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Las cinco leyes biológicas

Comentadas por el Dr. Hamer
Extraido de free-news.org

La primera ley biológica de la Nueva Medicina.

La Ley de Hierro del Cáncer.

La expresión Ley de Hierro del Cáncer está vinculada con la historia. Al principio, buscaba únicamente las causas y los efectos de las enfermedades cancerosas. Cuando en 1981, en Oberaudorf, cerca de Kufstein (3 años después de mi propio cáncer), descubrí la primera ley biológica, la llamé Ley de Hierro del Cáncer, con sus tres criterios.

Antes, se tomaba por cáncer un tumor con importante multiplicación celular. Se pensaba que las células cancerosas emigraban hacia otros lugares del cuerpo humano, las metástasis que finalmente no existen. Cuando se encontraron los médicos, cada vez más a menudo, confrontados con metástasis óseas, que son todo lo contrario de una multiplicación celular, dado que el hueso es lesionado, ya no se supo lo que era realmente el cáncer. El decano de la facultad de Tübingen contestó al juez, en 1986, durante el juicio de habilitación, que el cáncer se componía de células gruesas con un núcleo importante y que había mitosis (división celular). Claro que todas las células son gruesas antes de dividirse, casi el doble de las demás, y su núcleo es también dos veces más gordo que antes. Ya que de un núcleo saldrán dos, y de una célula gruesa, dos células normales. Se creía igualmente que las metástasis óseas, es decir de las cavidades óseas, de donde millones de células habían desaparecido, en lugar de haber creado nuevas células, no podían curarse y no podían rellenarse otra vez de tejido óseo (callo). Fue cuando los radiólogos constataron que, en algunos pacientes, que presentaban antes necrosis óseas, aparecían más tarde en sus radios, en los mismos lugares, unas manchas blancas. No sólo había más tejido óseo que antes (agujero), sino que era más espeso que en un hueso sano. Se llamó a estas manchas blancas, por oposición a las necrosis óseas, metástasis osteoblásticas (que aseguran la formación de la trama ósea). Las necrosis óseas fueron llamadas metástasis osteoclásticas (agentes destructores de la substancia ósea).

Ya nadie entendía nada el asunto. Las metástasis osteoblásticas no eran, a fin de cuentas, más que la curación de la necrosis ósea, igual que el osteosarcoma. No se mencionaba al osteosarcoma más que cuando se abría el periostio, por ejemplo para efectuar una toma. El callo que se formaba para rellenar la cavidad y que producía una presión en el interior del hueso, curvando el periostio (muy doloroso), se derramaba durante la intervención en los tejidos lindantes, las células del callo crecían y endurecían el tejido. Existía entonces un semi-hueso, que nombraban osteosarcoma.

Como siempre ocurre, cuando falta el conocimiento, se recurre a la creación de dogmas. Todo fue repartido entre benigno y maligno.

Fue en 1981 que hice saber que el cáncer, al contrario de lo que se pensaba, provenía de un choque psíquico inesperado, choque que toma al ser humano o al animal por sorpresa, lo que llamo el choque conflictivo biológico; aquel cáncer se desarrolla mientras exista el conflicto biológico y podría, en cuanto cese el conflicto, si se dejase hacer a la naturaleza, desaparecer espontáneamente.

Dejar a la naturaleza actuar, es por ejemplo el aceptar la presencia de micobacterias, no intervenir en el periostio, no emprender quimioterapia, ni rayos, ni tomar morfina. Todos aquellos tratamientos no son biológicos y contrarian el ciclo natural que funciona desde hace millones de años. Son responsables de las estadísticas del Centro Alemán de Investigación sobre el Cáncer, de Heidelberg: el 98% de las personas afectadas de cáncer y tratadas por ello mueren en los siete años, el 95% fallecen ya al cabo de cinco años.

