Pacto Roerich y Bandera de la Paz
Texto traducido y recopilado por
Nancy Ducuing - Fundacion PEA
El
Pacto Roerich y la Bandera de la Paz fueron creados y promovidos
por Nicolas Roerich, con el fin de proteger los tesoros del
genio humano, estableciendo que las instituciones educativas,
artísticas, científicas y religiosas, así
como los lugares de relevancia cultural, debían ser
declarados inviolables, y respetados por todas las naciones,
tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz.
El 15 de Abril de 1935, el Pacto Roerich fue
firmado en la Casa Blanca, en presencia del entonces Presidente
de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, por representantes
de 21 gobiernos de toda América.
Una nueva visión
La contribución más importante
del Pacto Roerich fue la introducción de una nueva
visión: que la conciencia de toda la humanidad se expande
con cada acto creativo del genio humano; que hay períodos
en la historia en que nuevas ideas se introducen para el beneficio
de todos; y que mientras el ser humano se encuentra más
a sí mismo y a trabajadores concientes en el campo
de la cultura, las artes, la ciencia, las religiones y los
muchos infinitos ámbitos constructivos del mundo, se
vuelve imperativo que no sólo les prestemos atención,
sino que apoyemos esos movimientos que mejoran la calidad
de vida.
El Pacto Roerich y la Bandera de la Paz, significaron
una contribución a la mejora de las condiciones mundiales,
ya que representó un sendero y un llamado a la unidad
internacional y a la paz mundial. El pacto fue firmado por
todos los países de América, sin embargo, representó
un tratado abierto a la adhesión de todos los países
del mundo y generó un movimiento mundial en busca de
la unidad global y rescató los valores y logros de
la creatividad humana.
Un llamado a la Unidad Mundial
La historia reciente de la humanidad tiene un
triste saldo de devastación por causa de la guerra
y los conflictos. El daño causado no afecta sólo
un país, sino a la humanidad toda. Hoy en día,
por primera vez en la historia, el hombre común sabe
que no puede haber Paz si no hay Paz Mundial.
¿Cómo puede lograrse la Paz Mundial?
¿Cual es el fundamento de la Paz Mundial? La respuesta
yace en la tan mentada y poco practicada frase ‘Conoce
a tu vecino’. Esta antigua enseñanza debe ser
practicada, ahora más que nunca, para lograr la paz
en el mundo por la que tantos han dado su vida.
Aunque no es posible conocer a cada uno de nuestros
vecinos del mundo, el necesario conocimiento para lograr el
mutuo entendimiento puede asegurarse a través de la
Cultura. Beneficiar el desarrollo con el genio constructivo
de los pueblos, es la base de ‘Conoce a tu vecino’.
La estima y el aprecio de la Cultura de los pueblos puede
asegurar el mutuo entendimiento necesario para lograr la Unidad
y la Paz en forma permanente.
La Cultura no pertenece a ningún individuo,
grupo, nación o época. Su propiedad le pertenece
a toda la humanidad y a las generaciones que la heredarán.
Es la creación constructiva del empeño humano.
La Cultura trasciende todos los obstáculos, prejuicios
e intolerancias. Cultura es la más elevada percepción
de la Belleza y el Conocimiento. Sin Cultura no hay Verdad,
no hay Unidad, no hay Paz.
La mente creativa y quienes la apoyan, igualmente
importantes, son concientes de la omnipresencia de la Cultura
como el único instrumento para lograr paz mundial permanente.
Del mismo modo, la Cultura debe ser aprovechada y apoyada
por toda la humanidad y todas las generaciones. La Cultura
debe ser considerada sagrada e inviolable para la mente y
manos humanas. Es a la realización de esta benéfica
meta que la humanidad debe abocarse.
Nuestro pasado está repleto de destrucciones
deplorables e irreparables. No sólo en tiempos de guerra
sino también en tiempos de paz, las creaciones del
genio humano han sido destruidas. Al mismo tiempo, algunos
sectores de la humanidad comprendieron que la evolución
de la humanidad no es posible sin el legado de la Cultura.
Las diversas formas de la Cultura son indecibles y arduas.
Por lo tanto, uno debe preservar los senderos que conducen
a ella. Es el deber de esta generación crear la tradición
de la Cultura para la generación más joven,
porque ‘donde hay Cultura, hay Paz’.
