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OTROS TEMAS > LA ESCUELA DE FRANKFURT Y LA CORRECIÓN POLÍTICA

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Herejías y herejes de nuestro tiempo

Artículo original:

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La Escuela de Frankfurt y la Corrección Política

Aparecido originalmente en la edición del invierno (boreal) de 1991-1992 (vol. 1 Nº 1) de la revista trimestral Fidelio (schillerinstitute.org), el siguiente ensayo que presentamos en castellano, analítico y documentado, repasa en profundidad diversos fundamentos y consecuencias de la funesta y marxista Escuela de Frankfurt, engendradora de múltiples títeres que han buscado destruír, fundamentalmente en sus aspectos culturales, cruciales, la civilización occidental en su conjunto. El autor en cierto modo analiza a dicha Escuela desde su prehistoria hasta sus efectos que se siguen sintiendo hoy bajo la forma de la tiranía social de lo "políticamente correcto", concepto tomado prestado del lenguaje de la dictadura soviética rusa. Toda la erudición del artículo, si bien puede desconcertar por su volumen a quien lo ignore todo del tema, ilustra de buena forma a quienes sí posean nociones de lo que aquí se trata y estén interesados en ello.

La Nueva Edad Media:
La Escuela de Frankfurt y la "Corrección Política"

por Michael Minnicino, 1991

Las personas de Norteamérica y Europa occidental aceptan ahora un nivel de fealdad en sus vidas diarias que es casi sin precedentes en la historia de la civilización occidental. La mayor parte de nosotros nos hemos habituado tanto a ello, que la muerte de millones de personas por hambre y enfermedades no saca de nosotros más que un suspiro, o un murmullo de protesta. Nuestras propias calles de las ciudades, hogar de legiones de personas sin hogar, son gobernadas por Dope Inc. [la Corporación de las Drogas], la industria más grande en el mundo, y en aquellas calles los estadounidenses ahora se asesinan unos a otros en una proporción no vista desde la Edad Media.

Al mismo tiempo, mil horrores más pequeños son tan triviales que pasan inadvertidos. Nuestros hijos pasan tanto tiempo sentados delante de televisores como en la escuela, mirando con regocijo escenas de tortura y muerte que podrían haber impresionado a un auditorio en el Coliseo romano. La música está en todas partes, casi inevitable, pero ella no eleva, ni siquiera tranquiliza, sino que se clava en los oídos, a veces escupiendo una obscenidad. Nuestras artes plásticas son feas, nuestra arquitectura es fea, nuestra ropa es fea. Hubo ciertamente períodos en la Historia donde la Humanidad hubo sobrevivido a clases similares de brutalidad, pero nuestra época es crucialmente diferente. Nuestra Era post-Segunda Guerra Mundial es la primera en la Historia en la cual estos horrores son completamente evitables. Nuestro tiempo es el primero en tener la tecnología y los recursos para alimentar, alojar, educar y emplear humanamente a cada persona en la Tierra, sin importar el crecimiento de la población. Pero cuando se muestran las ideas y se prueban las tecnologías que pueden solucionar los problemas más horrendos, la mayoría de la gente se retrae hacia una implacable pasividad. Nos nos hemos hecho solamente feos, sino impotentes.

Sin embargo, no hay ninguna razón de por qué nuestra actual situación moral y cultural tuvo que resultar, legítima o naturalmente, como lo ha hecho; y no hay ninguna razón de por qué esta tiranía de la fealdad debiera continuar por un instante más.

Considere la situación de sólo hace cien años, a principios de la década de 1890. En música, Claude Debussy estaba completando su Preludio a la Siesta de un Fauno, y Arnold Schönberg comenzaba a experimentar con el atonalismo; al mismo tiempo, Dvorak estaba trabajando en su Novena Sinfonía, mientras Brahms y Verdi todavía vivían. Edvard Munch exponía su pintura El Grito, y Paul Gauguin su Autorretrato con Halo, pero en Estados Unidos, Thomas Eakins todavía pintaba y enseñaba. Mecanicistas como Helmholtz y Mach tenían importantes cátedras universitarias de ciencia, junto con los alumnos de Riemann y Cantor. La encíclica De Rerum Novarum del Papa León XIII estaba siendo promulgada, justo cuando secciones de la Segunda Internacional Socialista se estaban volviendo terroristas, y se preparaban para la guerra de clases.

La creencia optimista de que uno podría componer música como Beethoven, pintura como Rembrandt, estudiar el universo como Platón y Nicolás de Cusa, y cambiar la sociedad mundial sin violencia, estaba viva en la década de 1890. Es verdad que dicha creencia era débil, y que estaba bajo sitio, pero estaba difícilmente muerta. Sin embargo, dentro de breves veinte años, esas tradiciones clásicas de la civilización humana habían sido casi barridas, y el Occidente se había comprometido en una serie de guerras de una carnicería inconcebible.

Lo que comenzó hace aproximadamente cien años, fue lo que podría ser llamado un "contra-Renacimiento". El Renacimiento de los siglos XV y XVI fue una celebración religiosa del alma humana y del potencial de la Humanidad para su crecimiento. La belleza en el Arte no podía ser concebida como algo menos que la expresión de los más avanzados principios científicos, como queda demostrado por la geometría sobre la cual están basadas la perspectiva de Leonardo y la gran cúpula de Brunelleschi de la catedral de Florencia. Las mejores mentes de la época volvían sus pensamientos a los cielos y a las poderosas aguas, y trazaron un mapa del Sistema Solar y la ruta hacia el Nuevo Mundo, planeando grandes proyectos para cambiar el curso de los ríos para el mejoramiento de la Humanidad. Hace aproximadamente cien años, fue como si una larga lista de comprobación hubiera sido preparada, con todos los maravillosos logros del Renacimiento enumerados, cada uno para ser revertido. Como parte de este movimiento de una "Nueva Era", como fue llamado entonces, el concepto del alma humana fue socavado por la campaña intelectual más vociferante de la Historia; el Arte fue separado a la fuerza de la Ciencia, y la Ciencia misma fue convertida en objeto de profunda sospecha. El Arte fue hecho feo porque, se dijo, la vida se había hecho fea.

El cambio cultural lejos de las ideas del Renacimiento que construyeron el mundo moderno, se debió a una especie de masonería de la fealdad. Al principio, esto era una conspiración política formal para popularizar teorías que fueron expresamente diseñadas para debilitar el alma de la civilización judeo-cristiana, de manera de hacer creer a la gente que la creatividad no era posible, que la adhesión a la verdad universal era un síntoma de autoritarismo, y que la Razón misma era sospechosa. Esta conspiración fue decisiva en la planificación y desarrollo, como medios de manipulación social, de las enormes nuevas industrias hermanas de la radio, la televisión, el cine, la música grabada, la publicidad y las encuestas de opinión pública. El omnipresente influjo psicológico de los medios de comunicación fue deliberadamente fomentado para crear la pasividad y el pesimismo que afligen hoy a nuestras poblaciones. Tan exitosa fue esta conspiración, que se ha incrustado en nuestra cultura; ya no necesita ser una "conspiración", ya que ha adquirido vida propia. Sus éxitos no son discutibles; usted sólo tiene que encender la radio o el televisor. Incluso el nombramiento de un juez de la Corte Suprema es deformado en una telenovela erótica, con el auditorio poniéndose, a partir de aspectos secundarios, del lado de su personaje favorito.

Nuestras universidades, la cuna de nuestro futuro tecnológico e intelectual, se han visto abrumadas por la "Corrección Política" de la Nueva Era estilo Internacional Comunista. Con el colapso de la Unión Soviética, nuestros recintos universitarios ahora representan la más grande concentración del dogma marxista en el mundo. Los irracionales arrebatos adolescentes de los años '60 han sido institucionalizados en una "revolución permanente". Nuestros profesores miran por sobre sus hombros, esperando que la actual moda se calme antes de que la denuncia de un estudiante borre el trabajo de toda una vida; algunos graban en cintas sus conferencias, temiendo acusaciones de "insensibilidad" hechas por alguna enfurecida "Guardia Roja". Los estudiantes de la Universidad de Virginia recientemente solicitaron con éxito eliminar la exigencia de leer a Homero, Chaucer y otros "Varones Europeos Muertos", porque tales escritos son considerados etnocéntricos, falocéntricos, y generalmente inferiores a los autores "más relevantes" del Tercer Mundo, femeninos u homosexuales.

Ésta no es la academia de una república; éste es el NKVD [Comisariado Popular de Asuntos Internos] de Stalin desarraigando a los "desviacionistas" y prohibiendo libros. Lo único que falta es la hoguera pública.

Tendremos que afrontar el hecho de que la fealdad que vemos alrededor nuestro ha sido conscientemente fomentada y organizada de tal manera que una mayoría de la población está perdiendo la capacidad cognoscitiva de transmitir a la siguiente generación las ideas y métodos sobre los cuales nuestra civilización fue construída. La pérdida de aquella capacidad es el indicador primario de una Edad Oscura. Y en una nueva Edad Oscura (o Edad Media) es exactamente en lo que estamos. En tales situaciones, el registro de la Historia es inequívoco: o bien creamos un Renacimiento, un renacer de los principios fundamentales sobre los cuales se originó la civilización, o nuestra civilización muere.

 

1. LA ESCUELA DE FRANKFURT:
INTELECTUALIDAD BOLCHEVIQUE

El único y más importante componente organizativo de esta conspiración fue un centro de estudios comunista llamado el Instituto para la Investigación Social (ISR, Institute for Social Research), pero popularmente conocido como la Escuela de Frankfurt.

En los vertiginosos días inmediatamente después de la Revolución bolchevique en Rusia, se creía ampliamente que la revolución proletaria arrasaría momentáneamente desde los Urales a Europa y, finalmente, hasta Norteamérica. Pero no lo hizo; las dos únicas tentativas de un gobierno de los trabajadores en Occidente —en Múnich y Budapest— duraron sólo meses. La Internacional Comunista (Comintern) por lo tanto comenzó varias maniobras para determinar por qué esto era así. Una de tales maniobras fue encabezada por Georg Lukacs, un aristócrata húngaro, hijo de uno de los principales banqueros del Imperio de los Habsburgo. Formado en Alemania y ya un importante teórico literario, Lukacs se hizo comunista durante la Primera Guerra Mundial, escribiendo, cuando él se integró al partido, "¿Quién Nos Salvará de la Civilización Occidental?". Lukacs estaba bien capacitado para la tarea de la Internacional Comunista: él había sido uno de los Comisarios de Cultura durante el efímero Soviet húngaro en Budapest en 1919; en efecto, los historiadores modernos vinculan la brevedad del experimento de Budapest a las órdenes de Lukacs que impusieron la educación sexual en las escuelas, acceso fácil a la anti-concepción, y el aflojamiento de las leyes de divorcio, todo lo cual repudió la población católica de Hungría.

Huyendo a la Unión Soviética después de la contra-revolución, Lukacs se mantuvo oculto en Alemania en 1922, donde presidió una reunión de sociólogos e intelectuales de orientación comunista. Dicha reunión fundó el Instituto para la Investigación Social. Durante la década siguiente, ese Instituto elaboró lo que llegaría a ser la más exitosa operación de guerra psicológica de la Internacional Comunista contra el Occidente capitalista.

Lukacs determinó que cualquier movimiento político capaz de llevar el bolchevismo a Occidente tendría que ser, en sus palabras, "demoníaco"; que tendría que "poseer el poder religioso que es capaz de llenar el alma entera; un poder que caracterizó al cristianismo primitivo". Sin embargo, sugirió Lukacs, tal movimiento político "mesiánico" sólo podría tener éxito cuando el individuo creyera que sus acciones son determinadas "no por un destino personal, sino por el destino de la comunidad" en un mundo "que ha sido abandonado por Dios". El bolchevismo funcionó en Rusia porque aquella nación estaba dominada por una peculiar forma gnóstica de cristianismo tipificado por los escritos de Fyodor Dostoyevsky. "El modelo para el nuevo hombre es Alyosha Karamazov", dijo Lukacs, refiriéndose al personaje de Dostoyevsky que voluntariamente dedicó su identidad personal a ser un hombre santo, y así dejó de ser "único, puro, y por lo tanto abstracto".

