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El Sol
por Tito Maciá
SIMBOLOGÍA PLANETARIA
Posiblemente es el símbolo más vivo y objetivo para
la percepción humana. El Sol se sitúa como centro
del cielo real y simbólico y representa esa fuerza que lo
hace girar todo a su alrededor, por ello simboliza, en el ser humano,
al corazón. En las analogías clásicas el Sol
es el símbolo universal del rey, corazón del reino
y representa el principio de autoridad, la nobleza de corazón.
El Sol representa al cuerpo celeste más importante, tanto
a nivel real como simbólico. Dice Jung: "Los distintos
aspectos de lo dotado de fuerza vital psíquica, de lo extraordinariamente
eficiente - del concepto de maná personificado, se reúnen
en el personaje de Rudra (el Sol llameante de blanco resplandor,
el bello casco, el toro de vigor procreador) y la orina (de urere
= arder). No sólo los dioses, sino también las diosas,
consideradas desde el punto de vista de su dinámica, son
símbolos de la libido". El Sol representa el punto desde
donde emana el mayor contenido de libido. Para los astrólogos,
todos los seres humanos son como un pequeño cosmos con un
sol como centro de su conciencia. "La libido se expresa en
metáforas de sol, luz, fuego, sexualidad, fertilidad y crecimiento.
De ahí proviene asimismo que las diosas posean símbolos
fálicos, a pesar de que estos son esencialmente de naturaleza
masculina. Una razón principal de ello consiste en que, así
como en el hombre hay algo femenino, así en la mujer hay
algo masculino". Esta explicaci6n, realizada por Jung, aclara
que, aunque al Sol se le asigne un simbolismo masculino, fuente
de libido, no existe una diferencia entre hombre-mujer, macho-hembra.
Como se ha expuesto, todos los seres humanos son considerados, desde
el campo de la Astrología como un microcosmos provisto de
un sol central. Para terminar de aclarar el tema, dice Jung: "Puede
decirse que en el campo psicológico, el concepto de la libido,
posee la misma importancia que el de "energía"
en el físico desde Robert Mayer".
Desde el punto de vista astrológico, el Sol nos informa sobre
las perspectivas de expansión de la libido individual, nos
muestra el centro original de las pulsiones vitales de cada persona.
El Sol, como astro rey, es el centro de nuestro sistema planetario,
el cuerpo de mayor tamaño, peso y luminosidad, alrededor
del cual todo gira. Por analogía, en Astrología, representa
el centro de la mente consciente, es decir, a la función
psicológica más fuerte que se asocia con el Ego, el
Yo. El Sol, como el Ego o como las pulsiones de la libido, no es
algo estable ni estático. El astro emite protuberancias,
chorros o llamaradas que duran varios días y alcanzan alturas
de más de un millón de kilómetros; por analogía
el Ego y la libido se manifiestan igualmente por oleadas, con intensidades
variables, abarcando en muchas ocasiones espacios extraindividuales.
En el Sol, aparecen periódicamente manchas oscuras formando
núcleos en los que las temperaturas descienden mas de mil
grados y se oscurecen intensamente; análogamente, en la libido
y en el Ego aparecen zonas oscuras y frías que no se pueden
o no se saben manifestar en ciertos momentos.
Desde
el Sol emana casi toda la luz y el calor que posibilita la manifestación
de la vida en nuestro planeta; por semejanza, en su enfoque astrológico,
se corresponde con la vitalidad de cada individuo, su fuerza vital.
El Sol emite principalmente de manera exteriorizadora, ilumina y
calienta todo su sistema, por ello representa todas las exteriorizaciones
del Ego. En otro sentido, la simbología del Sol está
directamente relacionada con las capacidades creadoras de cada persona
y sus manifestaciones creativas. La actividad exteriorizadora del
Sol es comparable a los impulsos generosos del ego y a la fogosidad
de ánimo que provoca el entusiasmo e inducen a la vida.
La energía solar se manifiesta en el crecimiento y en el
desarrollo de la vida; por semejanza, desde la Astrología,
se asocia con las perspectivas de ascenso en la vida y las posibilidades
de desarrollo de cada individuo.
En su vertiente negativa, podemos ver al Sol como una gigantesca
masa magnética que tiene atrapados al resto de los planetas.