La humanidad debe esforzarse para alcanzar el
‘Día de la Victoria de la Cultura’. Esto
ocurrirá cuando, simultáneamente en todas las
escuelas e instituciones educativas, el mundo sea recordado
de los verdaderos tesoros de la humanidad, del entusiasmo
creativo heroico, de una vida más rica y más
plena. La conciencia ennoblecida, habiéndose contactado
con el Reino de la Cultura, naturalmente ingresará
en el sendero de la construcción pacífica, descartando
como absurdo vergonzoso, todo menosprecio de la dignidad humana
creada por la ignorancia.
Con esta finalidad, nuestra herencia cultural
debe ser salvaguardada, por todos los medios posibles. Estos
tesoros deben ser conscientemente valorados, recordando que
cada contacto con ellos ennoblecerá el espíritu.
Existe un deseo innato en todos los seres humanos, el cual
es hacer inviolables los logros culturales de la humanidad
y por consiguiente, asegurar Paz y Unidad permanentes en todo
el mundo.
Profundo significado del Pacto Roerich
Esfuerzo material y empeño dedicados
a esta realización no son nuevos. Esta causa tuvo su
inicio en 1929 cuando el Pacto de Paz Roerich propuso una
Bandera de Paz para la protección de todos los tesoros
de la Cultura. Un Congreso Internacional para el Pacto y la
Bandera de la Paz fue establecido entonces, con sede central
en la ciudad de Brujas, Bélgica. Este organismo difundió
los ideales de ‘Paz a través de la Cultura’
con resultados sumamente significativos, demostrando contundentemente
cuan valorados eran estos ideales para los corazones de la
gente positiva de todo el mundo.
La lista de adherentes a la Bandera de la Paz
era larga y gloriosa. La Bandera había sido ya consagrada.
Votos sagrados habían sido ofrecidos para introducir
la bandera en todas partes, proceso que iba concretándose
gradualmente. El entonces Presidente de los Estados Unidos,
Franklin D. Roosevelt, refiriéndose al Pacto Roerich
dijo en 1935: ‘Este tratado posee un significado espiritual
mucho más profundo que el texto del instrumento en
sí mismo’. El Pacto Roerich para la protección
de los tesoros culturales, se necesita no sólo como
una regulación oficial, sino como una ley educativa,
que desde los primeros días de escuela, inpregne en
la joven generación la noble idea de salvaguardar los
verdaderos valores de toda la humanidad. El tratado condena
(desaprueba) no sólo la destrucción de la Cultura
en tiempos de guerra sino también todos los actos de
barbarie por los cuales los símbolos de la cultura
son puestos en peligro en tiempos de paz, implantando sin
cesar en la mente de nuestros hijos, nuestros nietos y de
todos aquellos que nos rodean, el impulso de esforzarse en
la creación constructiva. Por todo esto, el tratado
inscribió una página esencial en la historia
de los logros de la Cultura.
Luego de la segunda guerra mundial, el Pacto
de Paz Roerich fue conocido como la ‘Cruz Roja de la
Cultura’. En verdad, tiene bastante similitud con la
Cruz Roja, que en sus inicios fue recibida con cierto escepticismo
y actualmente es reconocida indiscutiblemente como símbolo
fundamental humanitario en defensa de la vida. Si la humanidad
reconoció finalmente a la Cruz Roja para proteger a
los heridos o enfermos en el aspecto físico, también
reconocerá a la Bandera de la Paz como el símbolo
de la prosperidad pacífica y la salud del espíritu.
Todos los centros culturales del mundo deberían
proclamar incesantemente el llamado del Pacto Roerich y la
Bandera de la Paz, eliminando por tanto la misma posibilidad
de la guerra. Podrían ser creados por generaciones
nuevas sublimes tradiciones de veneración hacia los
verdaderos tesoros de la cultura. Incansablemente, allí
donde la Bandera de la Paz se despliegue, el propio campo
físico de acción de la guerra será destruido.
El tiempo es corto! Ni una hora ni un día
debe ser perdido! La herencia cultural humana debe ser declarada
inviolable. Los ideales del Pacto Roerich deben prevalecer
para todos. Su texto es un convenio cultural que representa
la fuerza unificante necesaria para un mundo unido y en paz.
Bajo el símbolo de la Bandera de la Paz, la humanidad
procederá hacia la unidad de la Suprema Cultura, en
la poderosa y pacifica unión formando así la
‘Liga Mundial de la Cultura’.
Ideales del Pacto Roerich y la Bandera
de la Paz
La Bandera de la Paz, llegó a ser bien
conocida como el símbolo del Pacto Roerich. Ese gran
ideal humanitario estableció en el campo de las realizaciones
culturales de la humanidad, la misma salvaguarda que la cruz
roja provee a la hora de aliviar los sufrimientos físicos
del ser humano.