Con la Nueva Medicina, el 95% de los pacientes no tratados (nada de quimioterapia, etc.) sobreviven. Para los animales, hablaremos del 80% al 90% de curaciones espontáneas si se deja hacer a la naturaleza. Antes de 1981, teníamos varias teorías en cuanto al orígen del cáncer, mas nadie se imaginaba que pudiese sobrevenir durante un choque conflictivo biológico extremadamente brutal, dramáticamente vivido en la soledad (no expresado, no escuchado, no oído). Sin embargo, aquella hipótesis fue citada ya hace varios siglos, en la Antigüedad, pero había caído en el olvido y considerada como no científica. Debo ser sincero: entonces, no conocía la quinta ley biológica. ¡No ocurre igual con el DHS (Dirk Hamer Syndrom) durante un conflicto biológico! El DHS pone en marcha el programa biológico adecuado de la naturaleza, llamado SBS(programa biológico especial), con pleno sentido. Siendo el DHS de gran utilidad, pues es el DHS lo que sienta las bases para que pueda desarrollarse dicho programa y sin él ese 95% no tendría la posibilidad de recuperarse.

Es muy importante, querido lector, comprender perfectamente el DHS, así, habrá comprendido la mitad de la Nueva Medicina. En efecto, el DHS será el eje, el polo de toda medicina por venir.

Primer criterio.

Todo cáncer o enfermedad equivalente al cáncer es un programa biológico especial adecuado (SBS) y empieza por un DHS, a saber un choque conflictivo biológico extremadamente brutal, vivido en la soledad. Se localiza en los tres niveles: psíquico-cerebral-orgánico.

Todo lo que no es cáncer es equivalente al cáncer. Quiero hablar de todas las enfermedades existentes, a sabiendas de que lo que llamamos hoy en día enfermedad es siempre una fase de conflicto (activo o solucionado). Ahora, podríamos llamarla: La Ley de Hierro de toda medicina. (Pero nos quedaremos con la denominación de origen).

El psiquísmo, el cerebro y el órgano constituyen el organismo entero. Clasificamos el organismo en tres niveles para trabajar mejor en cada nivel de manera científica y biológica. Ya que el DHS tiene une incidencia sincronizada en los tres niveles, debemos encontrarlo en cada nivel. Dado que queremos y debemos posteriormente reconstruir el DHS, el hecho de poder encontrarlo en los tres niveles constituye una gran suerte para nuestras investigaciones sobre el psiquismo y el órgano. El DHS lo desencadena todo. En el momento preciso del DHS son fijadas a la vez la localización en el cerebro y la localización del cáncer o su equivalente en el órgano. Pero hay que notar otro punto importante: son los raíles de los cuales hablaré más extensamente. Todo lo que siente el individuo en el momento del DHS, que sea por la vista, el oído, el olfato o el tacto, así como los distintos aspectos de su conflicto, quedan anclados en él y se pueden más o menos ver en una tomografía cerebral. Por ejemplo, una mujer diestra de 40 años sorprende a su marido in fraganti con una bella muchacha de 18 años en el lecho conyugal. Si quiere a su marido, tendrá probablemente un conflicto de tipo sexual, pero también tendrá un conflicto de desvalorización en relación con su pareja, con descalcificación del hombro derecho. Si no se trata de una bella muchacha, sino de una prostituta, el conflicto sexual seguirá presente, pero se añadirá un conflicto en relación con el compañero, que ocasiona un cáncer del seno derecho, y un conflicto de asco, ya que una prostituta estaba acostada en la cama del matrimonio, además de un conflicto de repugnancia-asco que ocasiona hiperglucemia.

Todos los distintos aspectos, que funcionan casi como el conflicto biológico mismo, con los distintos raíles, están presentes ahora. Lo que significa raíl: Cada vez que volvemos a sentir uno de los elementos del conflicto, volvemos a vivir el conflicto inicial y regresamos en el raíl. Ejemplo: el color del pelo, la forma de la cara, la silueta del busto de la amante del marido, su olor, su perfume, su voz, etc. recuerdan el conflicto inicial. En el caso de un encuentro posterior con cualquiera mujer recordándole aquella amante, la esposa se encuentra otra vez inmediatamente en el raíl. Esto despierta el complejo conflictivo entero. Es la razón por la que la búsqueda del DHS es absolutamente esencial para el diagnóstico. No basta con encontrar el DHS, mas nuestros estudiantes tienen también que rastrear cualquier recuerdo o sensación del enfermo, porque son muy importantes. Sólo podémos entender ciertas recidivas si conocemos los raíles que el DHS dispuso.