Este aspecto negativo o femenino del Sol, es muy conocido por los
astrólogos orientales, donde lo consideran el "gran
maléfico". Estas vibraciones magnéticas solares
son análogas a las ansias egoístas que poseemos todos
los seres vivos, es el influjo que induce al inmoderado y excesivo
amor por uno mismo, que a veces es disimulable por aparentar que
nace de causas nobles o de méritos personales, pero que en
general, suelen acabar en vanidad o en el peor de los casos en soberbia.
Esta parcela oscura y magnética del Sol, es lo más
parecido a la ceguera del egoísmo que lleva tarde o temprano
al colapso del corazón, tanto en sentido metafórico
como real, donde se impide la circulación y se acaba con
la vida. Este es el aspecto "maléfico" del Sol.
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Todos los planetas giran alrededor del Sol y siguen su trayectoria
en el espacio, por semejanza, en el ámbito individual, se
relaciona con la capacidad personal de organización, con
la voluntad, la dominancia individual, la autoridad que se ejerce
sobre los demás y las influencias personales en el medio
ambiente.
El Sol es el foco de atención más importante en la
conciencia de cada persona, es el equivalente al amor propio, al
orgullo, la dignidad o el prestigio personal. Desde ese punto emergen
nuestros impulsos hacia la adquisición, la búsqueda
de reputación reconocimiento o fama. Representa las ambiciones
de cada uno y nos indica las tendencias del individuo dirigidas
a hacerse merecedor de atención especial. También
nos muestra su grado de honestidad y el alcance de sus acciones.
El Sol, dentro de un tema natal, es sin duda el centro de atención
más importante, el punto de mayor identificación personal,
lo más valorado y sensible, lo que más determina y
condiciona las repuestas de cada persona ante el medio que le rodea.
El Sol, como el resto del simbolismo astrológico, tiene una
lectura en profundidad, hacia el interior, es algo parecido a leer
en las diferentes capas de una cebolla; una vez procedida la lectura
en una capa, o en un nivel de interpretación, se desgaja
y se abre la siguiente y así sucesivamente.
El simbolismo del Sol, no sólo abarca expresiones de lo personal,
también nos muestra la manera de relacionarse con el entorno
y las demás personas, simboliza lugares, objetos y personajes
del entorno de cada individuo, así como de ciertos acontecimientos
que rodean la vida de cada persona.
El Sol se corresponde con aquellos personajes que poseen algún
tipo de autoridad o que representan una dignidad, como pueden ser
ciertos familiares, los jefes, los patronos o todo aquel que ejerza
alguna dominancia sobre nosotros. Por otro lado representa a los
contactos más nobles, poderosos o influyentes.
Continuando con la naturaleza multiplicadora del símbolo,
el Sol puede relacionarse con lugares luminosos, cálidos
y amplios. Si nos referimos a lugares en general, podemos hablar
de sitios muy luminosos y cálidos, en la casa, serían
los grandes salones bien iluminados y todos aquellos lugares donde
predomine la luz y la amplitud. En el ámbito hogareño
se relaciona con el salón comedor y los grandes ventanales.
El Sol también puede relacionarse con todos aquellos objetos
que tengan brillo o que sean valiosos, también es comparable
a todos los objetos dorados o lujosos.
En relación a los acontecimientos previsibles, se corresponde
con los sucesos de resultado brillante, honrados, veraces y que
denoten generosidad, se asocia con sucesos que otorgan incrementos
en la dignidad, como son los méritos, el poder o la grandeza.
El Sol se muestra activo o sincroniza con los momentos en los que
se manifiestan los méritos personales y todas aquellas cualidades
individuales brillantes y dignas. Aunque a menudo sólo se
manifiesta el aspecto magnético del Sol, y aparece entonces
en situaciones donde el amor propio malentendido crea las peores
desviaciones del destino personal.
El simbolismo del Sol también tiene un contenido arquetípico,
un prototipo ideal, un modelo eterno, inmaterial, inmutable y perfecto,
que el ser humano trata de imitar, representa un modelo humano,
un molde de hombre, en términos de Castaneda: este arquetipo
está suficientemente desarrollado en los mitos y las leyendas
con sus personificaciones dispares según las culturas y los
tiempos, como veremos a continuación.
ARQUETIPO SOLAR
El
modelo representativo del arquetipo solar, varía en función
del tiempo y la cultura desde la que se manifiesta. Para nosotros,
de cultura mediterránea, resultan más interesantes
y efectivos aquellos modelos heredados de las culturas que nos han
precedido en el tiempo y que aún están vivas y vigentes
en nuestro inconsciente colectivo. En todos los casos, el modelo
solar siempre representa al arquetipo más brillante de nuestro
inconsciente. Es, como decía antes, el "molde del hombre"
de Castaneda.