Tal como lo expresa el Pacto en sus
artículos I y II:
“Serán consideradas como neutrales,
y como a tales respetados y protegidos por los beligerantes,
los monumentos históricos, los museos y las instituciones
dedicadas a la ciencia, al arte, a la educación y a
la conservación de los elementos de cultura. Igual
respeto y protección se acordará al personal
de las instituciones arriba mencionadas. Se acordará
el mismo respeto y protección a los monumentos históricos,
museos e instituciones científicas, artísticas,
educativas y culturales, tanto en tiempo de paz como de guerra.
La neutralidad, protección y respeto
a los monumentos e instituciones se acordará en todo
el territorio de cada uno de los Estados signatarios y accedentes,
sin hacer distinción en razón de la nacionalidad
a que pertenezcan. Los Gobiernos respectivos se comprometen
a dictar las medidas de legislación interna necesarias
para asegurar dicha protección y respeto.
Las instituciones y delegaciones que se registren
serán diferenciadas a través de la Bandera distintiva
de ese Pacto, lo que les otorgará especial protección
y respeto por parte de los beligerantes, los gobiernos y los
pueblos de todas naciones signatarias del tratado”.
Reseña histórica del Pacto
Roerich y la Bandera de la Paz
Una reseña de la historia del Pacto Roerich
y la Bandera de la Paz, muestra los siguientes hitos importantes:
Fue concebida por el Profesor Nicolás
Roerich, quien en 1904 la propone a la Sociedad de Arquitectos
de Rusia. En 1914, la presenta durante la guerra al Tzar Nicolás
II y al Gran Duque Nicolás. Ambos la recibieron con
gran interés, pero la propuesta fue postergada debido
a la guerra.
En 1929, en New York, el proyecto fue formalmente
promulgado de acuerdo a los códigos de derecho internacional,
cuyo texto fue delineado por el Dr. George Chklaver, Doctor
en Derecho Internacional y Ciencias Políticas, de la
Universidad de París. En ese mismo año, se fundó
en New York el ‘Comité de la Bandera de la Paz’,
cuyos principios fueron publicados por la prensa y Nicolás
Roerich fue nominado para el Premio Nobel de la Paz.
En 1930, se fundaron en París y Brujas
sendos ‘Comités de la Bandera de la Paz’,
este último bajo el nombre de ‘Unión Internacional
por el Pacto Roerich’.
En la apertura de un nuevo Comité por
la Bandera de la Paz’ Nicolas Roerich expresó
bellamente los ideales del Pacto en las siguientes palabras:
“El mundo está esforzándose
hacia la Paz en muchas formas, y cada uno sabe en su corazón
que este trabajo constructivo es una verdadera profesía
de la Nueva Era. Por supuesto que las discusiones sobre la
calidad comparativa de varios tipos de tanques o sobre lo
aconsejable de reemplazar las armas de dos naves de guerra
por una nueva nave más moderna, no contribuye armoniosamente
con las ideas constructivas de la Paz.
Tengamos la esperanza de que aún estas
discusiones son pasos preliminares hacia el mismo gran concepto
de paz que tendrá lugar gracias al amansamiento de
los instintos beligerantes de las naciones, por las grandes
creaciones del espíritu.
Entre tanto, continúa siendo un hecho
que una pocas armas pueden destruir los más grandes
tesoros del arte y de la ciencia, tan extensamente como aquellas
de una flota entera. Deploramos la pérdida de las bibliotecas
de Louvain y Oviedo y la irremplazable belleza de la Catedral
de Rheims. Recordamos los bellos tesoros de colecciones privadas
que se perdieron durante las calamidades mundiales. Pero no
queremos inscribir en esos actos palabras de odio. Digamos
simplemente: ‘destruidos por la ignorancia humana, reconstruidos
por la esperanza humana’.
Sin embargo, errores de una forma u otra pueden
ocurrir nuevamente, y por tanto, otros valiosos logros de
la humanidad permanecen en constante peligro de ser destruidos.
Debemos tomar precauciones y medidas en forma inmediata para
prevenir tales errores de la ignorancia. Por lo tanto, protejamos
como sagrados los tesoros creativos de la humanidad. En primer
lugar, acordemos que, como la Cruz Roja, la Bandera pueda
significativamente invocar la conciencia de los hombres para
proteger lo que en esencia no pertenece sólo a una
nación sino al mundo entero y constituye el verdadero
motivo de orgullo de la raza humana.”
