Darwin, darwinismo
y sociedad
Daniel Lozano
La teoría de la evolución darvinista
es el resultado de la filosofía ramplona que surgió
a la superficie con el redespertar de antiguas filosofías
materialistas y se expandió ampliamente en el siglo XIX.
El hombre que presentó la teoría de
la evolución como es defendida hoy fue el naturalista aficionado
inglés Charles Robert Darwin. Éste nunca emprendió
un estudio formal de la biología. Las hipótesis de
Darwin no se basaban en ningún descubrimiento o experimento
científico. Sin embargo, con el tiempo se volvió una
teoría presuntuosa gracias al apoyo e impulso que recibió
de los famosos biólogos y naturalistas de la época.
La idea principal a transmitir era que los individuos que mejor
se adaptaron a su medio transfirieron las cualidades adquiridas
a las generaciones subsiguientes. Luego esas cualidades se acumularon
y con el tiempo transformaron a las criaturas en cuestión
en especies totalmente distintas a sus ancestros mediante un proceso
gradual plagado de formas intermedias entre el ancestro y la nueva
forma. Según Darwin el ser humano fue el resultado mas desarrollado
de dicho mecanismo y denominó a ese proceso “evolución
por selección natural”.
El propio Darwin, sobre todo al final de sus postulados,
era consciente de que dicha teoría se enfrentaba a una gran
cantidad de problemas. Una de las principales dificultades, que
aun persisten en la actualidad, era la que se desprendía
del registro fósil. El descubrimiento en la década
de 1950 de la molécula de ADN que incorpora la información
genética, arrojó, o por lo menos lo debería
haber hecho, a una gran crisis. La razón obvia era la gran
complejidad de la vida y la invalidez de los mecanismos evolucionistas
propuestos por Darwin que reducían dicha complejidad a simples
procesos descriptivos que nada aportaban al fenómeno de la
evolución en sí.
Esos cambios debieron haber terminado con la teoría
de Darwin en el basurero de la historia. Sin embargo, no sucedió
así porque ciertos círculos insistieron en revisarla,
renovarla y elevarla a un plano científico. Estos esfuerzos
tienen sentido solamente cuando se comprueba que detrás de
la teoría se ubican intenciones ideológicas antes
que preocupaciones científicas.
Uno de los aspectos más importantes y no obstante
menos conocido de Darwin es su racismo: consideraba a los europeos
blancos (únicamente a los ricos, ya que los pobres eran “
una lastimosa gente” que estaba en esa situación por
propia voluntad y por ser pecaminosos) más avanzados que
otras razas humanas. Defendió que algunas razas se desarrollaron
más que otras y que las últimas aún tenían
rasgos de simio. En su libro La Descendencia el Hombre publicado
justo después de El Origen de las Especies, Darwin sostiene
que los negros y los aborígenes australianos son iguales
a los gorilas e infirió que los mismos, con el tiempo, deberían
ser” hechos a un lado” por las “razas civilizadas”.
Dijo: “En un futuro, no muy distante como para
medirlo en siglos, las razas humanas civilizadas, seguramente, exterminarán
y reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo. Sin
duda..., al mismo tiempo serán exterminados los monos antropomorfos.
Podemos esperar que exista un hombre civilizado, incluso más
que el caucásico, cuya diferencia con un mono tan inferior
como el mandril sea mayor a la que existe entre el negro o el australiano
y el gorila”. (SIN COMENTARIOS)
Las, cuanto menos, disparatadas ideas de Darwin no
fueron sólo teorizadas sino llevadas también a una
posición que proveyeron los más importantes “fundamentos
científicos” al racismo. Suponiendo que los seres evolucionaron
en la lucha por la vida, en esa competencia constante, el Darwinismo
fue adaptado a las ciencias sociales y se convirtió en una
concepción que pasó a ser llamada “Darwinismo
social”.
La teoría de Darwin entró en una profunda
crisis debido al descubrimiento de las leyes de la genética
en el primer cuarto de siglo: Independientemente de ello, un grupo
de científicos que estaba determinado a permanecer leal a
Darwin, se esforzó por encontrar y presentar posibles soluciones.