Para desentrañar y conocer con toda su pureza al modelo,
se han escritos los mitos y las leyendas. Remontándonos a
los modelos de culturas más antiguas que han podido afectamos,
dejándonos una huella inconsciente, encontramos en primer
lugar al modelo solar representado por Vishnú, que gobierna
sobre un cielo de oro y lleva como emblema el símbolo del
Sol. A este prototipo original se le asignan diferentes nombres
o epítetos a modo de características o atribuciones
que lo definan. Le llaman Svayambhu, el que existe por si mismo;
Ananta, el infinito; Yajñevara, el señor del sacrificio;
Hari, el raptor, el que se apodera de las almas para salvarlas;
Janarddana, el que capta la adoración de las gentes; Makunda,
el liberador; Madhava, el que ha sido formado de miel; Kecava, el
de la larga cabellera, sus cabellos son los rayos solares; y Narayana,
fuente y refugio de los seres.
Esta divinidad padece sopores equivalentes a la muerte o períodos
de actividad y reposo. Estos períodos son comparables al
ritmo orgánico de inspiración - expiración.
A cada ciclo de creación cultural o religiosa corresponde
un "Avatar", un modelo acorde con ese ciclo humano. -
Avatar significa descenso de algún dios, modelo primordial
o algún ser glorioso en el cuerpo de un simple mortal. -
Esta humanización del modelo divino o solar, determina el
modelo puro y original que condicionará al comportamiento
social de una época y una cultura.
Otros modelos solares próximos a nuestra cultura. son el
Buddha, (el hombre de oro, el Sol-Buddha) y Apolo que sale del mundo
hiperbóreo y cuya flecha es como un rayo de sol. El modelo
solar griego esta representado por Apolo -Febo, mitad dios, mitad
humano. En su leyenda Febo (Sol en el cielo) también desciende
a la tierra, es un "avatar" y toma forma humana bajo el
nombre de Apolo. Como todos los modelos solares, tiene como primera
atribución la de ser un dios de la luz, una divinidad solar,
que no se confunde sin embargo con este astro, pero que hace corresponder
al modelo con las cualidades épicas solares. Apolo es un
arquetipo solar correspondiente a la era de Aries en la civilización
griega. Está vinculado con Apolo Cameios de los dorios, es
decir, el dios Carnero, modelo evidente de Aries, el Carnero.
Al igual que el modelo pisciano, que veremos a continuación,
Apolo no se desposó nunca, aunque mantuvo numerosas relaciones
y dejó descendencia. Apolo es también símbolo
de la victoria sobre la violencia que, aunque en un principio es
un guerrero irascible, un "amo de las fieras", se transforma
en un pastor socorrido que protege los rebaños. En este modelo
se realiza el equilibrio y la armonía de los deseos, no por
suprimir las pasiones humanas, como ocurre en el caso de Cristo,
sino por orientarlas hacia una espiritualización progresiva,
gracias al desarrollo de la conciencia.
Pero el modelo solar más importante de nuestra cultura occidental
es, sin duda, Cristo. Jesús aparece en nuestra cultura como
un Sol que irradia justicia, se le llama "Sol iustitiae "y
también" Sol invictus". El crismón, monograma
simbólico de Cristo, es parecido a una rueda solar. Para
los occidentales, y hasta nuestra época, el modelo de Cristo
ha sido preponderante como arquetipo solar. Es, sin lugar a duda,
el "avatar" de nuestra civilización judeocristiana.
Como astrólogos sabemos que en cada era de cada civilización
se manifiesta un prototipo solar con los matices de la era. Este
modelo es un reflejo del arquetipo solar tamizado por el signo zodiacal
de Piscis, por el que ha transcurrido la pasada era.
El mensaje pisciano de este modelo es la "entrega total"
la "disolución con los demás" el "todos
somos uno". Aquí aparece el "Yo" solar desintegrándose
con la sublimación del amor carnal. Con este bagaje modélico
aparece Jesús de Nazaret, cuyas pautas de comportamiento
e inclinaciones morales, van a marcar y determinar la conducta de
varios miles de millones de personas a lo largo de más de
dos milenios.