Segundo criterio.

En el instante del DHS, es el tenor del conflicto biológico que determina tanto la localización del Foco de Hamer en el cerebro (FH: configuración en forma de blanco en el cerebro y en algunos órganos) como la localización del cáncer o de su equivalente (SBS) en el órgano.

De hecho, el segundo criterio viene precisando el último punto del primer criterio: el contenido del conflicto biológico y la localización en el cerebro y en el órgano se determinan en el momento mismo del DHS. ¡El conflicto biológico es síncronico con los tres niveles, al mismo instante: es posible constatarlo, verlo, medirlo!.

El paciente no puede ignorar el DHS en el escaner si sabe de qué se trata, y es igual para con el médico. No se puede ignorar una configuración en forma de blanco en una tomografía cerebral. Al mismo momento del DHS, el órgano se ve igualmente afectado por una multiplicación celular o, en otros casos de cánceres, por una pérdida celular conduciendo a una úlcera o a una necrosis (tumor de la piel o de la mucosa).

Tal y como ya lo hemos mencionado, se nos ofrece ahora, por segunda vez, la posibilidad de prever el desarrollo de lo que llamamos enfermedad (y que reconocemos por parte del programa especial biológico adecuado previsto por la naturaleza), del mismo modo que se puede prever el desarrollo de un embarazo.

Tercer criterio.

El desarrollo del SBS en los tres niveles (psíquico, cerebral y orgánico) a partir del DHS y hasta resolución del conflicto (si hay solución) y la crisis epiléptica son perfectamente sincronizados.

Este tercer criterio hace de la Nueva Medicina, desde el principio, una ciencia, en el sentido de las ciencias físicas, naturales y biológicas. Nos permite reconstruir y reproducir cada caso médico, lo que nunca fue posible con la medicina convencional.

La segunda ley biológica.

Todo SBS sigue una evolución bifásica cuando el conflicto ha sido resuelto.

Programa biológico especial.

El esquema anterior muestra un SBS (programa biológico especial) clásico, cuando hubo solución del conflicto (CL). Es el caso más frecuente, pero en el 5 al 10% de los casos, no hay solución del conflicto, sea porque el individuo no encuentra solución, sea porque la naturaleza previó justamente la no-solución del conflicto, para permitir la formación de grupos sociales, tanto en el medio animal (rebaño, manada) como en la familia.

Aquel esquema enseña que el DHS transforma la normotonía (ritmo día/noche) en simpaticotonía permanente, lo que corresponde a un estrés continuo, estrés que permanecerá hasta la solución del conflicto, cuando, durante la conflictolisis, se instala una vagotonía permanente. Podríamos traducir vagotonía por cansancio o reposo continuo. Aquella vagotonía será sólo interrumpida, a su punto más bajo, por la crisis epiléptica, punto simpaticotónico que caracteriza el cambio brusco de la fase vagotónica, con una necesidad importante de orinar que permitirá la eliminación de gran parte de los depósitos líquidos. El SBS se acaba con la vuelta a la normalidad o normotonía.

Cada médico tuvo, para sus exámenes, que aprenderse de memoria las 1000 enfermedades de la medicina con sus síntomas y sus terapias. Identificamos aproximadamente 500 enfermedades frías (cáncer, angina de pecho, esclerosis en placa, depresión y trastornos mentales, etc.) y alrededor de 500 enfermedades calientes (infecciones, reumatismo, leucemia, osteosarcoma, enfermedad de Hodgkin, etc.). Lo que hemos estudiado como enfermedades no eran más que una fase del SBS para las enfermedades frías de la simpaticotonía. No habíamos visto la fase caliente de la vagotonía (gripe u otra enfermedad infecciosa) y para las enfermedades calientes, se nos había escapado la fase fría o la habíamos, por error, identificado como enfermedad en sí. De aquel modo, no podíamos comprender la enfermedad ni tratar al paciente de manera realmente científica.

