Pléyades:
Pasado - Presente - Futuro
El Libro del Conocimiento: Las Claves de Enoc®
nos dice en la Clave 1-0-6:
«Las Pléyades representan la clave para la protocreación
física; representan el comienzo galáctico de la
familia Adámica física»
El Pasado:
Dentro
la Galaxia de la Vía Láctea, las Pléyades
son un sistema de soles ubicados en la constelación
de Tauro, que giran alrededor de Alción, la estrella
mas grande y brillante del grupo.
Las Pléyades forman un sistema, del cual nuestro
Sol también forma parte, así como algunos
otros soles, todos aparentemente con sus propios sistemas
planetarios, se encuentra a 380 años luz de nosotros
y abarca una región del espacio de unos 70 años
luz de diámetro.
Nuestro Sol forma parte del sistema de las Pléyades
y al Sol le toma 24.000 años completar una órbita
alrededor de Alción.
La Tierra gira alrededor del Sol junto con otros planetas
y lunas que a su vez giran alrededor de ellos. El Sol
es la octava estrella de la espiral pleyadiana.
Las Pléyades forman una espiral dentro de la Galaxia
de la Vía Láctea. Y la Galaxia gira sobre
su propio eje.
Las Pléyades celestes, conocidas como las Siete
Hermanas, hay razones para creer que la naturaleza cósmica
de esta constelación es la esencia del mito relacionado
con estas mujeres.
Brevemente el mito Griego:
Las Pléyades o Atlantes, eran hijas de Atlas
y Atlántida, y se llamaban Maya, Electra, Taygeta,
Astérope, Mérope, Celeno y Alción.
Se creía que estas hermanas se habían
casado con Dioses, convirtiéndose en madres de
héroes famosos, fundadores de muchas naciones
y ciudades...
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¿Cómo confirma esto lo que los antiguos sabían
sobre las Pléyades? Muchas leyendas de la cultura antropológica
alrededor del mundo se relacionan con las Pléyades. Las Pléyades,
en la mitología griega, son las siete hijas de Atlas y Pleione
(llamadas Alcione, Merote, Electra, Celaeno, Taygeta, Maia y Asterote).
Atlas y Pleione son las estrellas vecinas y muchos templos griegos
estaban orientados hacia el punto de salida y puesta de las Pléyades.
Los Griegos también se referían a las "Pléyades"
(escrita con una "e" adicional) como las "Palomas".
La referencia más antigua registrada sobre las Pléyades,
sin embargo, corresponde a la literatura astronómica China
fechada en 2357 AEC. Para las tribus agrícolas del hemisferio
norte el curso de las Pléyades indicaba el comienzo y el
final de la temporada de cultivo.
Probablemente, la más famosa leyenda de las Pléyades
en la tradición popular norteamericana sea la historia de
la Torre del Diablo, Wyoming, una roca volcánica que los
Indígenas Kiowa locales llaman Mateo Tepe.
Dicen que una vez siete doncellas acamparon cerca del río
en una región conocida por tener muchos osos. Uno de los
osos comenzó a perseguir a las doncellas quienes se arrodillaron
para pedir ayuda, implorando a los dioses. La tierra se elevó
hacia el cielo. El oso intentó, en vano, seguirlas y arañó
un lado de la roca, marcas que se ven en la Torre. Para proteger
a las doncellas el Gran Espíritu les permitió permanecer
en el cielo como las siete hermanas, las Pléyades.
Para los Japoneses la constelación de las Pléyades
se llama Subaru y en Sánscrito
se llama Krittikas. Algunos de los pueblos
aborígenes de Australia la conocían como Makara
y reconocían que estaba conectada con la constelación
de Orión. Para los Aztecas se llamaba Tianquiztli,
que significa el "lugar de reunión" y
era considerado un signo importante de la continuidad de la vida:
a medianoche, cada 52 años, aparecía directamente
arriba de sus cabezas y les aseguraba a los antiguos Americanos
que el mundo no llegaría a su fin. Los Aztecas realizaban
una ceremonia religiosa especial llamada la Danza del Fuego Nuevo
(o Ceremonia del Fuego Nuevo), una vez cada 52 años para
asegurar el movimiento del cosmos y el renacimiento del sol. Este
período de tiempo de 52 años también correspondía
al calendario religioso de 260-días (Tonalpohualli
en Náhuatl o Tolkin en Maya) cuando se entrelazaba
con el calendario civil de 365-días (Xiupohualli
en Náhuatl o Haab en Maya). Cada 52 años
solares Haab (73 años Tolkin) estos calendarios coincidían.
A veces, a este, los Aztecas lo llamaban el Calendario Redondo.
El ciclo de 52 años se decía que empezaba cuando las
Pléyades cruzaban el quinto punto cardinal o el cenit del
cielo a medianoche. Algunas veces no sólo estaban las Pléyades
en el cenit sobre Mesoamérica sino que esa alineación
también entraba en conjunción plena con el sol (como
lo veremos de nuevo en nuestro siglo XXI). Además, dos ciclos
de 52 años (104 años) se coordinan con una alineación
adicional con Venus (símbolo de la forma creativa femenina
en la escala local).