Este abandono de la singularidad del alma también resuelve el problema de "las fuerzas diabólicas que están al acecho en toda violencia" que deben ser soltadas a fin de crear una revolución. En este contexto, Lukacs citó la sección del Gran Inquisidor de la novela "Los Hermanos Karamazov" de Dostoyevsky, notando que el Inquisidor que interroga a Jesús ha resuelto la cuestión del bien y el mal: una vez que el hombre ha entendido su distanciamiento de Dios, entonces cualquier acto al servicio del "destino de la comunidad" está justificado; tal acto no puede ser "ni delito ni locura... Ya que el delito y la locura son objetivaciones de la falta trascendental de hogar".

Según un testigo ocular, durante las reuniones de la dirigencia soviética húngara en 1919 para preparar listas para el pelotón de fusilamiento, Lukacs a menudo citaría al Gran Inquisidor: «Y nosotros quienes, para la felicidad de ellos, hemos tomado los pecados de ellos sobre nosotros, estamos ante usted y decimos: "Júzguenos si usted puede, y si usted se atreve"».

EL PROBLEMA DEL GÉNESIS

Lo que diferenció a Occidente de Rusia, identificó Lukacs, fue una matriz cultural judeo-cristiana que enfatizaba exactamente la singularidad y la sacralidad del individuo de las que Lukacs abjuró. En su núcleo, la ideología occidental dominante sostenía que el individuo, mediante el ejercicio de su razón, podía discernir la Voluntad Divina en una relación no mediata. Lo que era peor, desde el punto de vista de Lukacs, es que esta razonable relación necesariamente implicaba que el individuo podía y debía cambiar el universo físico en su búsqueda del Bien; que el Hombre debería ejercer dominio sobre la Naturaleza, como está declarado en la prescripción bíblica en el Génesis. El problema era que mientras el individuo tuviera la creencia —o incluso la esperanza de la creencia— de que su divina chispa de la razón podría solucionar los problemas que afronta la sociedad, entonces aquella sociedad nunca alcanzaría el estado de desesperación y alienación que Lukacs reconoció como el requisito previo necesario para la revolución socialista.

La tarea de la Escuela de Frankfurt entonces fue, primero, debilitar la herencia judeo-cristiana mediante una "abolición de la cultura" (Aufhebung der Kultur, en el alemán de Lukacs); y, segundo, determinar nuevas formas culturales que incrementarían la alienación de la población, creando así una "nueva barbarie". Para esa tarea, se reunió en y alrededor de la Escuela de Frankfurt un surtido increíble no sólo de comunistas sino también de socialistas independientes, fenomenólogos radicales, sionistas, freudianos renegados, y al menos unos cuantos miembros de un autoidentificado "culto de Astarté". La abigarrada membresía reflejaba, hasta cierto punto, el patrocinio: aunque el Instituto para la Investigación Social comenzó con el apoyo de la Internacional Comunista, durante las siguientes tres décadas sus fuentes de financiamiento incluyeron a varias universidades alemanas y estadounidenses, la Fundación Rockefeller, la Columbia Broadcasting System (CBS), el American Jewish Committee, varios servicios de Inteligencia estadounidenses, la Oficina del Alto Comisionado Estadounidense para Alemania, la Organización Internacional del Trabajo, y el Instituto Hacker, una elegante clínica psiquiátrica de Beverly Hills.

Del mismo modo, las lealtades políticas del Instituto: aunque el personal superior mantenía lo que podría ser llamado una relación sentimental con la Unión Soviética (y hay pruebas de que algunos de ellos trabajaron para la Inteligencia soviética en los años '60), el Instituto vio sus objetivos como superiores a los de la política exterior rusa. Stalin, quien se horrorizó por la indisciplinada y "cosmopolita" operación establecida por sus predecesores, acabó con el Instituto a finales de los años '20, forzando a Lukacs a la "auto-crítica", y encarcelándolo brevemente como un simpatizante alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Lukacs sobrevivió para retomar brevemente su antiguo cargo como ministro de Cultura durante el régimen anti-estalinista de Imre Nagy en Hungría. De los otros personajes superiores del Instituto, las visitas políticas inspectivas de Herbert Marcuse son típicas. Éste comenzó como un comunista, y se convirtió en un protegido del filósofo Martin Heidegger justo cuando éste se estaba uniendo al Partido Nacionalsocialista. Yendo a Estados Unidos, él trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) durante la Segunda Guerra Mundial, y más tarde llegó a ser el analista superior del Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense de la política soviética durante el auge del período del senador McCarthy; en los años '60, él cambió otra vez, para convertirse en el más importante gurú de la Nueva Izquierda; y terminó sus días ayudando a fundar el extremista y ambientalista Partido de los Verdes en Alemania Occidental.

En toda esta aparente incoherencia de posiciones cambiantes y financiamiento contradictorio no hay ningún conflicto ideológico. Lo que no cambia es el deseo de todas las partes de contestar la pregunta original de Lukacs: "¿Quién nos salvará de la civilización occidental?".

THEODOR ADORNO Y WALTER BENJAMIN

Quizás el más importante, aunque el menos conocido, de los éxitos de la Escuela de Frankfurt fue la transformación de los medios electrónicos de la radio y la televisión en los poderosos instrumentos de control social que ellos representan hoy. Esto fue posible a partir del trabajo hecho originalmente por dos hombres que llegaron al Instituto a fines de los años '20: Theodor Adorno y Walter Benjamin.

Después de completar sus estudios en la Universidad de Frankfurt, Walter Benjamin planeó emigrar a Palestina en 1924 con su amigo Gershom Scholem (quien más tarde se convertiría en uno de los más famosos filósofos de Israel, así como en el gnóstico principal del judaísmo), pero fue impedido por una relación amorosa con Asja Lacis, una actriz letona miembro de la Internacional Comunista. Lacis se lo llevó rápidamente a la isla italiana de Capri, un centro de culto de la época del Emperador Tiberio, luego usado como una base de entrenamiento de la Internacional Comunista; el anteriormente apolítico Benjamin le escribió a Scholem desde Capri que él había encontrado "una liberación existencial y una percepción intensa de la actualidad del comunismo radical".

Lacis más tarde llevó a Benjamin a Moscú para un adoctrinamiento adicional, donde él conoció al dramaturgo Bertolt Brecht, con quien comenzaría una larga colaboración; poco después de entonces, mientras trabajaba en la primera traducción alemana del poeta francés entusiasta de las drogas Baudelaire, Benjamin comenzó una seria experimentación con alucinógenos. En 1927 él estaba en Berlín como parte de un grupo liderado por Adorno, estudiando las obras de Lukacs; entre otros miembros del grupo de estudios se contaba a Brecht y su compositor-compañero Kurt Weill; a Hans Eisler, otro compositor que más tarde se convertiría en un compositor de música de películas en Hollywood y co-autor junto con Adorno del libro de texto Composición para el Cine; al fotógrafo de vanguardia Imre Moholy-Nagy, y al director de orquesta Otto Klemperer.

Desde 1928 hasta 1932, Adorno y Benjamin tuvieron una intensa colaboración, al final de la cual ellos comenzaron a publicar artículos en el diario del Instituto, el Zeitschrift für Sozialforschung. Benjamin se mantuvo en los márgenes del Instituto, en gran parte debido a Adorno, quien más tarde se apropiaría de la mayor parte de su trabajo. Cuando Hitler subió al poder, el personal del Instituto huyó, pero, mientras la mayoría desapareció rápidamente y se ubicó en nuevas posiciones en Estados Unidos e Inglaterra, no hubo ninguna oferta de trabajo para Benjamin, probablemente debido a la animadversión de Adorno. Él fue a Francia, y, después de la invasión alemana, huyó a la frontera española; esperando su detención momentánea por la Gestapo, él se desesperó y murió en un sórdido cuarto de hotel por sobredosis de drogas auto-administradas.

El trabajo de Benjamin permaneció casi completamente desconocido hasta 1955, cuando Scholem y Adorno publicaron una edición de su material en Alemania. El renacimiento pleno ocurrió en 1968, cuando Hannah Arendt, la antigua amante de Heidegger y colaboradora del Instituto en Estados Unidos, publicó un importante artículo sobre Benjamin en la revista New Yorker, seguido ese mismo año por las primeras traducciones inglesas de su trabajo. Hoy, cada librería universitaria en el país presume de tener un estante lleno dedicado a traducciones de cada fragmento que Benjamin escribió, más la exégesis, todo con las fechas de derechos de autor de los años '80.

Adorno era más joven que Benjamin, y era tan agresivo como pasivo era el hombre más viejo. Nacido como Teodoro Wiesengrund-Adorno en una familia corsa, le enseñó piano a una temprana edad una tía que vivía con la familia y que había sido la acompañante de conciertos de la estrella internacional de ópera Adelina Patti. Se pensaba generalmente que Theodor se convertiría en un músico profesional, y él estudió con Bernard Sekles, el profesor de Paul Hindemith. Sin embargo, en 1918, mientras todavía un estudiante de liceo, Adorno conoció a Siegfried Kracauer. Kracauer era parte de un salón kantiano-sionista que se reunía en la casa del rabino Nehemiah Nobel en Frankfurt; entre otros miembros del círculo de Nobel se incluía al filósofo Martin Buber, al escritor Franz Rosenzweig, y dos estudiantes, Leo Lowenthal y Erich Fromm. Kracauer, Lowenthal y Fromm se integrarían al Institute for Social Research (ISR) dos décadas más tarde. Adorno contrató a Kracauer para que le enseñara la filosofía de Kant; Kracauer también lo introdujo en los escritos de Lukacs y de Walter Benjamin, quien giraba alrededor de la camarilla de Nobel.

En 1924 Adorno se trasladó a Viena, para estudiar con los compositores atonalistas Alban Berg y Arnold Schönberg, y se relacionó con el círculo de vanguardia y ocultista que había alrededor del antiguo marxista Karl Kraus. Allí, él no sólo conoció a su futuro colaborador, Hans Eisler, sino que también entró en contacto con las teorías del extremista freudiano Otto Gross. Gross, un cocainómano de mucho tiempo, había muerto en una cuneta de Berlín en 1920, mientras pretendía ayudar a la revolución en Budapest; él había desarrollado la teoría de que la salud mental sólo podría ser conseguida por medio del renacimiento del antiguo culto a Astarté, que barrería el monoteísmo y a la "familia burguesa".

SALVANDO LA ESTÉTICA MARXISTA

Hacia 1928 Adorno y Benjamin habían satisfecho su ansia intelectual de viajar, y se establecieron en el ISR en Alemania para hacer algunos trabajos. Como asunto, ellos eligieron un aspecto del problema planteado por Lukacs: cómo dar a la estética una base firmemente materialista. Ésta era una cuestión de alguna importancia en ese entonces. Las discusiones soviéticas oficiales de arte y cultura, con sus giros salvajes hacia el "realismo socialista" y la "proletkult", eran idiotas, y sólo sirvieron para desacreditar la aspiración del marxismo a la Filosofía entre los intelectuales. Los propios escritos de Karl Marx sobre el asunto eran incompletos y banales, a lo sumo.

En esencia, el problema de Adorno y de Benjamin era Gottfried Wilhelm Leibniz. A principios del siglo XVIII, Leibniz había reducido una vez más a la nada al centenario dualismo gnóstico que divide la mente y el cuerpo, demostrando que la materia no piensa. Un acto creativo en arte o ciencia percibe la verdad del universo físico, pero no está determinado por aquel universo físico. Concentrando auto-conscientemente el pasado en el presente para efectuar el futuro, el acto creativo, adecuadamente definido, es tan inmortal como el alma que visualiza el acto. Esto tiene implicaciones filosóficas fatales para el marxismo, que se basa completamente en la hipótesis de que la actividad mental está determinada por las relaciones sociales excretadas por la producción de la Humanidad de su existencia física.