Llegamos hasta lo absurdo, cuando identificamos, por ejemplo, la crisis epiléptica del infarto de miocardio (extremo simpaticotónico al punto más bajo de la vagotonía) con una enfermedad en sí.

Desgraciados ignorantes éramos, presumimos 10 enfermedades en el caso del cáncer de hueso, cuando se trataba de un único SBS:

Cáncer de hueso = osteolisis =

metastasis osteoclásticas: plasmocitoma, osteosarcoma, reumatismo articular agudo, reumatismo articular crónico primario.
metastasis osteoblásticas: anemia, policitemia, leucopenia y leucemia.

No estudiaremos aún la quinta ley biológica de la Nueva Medicina: la quintaesencia. Si no, tenemos que reconocer que hemos interpretado las enfermedades como manifestaciones malignas, averías de una naturaleza imperfecta, como el mal, cuando el único mal era nuestra ignorancia sin límites. ¡La naturaleza siempre fue perfecta!.

La tercer ley biológica.

El sistema ontogenético de las «enfermedades».

(Cáncer o equivalentes al cáncer) como SBS (programa biológico especial adecuado).

Correlaciones.

En el esquema, se disciernen dos zonas: una zona inferior amarilla y una zona superior roja.

La parte amarilla corresponde con el cerebro antiguo: formado por tronco cerebral (zona amarilla del esquema del cerebro), y el cerebelo o mesodermo cerebeloso(zona amarilla con estrías naranjas), que proviene de la hoja embrionaria media o mesodermo.

La parte roja es cerebro nuevo, formado por mesodermo cerebral y ectodermo.

Miremos otra vez el esquema: podemos ver que al nivel del cerebro antiguo, la fase activa del conflicto se caracteriza por una multiplicación celular; luego, durante la fase de curación, después de la solución del conflicto (CL), que llamamos también fase post-conflictolítica (o fase PCL), el tumor se verá eliminado por micobacterias (tuberculosis).

En lo que concierne el cerebro (zona roja), es todo lo contrario: en fase activa del conflicto, hay destrucción celular (necrosis y úlcera) y en fase PCL, aquellas necrosis y úlceras serán rellenadas y curadas.

La restitución y la curación de las necrosis y de las úlceras en fase PCL fueron llamados cánceres y sarcomas, ya que entonces se notaba una multiplicación de células y núcleos gruesos (mitosis). En realidad, aquello ocurría con el propósito de la curación, mas nadie lo sabía.

La llave del misterio es que tenemos también que tener en cuenta la hoja embrionaria y la localización del relé cerebral específico al órgano. Así, ahora podemos muy claramente clasificar todos los cánceres y las enfermedades equivalentes al cáncer (que no eran más que una de las fases) y podemos encontrar del mismo modo, los síntomas y las relaciones de la fase complementaria.

Con la tercera ley biológica, podemos comprender las causas, la base de todos los fenómenos de la naturaleza en la medicina:

Podemos comprender que los SBS de cada hoja embrionaria son unos hechos que vuelven con regularidad tanto en nosotros como en todas las criaturas, unos hechos programados en nuestro cerebro desde hace millones de años, que se desarrollan más o menos del mismo modo, igualmente desde hace millones de años.

Nos está dado comprender ahora por qué aquellos fenómenos adecuados fueron creados por la naturaleza de distintos modos, ya que existen varias hojas embrionarias.

Podemos saber por qué no nos era posible comprender el cáncer, mientras no habíamos entendido las causas y los efectos y, sobre todo, el mecanismo de creación de nuestra evolución en relación con nuestros programas conflictivos biológicos. Es la razón por la que, en nuestra ignorancia, siempre habíamos pretendido que el cáncer era inembargable, maligno, que se trataba de un fenómeno totalmente incontrolable y que evolucionaba de una manera salvaje, que nadie podía entender. ¡Todo aquello era falso!.