En el otoño de 1931, se realizó
en la ciudad de Brujas, Bélgica, la primera Conferencia
Internacional, que mostró un gran interés de
muchos gobiernos. En 1932, otra entusiasta Conferencia Mundial
tuvo lugar en la misma ciudad. Miles de opiniones de apoyo
llegaron de instituciones y personalidades científicas,
artísticas, culturales, educativas y religiosas de
todo el mundo. En honor a la verdad, ninguno de los grandes
hombres de estado dudaron en manifestar su aprobación
a la iniciativa, inclusive las grandes autoridades militares
del momento, tales como Marshal Lyautey, el Almirante Taussig,
el General Gouraud, etc. estaban de acuerdo con el pacto.
La Sra. William Sporborg, presidente de la Federación
de Clubes de Mujeres de New York, representando a medio millón
de miembros expresó: “Vamos a apoyar con todo
nuestro espíritu y pondremos toda nuestra influencia
a este movimiento. Quiero que sepan que nosotras apoyamos
firmemente vuestra organización.”
El primer volumen de declaraciones y cartas
recibidas fue publicado en Paris y New York en 1931 bajo el
título ‘El Pacto Roerich y la Bandera de la Paz’.
Durante el año siguiente, se fundó en Brujas
la ‘Fundacion Roerich por la Paz, Arte, Ciencia y Trabajo’,
inaugurada luego de las sesiones de la ‘Segunda Conferencia
Internacional’ llevada a cabo en esa ciudad. El año
siguiente, 1933, se celebró la ‘Tercera Convención
del Pacto y Bandera de la Paz’, el 17 y 18 de noviembre
en el ‘Hotel Mayflower’ en Washington D.C., al
que asistieron representantes de 35 países. Esta convención
firmó en forma unánime una resolución
por la cual se recomendaba a todos los gobiernos del mundo,
la adopción de esta medida humanitaria, en forma unilateral
por proclamación de su poder ejecutivo o bien mediante
acuerdos bilaterales a través de tratados o acuerdos
internacionales, o por acciones multilaterales tales como
conferencias internacionales.
Apenas un mes mas tarde, la ‘Séptima
Conferencia de la Unión Panamericana’ en Montevideo,
Uruguay declaró en forma unánime la resolución
de aceptar la iniciativa, urgiendo a los participantes –
los 21 gobiernos de las Américas del Norte, Centro
y Sur - a firmar el Pacto y por lo tanto, aplicar estos grandes
principios de vida. La Convención de Washington por
el Pacto Roerich y la Bandera de la Paz, también designó
un Comité para la Promoción de la Adopción
del Pacto Roerich y la Bandera de la Paz. Este organismo negoció
con todos los gobiernos, organizaciones e individuos interesados
en promover la adopción del pacto y recibía
sus expresiones formales de adhesión. Las conclusiones
de la convención de Washington han sido publicadas
en New York.
El Comité por el Pacto, fue inaugurado
en París. La ‘Unión Internacional por
el Pacto Roerich’ en Brujas eligió a Camille
Tulpinck como su presidente y al Profesor M.Adatci, ex presidente
de la Corte Interncional de La Haya como su protector.
El año 1934 vió el establecimiento
del Comité por el Pacto y Bandera de la Paz en Harbin,
Manchuria. Un comité similar fue inaugurado en Bruselas
teniendo a M.E. de Munck como presidente y al abogado M. Hendricks,
como Secretario General. Tambien se unieron al comité,
por invitacion del Conde C. De Wiatt, ministro, los gobernadores
de Luxemburgo y Flanders Occidental, un miembro de la cámara
de diputados, y un miembro de la corte de cancelación.
Varios paises de Europa informaron al comité de París
que sus respectivos gobiernos tenían el pacto en consideración.
Este comité también escribió al Consejo
Supremo de Rusia solicitando al cuerpo legislativo la consideración
de la adopción del pacto.
En cuanto a Estados Unidos de América,
el presidente Franklin D. Roosevelt, el 11 de agosto de 1934
oficialmente otorgó poderes plenipotenciarios al Secretario
de Agricultura Henry A. Wallace, para firmar un tratado inter-americano
sobre el Pacto Roerich. En el Día Panamericano, al
mediodía del 15 de Abril de 1935, en la oficina del
Presidente Roosevelt en la casa Blanca, los representantes
oficiales de Estados Unidos y de los 20 países Latino
Americanos, miembros de la Union Pan-Americana: Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Republica
Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití,
Honduras, Mexico, Nicaragua, Panama, Paraguay, Uruguay, Peru
y Venezuela; firmaron el tratado del Pacto Roerich.
