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OTROS TEMAS > EL VERDADERO VALOR DE LOS EXÁMENES

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Laberintos

Herejías y herejes de nuestro tiempo


Artículo original:
rafapal.com

 

El verdadero valor de los exámenes es generar un trauma para la total sumisión a la materia examinada

por Rafael Palacios

El examen es la llave que cierra con candado el saber de todo aquel que haya obtenido un título académico (especialmente, los licenciados).

El trauma generado por las decenas de horas empleadas para aprobar una asignatura, la angustia de los días antes y el propio nerviosismo del día de la prueba generará una euforia tal en el estudiante, en caso de aprobar, que provocará dos reacciones, importantísimas para la sociedad.

-De un lado, una elevación del ego por parte del estudiante, consecuencia de «haber pasado esa prueba», que redundará en que «sólo aquellos que hayan pasado el mismo exámen» podrán discutir sobre esa materia con él. Es decir, se crea una casta que algunos conocen como «corporativismo».

-De otro lado, la generación de ese trauma, que el sujeto no querrá volver a revivir, dejará a la persona en cuestión incapacitada para revisar, cuestionar o debatir la materia examinada. Es decir, se genera un «efecto candado». El trauma del examen funciona como cualquier otro, pero en otra escala, y para profundizar en su estudio, me remito a las investigaciones del Doctor Hamer sobre el cerebro y, muy especialmente, al Proyecto MK Ultra. Si en el Proyecto Mind Control se generaban múltiples personalidades por medio de los abusos sexuales y psicológicos, a través de los exámenes se genera un «ego corporativo» (médico, biólogo, ingeniero, pedagogo, sociólogo, psicólogo, etc), intocable, dado que cualquier discusión o puesta en duda de la materia aprobada (tras, me atrevería a decir, inhumano esfuerzo), provocará la activación del mecanismo traumático, generando un rechazo a «tocar» el objeto generador de ese trauma (el conocimiento examinado/aprobado).

La prueba de que lo que digo es cierto es ésta: tú te pones a debatir con un médico sobre… Tesla y podrás hacerlo, estarás más o menos de acuerdo pero podrá haber conversación. Ahora, trata de debatir sobre algo que le toca, como el Sida. Imposible, ¿verdad? Ahora, imagina hablar con un ingeniero sobre el feminismo. Sin problemas. Ponte a debatir sobre motores magnéticos, de agua o energía libre. Una tecla se levanta y se genera la histeria. Imagina ahora una socióloga. Con ella posiblemente te puedes poner a debatir sobre el valor de la medicina natural, pero mete en la conversación la doctrina de género y la falsedad de las estadísticas sobre violencia y ya verás lo que te pasa…

En cada caso, como seres humanos que son, son capaces de conversar sin histeria de los temas que no han sido afectados por su trauma pero cuando se trata de «el candado que colocaron cuando aprobaron el examen», la cosa cambia… Un monstruo inconsciente sale a la luz con el que es imposible el intercambio racional de datos e ideas. Ese «efecto candado del examen traumático» les ha convertido en «guardianes de ese saber».

Yo puedo hablar de medicina porque soy médico, pero tú no porque no lo eres. Yo puedo hablar de la historia porque aprobé la carrera de historia, pero tú no, porque no lo eres. Yo puedo hablar de biología porque soy licenciado, pero tú no).

Curiosamente, de la «verdad» en los medios de comunicación puede hablar todo el mundo, aunque no hayan estudiado Periodismo.

Toda esta digresión quedará perfectamente entendida al estudiar el examen entre los exámenes: las oposiciones.

No sé si conocéis a alguien que haya hecho oposiciones para juez. Yo tengo dos buenos amigos: uno acabó siendo fiscal y el otro, juez. Ambos pasaron 7 años para lograrlo. Siete años encerrados en sus casas. Siete años sin disfrutar de sus amigos. ¡Siete años PARA APRENDERSE DE MEMORIA cientos de temas! ¡DE MEMORIA! ¡Si se pueden encontrar en Internet! ¡Es más: lo podrán consultar cuantas veces quieran una vez aprobadas las oposiciones!

Pensadlo bien: ¿para qué necesita un juez saberse de memoria todo ese arsenal de temas? ¿Acaso uno es mejor juez por tener mejor memoria o por ser una persona más justa? ¿Se examina en algún momento si esa persona ha sido íntegra, ecuánime y justa durante su vida anterior a ser juez?

No, ¿verdad? ¿Qué es lo que se pretende entonces sometiendo a esas personas a una prueba tan inhumana? (sí, lo digo así, es inhumano que una persona esté siete años sometida a tal estrés y presión: una TOR-TURA).

Pues la respuesta ha quedado delineada más arriba. Lo que se busca es generarle un trauma.

Un trauma tal que genere una completa sumisión ante lo estudiado y genere una adhesión total a quien le ha causado ese trauma (el Estado). ¿Después de todo lo que he sufrido, me voy a cuestionar algo?

¡Yo fui capaz de aprobar ese examen después de todos esos días, semanas y meses! ¡Que no me lo quiten por nada del mundo!

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
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