El cáncer y todas las demás supuestas enfermedades que comprendemos ahora como programas biológicos adecuados (SBS) son de lo más sensato, lógico y comprensíble. Todo está gobernado por las cinco leyes biológicas de la naturaleza, como se lo estoy explicando. Lo que constituye un verdadero punto de vista científico, ante las 5000 hipótesis no probadas e imposibles de probar de la medicina convencional.

La cuarta ley biológica.

El sistema ontogenético de los microbios.

Ontogenético.

En este esquema, es fácil establecer la correlación entre la hoja embrionaria del órgano, el relé cerebral y los microbios.

Como podíamos esperarlo, unos sectores límites de las hojas embrionarias se superponen: por ejemplo, los órganos gobernados por el cerebelo tal como el corion (dermis), el pericardio (envoltura del corazón), la pleura (membrana envolviendo el pulmón) y el peritoneo (membrana cubriendo el interior de la pared abdominal) son labrados por las micobacterias (tuberculosis) pero también pueden ser ayudados por las bacterias que contribuirán a la caseificación bajo forma de sobreinfección, término que utilizábamos antes. Aquella ayuda parece sin embargo limitada, parece no afectar más que el tejido conjuntivo (interno) intersticial al borde del coríon o del mesotelioma (nombre dado al cáncer del peritoneo, de la pleura o del pericardio).

Consideramos los microbios como agentes perjudiciales que tenemos que destruir a toda costa. Es insensato. Tenemos una necesidad urgente de microbios, de todos los microbios presentes bajo nuestra latitud. Si por razones de higiene no tuviéramos ya micobacterias, no podríamos en adelante evacuar nuestros tumores en fase de curación. Aquello tiene consecuencias desastrosas para gran número de tumores.

Para un cáncer de la glándula tiroides por ejemplo, aquello quiere decir que, aún cuando el conflicto esté solucionado, si no puede ser evacuado, una gran cantidad de tiroxína seguirá siendo producida, lo que, de un punto de vista biológico, es totalmente absurdo. La única razón para que así sea es la ausencia de micobacterias que normalmente destruirían el tumor y restablecerían el nivel de tiroxina hasta la vuelta a la normalidad.

Ocurre lo mismo con el cáncer del intestino grueso. Enormes complicaciones no pueden ser evitadas más que por una intervención quirúrgica, en ausencia de micobacterias.

Las micobacterias.

Existen desde casi tanto tiempo como los unicelulares, desde hace mucho más tiempo, pues, que los animales o el ser humano. Tienen un papel bien determinado, deben caseificar y destruir los tumores gobernados por el cerebelo y el tronco cerebral en cuanto empiece la fase de curación (conflictolisis).

Pero, como los tumores que deben corroer cuando estas hayan cumplido con su función, las micobacterias se desarrollan igualmente en la fase activa del conflicto (fase CA). Puede parecernos extraño, porque pensamos casi siempre en las bacterias tales como el estafilococo o el estreptococo, y cuando las cultivamos, necesitamos un terreno caliente.

Ahora, entendemos por qué apenas podíamos cultivar bacterias in vitro. En un terreno vivo como el embrión de un polluelo, su crecimiento es débil, casi nulo. Hemos dilucidado el misterio: las micobacterias se desarrollan sólo cuando el bacteriólogo, durante sus manipulaciones, inflija al embrión un conflicto biológico activo. Pero como no conoce la Nueva Medicina, no podía imaginar que sus manipulaciones pudiesen herir al embrión y ser responsables de esta magra cosecha. Las micobacteria serán consideradas, pues como no cultivables.

Sabemos ahora que las micobacterias, llamadas también bacilos ácido-resistentes ya que los ácidos gástricos no los pueden destruir, tienen que estar presentes a partir del DHS. Si las recibimos una vez la fase PCL empezada, ya no nos sirven de nada para este preciso SBS, dado que sólo se pueden multiplicar en fase activa del conflicto. Visiblemente, nuestro organismo, en perfecta armonía con su aliada la micobacteria, no producirá más que bacilos ácido-resistentes necesarios a la caseificación y a la evacuación del tumor.