La prensa americana le otorgó gran importancia
a la firma de este tratado de unidad y entendimiento cultural,
que no sólo había unido a toda américa
del Norte y del Sur, sino que se esperaba uniera tambien a
todas las naciones del mundo. Todos los periodicos lideres
publicaron notas sobre el evento, con algunos pasajes de los
discursos del Presidente y de los representantes y diplomáticos
de los gobiernos extranjeros. Periódicos de todo el
mundo publicaron informaciones sobre este hecho histórico.
La firma de este tratado fue una ocasión
solemne. El Presidente había invitado a su oficina,
además de los representantes de los 20 países
de America, al Secretario de Estado, Cordell Hull, al Secretario
de Agricultura, Henry A. Wallace; a los Directores de la Union
Pan-Americana, Dr. L.S. Rowe y el Dr. E. Gil Borges y a los
directivos del Museo Roerich, miembros del Comité por
el Pacto Roerich.
Al finalizar la firma del tratado, el presidente
Franklin D. Roosvelt, difundió el siguiente mensaje
para difusión internacional:
“Es altamente apropiado que en este día,
designado como el Día Panamericano por los Jefes de
Estado de todas las repúblicas del continente americano,
los Gobiernos, miembros de la Union Pan-Americana, firmen
un tratado que marca un paso de avanzada en la preservación
de los logros culturales de las naciones de este hemisferio.
Invitamos a las naciones del mundo a adherir
a este Pacto, y haciéndolo estamos intentando que sean
de aplicación universal uno de los principios más
vitales para la preservación de la civilización
moderna. Este tratado posee una significación espiritual
mucho mas profunda que el texo en sí mismo. ......”.
El Secretario de Agricultura, Henry A. Wallace,
hizo la siguiente declaración a la prensa, quien luego
de revisar la historia del pacto concluyó:
“No ha habido un tiempo en que un ideal
haya sido más necesario. Mientras las naciones están
tratando de solucionar sus problemas económicos y nacionales
individuales, es también necesario que ellos reconozcan
sus responsabilidades como parte de una comunidad de naciones.
Creo que es ha llegado el tiempo de que los idealistas, que
crean la realidad del mañana, adhieran a este símbolo
de unidad cultural internacional. Es hora de que apelemos
a la apreciación de la belleza, la ciencia y la educación,
ya que ellas están mas allá de todos los límites
nacionales para fortalecer todo aquello que apreciamos en
nuestros gobiernos y costumbres particulares.
Es por esta razón que considero un paso
tan importante a la ratificación del Pacto Roerich.
Su aceptación significa el acercamiento de un tiempo
en el que, aquellos que verdaderamente aman a su nación,
apreciarán adicionalmente la contribución única
de otras naciones y también reverenciarán a
esa aventura espiritual en común, que une en una hermandad
a todos los artistas, cientificos, educadores y a la verdadera
religión –de cualquier fe-. Creo que el Pacto
Roerich está en conformidad con las leyes más
profundas y sagradas del universo, y que se ha vuelto una
realidad internacional en un momento especialmente propicio”.
En diversas partes del mundo, personalidades
de la Cultura, las Ciencias, las Artes, la Política,
los Gobiernos y otras Instituciones, expresaron su apoyo a
los principios inherentes al Pacto y la Bandera de la Paz.
Entre ellos, el representante de la entonces ‘Liga de
Naciones’ precursora de las Naciones Unidas, expresó:
“En la realización de este glorioso ideal, es
necesario contar con la cooperación de la inteligencia
del mundo, para organizar una fuerte opinión pública
a favor de la preservación de los tesoros artísticos
y culturales de cada país, para que la humanidad pueda
tener un registro continuo de sus logros. Para este fin, es
deseable que todos los gobiernos del mundo ratifiquen el Pacto
Roerich, garantizando esta preservación, y tratando
a estos tesoros como la herencia no de una nación en
particular, sino de toda la humanidad, y como tal, estar protegida
de los destrozos de la guerra”.
En 1937, el Congreso de las Sociedades Balticas
Roerich, reunida en Riga, Latvia, instituyó la creacion
de Comités por la Bandera de la Paz en todos los estados
bálticos.