Marx esquivó el problema de Leibniz, como lo hicieron Adorno y Benjamin, aunque este último lo hiciera con mucho más estilo. Es incorrecto, dijo Benjamin en sus primeros artículos sobre el asunto, comenzar con la mente razonable y creadora de hipótesis como la base del desarrollo de la civilización; éste es un desafortunado legado de Sócrates. Como una alternativa, Benjamin planteó una fábula aristotélica para la interpretación del Génesis: suponer que el Edén fue dado a Adán como el estado físico primordial. El origen de la Ciencia y la Filosofía no radica en la investigación y en el dominio de la Naturaleza, sino en nombrar los objetos de la Naturaleza. En el estado primordial, nombrar una cosa equivalía a decir todo lo que había que decir sobre aquella cosa. En apoyo de esto, Benjamin recordó cínicamente los versos iniciales del Evangelio de Juan, evitando cuidadosamente el idioma griego, filosóficamente más amplio, y prefiriendo la Vulgata (de modo que en la frase "En el principio era la Palabra", las connotaciones de la palabra griega original "logos" —discurso, razón, raciocinio, traducida como "Palabra"— son sustituídas por el significado más estrecho de la palabra latina "verbum"). Después de la expulsión de Edén y de la exigencia de Dios de que Adán comiera su pan ganado con el sudor de su rostro (la metáfora marxista de Benjamin para el desarrollo de las economías), y de la posterior maldición de Babel hecha por Dios sobre Nemrod (es decir el desarrollo de Estados-naciones con distintos lenguajes, que Benjamin y Marx veían como un proceso negativo lejos del "comunismo primitivo" del Edén), la Humanidad llegó a "enajenarse" del mundo físico.

De esta manera —continuaba Benjamin—, los objetos todavía emiten un "aura" de su forma primordial, pero la verdad es ahora irremediablemente evasiva. De hecho, el discurso, el lenguaje escrito, el arte, la creatividad misma —aquello por lo cual dominamos la materialidad— simplemente profundizan el alejamiento al intentar, según la jerga marxista, incorporar los objetos de la Naturaleza en las relaciones sociales determinadas por la estructura de clase dominante en aquel punto en la Historia. El artista creativo o el científico, por lo tanto, es un contenedor, como Ión el rapsoda se auto-describió ante Sócrates, o como un moderno abogado de la "teoría del caos": el acto creativo surge de la mezcolanza de la cultura como por arte de magia. Mientras más el hombre burgués trata de comunicar lo que él quiere sobre un objeto, menos verídico llega a ser él; o, según una de las declaraciones más a menudo citadas de Benjamin, "La verdad es la muerte de la intención".

Este juego de manos filosófico permite que uno haga varias cosas destructivas. Haciendo de la creatividad algo históricamente específico, usted la priva tanto de inmortalidad como de moralidad. Uno no puede creer en una verdad universal, o ley natural, ya que la verdad tiene una completa relación con el desarrollo histórico. Desechando la idea de verdad y error, usted también puede descartar el concepto "obsoleto" del bien y el mal; usted está, en palabras de Friedrich Nietzsche, "más allá del bien y el mal". Benjamin es capaz, por ejemplo, de defender lo que él llama el "satanismo" de los Simbolistas franceses y sus sucesores surrealistas, ya que en el núcleo de este satanismo "uno encuentra el culto del mal como un mecanismo político... para desinfectar y aislar, contra todo el diletantismo moralizante" de la burguesía. Condenar el satanismo de Rimbaud como malo, es tan incorrecto como alabar un cuarteto de Beethoven o un poema de Schiller como bueno, ya que ambos juicios son ciegos ante las fuerzas históricas que trabajan inconscientemente en el artista.

Así, se nos dice, la estructura de cuerdas del Beethoven tardío se esforzaba por ser atonal, pero Beethoven no podía permitirse conscientemente romper con el mundo estructurado de la Europa del Congreso de Viena (que es la tesis de Adorno); del mismo modo, Schiller realmente quería declarar que la creatividad era la liberación de lo erótico, pero, como un verdadero hijo de la Ilustración y como Immanuel Kant, él no podía hacer la necesaria renuncia a la razón (que es la tesis de Marcuse). La epistemología se convierte en una pobre relación de opinión pública, ya que el artista no crea conscientemente obras a fin de elevar a la sociedad, sino que en cambio transmite inconscientemente las presuposiciones ideológicas de la cultura en la cual él nació. La cuestión ya no es lo que es universalmente verdadero sino lo que puede ser plausiblemente interpretado por los auto-designados guardianes del Zeitgeist [espíritu de la época].

"LOS MALOS NUEVOS DÍAS"

Así, para la Escuela de Frankfurt, el objetivo de una élite cultural en la Era moderna y "capitalista" debe ser remover la creencia de que el arte se deriva de la emulación auto-consciente de Dios el Creador; la "iluminación religiosa", dice Benjamin, debe ser mostrada que "reside en una iluminación profana, en una inspiración materialista y antropológica, a la cual el hachís, el opio o cualquier otra cosa puede dar una lección introductoria". Al mismo tiempo, debe encontrarse que las nuevas formas culturales aumentan la alienación de la población, a fin de que ella entienda cuán realmente enajenado es vivir sin el socialismo. "No construya sobre los buenos tiempos pasados sino sobre los malos nuevos", decía Benjamin.

La dirección adecuada en pintura, por lo tanto, es aquella tomada por el Van Gogh tardío, que comenzó a pintar objetos en la desintegración de ellos, con el equivalente del ojo de un fumador de hachís que "desencadena y atrae cosas fuera del mundo familiar de ellas". En música, "no se sugiere que uno pueda componer mejor hoy" que Mozart o Beethoven, decía Adorno, sino que se debe componer atonalmente, ya que el atonalismo es enfermo, y «la enfermedad, dialécticamente, es al mismo tiempo la cura... La extraordinariamente violenta protesta reactiva que tal música enfrenta en la sociedad actual... parece sin embargo sugerir que la función dialéctica de esta música pueda ser sentida ya... negativamente, como "destrucción"».

El propósito del arte, la literatura y la música modernos debe ser destruír el potencial elevador —por lo tanto, burgués— de aquéllos, de modo que el Hombre, privado de su conexión con lo divino, vea su única opción creativa en la rebelión política. "Organizar el pesimismo no significa otra cosa que expulsar la metáfora moral de la política y descubrir en la acción política una esfera reservada en un 100% para las imágenes". Así, Benjamin colaboró con Brecht para trabajar estas teorías en forma práctica, y su esfuerzo conjunto culminó en el Verfremdungseffekt ("efecto de distanciamiento"), el intento de Brecht de escribir sus obras dramáticas para hacer que el auditorio abandonara el teatro desmoralizado y enojado sin un propósito concreto.

"CORRECCIÓN POLÍTICA"

El análisis de Adorno y de Benjamin representa casi la base teórica entera de todas las tendencias estéticas políticamente correctas que ahora plagan nuestras universidades. El post-Estructuralismo de Roland Barthes, Michel Foucault y Jacques Derrida, la Semiótica de Umberto Eco, el Desconstructivismo de Paul DeMan, todos son abiertamente citados por Benjamin como la fuente de su trabajo. La novela más vendida del terrorista italiano Umberto Eco, El Nombre de la Rosa, es poco más que una alabanza a Benjamin; DeMan, el antiguo colaborador nacionalsocialista en Bélgica que se convirtió en un prestigioso profesor de Yale, comenzó su carrera traduciendo a Benjamin; la infame declaración de 1968 de Barthes de que "el autor está muerto", está pretendida como una derivación de la declaración de Benjamin sobre la intención. Benjamin actualmente ha sido llamado el heredero de Leibniz y de Wilhelm von Humboldt, el filólogo colaborador de Schiller cuyas reformas educacionales engendraron el enorme desarrollo de Alemania en el siglo XIX. Incluso tan recientemente como en Septiembre de 1991, el Washington Post se refirió a Benjamin como "el mejor teórico literario alemán del siglo" (y muchos hubieran omitido a aquel calificado alemán).

Los lectores indudablemente han oído alguna u otra historia de horror sobre cómo un Departamento de Estudios Afro-Estadounidenses ha procurado que se establezca una prohibición de Otelo, porque es "racista", o de cómo un profesor feminista radical dio una conferencia en una reunión de la Modern Language Association sobre las brujas como las "verdaderas heroínas" de Macbeth. Estas atrocidades ocurren porque los autores son capaces de demostrar plausiblemente, en la tradición de Benjamin y Adorno, que la intención de Shakespeare es irrelevante; lo que es importante, es el "subtexto" racista o falocéntrico del cual Shakespeare era inconsciente cuando él escribió.

Cuando el Departamento de Estudios de la Mujer o del Tercer Mundo organiza a los estudiantes para que abandonen a los clásicos en favor de autores Negros y feministas modernos, los motivos dados son puro Benjamin. No es que estos escritores modernos sean mejores, sino que ellos son de alguna manera más verídicos, porque su prosa alienada refleja los problemas sociales modernos de los cuales los autores más antiguos eran ignorantes. A los estudiantes se les enseña que el lenguaje mismo es, como dijo Benjamin, simplemente un conglomerado de "nombres" falsos, impuesto sobre la sociedad por sus opresores, y se les advierte contra el "logocentrismo", la burguesa extrema confianza en las palabras.

Si estos bufones de campus parecen "retardados" (en las palabras de Adorno), es porque ellos están diseñados para ser así. El hallazgo más importante de la Escuela de Frankfurt consiste en la comprensión de que sus monstruosas teorías podrían hacerse predominantes en la cultura, a consecuencia de los cambios de la sociedad provocados por lo que Benjamin llamó "la Era de la reproducción mecánica del Arte".

 

2. EL ESTABLISHMENT SE VUELVE BOLCHEVIQUE:
EL "ENTRETENIMIENTO" REEMPLAZA AL ARTE

Antes del siglo XX, la diferencia entre Arte y "entretenimiento" era mucho más pronunciada. Uno podría ser entretenido por el Arte, ciertamente, pero la experiencia era activa, no pasiva. En el primer nivel, uno tenía que hacer una elección consciente para ir a un concierto, ver una cierta exhibición de Arte, comprar un libro o música impresa. Era improbable que algo más que una fracción infinitesimal de la población tuviera la oportunidad de ver El Rey Lear u oír la Novena Sinfonía de Beethoven más que un par de veces en su vida. El Arte exigía que uno hiciera uso de todos sus poderes de concentración y su conocimiento del asunto para que cada experiencia tuviera su efecto, o de otro modo la experiencia era considerada desperdiciada. Aquéllos eran los días cuando la memorización de la poesía y de obras dramáticas enteras, y la reunión de amigos y la familia para un "concierto de salón", eran la norma, incluso en las casas rurales. Éstos eran también los días antes de la "apreciación de la música"; cuando uno estudiaba música, como muchos lo hacían, se aprendía a interpretarla, no a apreciarla.

Sin embargo, las nuevas tecnologías de la radio, el cine y la música grabada representaban, para usar el apropiado cliché marxista, un potencial dialéctico. Por una parte, estas tecnologías daban la posibilidad de llevar las más grandes obras de Arte a millones de personas que de otro modo no tendrían acceso a ellas. Por otra, el hecho de que la experiencia fuera infinitamente reproducible podría tender a desconectar la mente del auditorio, haciendo la experiencia menos sagrada, incrementando así la alienación. Adorno llamó a este proceso "des-mitologización". Esta nueva pasividad, supuso Adorno en un artículo crucial publicado en 1938, podría fracturar una composición musical en las partes "entretenidas" que serían convertidas en fetiche en la memoria del oyente, y las partes difíciles, que serían olvidadas. Adorno continúa:

"La contraparte del fetichismo es una regresión del escuchar. Esto no significa una recaída del oyente individual en una fase más temprana de su propio desarrollo, ni en una decadencia en el nivel general colectivo, ya que los millones que son alcanzados musicalmente por primera vez por las comunicaciones de masas de hoy no pueden ser comparados con los auditorios del pasado. Más bien, es la escucha contemporánea la que ha retrocedido, y se ha detenido en la etapa infantil. Los sujetos que escuchan no sólo pierden, junto con la libertad de elegir y la responsabilidad, la capacidad para la percepción consciente de la música... ellos fluctúan entre el completo olvido y zambullidas repentinas en la atención consciente. Ellos escuchan atomísticamente y disocian lo que oyen, pero precisamente en esa disociación ellos desarrollan ciertas capacidades que concuerdan menos con los conceptos tradicionales de la estética que con los de fútbol o el automovilismo. Ellos no son niños inocentes... pero son infantiles; su primitivismo no es el de los sub-desarrollados sino el de los retrasados a la fuerza".