Se dice que la Pirámide del Sol, fuera de la Ciudad de
México, está alineada con las Pléyades, ya
que su cara occidental y muchas de las calles aledañas están
alineadas directamente con el punto de la puesta de las Pléyades
la medianoche de la noche en que está en su punto más
elevado. Las Pléyades eran claramente reverenciadas también
por los Mayas, quienes, en el área de Chichén Itza,
sabían que el sol producía una sombra tipo serpiente
del lado de la escalinata del norte de la pirámide de Kukulcan
durante el equinoccio de primavera. Algunos estudiosos han calculado
que 60 días después de la aparición de su sombra,
cuando el sol alcanza su cenit sobre la Pirámide a medio
día (Mayo 20-Mayo 23), hay otra alineación directa
con las Pléyades. Esta alineación Pléyades-sol
podría tener una conexión directa con Quetzalcoatl,
la serpiente emplumada que trajo una sabiduría más
grandiosa al planeta.
Los antiguos Egipcios también señalaron a las Pléyades
como una diosa, probablemente más reconocida como Neith,
la "Madre Divina", o Hathor,
quien tomó la forma de una vaca (que portaba las semillas
de la vida). Los piramidólogos que han trabajado en Egipto
durante los últimos 12 años han encontrado textos
piramidales que sugieren que los Egipcios reverenciaban a las Pléyades
como un sistema estelar superior divino, especialmente a Alcyone,
su estrella más brillante.
El Presente:
Los Astrónomos nos dicen que estamos en medio de una rueda-dentro-de-rueda
entrelazante dentro de una máquina de tiempo cósmica
que los Mayas y los Egipcios entendieron, y tal como nosotros damos
vueltas en relación a nuestro paradigma solar inmediato nuestro
sistema galáctico entero se está moviendo actualmente
en relación a la configuración mayor de las Pléyades,
conocida ahora por los astrónomos como Messier 45 (M45).
Esta rueda más grande es conocida como la Precesión
de los Equinoccios, el período de tiempo que le toma a la
Tierra para realizar un recorrido completo de las constelaciones
del zodíaco. Lo que hace que parezca que el zodíaco
se "retrasa" un signo cada 2200 años o casi un
grado cada 72 años es el tambaleo de la tierra, o el axis
del giro (en un ángulo). Esto nos da un promedio de 12 signos
en 26,000 años. Las Pléyades tienen un papel clave
tanto en el Hemisferio Norte como en el Sur durante los Equinoccios
y Solsticios establecidos por la Presesión.
En el Hemisferio Norte, en el Equinoccio de Primavera, las Pléyades
se elevan durante el día y pueden ser vistas sólo
momentáneamente en la noche. Cada día el sol se acerca
un poco más en alineación con las Pléyades
para que durante el Solsticio de Verano las Pléyades se eleven
justo antes de la luz del amanecer. La primera elevación
visible de las Pléyades ante el sol es llamada la elevación
helicoidal de las Pléyades. Durante el Equinoccio de Otoño
las Pléyades se elevan a medianoche. En el Solsticio de Invierno
las Pléyades son visibles en el oriente justo después
del anochecer. Esto es porque cada día se elevan unos cuatro
minutos más temprano en la esfera celestial. Los Maori de
Nueva Zelanda utilizaron la elevación helicoidal de las Pléyades,
llamada por ellos la Matariki, como el
comienzo de su Año Nuevo (Junio). También interpretaron
a la Matariki como la madre con seis hijas (mientras otros reconocían
a Puanga o Rigel, Orión, como el símbolo del Año
Nuevo). Por tanto, cuando volvemos a visitar las mil columnas, los
centros megalíticos y los importantes textos que han sido
preservados a lo largo de miles de años de tradición
en todo el mundo, vemos una profunda relación entre las historias
de las Pléyades y el origen de la humanidad.
El Futuro:
¿Por qué estaban los antiguos tan impresionados
con las Pléyades? La Clave 106 nos dice también que
las Pléyades son "la cuna y el trono de nuestra conciencia"
enfatizando que el programa de vida Adámica fue creado en
conexión con esta región del espacio. Dice que esta
región del espacio es la que también señalará
el retorno de la inteligencia superior. La Clave usa la palabra
"trono" (t minúscula) ya que representa el lugar
de donde vienen las Jerarquías superiores para balancear
a la creación inferior. Hay, de hecho, muchas regiones trono,
muchos reinos logos de poder que trabajan para nuestra preparación
espiritual. Las Pléyades, por tanto, son un centro trono
al igual que Orión es un centro de entrada.
Las Pléyades son, por tanto, un marcador de extraordinaria
precisión para los eventos del contacto celestial-terrestre
y el traslapo angelical-humano de los encuentros registrados por
las diferentes culturas del mundo. Aún más importante
es comprender la inmensa era y la verosimilitud histórica
de las leyendas de las Pléyades que se encuentran a lo largo
del mundo y que señalan una grandiosa protección y
la transformación última de la creación que
nos permitirá volver a los cielos superiores al ser elevados,
reprogramados y resucitados hacia los cielos del Dios Más
Alto.
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