¡Desgraciados, estamos pensando en deber suprimir la tuberculosis!.

Los circuitos de regulación de la naturaleza ya no pueden funcionar si jugamos los aprendices de brujo y suprimimos ciertos elementos. Casi todo lo que hemos hecho como médicos de los tiempos modernos no era más que disparate.

Comprendemos también ahora que las pruebas en los animales tales como los conejillos de Indias estaban lejos del sentido común, dado que los resultados obtenidos eran a menudo falsamente positivos. Me explico:

Se inyecta a un conejillo de Indias una preparación obtenida por centrifugación, por ejemplo un sedimento urinario, en la cavidad abdominal, aquello, varios días seguidos. El conejillo es objeto de un SBS con cáncer del peritoneo, llamado mesotelioma del peritoneo. El conflicto: ataque contra su vientre.

Si se deja al pobre animal tranquilo, durante 8 a 10 días, el conflicto encuentra su solución y la fase de curación se traduce por la aparición habitual de ascitis. Si se inyecta en la preparación centrifugada unos bacilos ácido-resistentes, la ascitis puncionada 6 a 8 semanas más tarde será turbia y nauseabunda.

Ocurre lo mismo si el conejillo contrajo antes bacterias tuberculosas. Se trataba de resultados falsamente positivos.

Si no había en ningún caso presencia de micobacterias durante la fase dolorosa activa, el líquido de la cavidad abdominal del conejillo era límpido y los tumores no podían desaparecer.

Para la Nueva Medicina, la experimentación en los animales es, naturalmente, un verdadero escándalo, sin hablar de la tortura infligida a aquellos seres desafortunados. Los aprendices de brujo no sabían lo que hacían.

Las bacterias.

Para las bacterias, es distinto. Pertenecen a los órganos gobernados por la médula cerebral (zona roja): se trata del mesodermo (hoja embrionaria media). Como los órganos gobernados por la médula cerebral, se caracterizan por una división celular en fase de curación, a saber: se multiplican durante la fase PCL. Para esta multiplicación, privilegian los edemas, es decir un entorno líquido y caliente.

Si llamábamos abcesos fríos los fenómenos de curación tuberculosos (caseificación de los tumores), aunque tuviesen lugar en fase PCL, los fenómenos que se deben a las bacterias son abcesos calientes.

Quiero decir: las micobacterias pertenecen al nivel del cerebro antiguo (zona amarilla) y se comportan como todos los tumores: se dividen en fase de conflicto activo.

En cambio, las bacterias pertenecen al nivel del cerebro (zona roja) y actúan como todos los órganos gobernados por éste, particularmente como los órganos gobernados por la médula cerebral: hay multiplicación celular en fase de curación (fase PCL). Es la razón por la que las bacterias se multiplican sólo en fase de conflictolisis (CL).

Los virus en relación con los órganos gobernados por el córtex cerebral se multiplican exclusivamente en fase PCL, así como lo vamos a ver en adelante.

Vemos, pues, que los microbios se integran plenamente al proceso biológico de los SBS. Crecieron como lo hicimos, y para nosotros. Son igualmente una parte del todo, un anillo de la cadena, lo que ignorábamos. Por eso intentamos ciegamente destruir aquellos aliados con antibióticos o sulfamidas.

No son los microbios los que nos matan sino el enorme edema que se forma en el cerebro si el conflicto dura demasiado.

Nos queda una cosa por descubrir: las bacterias pueden hacer e igualmente, en cierta medida, deshacer.

Los cirujanos utilizan este hecho, descubierto hace 50 años. Por ejemplo, abren una fractura conminutiva por perforación con una serie de puntas permanentes y la dejan abierta, porque una fractura abierta accesible a las bacterias se cura más rápidamente que cuando la llaga está cerrada. Las bacterias, pues, facilitan la reconstitución, pero también quitan los fragmentos de huesos inútiles que quedan. Su función principal es aún la reconstitución.