Este retardo y pre-condicionamiento conceptual causado por el escuchar, sugirió que la programación podría determinar la preferencia. El mismo acto de poner en la radio, supongamos, a Benny Goodman al lado de una sonata de Mozart, tendería a amalgamar a ambos en la categoría entretenida de "música de la radio" en la mente del oyente. Esto significaba que incluso las ideas nuevas y desagradables podrían hacerse populares "re-bautizándolas" mediante el homogeneizador universal de la industria de la cultura. Como dijo Benjamin,

"La reproducción mecánica del Arte cambia la reacción de las masas hacia el Arte. La actitud reaccionaria hacia una pintura de Picasso se convierte en una reacción progresista hacia una película de Chaplin. La reacción progresista está caracterizada por la fusión directa e íntima del placer visual y emocional con la orientación del experto... En cuanto a la pantalla, las actitudes críticas y receptivas del público coinciden. La razón decisiva de esto es que las reacciones individuales son predeterminadas por la respuesta de la audiencia masiva que ellos están a punto de producir, y ésta no es en ninguna parte más pronunciada que en la película".

Al mismo tiempo, el poder mágico de los medios de comunicación podría ser usado para redefinir ideas previas. "Shakespeare, Rembrandt, Beethoven, de todos se harán películas", concluyó Benjamin, citando al pionero cinematográfico francés Abel Gance; "todas las leyendas, todas las mitologías, todos los mitos, todos los fundadores de religiones, y las mismas religiones... esperan su resurrección a la vista pública".

CONTROL SOCIAL: EL "PROYECTO RADIO"

Aquí, entonces, había algunas potentes teorías del control social. Las grandes posibilidades de este trabajo mediático de la Escuela de Frankfurt fueron probablemente el principal factor contribuyente en el apoyo dado al Institute for Social Research (ISR) por los baluartes del Establishment, después de que dicho Instituto transfiriera sus operaciones a Estados Unidos en 1934.

En 1937 la Fundación Rockefeller comenzó a financiar la investigación acerca de los efectos sociales de las nuevas formas de los medios de comunicación, en particular los de la radio. Antes de la Primera Guerra Mundial la radio había sido únicamente un juguete para algunos aficionados, con sólo 125.000 equipos de recepción en Estados Unidos entero; veinte años más tarde, ella había llegado a ser el modo primario de entretenimiento en el país: de 32 millones de familias estadounidenses en 1937, 27,5 millones tenían radios, ¡un porcentaje más grande que el que tenía teléfonos, automóviles, fontanería o electricidad! Sin embargo, casi ninguna investigación sistemática había sido hecha hasta este punto. La Fundación Rockefeller reclutó a varias universidades, y estableció esa red en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton. Llamada la Oficina de Investigación de la Radio, fue popularmente conocida como "el Proyecto Radio".

El director del Proyecto fue Paul Lazersfeld, hijo adoptivo del economista marxista austriaco Rudolf Hilferding, y un colaborador de mucho tiempo del ISR desde principios de los años '30. Bajo Lazersfeld estaba Frank Stanton, un reciente doctor en Psicología industrial del Estado de Ohio, quien recién había sido nombrado director de investigación de Columbia Broadcasting System (CBS), un gran título pero una humilde posición. Después de la Segunda Guerra Mundial Stanton se convirtió en el presidente de la División de Noticias de la CBS, y finalmente en el presidente de la CBS en la cúspide del poder de la red de televisión; él también fue presidente del consejo de administración de la RAND Corporation, y un miembro del "gabinete de cocina" del Presidente Lyndon Johnson. Entre los investigadores del Proyecto estaban Herta Herzog, quien se casó con Lazersfeld y se convirtió en la primera directora de investigación para la Voice of America; y Hazel Gaudet, que llegó a ser uno de los principales encuestadores políticos nacionales. Theodor Adorno fue nombrado jefe de la sección de música del Proyecto.

A pesar del lustre oficial, las actividades del Proyecto Radio dejan claro que su objetivo era probar empíricamente la tesis de Adorno y Benjamin de que el efecto neto de los medios de comunicación podría ser atomizar e incrementar la disposición al cambio, lo que la gente llamaría más tarde "lavado de cerebro".

LAS TELENOVELAS Y LA INVASIÓN DESDE MARTE

Los primeros estudios eran prometedores. Herta Herzog produjo "On Borrowed Experiencies", la primera investigación completa sobre las telenovelas. El formato de "drama radial por series" fue primero usado en 1929, bajo inspiración de la antigua serie cinematográfica de aventura y suspenso "Perils de Pauline". Por cuanto estas pequeñas novelas de radio eran muy melodramáticas, ellas llegaron a ser popularmente identificadas con la gran ópera italiana; y porque ellas a menudo eran patrocinadas por fabricantes de jabón, terminaron con el nombre genérico de "soap opera" (telenovela).

Hasta el trabajo de Herzog, se pensaba que la inmensa popularidad de ese formato estaba en gran parte entre mujeres del status socioeconómico más bajo que, en las circunstancias restringidas de sus vidas, necesitaban un escape auxiliar a sitios exóticos y situaciones románticas. Un artículo típico de aquel período escrito por dos psicólogos de la Universidad de Chicago, "The Radio Day-Time Serial: Symbol Analysis", publicado en las Monografías de Psicología Genética, enfatizaba solemnemente el aspecto positivo, afirmando que las teleseries "funcionan muchísimo como el cuento popular, expresando las esperanzas y los temores de su auditorio femenino, y en total contribuyen a la integración de sus vidas en el mundo en el cual ellas viven".

Herzog encontró que no había, de hecho, ninguna correlación con el estatus socioeconómico. Lo que es más, había sorprendentemente poca correlación con el contenido. El factor clave —como sugerían que era las teorías de Adorno y de Benjamin— era la forma misma de la serie; las mujeres estaban siendo eficazmente hechas adictas al formato, no tanto para ser entretenidas o para escapar sino para "averiguar lo que sucederá la próxima semana". De hecho, encontró Herzog, usted casi podría doblar la cantidad de audiencia de una radionovela al dividir a esta última en segmentos.

Los lectores modernos reconocerán inmediatamente que ésta no fue una lección perdida en el mundo del espectáculo. Hoy en día, el formato de series se ha extendido a la programación para los niños y a espectáculos de horas de máxima audiencia de alto presupuesto. Los espectáculos más extensamente vistos en la historia de la televisión siguen siendo el capítulo "¿Quién Mató a JR?" de la serie Dallas, y el episodio final de M*A*S*H, los cuales estaban basados en un formato de "¿qué sucede después?". Incluso largometrajes, como las trilogías La Guerra de las Galaxias y Back to the Future, son producidas ahora como series, a fin de capturar a la audiencia para las partes posteriores. La humilde teleserie diaria también retiene sus cualidades adictivas en la época actual: el 70% de todas las mujeres estadounidenses con más de dieciocho años ahora mira al menos dos de estos espectáculos cada día, y hay una audiencia de rápido crecimiento entre hombres y estudiantes universitarios de ambos sexos.

El siguiente estudio importante del Proyecto Radio fue una investigación acerca de los efectos de la radionovela de 1938 Halloween de Orson Welles, basada en La Guerra de los Mundos de H. G. Wells. Seis millones de personas oyeron la emisión que de una manera realista describía una fuerza invasora marciana que aterrizaba en la Nueva Jersey rural. A pesar de afirmaciones repetidas y claras de que el espectáculo era ficticio, aproximadamente el 25% de los oyentes pensó que era verdadero, con algunos derechamente entrando en pánico. Los investigadores del Proyecto Radio encontraron que una mayoría de la gente que se aterrorizó no había pensado que hombres de Marte habían invadido; ellos realmente pensaron que los ALEMANES eran los que habían invadido.

Sucedió de esta manera: Los oyentes habían sido psicológicamente pre-condicionados por informes de radio acerca de la crisis de Múnich antes ese año. Durante aquella crisis, el hombre de la CBS en Europa, Edward R. Murrow, dio con la idea de interrumpir la programación regular para presentar breves boletines informativos. Por primera vez en la transmisión masiva las noticias fueron presentadas no en segmentos analíticos más largos sino en cortos trozos (clips), lo que ahora llamamos "fragmentos de audio" (audio bites). En el apogeo de la crisis, estos chispazos (flashes) se hicieron tan numerosos, que, en palabras del productor Fred Friendly de Murrow, "los boletines informativos interrumpían a los boletines informativos".

Cuando los oyentes pensaron que el mundo se estaba aproximando al borde de la guerra, los niveles de audiencia de la CBS se elevaron dramáticamente. Cuando Welles llevó a cabo su emisión ficticia más tarde, después de que la crisis había retrocedido, él usó esta técnica del boletín informativo para dar verosimilitud a las cosas: él comenzó la emisión falsificando un programa estándar de música y baile, que se mantuvo siendo interrumpido por "reportes desde la escena" cada vez más aterradores desde Nueva Jersey. Los oyentes que entraron en pánico, reaccionaron no frente al contenido sino frente al formato; ellos oyeron: "Interrumpimos este programa para un boletín de emergencia", e "invasión", e inmediatamente concluyeron que Hitler había invadido. La técnica de la telenovela, transpolada a las noticias, había funcionado a una escala enorme e inesperada.

"LITTLE ANNIE" Y EL "SUEÑO WAGNERIANO" DE LA TV

En 1939 uno de los números del trimestral Journal of Applied Psichology le fue cedido a Adorno y al Proyecto Radio para que publicaran algunas de sus conclusiones. Su conclusión fue que los estadounidenses, durante los últimos veinte años, se habían convertido en "mentalmente orientados hacia la radio", y que su audiencia se había hecho tan fragmentada que la repetición del formato era la clave para la popularidad. La selección de canciones (play list) determinaba los "hits" (éxitos) —una verdad bien conocida por el crimen organizado, tanto entonces como ahora—, y la repetición podía hacer de cualquier forma de música o de cualquier intérprete, incluso uno de música clásica, una "estrella". Mientras se mantuviera una forma o contexto familiar, casi cualquier contenido podría convertirse en aceptable. "Las canciones exitosas, las estrellas y telenovelas no sólo son tipos cíclicamente recurrentes y rígidamente invariables", dijo Adorno, resumiendo este material unos años más tarde, "sino que el contenido específico del entretenimiento mismo se deriva de ellos y sólo parece cambiar. Los detalles son intercambiables".

El logro supremo del Proyecto Radio fue "Little Annie", oficialmente titulado el Analizador de Programas Stanton-Lazersfeld. La investigación del Proyecto Radio había mostrado que todos los métodos anteriores de encuestas anticipatorias eran ineficaces. Hasta aquel punto, los espectadores de un pre-estreno escuchaban un espectáculo o veían una película, y luego se le hacían preguntas generales: ¿le gusta el espectáculo?, ¿qué piensa usted de tal o cual interpretación? El Proyecto Radio comprendió que este método no tomaba en consideración la percepción atomizada de los espectadores con respecto al asunto, y exigía que ellos hicieran un análisis racional de lo que había sido creado para ser una experiencia irracional. De este modo, el Proyecto creó un mecanismo en el cual a cada miembro de un auditorio de prueba se le suministraba un tipo de reóstato [un regulador de la intensidad eléctrica] en el cual él podría registrar la intensidad de su aprobación o rechazo en cada momento. Comparando los gráficos individuales producidos por el dispositivo, los operadores podían determinar, no si al auditorio le gustaba el espectáculo entero —lo cual era irrelevante— sino qué situaciones o personajes les producían un sentimiento positivo, aunque fuese momentáneo.

Little Annie transformó la radio, el cine, y finalmente la programación de televisión. La CBS todavía mantiene instalaciones de analizadores de programas en Hollywood y Nueva York; se dice que los resultados se correlacionan en un 85% con los índices de audiencia. Otras redes y estudios de cine tienen procesos similares. Esta clase de análisis es responsable de la extraña sensación que usted tiene cuando, al ver una nueva película o programa de televisión, usted piensa que ha visto todo eso antes. Usted la tiene, y muchas veces. Si un analizador de programa indica que, por ejemplo, los auditorios fueron particularmente estimulados por una breve escena en un drama de la Segunda Guerra Mundial que mostraba a un cierto tipo de actor besando a un cierto tipo de actriz, entonces aquel formato de escena será trabajado en docenas de guiones, transpolados a la Edad Media, al espacio exterior, etcétera.

El Proyecto Radio también comprendió que la televisión tenía el potencial para intensificar todos los efectos que ellos habían estudiado. La tecnología televisiva había existido durante algunos años, y había sido exhibida en la Feria Mundial de 1936 en Nueva York, pero la única persona que intentó una utilización seria de dicho medio había sido Adolf Hitler. Los nacionalsocialistas transmitieron los eventos de los Juegos Olímpicos 1936 "en directo" a recintos de visualización grupal por toda Alemania; ellos estaban tratando de ampliar su gran éxito en la utilización de la radio para "nazificar" todos los aspectos de la cultura alemana. Proyectos posteriores para el desarrollo de la televisión alemana fueron dejados de lado debido a los preparativos de guerra.