A pesar de este matiz pisciano, el modelo mantiene características
ancestrales. Como el modelo representado por Visnhú. Cristo
es también el "señor del sacrificio", "el
que se apodera de las almas para salvarlas", "el que capta
la adoración de las gentes", "el libertador",
y también "el de la larga cabellera".
- En la década de los sesenta, más exactamente febrero
del 62, aparece el principio del fin de una Era. Como en todo momento
de crisis evolutiva, de perturbaciones transformadoras, la imitación
del modelo de la Era es irresistible para el núcleo de personas
más receptivo, es decir, para los jóvenes. El interés
por lo espiritual, las nuevas religiones, y el consumo de ciertas
substancias, - análogo todo ello al simbolismo de Neptuno,
regente de Piscis, - se extiende por la cultura occidental, provocando
la amplificación de las cerradas conciencias individuales
de occidente. Este fenómeno permitió la experiencia
interior y personal de contacto con el arquetipo. Son miles los
casos de personas que experimentaron la identidad del Cristo bajo
los efectos de ciertas disciplinas o el consumo de ciertas drogas.
Esta experiencia personal lanzó inconscientemente a la escenificación
del modelo primitivo; pelos largos y lacios, largas túnicas,
mensajes de paz y amor, etc.
Los más altos valores morales aportados por este arquetipo
solar de matices piscianos están relacionados con el amor
al prójimo, la compasión, etc., expresando así
la exaltación de Venus en Piscis. Las pautas de comportamiento
social, también se han visto condicionadas y fijadas por
este modelo gregario y aglutinador - claramente neptuniano -, "Venid
en pos de mi y os haré pescadores de hombres", les dijo
Jesús a Pedro y Andrés. Por otro lado, la influencia
de Júpiter, regente clásico de Piscis, también
se hace notar; "No penséis que he venido a abrogar la
ley o los profetas, sino para cumplir", "...ni una jota
ni una tilde pasará de la ley..." Mt 5-18. La relación
de este modelo a imitar, con los esquemas de Piscis y por correspondencia
con la doceava Casa, también se manifiestan; "Sanad
enfermos, limpiad leprosos..." ese mensaje ha permitido el
desarrollo humanitario y la ayuda a los demás.
Antes de la Era de Piscis, uno de los modelos a imitar, "el
que capta la adoración de las gentes", "el que
se apodera de las almas para salvarlas", "el liberador"...
tenía todos los matices arianos, de Ares, Marte para la civilización
romana, donde tuvo su máximo esplendor y devoción.
Antes de aparecer el modelo del Cristo, hubo un modelo guerrero
y conquistador, necesario para que la civilización de ese
momento se desarrollara y pudiera expandir su cultura de manera
conveniente.
Después de esta Era pisciana, nos espera un nuevo modelo
que, como los anteriores, "captará la adoración
de las gentes" y será el modelo imitar. Pero para el
mundo occidental de hoy en día, de raíces cristianas,
la figura del Cristo es el eje lejano, como el Sol, del comportamiento
moral y social de todos nosotros, así que desarrollar todas
las pautas de comportamiento que ha condicionado este modelo solar,
es tarea innecesaria pues todos, aunque no nos demos cuenta, estamos
imbuidos o bajo la influencia de este modelo suficientemente conocido.
El modelo de divinidad solar está siempre representado por
un héroe. En el modelo pisciano, se trata de un héroe
religioso, por ello descendiendo de los modelos puros y primordiales
hasta un nivel más humano, podemos imaginar al modelo solar
en forma de héroe. Este modelo esta inserto en cada uno de
nosotros y tiende a expresarse desde las parcelas más profundas
de nuestro ser.
Cuando este arquetipo solar es dominante en un individuo, puede
llegar a transformar o modelar al aspecto físico. Cuando
esto sucede, aparecen personas, hombres o mujeres, de aspecto poderoso,
bien formados, de huesos largos, cara y frente grandes, cutis claro,
nariz corta, pelo ondulado, ojos redondeados, rostro anguloso tendiente
a lo hexagonal, tórax ancho y brazos más largos que
el tronco. Las características psicológicas de este
modelo humano suelen manifestarse a través de una personalidad
de carácter potente, con buenas capacidades de organización,
de ideales elevados, lleno de confianza en si mismo, de afectos
y pasiones encendidas, pero sensible a las heridas en el amor propio.
- Como ocurre con las personas nacidas bajo el signo de Leo o aquellos
que tienen al Solo a Leo en el ascendente.
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