Las nubes de la guerra comenzaron a oscurecer
el horizonte. La segunda guerra mundial estaba cerca. En una
carta al Prof. Roerich, Rabindranath Tagore escribió:
‘He seguido con entusiasmo su gran trabajo
humanitario por el bien de las naciones, de lo cual su Pacto
de Paz con una especial Bandera para la protección
de los tesoros culturales es un símbolo singularmente
efectivo. El problema de la paz es hoy la más seria
preocupación. Las desagradables manifestaciones de
desnudo militarismo en todas partes presagian un oscuro futuro.
No podemos mas que tener la esperanza de que el mundo pueda
emerger más claro de este baño de sangre. No
podemos abandonar nuestros esfuerzos, porque eso, sólo
aceleraría el fin”.
Durante los años de pre-guerra, preocupados
amigos del pacto, continuaron sus esfuerzos. Repetidamente
hasta el estallido de la guerra, muchos periódicos
y revistas llevaron el mensaje del Prof. Roerich, con su llamamiento
a la humanidad para que impidiera la destrucción. El
segundo día de la segunda guerra mundial, la prensa
publicó su mensaje:
“A TODOS LOS DEFENSORES DE LOS TESOROS
CULTURALES:
El estruendo de la guerra en Europa nuevamente
demanda que se preste activa atención a la defensa
de los tesoros culturales. Un pacto con este fin está
en consideración de muchos de los gobiernos europeos
y ya ha sido firmado por representantes de veintiún
gobiernos de las Américas. Sin duda, en tanto ya han
comenzado las operaciones militares, es difícil esperar
que algún acuerdo pudiera tener lugar durante la guerra
actual. Sin embargo, las actividades de nuestros comités
deberían ser fructíferas en todo tiempo.
Recordando la posición en que la protección
de los tesoros culturales estaba a principios de 1914, debemos
decir que esta importante cuestión ha sido definitivamente
más atendida por los gobiernos y las instituciones
públicas. Sin duda, las actividades de nuestros comités
han tenido una influencia positiva sobre la opinión
pública y han contribuido a esa mayor atención.
Además el gobierno estipula que la opinión publica
es la primer defensora de los tesoros nacionales, que tienen
un valor universal.
Durante la ultima guerra mundial, dedicamos
nuestros mayores esfuerzos a llamar la atención de
que es criminal destruir los monumentos históricos,
científicos y artísticos. Entonces, durante
recientes enfrentamientos, por ejemplo en España y
China, sucedió que nuestro Pacto fue mencionado y aplicado
en algunos casos. También nuestros comités y
grupos de amigos, a quienes la preservación de los
tesoros del mundo es importante, deberían inmediatamente
llamar la atención del publico hacia la importancia
y urgencia de proteger la creación del genio humano.
Cada uno tiene ciertas oportunidades de diseminar
esta idea inherente a la condición humana. Cada uno
que tenga conexiones con la prensa, o quien sea miembro de
alguna organización cultural, debería considerar
como un deber el decir, cada vez que pueda, unas buenas e
impresionantes palabras sobre la defensa de aquello sobre
lo que está basada la evolución humana.
El 26 de marzo de este año, nuestro comité
llevó a cabo una serie de pasos implorando a los gobiernos
europeos a considerar sin demora la necesidad de defender
los tesoros culturales. Vemos ahora que esos llamamientos
fueron bien oportunos. Que cada trabajador cultural recuerde
todas sus conexiones y posibilidades con el fin de fortalecer
por todos los medios la opinión pública, la
cual es ante todo, guardián de los tesoros del mundo.
Amigos, actúen con urgencia.
Bandera de la Paz
El diseño de la Bandera de la Paz muestra
tres esferas rodeadas por un círculo, en color magenta
sobre un fondo blanco. Este símbolo representa un profundo
entendimiento de la naturaleza ‘trina’ de la existencia;
y para los propósitos de la Bandera de la Paz, Roerich
describió los tres puntos como los el círculo
como la totalidad de la cultura, conteniendo los tres puntos
representando la Religión, el Arte y la Ciencia, como
aspectos de la Cultura. También lo describió
como las realizaciones de la humanidad en el Pasado, Presente
y Futuro, dentro del círculo de la Eternidad. Ambas
interpretaciones representan una síntesis de la vida,
que es un verdadero y justo principio rector.