Adorno comprendió perfectamente este potencial, escribiendo en 1944:

"La televisión apunta a la síntesis de la radio y el cine, y se ve retrasada sólo porque las partes interesadas todavía no han alcanzado un acuerdo, pero sus consecuencias serán bastante enormes y prometerán intensificar el empobrecimiento del asunto estético muy drásticamente, de modo que mañana la identidad apenas velada de todos los productos industriales de la cultura puede aparecer triunfalmente a la vista pública, cumpliendo burlonamente el sueño wagneriano de la Gesamtkunstwerk [obra de arte total], la fusión de todas las artes en una sola obra".

El punto obvio es éste: las formas profundamente irracionales del entretenimiento moderno —el estúpido y erotizado contenido de la mayor parte de la televisión y las películas, y el hecho de que su emisora local de radio de música clásica programe a Stravinsky al lado de Mozart— no tendrían que ser necesariamente de esa manera. Ellas fueron diseñadas para ser de esa manera. El diseño fue tan exitoso, que hoy nadie ni siquiera cuestiona los motivos o los orígenes.

 

3. CREANDO LA "OPINIÓN PÚBLICA":
EL ESPANTAJO DE LA "PERSONALIDAD AUTORITARIA"
Y LA OFICINA DE SERVICIOS ESTRATÉGICOS (OSS)

Los esfuerzos de los conspiradores del Proyecto Radio para manipular a la población engendraron la pseudo-ciencia moderna de la encuesta de opinión pública, a fin de conseguir el mayor control de los métodos que ellos estaban desarrollando.

Hoy, las encuestas de opinión pública, tal como las noticias de televisión, han sido completamente integradas en nuestra sociedad. Una "encuesta científica" de lo que la gente se dice que piensa acerca de un asunto puede ser producida en menos de veinticuatro horas. Algunas campañas para altos cargos políticos son completamente formadas a partir de encuestas; en efecto, muchos políticos tratan de crear temas que en sí mismos carecen de significación, pero que ellos saben que aparecerán bien en las encuestas, solamente con el propósito de realzar su propia imagen como "popular". Las decisiones políticas importantes son tomadas, incluso antes del voto real de la ciudadanía o de la legislatura, de acuerdo al resultado de las encuestas. Los periódicos publicarán de vez en cuando editoriales hipócritas que piden a la gente que piense por sí misma, incluso mientras el agente comercial del periódico envía un cheque a la organización local de encuestas.

La idea de "opinión pública" no es nueva, por supuesto. Platón habló en contra de ella en su obra La República hace más de dos milenios; Alexis de Tocqueville escribió con mucho detalle de su influencia en Estados Unidos a principios del siglo XIX. Pero nadie pensó en medir la opinión pública antes del siglo XX, y nadie antes de los años '30 pensó en usar aquellas mediciones para la toma de decisiones.

Es conveniente hacer una pausa y reflexionar sobre el concepto entero. La creencia de que la opinión pública puede ser un determinante de la verdad es filosóficamente insana. Ello excluye la idea de la mente individual racional. Cada mente individual contiene la chispa divina de la razón, y es por ello capaz de descubrimientos científicos, y de entender los descubrimientos de otros. La mente individual es una de las pocas cosas que no pueden, por lo tanto, ser "promediadas". Considere esto: en el momento del descubrimiento creativo, es posible, si es que no probable, que el científico que hace el descubrimiento sea la única persona que sostenga dicha opinión sobre la Naturaleza, mientras que todos los demás tienen una opinión diferente, o ninguna opinión. Uno sólo puede imaginar cuál hubiera sido una "encuesta científicamente conducida" en cuanto al modelo de Kepler del Sistema Solar, poco después de que él publicara su "Armonía del Mundo": el 2% a favor, el 48% en contra, y el 50% sin ninguna opinión.

Estas técnicas evaluativas psicoanalíticas llegaron a ser estándares, no sólo para la Escuela de Frankfurt sino también en todos los departamentos estadounidenses de ciencias sociales, particularmente después de que el ISR llegó a Estados Unidos. La metodología era la base de la obra de investigación por la cual la Escuela de Frankfurt es más conocida, el proyecto de la "personalidad autoritaria" (véase anexo 1). En 1942 el director del ISR Max Horkheimer entró en contacto con el American Jewish Committee, el cual le pidió establecer un Departamento de Investigación Científica dentro de su organización. El AJC también proporcionó una gran subvención para estudiar el anti-judaísmo en la población estadounidense. "Nuestro objetivo", escribió Horkheimer en la Introducción al estudio, "no es simplemente describir el prejuicio sino explicarlo a fin de ayudar a su erradicación... Erradicación significa reeducación científicamente planeada sobre la base de la comprensión a que se ha llegado científicamente".

LA ESCALA A-S

Por último, se produjeron cinco volúmenes para este estudio durante el curso de finales de los años '40; el más importante fue el último, La Personalidad Autoritaria, de Adorno, con la ayuda de tres psicólogos sociales de Berkeley, California.

En los años '30 Erich Fromm había ideado un cuestionario para ser usado para analizar a los trabajadores alemanes psicoanalíticamente como "autoritarios", "revolucionarios" o "ambivalentes". El núcleo del estudio de Adorno era, una vez más, la escala psicoanalítica de Fromm (véase anexo 2), pero con el fin positivo cambiado desde una "personalidad revolucionaria" a una "personalidad democrática", a fin de hacer las cosas más aceptables para una audiencia de posguerra.

Nueve rasgos de personalidad fueron probados y medidos, incluyendo:

• convencionalismo: adhesión rígida a valores convencionales de la clase media;

• agresión autoritaria: la tendencia a estar alerta para condenar, rechazar y castigar a la gente que viola los valores convencionales;

• proyectividad: la disposición a creer que cosas salvajes y peligrosas están ocurriendo en el mundo;

• sexo: preocupación exagerada por acontecimientos sexuales.

A partir de esas mediciones fueron construídas diversas escalas: la Escala E (etnocentrismo), la Escala PEC (conservadurismo político y económico), la Escala A-S (anti-semitismo), y la Escala F (fascismo). Usando la metodología de Rensis Lickerts para evaluar resultados, los autores fueron capaces de obtener una definición empírica de lo que Adorno llamó "un nuevo tipo antropológico", la personalidad autoritaria. La prestidigitación aquí, como en todo el trabajo de revisión psicoanalítica, es la suposición de un "tipo" Weberiano. Una vez que dicho tipo ha sido estadísticamente determinado, todo el comportamiento puede ser explicado; si una personalidad anti-semítica no actúa de un modo anti-semítico, entonces ella tiene una segunda intención para actuar, o está siendo discontinua. La idea de que una mente humana es capaz de una transformación, es ignorada.

Los resultados de este mismo estudio pueden ser interpretados de maneras diametralmente diferentes. Uno podría decir que el estudio demostró que la población de Estados Unidos era generalmente conservadora, que no quería abandonar una economía capitalista, que creía en una familia fuerte, que pensaba que la promiscuidad sexual debería ser castigada, que pensaba que el mundo de posguerra era un lugar peligroso, y que todavía recelaba de los judíos (y de los negros, los católicos, los orientales, etc., lamentablemente verdadero, pero corregible en un contexto social de crecimiento económico y optimismo cultural). Por otra parte, uno podría tomar los mismos resultados y demostrar que los pogroms anti-judíos y las reuniones de Núremberg estaban ebullendo justo bajo la superficie, esperando por un nuevo Hitler para encenderlos. Cuál de las dos interpretaciones usted acepte es una decisión política, no científica.

Horkheimer y Adorno creían firmemente que todas las religiones, incluído el judaísmo, eran "el opio de las masas". El objetivo de ellos no era proteger a los judíos del prejuicio sino la creación de una definición de autoritarismo y anti-semitismo que pudiera ser explotada para forzar la "reeducación científicamente planeada" de estadounidenses y europeos lejos de los principios de la civilización judeo-cristiana, a la que la Escuela de Frankfurt despreciaba. En sus escritos teóricos de ese período, Horkheimer y Adorno impulsaron dicha tesis hasta su grado más paranoide: tal como el capitalismo era intrínsecamente fascístico, la filosofía del cristianismo mismo es la fuente del anti-semitismo. Como Horkheimer y Adorno conjuntamente escribieron en sus "Elementos de Anti-Semitismo" de 1947:

"Cristo, el espíritu hecho carne, es el hechicero deificado. El auto-reflejo del hombre en lo absoluto, la humanización de Dios por medio de Cristo, es el proton pseudos [la falsedad original]. El progreso más allá del judaísmo está asociado con la suposición de que el hombre Jesús se ha hecho Dios. El aspecto reflector del cristianismo, la intelectualización de la magia, es la raíz del mal".

Al mismo tiempo, Horkheimer pudo escribir en un artículo más popularizado titulado "Anti-Semitismo: Una Enfermedad Social", que "actualmente, el único país donde no parece haber ninguna clase de anti-semitismo es Rusia" (!).

Esta tentativa egoísta de maximizar la paranoia fue posteriormente reforzada por Hannah Arendt, quien popularizó la investigación de la personalidad autoritaria en su ampliamente leído "Orígenes del Totalitarismo". Arendt también añadió la famosa expresión retórica acerca de la "banalidad del mal" en su posterior libro "Eichmann en Jerusalén": incluso un simple tendero como Eichmann puede convertirse en una bestia nazi bajo las apropiadas circunstancias psicológicas, por lo que cada Gentil es, psicoanalíticamente, sospechoso.

Ésta es la versión extrema de Arendt de la tesis de la personalidad autoritaria, que es la filosofía influyente de la Red de Vigilancia de las Sectas de hoy (Cult Awareness Network, CAN), un grupo que trabaja con el Ministerio de Justicia estadounidense y la Liga Anti-Difamación del B'nai B'rith, entre otros. Usando el método stándard de la Escuela de Frankfurt, la CAN identifica a los grupos políticos y religiosos que son sus enemigos políticos, y luego los etiqueta de nuevo como una "secta", a fin de justificar sus actuaciones contra ellos.

LA EXPLOSIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA

A pesar de su indemostrable tesis central de "tipos psicoanalíticos", la metodología de evaluación interpretativa de la Escuela de Frankfurt llegó a ser dominante en las ciencias sociales, y permanece esencialmente así hoy. De hecho, la adopción de estas nuevas técnicas supuestamente científicas en los años '30 provocaron una explosión del uso de encuestas de opinión pública, la mayor parte de ellas financiadas por la Avenida Madison [sede de la industria publicitaria en Nueva York]. Los principales encuestadores de hoy —A. C. Neilsen, George Gallup, Elmo Roper— comenzaron a mediados de los años '30, y comenzaron a usar los métodos del ISR, sobre todo considerando el éxito del Analizador de Programas de Stanton y Lazersfeld. Hacia 1936, la actividad de las encuestas se había hecho suficientemente extendida para justificar una asociación comercial, la Academia Estadounidense de Investigación de la Opinión Pública (AAPOR) en Princeton, encabezada por Lazersfeld; al mismo tiempo, la Universidad de Chicago creó el Centro de Investigación de Opinión Nacional. En 1940 la Oficina de Investigación de la Radio fue convertida en la Oficina de Investigación Social Aplicada, una división de la Universidad de Columbia, con el incansable Lazersfeld como su director.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Lazersfeld promovió especialmente el uso de encuestas para psicoanalizar el comportamiento estadounidense en cuanto a votaciones, y hacia el momento de la elección presidencial de 1952, las agencias publicitarias de la Avenida Madison tenían firmemente el control de la campaña de Dwight Eisenhower, utilizando el trabajo de Lazersfeld. 1952 fue también la primera elección bajo la influencia de la televisión, la cual, como Adorno había predicho ocho años antes, había crecido hasta conseguir una increíble influencia en un tiempo muy corto. Batten, Barton, Durstine y Osborne —la legendaria agencia publicitaria "BBD&O"— diseñaron las apariciones de campaña de Eisenhower completamente para las cámaras de televisión, y tan cuidadosamente como las reuniones de Núremberg de Hitler; "spots" publicitarios de un minuto fueron promovidos para satisfacer las necesidades de los votantes, determinadas por las encuestas.

