Goethe y La Teoría del color
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Johann Wolfgang von Goethe fue uno de los escritores e intelectuales más influyentes y de mayor prestigio de su época. Entre sus aportaciones encontramos las bases de la psicología del color como la conocemos en la actualidad.
Goethe destacaba en varias disciplinas, tales como la filosófica y la científica, destacando en todas ellas. Al mismo tiempo, la estética y la óptica también despertaba gran interés en el intelectual, algo que le motivó a escribir su famoso Zur Farbenlehre (Teoría de los colores) en el año 1810. En la mencionada publicación, el intelectual trata la significación simbólica de los colores, oponiéndose a la visión física y matemática de Newton y proponiendo que el color depende también de nuestra percepción, en la que se involucran activamente el cerebro y de los mecanismos del sentido de la vista.
Según Johann Wolfgang Von Goethe, lo que vemos de un objeto no depende únicamente de la materia que lo compone, ni tan sólo de la luz tal como la entendió Newton, sino que depende también de otra variable: la percepción que tenemos del objeto en cuestión. El problema principal aquí es la subjetividad asociada a la percepción de cada individuo. El alemán intentó deducir las leyes que rigen la armonía de los colores, atendiendo a sus efectos fisiológicos y haciendo especial hincapié en el aspecto subjetivo de la visión.
Un gran número de filósofos, psicólogos, científicos y artistas han estudiado los efectos de los colores durante siglos, proponiendo un amplio abanico de teorías sobre el uso del color. La cantidad y variedad de las mencionadas teorías demuestra que no existen reglas universales en el campo de la teoría del color: la percepción del color depende de la experiencia individual de cada uno de nosotros. Recordando el concepto de que la percepción del color depende de cada cual, y que cada individuo tiene sus propias preferencias y gustos en cuanto a colores, resulta complicado negar que todos percibimos reacciones físicas ante ciertos colores.
Desde el punto de vista de las emociones, los colores cálidos estimulan la mente, alegran y aportan energía, mientras que los colores fríos inspiran calma, aunque también pueden tener un efecto depresivo en nosotros.
Si bien estas sensaciones son puramente subjetivas y dependen de la percepción de cada individuo, las investigaciones de Goethe y de seguidores suyos, como por ejemplo Wittgenstein, demostraron que se trata de sensaciones comunes a la mayoría de los individuos, determinadas por reacciones inconscientes y asociaciones (también inconscientes) de cada color con determinados fenómenos físicos.
El intelectual creó un triángulo con tres colores primarios: rojo, amarillo y azul. A partir del mencionado triángulo, trazó un diagrama de la psique humana, en el que se relaciona cada color con una emoción concreta. En el triángulo original de Goethe, los colores primarios están situados en sus vértices, mientras que las otras subdivisiones están agrupadas en triángulos secundarios y terciarios. Los triángulos secundarios representan la mezcla de los dos colores primarios que están a su lado, y los colores del triángulo terciario representan la mezcla del color primario adyacente a él y del triángulo secundario que está directamente enfrentado a él.
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Lo más importante para Johann Wolfgang Von Goethe era comprender las reacciones humanas ante los diferentes colores. El intelectual tenía la certeza de que su triángulo era un diagrama de la mente humana y conectó cada color con ciertas emociones. Por ejemplo, asoció el color azul con el entendimiento, mientras le adjudicó la capacidad de potenciar un ánimo tranquilo. ¿En qué se basó Goethe para elegir los colores primarios? En su contenido emocional y los fundamentos físicos del color, agrupando las distintas subdivisiones del triángulo por “elementos” emocionales y niveles de mezclado.
A continuación, veremos los atributos que Goethe asoció a cada color:
AZUL: El azul es un color que asociamos a la calma y tranquilidad. Además, al recordarnos a cielo y el mar, automáticamente nos aporta la sensación de libertad e infinidad.
ROJO: La intensidad de este color nos inspira excitación y pasión. Al mismo tiempo, tienen un efecto de energía e impulsividad en nosotros.
AMARILLO: El color del optimismo y la alegría por excelencia. Al asociarlo con el sol, nos inspira vida, luz y nos da un extra de energía para afrontar los días.
VIOLETA: El violeta es el color asociado al misterio, la meditación y nos aporta una sensación de melancolía.
NARANJA: Felicidad, diversión y sociabilidad son algunas sensaciones que nos inspira este color. Se trata de una tonalidad asociada a la niñez gracias a su característica de bondad.
VERDE: El color de la naturaleza por excelencia es el verde. Asociado directamente con la primavera y la esperanza. Se trata de una tonalidad que nos transporta a un lugar al aire libre y de aire puro.
En estos seis colores se comprenden toda la enorme variedad de matices que pueden ser obtenidos por las mezclas entre ellos y también por la de cada uno de ellos con el blanco o el negro; cada una de estas variaciones participa del carácter de los colores de los cuales proceden, aunque con predominio de aquel que intervenga en mayor proporción.
Cuando el ojo ve un color se excita inmediatamente, y ésta es su naturaleza, espontánea y de necesidad, producir otra en la que el color original comprende la escala cromática entera. Un único color excita, mediante una sensación específica, la tendencia a la universalidad. En esto reside la ley fundamental de toda armonía de los colores...
Goethe, Teoría de los colores, p. 317
Espectro luminoso según la teoría de Goethe. Cuando un haz de luz está rodeado de oscuridad, encontramos tonos amarillo-rojizos en la parte superior, y azul-violáceos en la parte inferior. El espectro con el verde en el centro aparece solo cuando los bordes violáceos se superponen a la parte roja-amarilla. |
Cuando un haz de oscuridad está rodeado de luz, encontramos tonos azul-violáceos en el borde superior, y amarillo-rojizos en la inferior. Cuando los bordes se solapan, aparece el magenta en el centro |
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Cuando un haz de oscuridad está rodeado de luz, encontramos tonos azul-violáceos en el borde superior, y amarillo-rojizos en la inferior. Cuando los bordes se solapan, aparece el magenta en el centro
Teoría de los colores no sólo rompe radicalmente con las teorías ópticas newtonianas de su tiempo, sino también con toda la metodología de la ilustración concerniente al reduccionismo científico. Aunque la teoría no fue bien recibida por los científicos, Goethe—considerado una de las figuras intelectuales más importantes de la Europa moderna— concluyó que su teoría del color era su mayor logro. Teorizadores holísticos y científicos como Rupert Sheldrake todavía nombran la Teoría de los colores como un ejemplo inspirador de la ciencia holística. En la introducción del libro destaca la filosofía de la ciencia única de Goethe.
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