El símbolo Arcano ha sido utilizado en
una variedad de sistemas filosóficos y religiosos,
y existido desde tiempos inmemoriales, encontrándose
alrededor del mundo. El ejemplo más antiguo conocido,
aparece en el período paleolítico, en unas piedras
en Mongolia hace más de 9000 años. En más
antiguo de los símbolos indios: 'Chintamani', el signo
de la felicidad, se compone de este símbolo. Uno puede
también encontrarlo en el Templo del Cielo en Pekín;
en los Tres Tesoros del Tibet; sobre el peto del Cristo en
la famosa pintura de Memling; en la Virgen de Estrasburgo;
sobre los escudos de los Cruzados; y sobre el escudo de armas
de los templarios. Puede apreciarse en las hojas de las famosas
espadas caucáseas conocidas como «Gurda».
Es llamativo ver el símbolo sobre los
estandartes budistas y puede apreciarse en las obras de los
antiguos pintores españoles y de Ticiano; en íconos
antiguos; en numerosas catedrales e iglesias europeas; en
antigüedades etíopes y cópticas, en aros
tibetanos, en todos los países de los Himalayas y en
la cerámicas del período neolítico. Puede
encontrarse en las imágenes de Gessar Khan y Rigden
Jyepo; en el «Tamga» de Tamerlan y en el escudo
de armas de los Papas. Se puede apreciar en el ícono
antiguo de San Nicolás en Bari y en el de San Sergio
y de la Sagrada Trinidad. Puede encontrarse en el escudo de
armas de la ciudad de Samarkand, en las montañas de
Mongolia, sobre los ornamentos de los petos de Lahul, Ladak.
El mismo signo esta estampado también en los corceles
mongoleses.
Nada, entonces, podría ser más
apropiado para unir a todas las razas que este símbolo,
el cual no es un mero adorno sino un signo que lleva en sí
un gran significado. Según lo expresado, ha existido
por periodos de tiempo indeterminados y se puede encontrar
a lo largo de todo el mundo. Nadie por tanto, puede pretender
que pertenece a ninguna tradición, religión
o cultura en particular: representa la evolución de
la conciencia en todas sus facetas variadas.
Por la universalidad y antiguedad que presenta
este símbolo, N. Roerich pensó que no habría
uno más apropiado para la Bandera de la Paz, ya que
une a todas las culturas y a todos los pueblos del mundo.
Cuando se trata de defenderlos tesoros del mundo, no se podría
escoger un mejor símbolo, puesto que es universal,
de una antigüedad indescifrable, y carga con un significado
que puede encontrar eco en todo corazón humano.
Si bien la Bandera de la Paz fue creada por
el artista Nicolás Roerich en la década de 1920,
fue introducida oficialmente a través del Pacto Roerich,
firmado en 1935 por veintiún países de América,
con el fin de proteger y respetar los monumentos, tesoros
y espacios artísticos y culturales tanto en tiempo
de guerra como de paz.
En el presente, y luego de la segunda guerra
mundial, su significado cobra otro valor, preservando el Derecho
Universal de elección de los Pueblos de la Tierra a
vivir en Paz, y los valores humanos que ayudaran a conservar
la vida misma de nuestro Planeta.
PACTO ROERICH
Las Altas Partes Contratantes, animadas por el propósito
de dar expresión convencional a los postulados de la
Resolución aprobada el 16 de diciembre de 1933, por
la totalidad de los Estados representados en la Séptima
Conferencia Internacional Americana, celebrada en Montevideo
que recomendó "a los Gobiernos de América
que no lo hubieren hecho, la suscripción del 'Pacto
Roerich', iniciado por el Museo de Roerich de los Estados
Unidos, y que tiene por objeto la adopción universal
de una bandera, ya creada y difundida, para preservar con
ella, en cualquier época de peligro, todos los monumentos
inmuebles de propiedad nacional o particular que forman el
tesoro cultural de los pueblos", y con el fin de que
los tesoros de la cultura sean respetados y protegidos en
tiempo de guerra y de paz, han resuelto celebrar un tratado,
y a este efecto han convenido en los siguientes artículos:
ARTÍCULO
Serán consideradas como neutrales, y
como a tales respetados y protegidos por los beligerantes,
los monumentos históricos, los museos y las instituciones
dedicadas a la ciencia, al arte, a la educación y a
la conservación de los elementos de cultura.
Igual respeto y protección se acordará
al personal de las instituciones arriba mencionadas. Se acordará
el mismo respeto y protección a los monumentos históricos,
museos e instituciones científicas, artísticas,
educativas y culturales, así en tiempo de paz como
de guerra.