Esta bola de nieve no ha dejado de rodar desde entonces. El desarrollo entero de la televisión y el avisaje en los años '50 y '60 fue promovido por hombres y mujeres que fueron entrenados en las técnicas de la Escuela de Frankfurt de la alienación de masas. Frank Stanton provino directamente del Proyecto Radio para llegar a convertirse en el más importante líder de la televisión moderna. El principal rival de Stanton en el período formativo de la televisión fue Sylvester "Pat" Weaver de la NBC; después de un doctorado en "conducta de los auditores", Weaver trabajó con el Analizador de Programas a fines de los años '30, antes de convertirse en un vicepresidente de Young & Rubicam, luego director de programación de la NBC, y por último presidente de dicha red. Las historias de Stanton y Weaver son típicas.

Hoy, los hombres y las mujeres que dirigen las redes emisoras, las agencias publicitarias y las organizaciones de encuestas, incluso si ellos nunca han oído hablar de Theodor Adorno, creen firmemente en la teoría de éste de que los medios pueden, y deberían, convertir todo lo que ellos tocan en "fútbol". La cobertura de la Guerra del Golfo de 1991 debería dejar claro aquello.

La técnica de los medios de comunicación y de la publicidad desarrollada por la Escuela de Frankfurt ahora controla efectivamente las campañas políticas estadounidenses. Las campañas ya no están basadas en programas políticos sino realmente en la alienación. Los pequeños retortijones y los miedos irracionales son identificados por la encuesta psicoanalítica, para ser metamorfoseados en "temas" a ser considerados; los avisos de "Willie Horton" de la campaña presidencial de 1988, y la propuesta "enmienda de la quema de bandera (estadounidense)" [para impedir constitucionalmente su quema] son sólo dos ejemplos recientes. Las cuestiones que determinarán el futuro de nuestra civilización son escrupulosamente reducidas a oportunidades para fotografías y fragmentos de audio —como los reportes originales de radio de los años '30 de Ed Murrow— donde el efecto dramático es maximizado, y el contenido de ideas es igual a cero.

¿QUIÉN ES EL ENEMIGO?

Parte de la influencia del fraude de la "personalidad autoritaria" en nuestro propio día también se deriva del hecho de que, increíblemente, la Escuela de Frankfurt y sus teorías fueron oficialmente aceptadas por el Gobierno estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, y esos partidarios de la Internacional Comunista fueron responsables de determinar quiénes eran los enemigos de EE.UU. en tiempos de guerra y durante la posguerra. En 1942 la Oficina de Servicios Estratégicos, la rápidamente construída unidad de espionaje y de operaciones encubiertas de EE.UU., le pidió al ex-presidente de Harvard James Baxter que formara una rama de Investigación y Análisis (R&A) bajo la División de Inteligencia del grupo. Hacia 1944, dicha rama había reunido a un grupo tan grande y prestigioso de investigadores emigrados, que H. Stuart Hughes, en ese entonces un joven doctor en Filosofía, dijo que trabajar para ella era "una segunda educación de graduado" por cuenta del Gobierno.

La Sección Centro-Europea estaba encabezada por el historiador Carl Schorske; bajo él, en la muy importante Sección de Alemania/Austria, estaba Franz Neumann como jefe de sección, con Herbert Marcuse, Paul Baran y Otto Kirchheimer, todos veteranos del ISR. Leo Lowenthal encabezó la sección de lengua alemana de la Oficina de Información de Guerra; Sophie, la esposa de Marcuse, trabajó en la Oficina de Inteligencia Naval. También en la rama de R&A estaban: Siegfried Kracauer, el antiguo instructor en Kant de Adorno, ahora un teórico del cine; Norman O. Brown, quien se haría famoso en los años '60 al combinar la teoría de Marcuse del hedonismo con la terapia de orgones de Wilhelm Reich para popularizar la "perversidad polimorfa"; Barrington Moore Jr., posteriormente un profesor de filosofía que co-escribió un libro con Marcuse; Gregory Bateson, el marido de la antropóloga Margaret Mead (quien escribió para el diario de la Escuela de Frankfurt), y Arthur Schlesinger, el historiador que integró la Administración Kennedy.

La primera asignación de Marcuse fue encabezar un equipo para identificar tanto a aquellos que serían juzgados como criminales de guerra después de la guerra, como también a aquellos que eran potenciales líderes de la Alemania de posguerra. En 1944 Marcuse, Neumann y Kirchheimer escribieron la Guía de Des-Nazificación, que fue publicada más tarde para los oficiales de las Fuerzas Armadas estadounidenses ocupantes de Alemania, para ayudarles a identificar y suprimir comportamientos a favor de los nacionalsocialistas. Después del armisticio, la rama de R&A envió representantes para trabajar como enlaces de Inteligencia con las distintas potencias de ocupación; Marcuse fue asignado a la zona estadounidense, Kirchheimer a la zona francesa, y Barrington Moore a la soviética. En el verano de 1945 Neumann la abandonó para convertirse en jefe de investigación para el Tribunal de Núremberg. Marcuse permaneció en y alrededor de la Inteligencia de Estados Unidos a principios de los años '50, ascendiendo a jefe de la rama centro-europea de la Oficina de Investigación de Inteligencia del Ministerio de Asuntos Exteriores, una oficina formalmente encargada de la "planificación e implementación de un programa de investigación de Inteligencia positiva... para cumplir con las exigencias de Inteligencia de la CIA y otras agencias autorizadas".

Durante su período como funcionario del Gobierno estadounidense, Marcuse apoyó la división de Alemania en Este y Oeste, señalando que eso impediría una alianza entre los recientemente liberados partidos izquierdistas y las antiguas y conservadoras capas industriales y comerciales. En 1949 él produjo un informe de 532 páginas, "Los Potenciales del Comunismo Mundial" (desclasificado sólo en 1978), que sugería que la estabilización económica de Europa mediante el Plan Marshall limitaría el potencial de reclutamiento de los partidos comunistas de Europa occidental a niveles aceptables, dando origen a un período de coexistencia hostil con la Unión Soviética, marcado por la confrontación sólo en sitios lejanos como Iberoamérica e Indochina; en total, un pronóstico sorprendentemente exacto. Marcuse abandonó el ministerio de Asuntos Exteriores con una subvención de la Fundación Rockefeller para trabajar con los diversos departamentos de Estudios Soviéticos que fueron establecidos en muchas de las principales universidades estadounidenses después de la guerra, en gran parte por veteranos de la rama de R&A.

Al mismo tiempo, Max Horkheimer estaba haciendo un daño aún mayor. Como parte de la des-nazificación de Alemania sugerida por la rama de R&A, el Alto Comisionado estadounidense para Alemania John J. McCloy, usando fondos discrecionales personales, llevó a Horkheimer de vuelta a Alemania para reformar el sistema universitario alemán. En efecto, McCloy pidió al Presidente Truman y al Congreso que aprobaran un proyecto de la ley que concedía a Horkheimer, quien se había naturalizado estadounidense, la doble nacionalidad; así, durante un breve período, Horkheimer fue la única persona en el mundo en tener tanto la ciudadanía alemana como la estadounidense. En Alemania, Horkheimer comenzó el trabajo preliminar para el completo renacimiento de la Escuela de Frankfurt en aquella nación a finales de los años '50, incluyendo la formación de toda una nueva generación de eruditos anti-civilización occidental, como Hans-Georg Gadamer y Jürgen Habermas, quien tendría una influencia muy destructiva en la Alemania de los años '60. En un período de la historia estadounidense en que algunos individuos estaban siendo impulsados al desempleo y el suicidio por el aroma más débil del izquierdismo, los veteranos de la Escuela de Frankfurt —todos con grandiosas credenciales de la Internacional Comunista— vivieron lo que sólo puede ser llamado vidas afortunadas. Estados Unidos, en un grado increíble, había entregado la determinación de quiénes eran los enemigos de la nación a los propios peores enemigos nacionales.

 

4. EL EROS ARISTOTÉLICO: MARCUSE
Y LA CONTRACULTURA DE LA DROGAS DE LA CIA

En 1989 se le pidió a Hans-Georg Gadamer, un protegido de Martin Heidegger y el último de la generación original de la Escuela de Frankfurt, que proporcionara una apreciación de su propia obra para el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. Él escribió:

«Uno tiene que concebir la ética de Aristóteles como un verdadero cumplimiento del desafío socrático, que Platón había colocado en el centro de sus diálogos en cuanto a la pregunta socrática acerca del bien... Platón describió la idea del bien... como la idea final y más elevada, que es supuestamente el principio más alto del ser para el universo, el Estado y el alma humana. Contra esto, Aristóteles opuso una crítica decisiva, bajo la famosa fórmula de "Platón es mi amigo, pero soy más amigo de la verdad". Él negó que uno pudiera considerar la idea del bien como un principio universal del ser, que se supone que debe ser considerado del mismo modo tanto por el conocimiento teórico como por el conocimiento práctico y la actividad humana».

Esta declaración no sólo enuncia sucintamente la filosofía subyacente de la Escuela de Frankfurt, sino que también sugiere un punto de inflexión alrededor del cual podemos sistematizar la mayor parte del combate filosófico de los dos últimos milenios. En términos más simples, la corrección aristotélica de Platón separa la física de la metafísica, relegando el Bien a un mero objeto de especulación con respecto al cual "nuestro conocimiento permanece sólo como una hipótesis", en palabras de Wilhelm Dilthey, el filósofo favorito de la Escuela de Frankfurt. Nuestro conocimiento del "mundo real", como Dilthey, Nietzsche y otros precursores de la Escuela de Frankfurt solían enfatizar, se hace erótico, en el sentido más amplio de aquel término, como la obsesión por un objeto. El universo se convierte en una colección de cosas que cada uno maneja sobre la base de sus propias naturalezas (es decir, genéticamente), y por medio de la interacción entre ellos (es decir, mecánicamente).

La ciencia se convierte así en la deducción de las categorías apropiadas de esas naturalezas e interacciones. Dado que la mente humana es simplemente un sensorium, que espera que la manzana newtoniana lo sacuda para llegar a deducciones, la relación de la Humanidad con el mundo (y viceversa) se convierte en un apego erótico a los objetos. La comprensión de lo universal —la busqueda mental de ser la imagen viva del Dios vivo— es por lo tanto ilusoria. Aquel universal o no existe, o existe de un modo incomprensible como un deus ex machina; es decir, lo Divino existe como un súper-agregado al universo físico: Dios es realmente Zeus, arrojando rayos sobre el mundo desde alguna localización exterior. (O, quizás más apropiadamente: Dios es realmente Cupido, soltando flechas de oro para hacer que los objetos se atraigan, y flechas de plomo para hacer que los objetos se repelan). La clave del programa entero de la Escuela de Frankfurt, desde su creador Lukacs en adelante, es la "liberación" del eros aristotélico, para hacer que el individuo experimente estados psicológicamente primarios.

Cuando los líderes del ISR (Institute for Social Research) llegaron a Estados Unidos a mediados de los años '30, ellos se regocijaron de que allí hubiese un lugar que no tenía ninguna defensa filosófica adecuada contra la marca de ellos del Kulturpessimismus (pesimismo cultural). Sin embargo, aunque la Escuela de Frankfurt hizo importantes incursiones en la vida intelectual estadounidense antes de la Segunda Guerra Mundial, aquella influencia estuvo en gran parte confinada a la academia y a la radio; y la radio, aunque importante, no tenía aún la abrumadora influencia sobre la vida social que luego adquiriría durante la guerra. Además, la movilización de EE.UU. para la guerra, y la victoria contra el fascismo, dejaron de lado el programa de la Escuela de Frankfurt. Estados Unidos en 1945 era casi sublimemente optimista, con una población firmemente convencida de que una república movilizada, apoyada por la ciencia y la tecnología, podría llevar a cabo casi todo. Los quince años posteriores a la guerra, sin embargo, vieron la dominación de la vida de familia por la radio y la televisión, formadas éstas por la Escuela de Frankfurt, en un período de erosión política en la cual el gran potencial positivo de EE.UU. degeneró en una postura puramente negativa contra la amenaza real, y a menudo manipulada, de la Unión Soviética. Al mismo tiempo, cientos de miles de personas de la generación joven —los llamados baby boomers— estaban entrando a la universidad y siendo expuestos al veneno de la Escuela de Frankfurt, directa o indirectamente.