Los virus.

No se trata de organismos vivos propiamente dicho, tales como las bacterias, mas se trata de moléculas proteínicas complejas que se multiplican exclusivamente en fase de curación después de la solución del conflicto y que ayudan a la reconstrucción de la úlcera de la piel o de las mucosas. Hablamos únicamente de los tejidos de las mucosas del epitelio pavimentoso de las hojas embrionarias externas (ectodermo). Parecen ser unos catalizadores amicales, tales como los conocemos en química: unas substancias que, por su presencia, producen un efecto sin transformar el proceso químico. Los virus se verán rechazados una vez acabado el trabajo.

Toda fase de curación en la que unos virus deben intervenir cuando se trata de órganos gobernados por el córtex cerebral se desarrolla mucho mejor en presencia de virus. Si durante un período, creímos tener que alejar todo virus, ya no es igual hoy en día: hasta debemos procurar que los virus correspondiendo a cierta fase de curación esten presentes.

Todavía no sabemos si los virus son transmisibles o si pueden ser producidos por nuestro organismo (se duplican en un entorno proteínico, es obvio).

La quinta ley biológica.

La Quintaesencia.

Lo que llamamos enfermedad es ahora considerado como parte de un programa biológico especial pertinente previsto por la naturaleza en el transcurso de los tiempos (SBS).

Esta quinta ley biológica o Quintaesencia constituye el alma de la Nueva Medicina. Algunos la llaman Medicina sagrada.

Es la verdad que la Nueva Medicina se encuentra de alguna manera sacralizada por esta quinta ley que viene completando y concretando la quintaesencia. Piensen en las gigantescas perspectivas que se presentan.

Por un lado, la medicina sagrada es infinitamente científica, fundada en 5 leyes biológicas.

Por otro lado, nos vuelve hacia la medicina antigua de los sacerdotes de Asclepios, que en aquella época era muy humana...

Por una parte, ya no existen enfermedades en el sentido en el que se entendía antes, ya que todos los síntomas que se pueden constatar se explican fácilmente y se pueden controlar sin dificultad en la mayoría de los casos.

Por otra parte, vivimos en un mundo que no tiene realmente nada de biológico. ¡La medicina sagrada no significa que estamos en el paraíso, alejados de todo sufrimiento y de la muerte, en ningún caso!. Mas aquella medicina intelectual que pretende científica, desprovísta de alma, apagada y sin compasión, la puede dejar el que comprendió y respeta las leyes y las reglas de la Nueva Medicina.

La medicina ahora se ha vuelto cósmica, ya que aplica las mismas leyes a los seres humanos, a los animales y a las plantas. Todo es programado ya para cada criatura en su patrimonio. Podemos hoy por vez primera comprender a los que nos rodean, los animales y las plantas. Es un privilegio poder vivir con tal conciencia, el poder respirar y compartir con los que nos rodean.

Para mí, es asombroso constatar que la enfermedad es un programa especial cuyo sentido es biológico. Esto replantea no sólo las terapias sintomáticas, sino que las vuelve absurdas. ¿Quién, después de este descubrimiento, quisiera intervenir en los maravillosos ciclos de la naturaleza, en este programa especial de la naturaleza con significado biológico?.

Las enfermedades no existen ni han existido nunca con el sentido que le dábamos. No son más que fases distintas del programa especial adecuado (SBS) concebido por la naturaleza.

Comprendemos ahora por que el 80 al 90% de los animales se curan espontáneamente por sí solos, aún tratándose de cánceres. Los seres humanos también se curaban espontáneamente antaño, y en las mismas proporciones, antes de que existiese quimioterapia, radioterapia, morfina: esa medicina en la que reinan cinismo y cianuro de potasio, medicina que hunde el paciente en el pánico y lo pone enfermo. ¡Entendemos también ahora por que el 98% de aquellos pacientes enloquecidos se mueren, mientras el 95% de los pacientes tratados por la Nueva Medicina sobreviven!.

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