Se centraron en la cuestión del origen de las variaciones
provechosas o útiles que supuestamente hacían que
los organismos evolucionaran debido a mutaciones azarosas. A esta
nueva teoría la denominaron ”Teoría de la Evolución
Sintética Moderna”, resultado de añadir el concepto
de mutación al azar a la tesis de la selección natural
de Darwin y paso a ser lo que hoy conocemos como neodarwinismo.
Buscaron probar que los primeros organismos vivientes
podían haberse originado por casualidad bajo condiciones
terrestres primitivas propuestas por su teoría, pero dichos
experimentos también terminaron en fracaso (el experimento
de Miller consistente en simular las condiciones bioclimáticas
y atmosféricas de ese momento para obtener una serie de aminoácidos,
se sabe que los compuestos que utilizo no fueron exactamente los
compuestos que se encontraban realmente en ese momento y aún
que eso fuera cierto no demostraba cómo esos aminoácidos
formados llegaron a ser esos primeros seres vivos que habitaron
la Tierra).
Los cálculos de probabilidad demostraban claramente
que ni siquiera pudo haberse formado por azar una sola proteína,
la molécula con la que se estructuraba la vida. Es mas los
matemáticos han demostrado que no ha habido tiempo suficiente
en la historia para que un ojo se formara gracias a las mutaciones
al azar y evidentemente si en el caso del ojo se llega a esa conclusión,
si hablamos de un ser vivo como un ente completo el despropósito
de la teoría es clara.
Pero, como ya he dicho anteriormente, esta teoría
es negada por los registros fósiles. Nunca se ha encontrado
en ninguna parte del mundo alguna forma transitoria real que supuestamente
podría exhibir la evolución gradual de los organismos
vivos, de especias primitivas o avanzadas. Teóricamente según
esta teoría la “selección natural” fue
probando modelos hasta que alcanzó ese ser perfecto y mejor
adaptado, por lo que debería de existir un amplio abanico
de especies transitorias, las cuales supuestamente deberían
haber sido recogidas por el registro fósil y haberse contado
por millones, ya que eran las formas que más tiempo habían
ocupado a lo largo de la evolución. En clara duda se pone
que dichas especies, que tendrían que ser monstruosas, mitad
pájaro mitad reptil, mitad pez mitad reptil,..., ya que correspondían
a estados intermedios, fueran minimamente viables para sobrevivir,
ya que al convivir con la especie de la que supuestamente habían
evolucionado estaba en clara desventaja respecto a ella. Además
en muchos casos la anatomía comparada revelaba que dichas
especies tenían rasgos anatómicos muy diferentes y
que nunca pudieron ser ancestros o descendientes una de la otra,
ya que se observaba un cambio que reflejaba claramente un cambio
en la embriogénesis que no podía ser atribuido a simples
mutaciones al azar.
En el empeño de los darvinistas en mantener
su teoría llevaron acabo multitud de falsificaciones. Por
ejemplo en los dibujos, les vino muy bien que algunos fósiles
descubiertos eran susceptibles de todo tipo de interpretaciones.
Generalmente consistían en fragmentos de huesos incompletos
y disperso. Por esa razón resultaba muy fácil distorsionar
los datos disponibles y usarlos como se desee. Muchas de estas reconstrucciones
hechas por los darvinistas estaban preparadas de modo totalmente
especulativo con el objeto de confirmar sus tesis.
Algo parecido ocurrió con la fabricación
de fósiles falsos, algunos darvinistas incapaces de encontrar
en los registros fósiles evidencias que validaran su teoría
se aventuraron a fabricarlas. Ambas falsificaciones y el modo de
actuar son el indicio más expresivo de que la teoría
de la evolución es una ideología, una filosofía,
una religión que los darvinistas están dispuestos
a defender a toda costa, aunque haya pruebas que invaliden claramente
la mayoría de sus postulados.
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