Es ilustrativo que hacia 1960 la sociología se había convertido en el más popular curso de estudios en las universidades estadounidenses. En efecto, cuando uno mira las primeras agitaciones de la rebelión estudiantil a principios de los años '60, como los discursos del Movimiento de Berkeley por la Libre Expresión o la Declaración de Port Huron que dio origen a los Estudiantes por una Sociedad Democrática, uno se sorprende por cuán carentes de contenido real eran dichas discusiones. Hay mucha ansiedad en cuanto a que uno sea hecho para conformarse al sistema —"Soy un ser humano; no doble, no perfore ni mutile" era un temprano slogan en Berkeley—, pero está claro que los "problemas" citados se derivan mucho más de los libros de texto de sociología requeridos, que de las verdaderas necesidades de la sociedad.

LA REVOLUCIÓN PSICODÉLICA DE LA CIA

El bullente malestar en los campus en 1960 bien pudo haber pasado o haber tenido un resultado positivo, si no hubiera sido por la traumática decapitación de la nación por el asesinato de Kennedy, más la introducción simultánea de un extendido uso de drogas. Las drogas siempre habían sido un "instrumento analítico" de los Románticos del siglo XIX, como los Simbolistas franceses, y eran populares entre la marginalidad bohemia europea y estadounidense en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, en la segunda mitad de los años '50, la CIA y los servicios de Inteligencia Aliados comenzaron una extensa experimentación con el alucinógeno LSD para investigar su potencial para el control social.

Ha sido documentado ahora que millones de dosis de sustancias químicas fueron producidos y diseminados bajo el patrocinio de la Operación MK-Ultra de la CIA. El LSD se convirtió en la droga preferida dentro de la agencia misma, y fue dado libremente a los amigos de la familia, incluyendo a un número sustancial de veteranos de la OSS. Por ejemplo, fue el veterano de la rama de Análisis e Investigación de la OSS Gregory Bateson quien "encendió" al poeta beat Allen Ginsberg para un experimento de la Armada estadounidense con LSD en Palo Alto, California. No sólo Ginsberg, sino además el novelista Ken Kesey y los miembros originales del grupo de rock The Grateful Dead abrieron las puertas de la percepción, por cortesía de la Marina.

El gurú de la "revolución psicodélica" Timothy Leary oyó hablar primeramente sobre alucinógenos en 1957 en la revista Life (a cuyo editor, Henry Luce, a menudo se le dio el ácido gubernamental, al igual que a muchos otros formadores de opinión), y comenzó su carrera como un empleado contratado de la CIA. En una "reunión social" en 1977 de pioneros del ácido, Leary admitió abiertamente: "Todo lo que soy, se lo debo a la previsión de la CIA". Los alucinógenos tienen el efecto singular de hacer de la víctima alguien antisocial, totalmente egocéntrico y preocupado por los objetos. Incluso los objetos más banales toman el "aura" de que Benjamin había hablado, y llegan a ser atemporales e ilusoriamente profundos. En otras palabras, los alucinógenos provocan instantáneamente un estado de ánimo idéntico al prescrito por las teorías de la Escuela de Frankfurt. Y la popularización de esos productos químicos creó una enorme inestabilidad psicológica al llevarse aquellas teorías a la práctica. Así, la situación a principios de los años '60 representó un brillante punto de reingreso para la Escuela de Frankfurt, que fue totalmente explotado.

Una de las ironías supremas de la "Generación del Ahora" de 1964 en adelante, es que, a pesar de todas sus objeciones contra la completa modernidad, ninguna de sus ideas o resultados tenía menos de treinta años. La teoría política provenía completamente de la Escuela de Frankfurt. Lucien Goldmann, un radical francés que era un profesor visitante en Columbia en 1968, estaba absolutamente en lo correcto cuando él dijo de Herbert Marcuse en 1969 que "los movimientos estudiantiles... encontraron en las obras de él, y en último término sólo en sus obras, la formulación teórica de sus problemas y aspiraciones". El pelo largo y las sandalias, las comunas de amor libre, la comida macrobiótica y los estilos de vida liberados, habían sido diseñados durante el cambio de siglo, y completamente puestos a prueba en el terreno por diversos experimentos sociales New Age conectados con la Escuela de Frankfurt, como la comuna de Ascona, en Suiza, antes de 1920 (véase anexo 3). Incluso el desafiante dicho de Tom Hayden "Nunca confíes en nadie de más de treinta años" era simplemente una versión menos urbana del dicho de 1905 de Rupert Brooke "No vale la pena hablarle a nadie de más de treinta años". Los planificadores sociales que formaron los años '60 simplemente se basaron en materiales ya disponibles.

EROS Y CIVILIZACIÓN

El documento fundacional de la contra-cultura de los años '60, que llevó el "mesianismo revolucionario" de la Escuela de Frankfurt de los años '20 a los años '60, fue el libro Eros y Civilización de Marcuse, originalmente publicado en 1955 y financiado por la Fundación Rockefeller. El documento resume magistralmente la ideología de la Escuela de Frankfurt del Kulturpessimismus en el concepto de "dimensionalidad". En una de las perversiones más extrañas de la Filosofía, Marcuse afirma derivar este concepto desde Friedrich Schiller.

Schiller, a quien Marcuse a propósito identifica incorrectamente como el heredero de Immanuel Kant, reconoció dos dimensiones en la Humanidad: un instinto sensorial y un impulso hacia la forma. Schiller abogaba por la armonización de estos dos instintos en el hombre en la forma de un creativo instinto de juego. Para Marcuse, por otra parte, la única esperanza para evitar la unidimensionalidad de la moderna sociedad industrial era liberar el lado erótico del hombre, el instinto sensual, en rebelión contra la "racionalidad tecnológica". Como Marcuse diría posteriormente (1964) en su libro El Hombre Unidimensional, "Una confortable, suave, razonable y democrática falta de libertad prevalece en la avanzada civilización industrial, un indicativo del progreso técnico". Esta liberación erótica él la mal identifica con el "instinto de juego" de Schiller, el cual, más bien que ser erótico, es una expresión de caridad, el más alto concepto del amor, asociado con la verdadera creatividad.

La conflictiva teoría de Marcuse de la liberación erótica es algo implícito en Sigmund Freud, pero no explícitamente enfatizado, excepto por algunos renegados freudianos como Wilhelm Reich y, hasta cierto punto, Carl Jung. Cada aspecto de la cultura en Occidente, incluyendo la razón misma, dice Marcuse, actúa para reprimir esto: "El universo totalitario de la racionalidad tecnológica es la última transmutación de la idea de la razón". O bien: "Auschwitz sigue frecuentando no los recuerdos sino los logros del hombre: los vuelos espaciales, los cohetes y misiles, las grandes plantas electrónicas...".

Esta liberación erótica debería tomar la forma de un "Gran Rechazo", un rechazo total del monstruo "capitalista" y todas sus obras, incluyendo la razón "tecnológica" y el "lenguaje ritual y autoritario". Como parte del Gran Rechazo, la Humanidad debería desarrollar una "cultura [ethos] estética", convirtiendo la vida en un ritual estético, en un "estilo de vida" (una frase absurda que entró en el lenguaje en los años '60 bajo la influencia de Marcuse). Con Marcuse representando la punta de la cuña, los años '60 estuvieron llenos de justificaciones intelectuales de la rebelión sexual adolescente carente de contenido. Eros y Civilización fue reeditado como una edición barata en 1961, y le sucedieron varias ediciones. En el prefacio a la edición de 1966, Marcuse añadió que el nuevo lema "Haz el Amor, No la Guerra" era exactamente de lo que él estaba hablando: "La lucha por el Eros es una lucha política".

En 1969 él señaló que incluso el uso obsesivo de obscenidades por parte de la Nueva Izquierda en sus manifiestos era parte del Gran Rechazo, llamándolo "una rebelión lingüística sistemática, que destruye el contexto ideológico en el cual las palabras son empleadas y definidas". Marcuse fue ayudado por el psicoanalista Norman O. Brown, su protegido en la OSS, quien colaboró con "Life against Death" en 1959, y "Love's Body" en 1966, pidiendo que el hombre se deshiciera de su ego razonable y "acorazado" y lo sustituyera por un "ego corporal dionisiaco" que abrazaría la realidad instintiva de la perversidad polimorfa, y llevaría al hombre de vuelta a la "unión con la Naturaleza".

Los libros de Reich, quien había afirmado que el Nacionalsocialismo había sido causado por la monogamia, fueron reeditados. Reich había muerto en una prisión estadounidense, encarcelado por recibir dinero bajo el supuesto de que el cáncer podría ser curado canalizando de nuevo la "energía de los orgones". La educación primaria llegó a ser dominada por el principal seguidor de Reich, A. S. Neill, un miembro del culto teosófico de los años '30 y un ateo militante, cuyas teorías educacionales exigían que a los estudiantes se les enseñara a rebelarse contra los profesores, los cuales son, por naturaleza, autoritarios. El libro de Neill "Summerhill" vendió 24.000 copias en 1960, elevándose a 100.000 en 1968, y a 2 millones en 1970; hacia 1970 era lectura requerida en 600 cursos universitarios, convirtiéndose en uno de los textos de educación más influyentes del período, e incluso en un punto de referencia para los escritores recientes sobre el tema.

Marcuse mostró el camino para el completo renacimiento del resto de los teóricos de la Escuela de Frankfurt, introduciendo de nuevo en Estados Unidos al olvidado hacía tiempo Georg Lukacs. Marcuse mismo se convirtió en el pararrayos de los ataques contra la contracultura, y fue regularmente atacado por fuentes tales como el diario soviético Pravda y el entonces gobernador de California Ronald Reagan. La única crítica de algún mérito en ese entonces, sin embargo, fue una del Papa Pablo VI, quien en 1969 nombró a Marcuse (un paso extraordinario, ya que el Vaticano por lo general se abstiene de denuncias formales de individuos vivos), junto con Freud, por la justificación que éstos hacían de "expresiones ofensivas y desenfrenadas de erotismo"; y calificó a la teoría de Marcuse de la liberación, como "la teoría que abre el camino para la licencia disfrazada como libertad... una aberración del instinto".

El erotismo de la contracultura significó mucho más que el amor libre y un ataque violento contra la familia nuclear. También significó la legitimación del eros filosófico. La gente fue entrenada para verse a sí misma como objetos, determinados por sus "naturalezas". La importancia del individuo como una persona dotada de la chispa divina de la creatividad, y capaz de actuar sobre toda la civilización humana, fue sustituída por la idea de que la persona es importante porque es Negra, o porque es una mujer, o siente impulsos homosexuales. Esto explica la deformación del movimiento por los derechos civiles en un movimiento del "poder negro", y la transformación del legítimo asunto de los derechos civiles para las mujeres, en el feminismo. La discusión de los derechos civiles de las mujeres fue forzada para convertirse en otro "culto de liberación", completo con quema de sostenes y otros rituales, a veces abiertamente estilo Astarté; una reseña de Sexual Politics de Kate Millet (1970) y de El Eunuco Femenino (1971) de Germaine Greer, demuestra su completa dependencia de Marcuse, Fromm, Reich y otros extremistas freudianos.

EL MAL VIAJE

Esta popularización de la vida como un ritual erótico y pesimista no disminuyó, sino que de hecho se hizo más profunda durante los últimos veinte años; ella es la base del horror que vemos alrededor de nosotros. Los herederos de Marcuse y Adorno dominan completamente las universidades, enseñando a sus propios alumnos a reemplazar la razón por ejercicios rituales "Políticamente Correctos". Hay muy pocos libros teóricos sobre artes, letras o lingüística publicados hoy en Estados Unidos o Europa que no reconozcan abiertamente su deuda con la Escuela de Frankfurt.

La cacería de brujas en los recintos universitarios de hoy es simplemente la puesta en práctica del concepto de Marcuse de la "tolerancia represiva" —"tolerancia hacia los movimientos de la Izquierda, pero intolerancia hacia los movimientos de la Derecha"— ejecutada por los alumnos de la Escuela de Frankfurt, que ahora se han convertido en los profesores de los estudios sobre la mujer y sobre los afro-estadounidenses. El portavoz más letrado en cuanto a los estudios sobre los afro-estadounidenses, por ejemplo, el profesor Cornell West de Princeton, declara públicamente que sus teorías se derivan de Georg Lukacs. Al mismo tiempo, la fealdad tan cuidadosamente fomentada por los pesimistas de la Escuela de Frankfurt ha corrompido nuestros más altos esfuerzos culturales. Uno difícilmente encuentra una interpretación de una ópera de Mozart que no haya sido completamente deformada por un director de orquesta que, siguiendo a Benjamin y al ISR, quiere "liberar el subtexto erótico". Usted no puede pedir a una orquesta que interprete a Schönberg y a Beethoven en el mismo programa, y que mantenga su integridad para este último. Y cuando nuestra cultura superior se hace impotente, la cultura popular se hace abiertamente bestial.