ARTÍCULO II
La neutralidad, protección y respeto
a los monumentos e instituciones mencionados en el artículo
anterior, se acordará en todo el territorio de cada
uno de los Estados signatarios y accedentes, sin hacer distinción
en razón de la nacionalidad a que pertenezcan. Los
Gobiernos respectivos se comprometen a dictar las medidas
de legislación interna necesarias para asegurar dicha
protección y respeto.
ARTÍCULO III
Con el fin de identificar los monumentos e instituciones
a que se refiere el artículo I, se podrá usar
una bandera distintiva (círculo rojo, con una triple
esfera roja dentro del círculo, sobre un fondo blanco)
conforme al modelo anexo a este tratado.
ARTÍCULO IV
Los Gobiernos signatarios y los que accedan
al presente convenio, comunicarán a la Unión
Panamericana, en el acto de la firma o de la accesión,
o en cualquier momento después de dicho acto, una lista
de los monumentos o instituciones que deseen someter a la
protección acordada por este tratado. La Unión
americana, al notificar a los Gobiernos los actos de la firma
o de la accesión, comunicará también
la lista de los monumentos e instituciones mencionada en este
artículo, e informará a los demás Gobiernos
de cualquier cambio que ulteriormente se haga en dicha lista.
ARTÍCULO V
Los monumentos e instituciones a que se refiere
el artículo I cesarán en el goce de los privilegios
que les reconoce el presente convenio, cuando sean usados
para fines militares.
ARTÍCULO VI
Los Estados que no suscriban este tratado en
su fecha, podrán firmarlo o acceder a él en
cualquier tiempo.
ARTÍCULO VII
Los instrumentos de accesión, así
como los de ratificación y denuncia del presente Convenio,
se depositarán en la Unión Panamericana, la
cual comunicará el hecho del depósito a los
Estados signatarios o accedentes.
ARTÍCULO VIII
Cualquiera de los Estados que suscriban el presente
convenio o que accedan a él podrá denunciarlo
en cualquier tiempo, y la denuncia tendrá efecto tres
meses después de su notificación a los otros
signatarios o accedentes.
EN FE DE LO CUAL, los infrascritos Plenipotenciarios,
después de haber depositado sus plenos Poderes, que
se han encontrado en buena y debida forma, firman y sellan
este tratado en nombre de sus respectivos gobiernos, en las
fechas indicadas junto a sus firmas.
Por la República Argentina: 15 de
abril, 1935 FELIPE A. ESPIL,
Por Bolivia: 15 de abril, 1935 ENRIQUE FINOT,
Por Brasil: 15 de abril, 1935 OSWALDO ARANHA,
Por Chile: 15 de abril, 1935 M. TRUCCO,
Por Colombia: 15 de abril, 1935 M. LOPEZ PUMAREJO,
Por Costa Rica: 15 de abril, 1935 MAN. GONZALEZ
Z.
Por Cuba: 15 de abril, 1935 GUILLERMO PATTERSON,
Por la República Dominicana: 15 de
abril, 1935 RAF. BRACHE
Por Ecuador: 15 de abril, 1935 C. E. ALFARO,
Por El Salvador: 15 de abril, 1935 HECTOR
DAVID CASTRO,
Por Guatemala: 15 de abril, 1935 ADRIAN RECINOS,
Por Haití: 15 de abril, 1935 A. BLANCHET,
Por Honduras: 15 de abril, 1935 M. PAZ BARAONA,
Por México: 15 de abril, 1935 F. CASTILLO
NAJERA,
Por Nicaragua: 15 de abril, 1935 HENRI DE
BAYLE,
Por Panamá: 15 de abril, 1935 R. J.
ALFARO,
Por Paraguay: 15 de abril, 1935 ENRIQUE BORDENAVE,
Por Perú: 15 de abril, 1935 M. DE FREYRE
Y S.
Por Estados Unidos de América: 15 de
abril, 1935 HENRY A. WALLACE
Por Uruguay: 15 de abril, 1935 J. RICHLING,
Por Venezuela: 15 de abril, 1935 PEDRO M.
ARCAYA,
Certifico que le documento preinserto es copia
fiel del original con las firmas hasta esta fecha, del Tratado
sobre Protección de Instituciones Artísticas
y Científicas y Monumentos Históricos (Pacto
Roerich), depositado en la Unión Panamericana y abierto
a la firma o accesión de todos los Estados.
Washington, D.C. , 16 de abril de 1935.
E. Gil -Borges
Secretario del Consejo Directivo de la Unión
Panamericana
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