Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre
vuelve a brillar entre las nubes.
En el corazón de todos los inviernos vive
una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene
una aurora sonriente.
Para entender el corazón y la mente de
una persona, no te fijes en lo que ha hecho no te fijes en lo
que ha logrado sino en lo que aspira a hacer.
No busques al amigo para matar las horas, sino
búscale con horas para vivir.
La más bella palabra en labios de un hombre
es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía.
Debe haber algo extrañamente sagrado en
la sal: está en nuestras lágrimas y en el Mar.
Protegedme de la sabiduría que no llora,
de la filosofía que no ríe y de la grandeza que
no se inclina ante los niños.
Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar
sin que nos pidan, como buenos entendedores.
Los hombres que no perdonan a las mujeres sus
pequeños defectos jamás disfrutarán de
sus grandes virtudes.
No progresas mejorando lo que ya esta hecho, sino
esforzándote por lograr lo que aun queda por hacer.
El amor es siempre tímido ante la belleza,
al paso que la belleza anda siempre detrás del amor."
Los dones que provienen de la justicia son superiores
a los que se originan en la caridad.
El ruiseñor se niega anidar en la jaula,
para que la esclavitud no sea el destino de su cría.
Yo os digo que la alegría y la tristeza
son inseparables.
Del hablador he aprendido a callar; del intolerante,
a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás
con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna
gratitud hacia esos maestros.
Puedes olvidar a aquél con el que has reído
pero no a aquél con el que has llorado.
Cuando la tristeza funde a dos corazones, ni la
gloria ni la felicidad será capaz de destruir esa unión.
Las lágrimas son un
fuego que purifica el amor, haciéndolo nítido
y hermoso por una eternidad.