Una imagen final: los niños estadounidenses y europeos diariamente ven películas como Pesadilla en la Calle Elm y Total Recall, o programas de televisión comparables a éstas. Una escena típica en uno de éstos presentará a una figura surgiendo de un escenario televisivo; la piel de su cara se caerá a pedazos de una manera realista para revelar a un hombre horriblemente deforme con dedos de hoja de afeitar, dedos que comienzan a crecer muchos centímetros de longitud, y —repentinamente— la víctima es acuchillada en tiras sangrientas. Esto no es entretenimiento. Esto es una alucinación profundamente paranoide de una cabeza en LSD. Lo peor de lo que sucedió en los años '60 es ahora la agenda diaria. Debido a la Escuela de Frankfurt y sus co-conspiradores, el Occidente está experimentando un "mal viaje" [del léxico de las drogas] del cual no está siendo permitido bajarse.

Los principios de acuerdo a los cuales fue construída la civilización judeo-cristiana occidental ya no son dominantes ahora en nuestra sociedad; ellos existen sólo como una especie de movimiento clandestino de resistencia. Si aquella resistencia es finalmente sumergida, entonces la civilización no sobrevivirá, y en nuestra época de enfermedades pandémicas incurables y armamentos nucleares, el colapso de la civilización occidental muy probablemente se llevará con ella al resto del mundo al infierno.

El camino de salida es crear un Renacimiento. Si aquello suena grandioso, es sin embargo lo que se necesita. Un renacimiento significa comenzar de nuevo, desechar el mal, y lo inhumano, y lo que es evidentemente estúpido, y volver, cientos o miles de años, a las ideas que permiten que la Humanidad crezca en libertad y bondad. Una vez que hemos identificado aquellas creencias principales, podemos comenzar a reconstruír la civilización.

Por último, un nuevo Renacimiento deberá basarse en científicos, artistas y compositores, pero en el primer momento, ello depende de la gente aparentemente ordinaria que defenderá la chispa divina de la razón en ellos, y que no tolerará menos que eso en otros. Considerando los éxitos de la Escuela de Frankfurt y sus patrocinadores de su Nueva Era Oscura, estos individuos corrientes, con su creencia en la razón y en la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, serán "impopulares". Sin embargo, ninguna idea realmente buena fue popular alguna vez, al principio.–

 

 

ANEXOS

1. LA TEORÍA DE LA PERSONALIDAD AUTORITARIA

La Escuela de Frankfurt ideó el perfil de la "personalidad autoritaria" como un arma para ser usada contra sus enemigos políticos. El fraude descansa en la suposición de que las acciones de una persona no son importantes; más bien, la cuestión es la actitud psicológica del actor, como la determinan los científicos sociales como los de la Escuela de Frankfurt. El concepto es diametralmente opuesto a la idea de la ley natural y a los principios legales republicanos sobre los cuales fue fundado Estados Unidos; es, de hecho, fascistoide, e idéntico a la idea del "delito de pensamiento", como lo describió George Orwell en su libro "1984", y a la teoría del "crimen deliberado" desarrollada por el juez nacionalsocialista Roland Freisler a principios de los años '30.

Cuando la Escuela de Frankfurt estaba en su fase abiertamente pro-bolchevique, su trabajo acerca de la personalidad autoritaria fue diseñado para identificar a la gente que no era lo suficientemente revolucionaria, de modo que esa gente pudiera ser "reeducada". Cuando la Escuela de Frankfurt amplió su investigación después de la Segunda Guerra Mundial por orden del American Jewish Committee y de la Fundación Rockefeller, su objetivo no era identificar el anti-semitismo; aquello era simplemente un tema de portada. Su objetivo era medir la adhesión a las creencias centrales de la civilización judeo-cristiana occidental, de modo que dichas creencias pudieran ser caracterizadas como "autoritarias" y desacreditadas.

Para los conspiradores de la Escuela de Frankfurt, el peor crimen era la creencia de que cada individuo estaba dotado de la razón soberana, la que podría permitirle determinar lo que es correcto e incorrecto para la sociedad entera; así, decir a la gente que ella tiene una idea razonable a la cual debería conformarse, es extremismo autoritario y paternalista.

Según estos estándares, los jueces de Sócrates y Jesús estaban en lo correcto al condenar a esos dos individuos (como afirma, por ejemplo, I. F. Stone en un caso en su "Juicio de Sócrates"). Es la medida de nuestro propio colapso cultural el que esta definición del autoritarismo sea aceptable para la mayor parte de los ciudadanos, y que sea libremente usada por maniobras políticas como la Liga Anti-Difamación y la Red de Vigilancia de las Sectas (Cult Awareness Network) para "demonizar" a sus enemigos políticos.

2. EL CAMBIO DE PARADIGMA DE LA NUEVA ERA

El trabajo de revisión original de los años '30 de la Escuela de Frankfurt, incluyendo la "personalidad autoritaria", estuvo basado en categorías psicoanalíticas desarrolladas por Erich Fromm. Fromm sacó esas categorías de las teorías de J. J. Bachofen, un colaborador de Nietzsche y de Richard Wagner, que afirmó que la civilización humana era originalmente "matriarcal". Ese período primordial de "democracia ginocrática" y de dominio del culto a la Magna Mater (Gran Madre), dijo Bachofen, fue sumergido por el desarrollo del "patriarquismo" racional y autoritario, incluyendo la religión monoteísta. Más tarde, Fromm utilizó esta teoría para afirmar que el apoyo a la familia nuclear constituía una evidencia de tendencias autoritarias.

En 1970, cuarenta años después de que él proclamó por vez primera la importancia de la teoría de Bachofen, Erich Fromm de la Escuela de Frankfurt examinó cuán lejos se habían desarrollado las cosas. Él enumeró siete "cambios sociales y psicológicos" que indicaban el avance del matriarquismo por sobre el patriarquismo:

• "El fracaso del sistema patriarcal-autoritario para cumplir su función", incluyendo la prevención de la contaminación;

• "Revoluciones democráticas" que funcionan sobre la base del "consenso manipulado";

• "La revolución femenina";

• "La revolución de los adolescentes y de los niños", basada en el trabajo de Benjamin Spock y otros, permitiendo a los niños nuevas y más adecuadas maneras de expresar su rebelión;

• El ascenso del movimiento juvenil radical, que abraza totalmente a Bachofen, en su énfasis en el sexo grupal, una débil estructura de familia, y ropa y comportamientos "unisex";

• El uso creciente de Bachofen por profesionales para corregir el análisis demasiado sexual de Freud de la relación madre-hijo. Esto haría del Freudismo algo menos amenazante y más aceptable para la población general; y

• "La visión del paraíso de los consumidores... En esta visión, la técnica asume las características de la Gran Madre, una madre técnica en vez de una natural, que cuida a sus hijos y los pacifica con un arrullo interminable (en la forma de la radio y la televisión). En el proceso, el hombre se hace emocionalmente un niño, sintiéndose seguro con la esperanza de que los pechos de la madre siempre suministrarán abundante leche, y que las decisiones ya no tienen que ser tomadas por el individuo".

3. HIPPIES NAZI-COMUNISTAS DE LOS AÑOS '20

Una abrumadora cantidad de la filosofía y los productos de la contracultura estadounidense de los años '60, más el absurdo de la Nueva Era de hoy, se derivan de un experimento social en gran escala localizado en Ascona, Suiza, aproximadamente a partir de 1910 hasta 1935. Originalmente un área recreacional para miembros de la secta de la Teosofía de Helena Blavatsky, el pequeño pueblo suizo se convirtió en el asilo para cada secta ocultista, izquierdista y racista del movimiento original de la Nueva Era de principios del siglo XX. Hacia el final de la Primera Guerra Mundial, Ascona era indistinguible de lo que Haight-Ashbury [en San Francisco, California] llegaría a ser más tarde, lleno de tiendas de alimentos naturales, librerías ocultistas que venden el I Ching, y Naturmenschen, "Mr. Naturals" [personaje de caricatura de Robert Crumb] que se pasearían con sus pelos largos, abalorios, sandalias y túnicas a fin de "regresar a la Naturaleza".

La influencia dominante en dicha área vino del doctor Otto Gross, un alumno de Freud y amigo de Carl Jung, que había sido parte del círculo de Max Weber cuando el fundador de la Escuela de Frankfurt Georg Lukacs era también un miembro. Gross llevó a Bachofen a sus extremos lógicos, y, en palabras de un biógrafo, "se dice que adoptó a Babilonia como su civilización, en oposición a la de la Europa judeo-cristiana... si Jezabel no hubiera sido derrotada por Elías, la historia mundial habría sido diferente y mejor. Jezabel era Babilonia, religión de amor, Astarté, Astoret; matándola a ella, el moralismo monoteísta judío expulsó del mundo al placer".

La solución de Gross fue recrear el culto de Astarté a fin de comenzar una revolución sexual y destruír a la familia burguesa y patriarcal. Entre los miembros de su culto estaban: Frieda y D. H. Lawrence, Franz Kafka, Franz Werfel, el novelista que más tarde fue a Hollywood y escribió La Canción de Bernadette; el filósofo Martin Buber; Alma Mahler, la esposa del compositor Gustave Mahler, y más tarde la amante de Walter Gropius, Oskar Kokoschka y Franz Werfel; entre otros. La Ordo Templis Orientalis (OTO), la fraternidad ocultista establecida por el satanista Aleister Crowley, tuvo su única logia femenina en Ascona. Da que pensar cuando se comprende la gran cantidad de intelectuales ahora adorados como héroes culturales que estuvieron bajo la influencia de la locura de la Nueva Era en Ascona, incluyendo a casi todos los autores que disfrutaron de un importante renacimiento en Estados Unidos en los años '60 y '70.

Dicha localidad y su filosofía figuran bastante en las obras no sólo de Lawrence, Kafka y Werfel, sino también en la de los ganadores del Premio Nóbel Gerhardt Hauptmann y Hermann Hesse, en las de H. G. Wells, Max Brod, Stefan George, y las de los poetas Rainer Maria Rilke y Gustav Landauer. En 1935 Ascona se convirtió en el cuartel central para la anual Conferencia Eranos de Carl Jung para popularizar el gnosticismo. Ascona fue también el lugar de creación de la mayor parte de lo que ahora llamamos la danza moderna.

Fue el cuartel central de Rudolf von Laban, el inventor de la forma más popular de notación de la danza, y de Mary Wigman. Isadora Duncan era una invitada frecuente. Laban y Wigman, así como Duncan, buscaban sustituír las geometrías formales del ballet clásico con recreaciones de bailes cultuales que serían capaces de purificar ritualísticamente los recuerdos raciales primordiales del auditorio. Cuando los nacionalsocialistas llegaron al poder, Laban llegó a ser el oficial de danza más alto en el Reich, y él y Wigman crearon el programa de danza ritual para los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín, que fue filmado por la directora personal de Hitler, Leni Riefenstahl, una ex-alumna de Wigman. El peculiar psicoanálisis ocultista, popular en Ascona, fue también decisivo en el desarrollo de gran parte del arte moderno.

El movimiento Dadá se originó en la cercana ciudad de Zúrich, pero todas sus figuras tempranas eran Asconenses en mente o cuerpo, sobre todo Guillaume Apollinaire, que era un admirador particular de Otto Gross. Cuando "Berlín Dada" anunció su creación en 1920, su manifiesto inaugural fue publicado en una revista fundada por Gross. El documento primario del Surrealismo también se originó en Ascona. El doctor Hans Prinzhorn, un psiquiatra de Heidelberg, viajaba a diario a Ascona, donde era el amante de Mary Wigman. En 1922 él publicó un libro, "El Arte del Enfermo Mental", basado en pinturas de sus pacientes psicóticos, acompañadas por un análisis que afirmaba que el proceso creativo mostrado en dicho arte realmente era más liberado que el de los Viejos Maestros. El libro de Prinzhorn fue ampliamente leído por los artistas modernos de la época, y un historiador reciente lo ha llamado "la Biblia de los Surrealistas".–

 

 
 
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